"Si no regreso sigue adelante, sigue adelante como si realmente nada importase. Demasiado tarde, mi hora ha llegado. Escalofríos atraviesan mi espina dorsal. El cuerpo me duele a todo rato. Adiós a todos, tengo que partir, os he de dejar atrás y enfrentarme a la verdad. Mama, no quiero morir pero aveces deseo jamás haber nacido."
-Bohemian Rhapsody, Queen.
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Capítulo 31 -Bohemian Rhapsody.
Anne POV
Una semana ha pasado desde que he estado durmiendo en un hotel. No había hablado con Jack o Andy desde entonces y mucho menos con Allan.
-¿Estás lista? -Pregunta Matthew mirándose en el espejo mientras organizaba su esmoquin.
-Si si, me estoy colocando las medias. -Le digo y después me coloco los tacones.
-Ellos ya están allá. -Dice mirando el reloj en su muñeca.
-Bien. -Una vez que salimos del hotel el olor a tierra mojada entra por mis fosas nasales. Matthew para un taxi y entramos en este.
Hoy era un evento especial dónde la gente más importante de Seattle e incluso de Estados Unidos se presentarán. Jack, Allan y Andy ya se encontraban en el salón; y la verdad estaba demasiada nerviosa ya que vería a Esmeralda después de tanto tiempo.
Los minutos pasan hasta que por fin llegamos al hermoso salón, bajamos del taxi y nos presentamos en la recepción.
-¿Nombres? -Pregunta un chico con pelo verde y una gran sonrisa.
-Annelise Grenlie y Matthew Hainks. -El chico asiente pasando su vista por la lista para después agarra dos menús.
-Síganme, por favor. -El chico camina entre el gran salón esquivando a algunas personas que se interponía en el camino, finalmente se detiene en una mesa redonda dónde Allan y Jack estaban sentados juntos.
-¿Como va todo? -Pregunta Matthew sentándose en la silla mientras organiza su abrigo.
-Por ahora todo va bien, no he visto ningún movimiento sospechoso, ¿Pero has probado el pollo que tienen en el buffet? Es genial. -Dice Jack riendo mientras soba su abdomen.
-¿Enserio? -Matt pregunta con los ojos abiertos, los chicos se levantan rápidamente y desaparecen en cuestión de segundos. Allan y yo quedamos solos en un silencio bastante incómodo.
-No es justo, dices que quieres pensar las cosas pero me ignoras por semanas. -Allan bufa.
-¿Fuiste tu? -Pregunto ignorando lo que me dijo anteriormente.
-¿Yo que?
-¿Mataste a Jared?
-No. -Responde y toma un poco de su copa. -Ganas no me faltaban. Pero en estos días no puedes dejar un cuchillo solo porque mira lo que la gente hace. Jared verdaderamente se suicido. -Dice y entro en trance, todo lo que podía observar era el rostro de Jared en su tumba hace unos días.
Él me mira por unos segundos hasta que arrastra su vista a la gran puerta de cristal que daba hacía el patio. Una chica rubia de vestido color durazno se recostaba en ella con una copa en la mano. Ella se acerca y antes de llegar a nuestra mesa toma todo su licor y lo deja en una de las mesas.
-Allan. Que sorpresa tenerte por aquí. -Saluda con una gran sonrisa y después su vista recorre hacía mi. -¿Y quién es ella?
-Uh, ella es Anne, mi novia. -La expresión de la chica cambia en menos de un segundo.
-¿Novia? Por un momento llegué a pensar que sería tu hermana. -La chica comienza a reír y Allan se mueve incómodo en su asiento. -De todas maneras, ¿podríamos hablar un momento?
-Em... -Él me mira nerviosamente y yo carraspeo.
-Estaré aquí. -Le digo y Allan asiente antes de pararse y caminar con la rubia perdiéndose entre el jardín gigante.
Hecho un vistazo por el salón repleto de gente, todos estaban en grupos y yo estoy en una mesa, sola. Saco mi celular y comienzo a revisar cosas mientras el tiempo pasa.
El reloj apunta la media noche después de estar varios minutos sentada en la mesa. Me levanto peinando un poco mi vestido y camino hacia el jardín con mi copa en mano. Observo las orquídeas acariciándolas suavemente con mis dedos.
-Hermosas, ¿cierto? -Me giro y observo a una señora. Su pelo era rojizo y tenía unos grandes ojos color miel.
-Si. -Digo sonriéndole a las flores.
-¿Que hace una chica tan joven en un evento tan aburrido como este? -Pregunta la señora dedicándome una sonrisa mostrando su dentadura perfecta.
-Acompaño a mi familia, ¿y usted?
-Acompaño a mi esposo. Es un poco importante esto y viajamos desde Nueva York hasta aquí, un trayecto largo. -Dice riendo, yo asiento un poco incomoda sin saber que hacer o decir. -¿Como te llamas?
-Annelise. ¿Y usted?
-Vianca. Pero no me trates de usted, me haces sentir vieja y tan solo tengo treinta y cinco.
-Por casualidad, ¿has visto a un chico por aquí?
-Vi a un chico de pelo negro y ojos azules salir corriendo por aquí. No sé si hablamos de la misma persona.
-Gracias. -Asiento lentamente y camino alrededor. Me acerco a un callejón, varias risitas salen de ahí y sonidos de dos personas besarse. Me rehusaba a ver, ¿Allan sería capaz de engañarme? Mi corazón comienza a palpitar rápidamente hasta que decido afrontarme a la verdad. Y en ese momento, deseé jamás haberlo hecho.
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