H O M E

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"Soy un fénix en el agua, un pájaro que ha aprendido a volar, y siempre he sido una hija. Pero las plumas están hechas para el cielo, así que estoy deseando, deseando a fondo, que llegue la agitación, es solo que prefiero estár causando el caos, que tumbada en el afilado final de este cuchillo."
-Home, Gabrielle Aplin.

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Capítulo 23 -Home.

-¿A-Allan? -Pregunto una vez el timbre deja de sonar.

-¿Anne? -Escucho su voz ronca. -¿Por qué? Yo te quería.

-¿De que hablas?

-Lo preferiste a él antes que a mí. -Su voz se rompe cuando termina la oración. Yo cierro los ojos para intentar no gritar y sacar toda la furia que tengo.

-Allan, yo sé todo lo que Esmeralda te dijo. Pero si algo tienes que aprender es a no confiar en lo que mis padres o las empleadas dicen, ese es el truco.

-¿Qué quieres decir? -Pregunta moqueando. Cuando estaba apunto de responder escucho pasos fuertes del piso de arriba.

-No tengo mucho tiempo. -Digo bajando mi tono de voz. -Ella me tiene encerrada. En el sótano desde anoche. Trata de entrar sin que se den cuenta y ve por la puerta que queda al lado de las escaleras. -Hice una pausa y tragué. -Te quiero. -Cuelgo el teléfono y lo coloco en el hueco para después organizar el ladrillo.

-¿Con quién hablabas? -Dice Esmeralda asomándose por la puerta.

-Con nadie, estoy sola. -Le digo.

-¿Todavía con el vicio de hablar sola? ¿O aún crees que ella te puede escuchar?

-¡No la metas a ella en esta conversación! -Le grito pero ella solo vuelve a cerrar la puerta riendo.

Le pego varias veces a la pared con mis nudillos, varias lágrimas caen por mi cara. Me tiro en el suelo y abrazo mis piernas sollozando. Después de unos minutos un grito femenino se escucha tras de varias cosas caerse. El techo tiembla haciendo saber que alguien estaba corriendo. Un disparo hace que me quede completamente quieta y que mi sangre se vuelva hielo.

Me levanto del piso y observo como la puerta tiembla varias veces antes de que saliera rodando por las escaleras, me aparto de ahí rápidamente antes de que la puerta pudiera hacerme daño. Subo mi vista y veo a Allan. Él se queda congelado mirándome por unos segundos hasta que decide bajar las escaleras con rapidez. Siento sus brazos enrollarse por mi cuerpo. Paso mis brazos por su cuello y lo aprieto fuertemente contra mi.

-Tenemos que salir rápido. -Me dice cuando se separa de mi. -¿Estás bien?

-Mhm, tengo una cortadura. -Le señalo mi camisa ya manchada de sangre. Mi novio se agacha un poco y me carga como si fuéramos recién casados. Él sube las escaleras y camina por la sala, todo mi alrededor se vuelve opaco y siento como si mis ojos me comenzarán a pesar.

-¿Que crees qué haces? -La voz de Esmeralda hace que Allan se gire.

-Me llevo lo que me pertenece.

-¡Ella no te pertenece! -Espeta Esmeralda.

-Lo hace.

Allan. -COMPLETADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora