5 0 5

23.6K 1.2K 141
                                    


"Voy a volver a 505. Ya sea un vuelo de siete horas o cuarenta y cinco minutos en coche.
En mi imaginación estás esperando tumbada con tus manos entre los muslos

Párate y espera un segundo. Oh, cuando me miras así, cariño. Que esperabas. Probablemente todavía te adore con tus manos alrededor de mi cuello. O lo hacía la última que miré"

-505, Arctic Monkeys.

••••

Capítulo 17 -505

-No sexo. No drogas. No chicos. No chicas. ¿Qué más me falta? Ah, si. No sexo. -Me repite Kyle y Kian mientras bajamos por las largas escaleras junto con su maletines. Cada uno estaba a mi lado y era como si dos pequeños diablillos me hablaran en mi hombro.

-Lo mismo va para ustedes. -Les digo acompañándolos hacía la puerta.

-No prometo nada. -Dice Kian y después salen por la puerta. Me recuesto contra la puerta y saco mi teléfono.

-Mierda. -Digo y subo rápidamente por las escaleras. Saco la maleta que ya tenía alistada en mi armario y la dejo en mi cama. Me baño rápidamente y me pongo algo abrigado ya que en Nueva York estaría haciendo mucho más frío que en donde vivo. Me abrocho mis skinny jeans negros al igual que mi camiseta gris larga de manga larga. Les subo el cierre a mis botines negros y agarro mi largo abrigo. Camino por toda mi habitación agarrando lo ultimo que me faltaba.

-Señorita Annelise, ¿necesitará alguna ayuda para bajar las maletas? -Pregunta una chica con pelo recogido, un vestido negro que le llegaba mas abajo de las rodillas y un delantal blanco.

-Uhm, no así esta bien. -Digo con una sonrisa, de mi bolso saco un billete de 100 dólares y se lo paso a ella. -No le diremos nada de esto a nadie, ¿cierto?

-P-Por supuesto que no. Señorita Annelise. -Me dice agarrando el billete, ella se despide y sale de mi habitación. Cojo mi maleta, mi abrigo y mi bolso antes de salir de la habitación y bajar por las escaleras; camino hacía la cocina y busco algo para picar mientras Allan llega. El timbre suena y Dorothea, la ama de llaves, atiende la puerta.
Agarro una bolsita de Oreos, abro el paquete azul oscuro y comienzo a comer las galletas de chocolate con crema.

Camino por la gran sala haciendo que el sonido de los tacones chocar contra el piso de mármol llenaran la habitación.

-Señorita Annelise, un joven esta en la puerta buscando por usted. -Dice la señora. Yo asiento con una sonrisa y camino hacia la puerta, cuando abro la puerta los ojos de Allan que observaban el piso sé conectaron con los míos.

-Hola. -Dice y pasa una mano por mi cintura acercándome a él, le doy la bienvenida a sus labios cálidos, sus labios se mueven lentamente mientras su lengua delinea mi labio inferior. Nos separamos un poco y yo le dejo otro beso rápido en sus labios antes de separarme completamente de él. -Sabes a Oreo.

-Me pregunto por qué. -Digo mostrándole el paquete. -¿Quieres?

-Sip. -Responde marcando la "p". Saco una galleta y la pongo al frente suyo.

-Abre la boca. -Lo mando.

-No así no me gusta. -Dice haciendo un puchero. Él separa las galletas y se acerca una de la mitad a su boca, con su lengua quita la crema y después vuelve a unir las dos galletas de chocolate pero esta vez sin ninguna crema en la mitad, y se la come completamente. Yo me quedo fulminándolo con la mirada por un buen tiempo hasta que decido hablar.

-Eres la persona más rara que he conocido en la vida. -Digo negando con la cabeza haciéndolo reír.

-¿Vamos? -Pregunta.

Allan. -COMPLETADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora