Marco me hizo a un lado como su asistente. Desde lo que hablamos en la cena en honor a Daniel y Carolina, cualquier cosa que necesita se la pide a Gloria. Únicamente me permite acomodar su oficina antes de que él llegue y preparo su café. Porque a nadie más que a mi le permite preparar ese café. Sin embargo, su lejanía sólo me confirma que llegó el momento de irme y buscar trabajar en otro lugar.
Aún así, sigo teniendo mucho trabajo. Salvador me pidió proponer proyectos que mejoren el capital humano de esta empresa. Sí. Yo, Vanesa, estoy a cargo de algo realmente importante.
He estado tan ocupada con lo del proyecto que hasta he tenido que llevarme trabajo a casa. Pero no me importa. Me siento más útil que antes.
¿Por qué Marco nunca me confió algo más importante que preparar café o limpiar tazas? Me duele pensar que no me crea capaz. No así Salvador que me llamó a su oficina y frente a mi solicitó al departamento de Recursos Humanos mi historial de trabajo.
—Excelente Hoja de vida —dijo, complacido—. Siempre llegas media hora antes que los demás y a veces te quedas hasta muy tarde. No tienes ninguna falta o error y, a quienes les he preguntado, han asegurado que manejas excelentes relaciones interpersonales.
Creo que Recursos Humanos aún no sabe que la mitad de la oficina me detesta por no actualizar mi novela.
—Vales oro, Vanesa.
El primer día de Salvador en Grupo M fue tranquilo. Nos esperábamos a un ogro y ahora muchos le consideran un amigo. Yo tengo mis dudas. Serias dudas. Y no comprendí a qué venía su interés por mi hasta que agregó:
—Y es por eso que no entiendo por qué Marco no te ha dado un ascenso.
Directo al corazón.
Procuré controlar mis emociones para que Salvador no se diera cuenta de cuánto me afectó escucharle decir eso. No sólo ya me siento desanimada porque Marco no me toma en cuenta, y ahora venía este a decirme que le valgo igual a nada.
Duele.
—¿Y tú qué opinas? —Me cuestionó—. ¿A qué crees que se debe que Marco no aprecie tu trabajo a pesar de haberle demostrado alta fidelidad? Eres puntual, nunca te quejas de nada... Vaya. Ni siquiera has pedido algún aumento.
No respondí.
Me sentí incómoda al escucharle decir todo eso. Pero al mismo tiempo también me cuestioné el por qué. Sí, ¿por qué si no gano lo que merezco?
—Tienes el peor salario de esta empresa, Vanesa —bufó Salvador—. Y realmente no comprendo por qué estás en esta situación.
Lo que pasó fue que cuando solicité empleo en Grupo M la encargada de Recursos humanos me informó que sólo tenía disponible vacantes para practicantes. Evaluamos opciones y, de acuerdo a mi capacidad, califiqué para asistir a una gerencia. Eso me animó pues ese gerente era el señor Maldonado. En ese entonces el hombre más importante en la empresa.
—Por el momento sólo servirás el café —dijo ella—. Pero aprenderás mucho y cuando el señor Maldonado lo considere conveniente te cambiaremos a un puesto ejecutivo.
¿Cómo decir que no a eso?
Hablamos sobre mi plan de carrera en la empresa y ella me propuso que al finalizar mis prácticas como asistente personal del señor Maldonado sería asistente administrativa, y, al concluir mis estudios universitarios, podría –si me esforzaba- ser una ejecutiva. Me emocioné y esforcé en poner todo mi empeño en servir con eficiencia a todos. Sin embargo, dos meses después de ingresar a la empresa la encargada de Recursos humanos se jubiló y mi expediente, a manos del nuevo jefe, se fue traspapelando. Y el día en el que por fin me animé a recordarle al señor Maldonado que yo sólo era practicante y que ya consideraba conveniente demostrar que puedo estar a cargo de tareas más importantes, él dijo "Vanesa, mi respuesta es Sí pero, te lo ruego, dame un poco de tiempo hasta encontrar una asistente igual de eficiente". El señor Maldonado era tan amable, respetuoso y considerado que acepté. Pero él se ocupó de más cosas y el tiempo fue pasando... hasta llegar al día en el que me presentó a Marco.
Y no volví a pedir algún otro cambio porque... no quise alejarme de Marco.
—Es increíble que tengas el salario de un practicante —dijo Salvador mirándome como si se preguntase si le estaban gastando algún tipo de broma—. Sabes inglés, francés, ganaste el primer lugar en seminario en la Universidad estatal de Ontiva... e increíblemente fue sobre Recursos humanos...
Sí, no era tan mala en la universidad. Pero tuve que dejarla porque ya no quise recibir ayuda de mi papá. El problema era "Vanesa, no hagas esto o aquello. Recuerda que yo te pago la Universidad."
—¿Te llama la atención el área de Recursos humanos? —me preguntó Salvador mostrándose interesado en mi buen punteo de seminario.
Hasta ese momento había permanecido en silencio a pesar de que tener mucho que explicar sobre mi situación laboral. Pero esta vez quise aclarar.
—Sí —dije, intentando recordar las razones por las que decidí solicitar empleo en Grupo M. Crecimiento laboral, personal...—. Estaba estudiando Administración, pero quería especializarme en Capital humano.
—¿"Querías" especializarte en Capital humano?
No me esperaba responder esa pregunta a un extraño. Quería... Si me lo hubiese preguntado hace un mes mi respuesta hubiera sido "Sí porque ahora quiero estudiar Filología para ser editora o escritora". Pero... ya no sé.
Me prometí que finalizaría mis estudios universitarios.
—Todavía quiero—respondí a Salvador a pesar de no saber el por qué de su interés.
Recién está tomando el mando de esta empresa. ¿No tiene cosas más importantes que hacer que prestar atención a mi historial de trabajo?
—Quiero ascenderte, Vanesa —dijo, pillándome en medio de un monólogo interior sobre mi plan de vida—. Has hecho demasiados méritos. Y aunque sé que será una gran pérdida para mí y para Marco porque nos facilitas el trabajo, tú estás capacitada para algo más que montar mobiliario y preparar café.
Y después de decirme eso me encargó redactar tres propuestas para mejorar nuestro Capital humano.
Eso era lo que amaba hacer en la universidad: proponer, proyectar... Por eso me fue tan bien en aquel seminario. Pero, ¿ahora qué? Cambié.
¡Tú puedes, Vanesa!, me animé. Esta es la oportunidad que tanto esperé tener.
Aún así, no pude evitar preguntarme: ¿Por qué le interesa a Salvador Maldonadoque yo ascienda?
La respuesta me la dio Sandra:
"Él trae una propuesta de trabajo enfocada a potencializar el recurso humano."
Y me costó creer hasta que vi a Salvador llamándonos uno por uno a su oficina. Grupo M estaba haciendo una "reingeniería".
A Charlie le subió el sueldo
A Constanza le adelantó sus vacaciones (Una petición que le negó Marco)
A Hugole hizo un préstamo pequeño para ponerse al día con un préstamo hipotecario.
Y muchos otros, al igual que yo, tienen ahora la promesa de un ascenso.
Yo desconfío. Hace un momento Gloria me platicó que Salvador Maldonado le ofreció un bono especial para cuando decida tramitar su jubilación, y saber eso me hizo preguntarme: ¿Por qué motivo Salvador querría quedar bien con ella y con todos los demás? Esto más allá de una reingeniería.
Y eso no es todo. Aún hay más. Nicole "Yo si entro dentro de una prenda Prada" nos está tratando bien a todos. A todos. Y cuando digo a todos es a todos porque me incluyo a mí. Sí. Nicole me está tratndo bien a mi. Vanesa. Y eso me bastó para concluir que aquí hay gato encerrado y vamos a sacarlo.
Por eso al llegar a casa le escribí a Armando.
Vanesa: Hola.
Armando: ¡Hola! ¿Salimos hoy?
Me temí que preguntara eso. Me saqué las botas y me dejé caer sobre un sofá.
Vanesa: Muero de cansancio. ¿Podemos dejarlo para mañana? :(
Me siento mal por decirle que no a Armando, pero Dios sabe que me he esforzado. Lo estoy intentando. Pero hoy no. Aún es temprano pero quiero ponerme la pijama, meterme en mi cama y dormir hasta mañana.
Armando: No hay problema :)
Vanesa: otra vez agradezco tu paciencia.
¿Cómo va la investigación sobre lo que está pasando en Grupo M con Nicole y Salvador? En la fiesta mencionaste estar recolectando información.
Armando: Sí. Pruebas. Aunque... lo lamento. Por ser abogado de Marco mi ética profesional me exige confidencialidad.
Vanesa: Ten tu confidencialidad (u.u).I.
Armando: :O
Vanesa: o(-_-;)o
Armando: Pero estoy seguro de que tú eres de fiar...
Vanesa: Chico listo. Muy listo.
Armando: Nicole Govea es hija de Nicanor Govea, dueño de un casino aquí en Ontiva y hombre temido. Salvador Maldonado es un gran apostador, Vanesa. Al inicio, mi hipótesis fue que Salvador adquirió una deuda enorme con Govea y que decidió entrar a Grupo M a competir por la empresa –Tal como lo hace ahora-, para poner en aprietos a Marco y cederle a Govea su parte de la empresa para pagar su deuda. Pero resultó ser mucho más complicado.
