El escenario se alzaba sobre mis ojos. Realmente era grande, al igual que el estadio donde nos presentaríamos. Años atrás, hubiese pensado que ésto era una locura, un sueño de un adolescente de sólo dieciséis años, soñando en grande. Pero ahora lo veo, y no hago más que sonreír.
Los chicos estaban arriba y yo estaba abajo, observándolos. Ellos también eran parte de esto, no había si quiera imaginado, al igual que lo demás, que ellos serían mis mejores amigos.
En aquél entonces, se veía casi imposible cuando nos conocimos ya que todos teníamos carácteres diferentes. Ahora, hablábamos todo el tiempo, dormíamos juntos, sabemos hasta los secretos más oscuros de los otros, terminamos la oración del otro. Somos una familia, en comparación como empezamos en The X Factor.
Zayn era callado e inspiraba un poco de miedo, ahora lo veías y casi siempre estaba sonriente y haciendo bromas. Liam parecía el tipo de chico aburrido, con el que siempre estarías peleando, pero es todo lo contrario, siempre te estaba tratando como si fueras su hijo, como si fueras frágil y te aconsejaba. Niall, por otro lado, cuando lo conocí pensé que sería un chico fastidioso. Sin embargo, resultó ser fastidioso y una gran persona, sin conta el hecho de que era extremadamente glotón y aunqe habían días difíciles, él sabía sacarte una sonrisa.
Y por otro lado estaba, Louis. Mi Louis. Siempre pensé que era una persona divertida, que no le tenía miedo a nada, que le daba lo mismo que pensaran de él y que nada le hería. Nunca me equivoqué respecto a eso, excepto lo último.
Cuando lo vi tan roto por lo que había pasado con Eleanor, me sorprendió. El Louis, ese Louis que yo había visto tantas veces consolar a Liam, Zayn y Niall, acerca de sus vidas amorosas. Ése mismo que había ocultado mis secretos sin decírselos a nadie, ése mismo que había estado allí para todos, estaba llorando desgarradoramente. En ese momento lo único que quería hacer era romperle una silla en la cara a Eleanor por haber roto de esa manera a Louis. Nunca en mi vida lo había visto llorar de esa manera y realmente esperaba no volver a hacerlo nunca.
Sin embargo, verlo ahí sonriente, feliz de la vida como siempre lo había sido, me daba una sensación de paz. Sabía que estaba feliz por mí, en parte, y que estaba feliz porque él siempre lo había sido. En cualquier parte, en cualquier lugar, en cualquier momento.
Esos hermosos ojos azules, las pequeñas arrugas que se formaban alrededor de ellos cada vez que sonreía, sus dientes blancos y perfectos, sus piel acaramelada, su cabello desordenado y la curva de su trasero. Todas esas pequeñas cosas, me habían enamorado de él.
Había memorizado todas y cada una de sus facciones. Conocía su cuerpo mejor que el mío, como una madre conoce a su hijo, podría saber qué era nuevo en él sin necesidad de mirarlo por más de tres segundos. Podría reconocer su voz entre multitudes, podría saber que era él quien se acercaba solo con escuchar sus pasos.
Louis ya era parte de mi. Y yo, parte de él también.
—¡Harry, ¿qué tal si subes?!.— gritó Niall, sacándome de mi ensimismamiento.
Moví la cabeza para despejarme un poco.
—¡Ya voy!.— grité de vuelta, antes de salir corriendo al escenario.
Louis me sonrió al verme subir.
-×××-
—Listos.— dijo Louise mirándonos con orgullo.— es hora del show.
—Gracias, Lou.— dijimos los cinco simultáneamente.
Louise había estado dándonos los últimos toques, nuestro vestuario y ese tipo de cosas. Después de haber hecho la prueba de sonido, y haber comido hasta no dar más, estábamos listos para el concierto. Los sonidistas nos pasaron nuestros micrófonos y nos deseaban suerte a cada uno, luego todos se fueron del camarín dejándonos a los cinco solos, como solían hacer cada vez que había una presentación.
