Cuando el sol está casi por encima de nosotras y Ashley espera en las afueras del portón, me calzo la mochila a los hombros y observo por el retrovisor de la furgoneta.
-Quería avisarte que mañana volveré más tarde -suelto, tal vez demasiado rápido.
Ash frunce el ceño y me mira a través del espejo.
-¿Ya piensas saltarte los entrenamientos?
«En realidad, estaré asistiendo a uno».
-¿De verdad comienzan mañana? -pregunto yo.
-No lo sé -masculla distraída, y entonces se inclina hacia un costado para poder ver mejor; hace mucho tiempo que no nos abren el portón-. Te explicaré cómo va la cosa: hay varios entrenamientos y lecciones menores, por así decirlos, y esos ya se están llevando a cabo desde que comenzó el año. Creo que Kendrick quería que empezaras por un entrenamiento más importante.
-Sencilla y tranquila forma de comenzar... -resoplo.
-No es que sean más difíciles. Bueno, no siempre. Sino que son más grupales, sobre todo con todos los novatos o los que recién ingresan. Supongo que pensaron que sería mejor para que te incluyas en el grupo y veas qué tal.
Ash espera unos segundos más y entonces pega cuatro bocinazos con mucho enojo.
-¿Se han dormido los encargados del muro o qué?
Abre la ventanilla y saca medio cuerpo afuera, colocándose una mano en la boca como amplificador y comenzando a gritar.
Me corro a un lado y me sumo a la tarea de observar. Lo único que distingo es lo mismo de siempre: los altos muros y el portón negro rodeando todo el edificio del Gremio.
-Creo que sería mejor que bajemos -comento, ya abriendo la puerta.
Ash suspira.
-No tenía ni ganas de pararme, pero tienes razón.
Al salir de la furgoneta, Ashley y yo nos acercamos a pasos lentos, mientras también observamos alrededor. Ella levanta un puño y comienza a golpear el duro metal del portón, provocando un sonido sordo y fuerte.
-¡Eh, abran el maldito portón! -Grita- ¿Qué no nos han visto? ¡Estamos afuera hace un buen rato!
Mientras sigue su labor de griteríos, me pongo a recorrer el muro con la mirada entornada. Logro captar varios sonidos desde el interior. Algunas voces.
-¿Qué haces allí parada viendo a la nada? Ven y ayúdame.
Me recompongo y me acerco a ella. Cuando estoy a punto de golpear la superficie del portón con una palmada, éste tiembla un poco y comienza a moverse hacia un lado con lentitud, abriéndose.
Todavía no sé quién está detrás de la puerta, pero, sea quien sea, va a toparse con la mirada de Ashley hecha una furia.
Cuando el portón se abre por completo, veo algunas personas discutiendo frente a la entrada principal. Entre ellos está Danna, en el medio del círculo de gente, y Elliot y Marshall parados en la cercanía.
Ash mueve de un empujón al pobre chico que nos atendió y yo la sigo al instante, no sin antes disculparme con él de parte de Ashley.
-¡Te digo que no sé cómo sucedió! -Exclama Danna con exasperación- Todo estaba bien para cuando me fui a dormir.
-¿Y te has ido dejando todo abierto? -pregunta una ignisia, bastante mayor.
Danna le echa una mirada como si le hubiera llamado idiota.
-No. Siempre cierro las puertas si soy la última en salir.
-Pero -interrumpe Elliot-, además del desorden, ¿te ha faltado algo? Eso es lo importante.
-¿De qué están hablando? -le susurro a Ash, fuera de todo el alboroto.
-No lo sé -masculla simplemente. Agarra a un tipo del hombro, frente a nosotras, y lo voltea como si nada-. ¿Qué diablos está sucediendo?
-Al parecer, anoche, alguien entró en las oficinas en busca de algo -responde el muchacho de cabello largo-. Danna fue una de las que volvieron allí hoy temprano, y se encontraron con todo hecho un lío, casi destrozado.
Por un momento se me detiene el corazón. Fénix y yo estuvimos ayer justo allí. Pero no hicimos ningún revuelto en las oficinas, simplemente fuimos por las llaves. Yo misma vi cómo Fénix las sacó de un cajón sin mucho problema, dejando todo en orden.
-¿A qué te refieres con un lío? -le pregunta Ash, mientras Danna sigue discutiendo con Elliot y los demás.
-Escritorios tumbados, cajones abiertos, hojas tiradas y armarios forzados. Todo prácticamente destruido.
-Se oye como si alguien hubiera querido encontrar algo y se desesperó.
Fénix no volvió luego hacia las oficinas, ¿o sí? No creo que haya hecho todo ese desastre tan sólo para devolver las llaves. Desde el principio supimos que el plan tenía que ser discreto y cuidadoso.
Aunque, ¿quién entiende bien la conducta de Fénix estando de vuelta dentro del Gremio?
-¿Te ha faltado algo? -interviene Ashley, dirigiéndose hacia Danna mientras se involucra en el círculo de la discusión.
-Está todo tirado por todas partes -responde-, pero creo que no se han llevado nada importante. Ahora mismo me pondré a revisar.
-¿Para qué querría un ignisio entrar a robar algo en la sala de información? -Pregunta Elliot-. Somos del mismo bando, no se explica el por qué entrar y desparramar todo.