Vanesa: ¿Por qué?
Mi temor es que Marco esté en riesgo.
Armando: Marco me recordó que Eleazar Maldonado todavía no les ha heredado a él y a Salvador. Maldonado sigue siendo el propietario de Grupo M, pero Marco, por ser el gerente, le representa legalmente. Es decir que su firma está registrada en bancos por si necesario hacer depósitos, retiros o traslados, y también puede firmar convenios, entre otros documentos.
Se rumora que Nicanor Govea necesita lavar dinero, y nada mejor que una empresa sólida como Grupo M para hacer eso. Por eso necesita que el representante legal de la empresa esté de su lado.
Vanesa: Marco no le ayudaría.
Armando: No.
Verás, hasta hace un par de años Eleazar era el único a cargo de esa empresa. Ni a Salvador ni a Marco les interesaba hasta que Eleazar enfermó del corazón. Eleazar primero ofreció la gerencia de la empresa a Salvador, pero este no aceptó alegando tener otros proyectos en puerta. Entonces Marco aceptó el reto (Siempre le ha pesado no haber sido la primera opción) Eleazar, por sus problemas de salud, se desentendió de todo y la empresa ha decaído porque Marco carece de experiencia. Es ahí cuando aparece el "Salvador" de todo.
Salvador puso a Eleazar en contra de Marco. Le ha llamado incompetente y ha convencido a su padre de ser una mejor opción para dirigir a Grupo M.
Vanesa: ¡MENTIRA! MARCO ES UN BUEN JEFE o(-_-;)o
Armando: Lo siguiente que hará Salvador es presentar a Eleazar un proyecto que prometa levantar la empresa y; entonces, este, convencido de que es lo mejor para todos, le cederá la gerencia.
Vanesa: Ya lo está haciendo :( El proyecto.
Armando: Lo sabemos. Marco nos informó. La recomendación que Daniel y yo dimos a Marco fue permitirle hacer lo que quisiese. Salvador no debe sospechar que nosotros sabemos los pormenores de su trato con Govea. Lo que necesitamos es tiempo, Vanesa.
Vanesa: ¿Tiempo? ¿No se puede actuar ya? :(
Armando: No. Todo lo que te he mencionado es circunstancial. Necesitamos pruebas. No tenemos un caso. Sin embargo, Daniel y yo no queremos que Marco tenga que resolver esto de forma legal. Si él le prueba a Eleazar lo que pretende Salvador, este le echará.
Vanesa: Entonces todavía no tienen suficientes prueba.
Armando: No. Pero las tendremos.
Vanesa: ¡Pero Salvador ya tiene de su lado a todos mis compañeros de trabajo!
Armando: Y les hará dejar en mal a Marco. Su objetivo es que Eleazar dude aún más de la capacidad de Marco y le ceda a él la gerencia. Todo esto ya lo platicamos con Marco.
Vanesa: ¿Alguien está asesorando a Salvador?
Armando: Nicole. Ella está ahí para cuidar los intereses de su padre y vigilar que Salvador lleve a cabo lo acordado. De lo contrario...
Vanesa: ¿?????
Armando: Los Govea tienen un Casino, Vanesa. Se manejan con negocios ilícitos. Salvador debe estar siendo coaccionado a pagarles lo que les debe o facilitarles Grupo M para lavado de dinero. Porque de lo contrario posiblemente lo maten.
Vanesa: Debería pagarles. Es hijo de un millonario.
Armando: Eleazar Maldonado es el que maneja los activos de la familia y Salvador tendría que justificarle para qué necesita una suma grande de dinero. MUY GRANDE según lo que sabemos.
Vanesa: Dime que Marco no corre riesgo.
Armando: Es parte de la junta directiva. Si Salvador consigue su propósito y lava dinero en la empresa, y posteriormente es atrapado, todos los directivos de la empresa se verán involucrados.
Vanesa: </3 :'( NOOOOOOOOOOOOOOOOO
Imaginarme a Marco en prisión rompe en mil pedazos mi corazón.
Armando: Todo estará bien, Vanesa. Necesitamos tiempo para juntar más pruebas. Lo resolveremos.
Me duermo con mi teléfono móvil en la mano mientras platico con Armando. Tratamos ruante horas el tema de Marco. Al despertar, y leer de nuevo la conversación, entré en razón de que no me cohibí al pedirle a Armando por Marco. Le pedí a Armando –mi novio- por el hombre que supuestamente estoy olvidando.
Mierda.