—Bien chicos, hemos hecho esto antes así que, suerte.— dijo Liam sonriéndonos. Los cinco colocamos nuestras manos en medio y Liam dijo:— uno...dos...tres.
—¡One Direction!.— gritamos a coro.
Cada uno iba saliendo del camarín; primero Liam sonriente como siempre, le seguía Niall que daba saltitos cuando caminaba, luego Zayn con su típico caminar de chico malo y confiado. Luego iba Louis,asi que sin pensarlo dos veces, lo tomé del brazo atrayéndolo hacia mi, sus ojos confundidos me miraban con una chispa de deseo y amor.
—Suerte.— susurré sobre sus labios antes de capturarlos con urgencia.
Lo solté después de un minuto en los cuales mis labios hicieron lo que quisieron con los suyos. Le guiñé un ojo dejándolo en el camarín con la respiración entre cortada. Me reuní con los chicos intentando controlar mi pulso y los latidos de mi corazón, ya que tampoco era de piedra, cuando Louis apareció sonrosado.
—Louis, ¿estás algo rojo, estás bien?.— preguntó Liam, realmente preocupado.
— Sí, estoy bien.— dijo él mirándome culpable y con el ceño fruncido.
—Es mejor que nos posicionemos.— acoté riendo.
Los chicos intercambiaron una mirada cómplice. Zayn me miró moviendo las cejas sugestivamente. Rodé los ojos ubicándome en la tarima que descendería. Podía oír los gritos aún estando debajo del escenario. Sentir la adrenalina subir por mis venas. Observé al otro lado y Louis estaba mirándome, levantó su mano cerrada en un puño y su dedo pulgar. Hice el mismo gesto de vuelta sonriéndole. Habíamos acordado que ese gesto era de nosotros, ya que significaba amor, según mis fuentes cercanas.
Volví mi vista al frente cuando la tarima empezó a subir. Ahora los gritos se hacían más fuertes, al igual que mis nervios. A pesar de haber hecho esto miles de veces, esa sensación de que fuera la primera vez, es permanente. La luz me cegó por un momento antes de poder acostumbrarme. Vi las manos alzadas de las chicas, los carteles, los flashes de las cámaras. Una sonrisa se formó en mi rostro. Josh empezó a dar el típico 1,2,3 del baterista y la música empezó a sonar.
Los gritos cesaron por una milésima de segundo, haciéndose ahora más fuertes si es que podían. Pobres chicas, al día siguiente tendrían serios problemas para hablar.
Las canciones fluían por nosotros como siempre, cada uno con sus solos, pasando la mano por el borde del escenario tocando los brazos extendidos de las fans. Leyendo los carteles que, en su mayoría, decían: son lo mejor y los amamos. Aunque, obviamente, habían algunos bastantes prometedores, de niñas de trece o quizá catorce años ofreciendo algunas cosas de las cuales sus madres no estarían orgullosas.
Después de algunas canciones, llegó el turno de cantar C'mon, C'mon.
«There's something in your eyes. Saying c'mon c'mon and dance with me baby . Yeah,the music is so loud. I wanna be yours now»
Y en esa parte miré a Louis. Él se sonrojó levemente apartando a mirada nevioso. Reí para mis adentros. Era impresionante el ver que él se ponía nervioso sólo ante mi mirada. La música seguía sonando y nosotros seguíamos cantando y jugando. Me acerqué a Louis, tomándolo por el hombro susurrando en su oído.
—Te amo, Boo.— él rió y se giró para mirarme.
—Yo también, Hazza.
Sonreí como un idiota.
Después de eso, nos sentamos para cantar Little things. Louis, Niall y Liam en la escalera, Zayn en la plataforma al igual que yo. Mi turno de cantar llegó, por lo que miré a Louis sonriendo enamorado.
«I know you've never loved the sound of your voice on tape you never want to know how much you weigh, You still have to squeeze into your jean. But you're perfect to me. I won't let these little things slip of out my mouth. 'Coz it's true, oh it's you, it's you they add up you. I'm in love with Lou, and all his little things.»
Sabía lo que estaba haciendo, el peligro que podría suponer el hacer esto, pero realmente no importaba. Para algunos era más que sólo un juego, pero para mi no y si las personas creían eso, de cierta manera, entonces estaba bien.