-No lo sé, Elliot -dice Danna con firmeza. Noté que estos dos no se llevan nada bien desde el día en que los conocí, discutiendo-. Pero ahí está; ve y velo por ti mismo si tanto lo dudas.
-Tal vez fue un accidente -se encoge de hombros, buscando opciones-. Una caída o un ataque de enfado, yo qué sé. ¿Pero por qué querría alguien entrar y hacer tanto alboroto?
-Lo que pasó allí no fue ningún accidente, Elliot. Todo está tirado, todo fuera de su lugar. Alguien quiso encontrar o robar algo y, al parecer, no fue muy discreto.
Desvío la mirada hacia un costado y distingo a Marshall parado a bastante distancia. Tiene los brazos cruzados y una mano en la barbilla, mirando hacia ninguna parte. Frunzo el ceño mientras da un paso hacia atrás, se da la vuelta y se marcha sin ocasionar ningún ruido ni decir una sola palabra. Estoy a punto de tocar el hombro de Ash para llamarla y contarle que vi a Marshall marcharse sin querer atraer la atención de nadie.
-Esto se merece un castigo -anuncia Ashley, como si lo tuviera memorizado.
-Oh, sin dudas que sí -resopla Danna-. Ustedes cinco, vengan conmigo. Me ayudarán a reordenar la oficina y ver si hace falta algo.
Elliot se queda con una mirada curiosa clavada en el suelo mientras Danna y cinco ignisios más entran por la gran puerta principal.
-¿Por qué crees que lo han hecho? -le susurro a Ashley, luego de ver su expresión pensativa.
-Por ahora no me importa tanto el por qué, sino el quién -parpadea y me mira-. Quienquiera que haya sido no tiene muy buenas intenciones.
Arqueo las cejas.
-¿Por qué un ignisio tendría malas intensiones para el Gremio?
En el instante en que me lo planteo, me resulta estúpido. El ejemplo más vivo y cercano que tenemos es Fénix, y no debe de ser el único descontento con la academia. Pero, ¿qué querrían hacer en las oficinas para desahogarse o molestar al Gremio o a Kendrick por un rato? ¿Entrar y desordenar todo vale realmente la pena?
-No tiene por qué ser un ignisio -murmura Ash, muy por lo bajo.
-Pues no hay forma de que haya algún hawa o mundano aquí adentro -respondo confundida-. A menos que me estés acusando a mí, claro.
Ash suelta una leve carcajada que, por un segundo, corta el pequeño momento de tensión.
-Me refiero a un traidor -responde-. Bueno, un ignisio, sí; pero que no es completamente uno si nos deja de lado así.
Me quedo nuevamente observando la altura de los muros, pero esta vez desde su parte interna.
-Y piensas que ha querido buscar alguna información importante.
Ashley se voltea y comienza a andar por los exteriores del Gremio. Me hace un ademán con la cabeza para que la acompañe.
-Exactamente. De seguro ha encontrado un momento para entrometerse y, a causa de falta de tiempo o haber escuchado que alguien se aproximaba, se desesperó y comenzó a buscar a las apuradas.
-O quiso destruir todo a propósito -opino.
-No -masculla, quitándole importancia-, si hubiera querido hacer eso, todos los papeles, archivos y carpetas desparramadas estarían destrozadas o desaparecidas. Quiso buscar algo en concreto, y no lo consiguió.
-Pareces segura acerca de que no lo ha conseguido.
-Si hubiera sido así, no se hubiera desesperado y tirado todo por doquier.
Se me escapa una sonrisa que Ashley llega a notar.
-Eres muy inteligente -comento como si me sorprendiera-. No te tenía así. Ya sabes, para mí eras la típica «músculos» del grupo, no el cerebro.
-Te sorprendería el tiempo que llevo en esto -dice, y se le escapa una sonrisa orgullosa-. Incluso Danna a veces es demasiado blanda o ingenua con estos asuntos.
-Deberías ir y contarle lo que sospechas.
Hace una mueca.
-Cuando se calme un poco. Ahora lo único que quiere es tener la razón y encontrar al culpable, como si fuera tan fácil. Como si fuera un simple adolescente que quiso hacer una travesura y nada más. Dejaré que se le pase el momento y se lo comentaré.
-Creo que deberías hacerlo con Fénix.
Se voltea para verme con el ceño fruncido.
-Él puede ayudar -comento-, ha pensado de ese modo en varias ocasiones. Tal vez pueda descifrar más acerca del traidor y lo que quiere hacer.
-Si es que hay uno -interrumpe-. Todavía nada se da por sabido. No me eches toda la razón, eso no siempre es bueno.
Nos metemos por un umbral entre columnas, a través de uno de los patios. Fénix también es inteligente, sobre todo astuto. Si algo sospechoso está sucediendo dentro del Gremio, sé que sería capaz de resolverlo o, por lo menos, recabar mucha más información que Danna u otros de los trabajadores de Kendrick.
Si es que Fénix no ha tenido nada que ver.
-Sigue tú, yo... -titubeo- tengo que ir a ver algo.
-¿Ver algo?
-Sí, tengo que hablar un tema con Marshall acerca de una lección y todo eso. Nos vemos luego en el comedor.
Ash asiente y yo volteo para irme con rapidez. No para hablar con Marshall, pero sí para hacerle varias preguntas a Fénix.
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