Miré a Louis. Su cara de incredulidad era impresionante mientras Niall seguía cantando, las comisuras de su boca tembablan intentando reprimir una sonrisa y su cara estaba ligeramente sonrojada. Levantó su mano, cruzando sus dedos por sobre su pecho. Lo que yo sabía de ese gesto, es que significaba siempre.
En respuesta, alcé mi mano con el puño cerrado y el pulgar arriba. Zayn miró de Louis a mi, sonriente y negó con la cabeza cuando tuvimos que cantar todos juntos. Volví mi vista al frente, mirando a Louis de reojo. Él estaba sonriente.
Guardé esa sonrisa en mi memoria como algo permanente, mientras me enfocaba en la canción y en las fans que estaban en el estadio.
-×××-
Y ahí estaba. Sentado en la oficina de paredes blancas y frías, con ocasionales cuadros colgados de figuras abstractas, plantas de gran tamaño; al parecer habían crecido un poco desde mi última visita. La mesa había sido cambiada, ahora era de un color negro pero seguía siendo de pino y más grande. Aún se conservaba la silla gratoria de cuero negro para el presidente.
Me sentía enfermo y no era capaz de respirar con facilidad. Miré a Cara de reojo, ella parecía tan enferma como yo con su vista en frente y sus manos entrelazadas en su regazo. Por lo que le había preguntado, ella estaba saliendo con una chica, pero al igual que a mi, no se lo permitieron por ser un mal ejemplo. Era más difícil para ella siendo modelo que para mi, pero al fin y al cabo, es por la misma causa.
La puerta de la oficina se abrió, dejando ver la cabellera de plata que tanto odiaba, tomar asiento frente a nosotros su sonrisa grotescamente feliz sobre su cara, hacía que mi cólera hacia él fuera más grande. Deseaba poder arrojarlo, con silla y todo por los grandes ventanales y salir corriendo con Louis hacia la libertad.
—Mw alegra que estén aquí.— habló Richard, extendiéndonos el contrato. Como siempre, directo al grano.— Señorita DeLevingne, señor Styles. Firmen donde se ha marcado.
Cara y yo intercambiamos una mirada significativa. Sabíamos que era algo bueno aunque sabíamos, también, que dañaría a las personas que más amábamos, que era un riesgo que debíamos tomar, que a pesar de todo, tendríamos que hacerlo sólo por un bien común.
Con una mano temblorosa y sudorosa, tomé el lápiz de pasta que estaba extendido sobre el papel. Miré a Richard antes de firmar. Tenía sus manos apoyadas en su barbilla, su boca estaba intentando reprimir una sonrisa de: Já, idiotas. Gané de nuevo. Sus ojos tenían un brillo que no supe reconocer.
Me obligué a mi mismo apartar la vista de él antes de que mi cuerpo actuara por sí solo y le diera un puñetazo en la boca. Así que, firmé, casi al mismo tiempo que Cara entregaba su contrato deslizándolo por la mesa. Hice lo mismo, ignorando el dolor en mi pecho y apartando de mi mente la cara que Louis podría tener cuando se lo comentara.
—Está hecho.— dijo Richard con cierta emoción en su voz.— ustedes deberán empezar a actuar como novios desde ahora. Señor Styles, con su banda nos quedan dos años de contrato, después de eso será libre, al igual que usted, señorita DeLevingne.
Cara le dió una mirada asesina y Richard sólo rió con satisfacción. Era como que las miradas asesinas alimentaran su ego, aunque viéndolo de esa manera, lo más probable es que fuera así.
—Ahora pueden retirarse.— dijo él, guardando los contratos.— mi asistente, les hará llegar la información.
Me levanté sin preámbulos, encaminándome hasta el auto que estaba afuera; esperando en la salida a Cara, ya que la debía ir a dejar. No la culpaba por esto, definitivamente no, sobre todo cuando ella parecía tan destruida como yo en éstos momentos. Suspiré. Ahora sólo debía enfrentarme a la cara de Louis llena de decepción y tristeza. Nada podía ser peor que eso.