Salió de esa oficina casi huyendo, Maximiliano la llamaba a gritos, pero Angelina no se detendría. Estaba esperando el ascensor, pero a Maximiliano cada ves lo veía mas cerca de alcanzarla; bajo por las escaleras y casi tropieza por lo rápida que iba, su respiración era entrecortada y aguantaba las lágrimas que querían brotar de si, no podía permitirse sentir algo por el, no de nuevo.
Salió por fin de ese edificio y tomo una respiración profunda, tratando de tranquilizarse, serenarse aunque fuera un poco. Anduvo sin rumbo alguno, se detuvo en un parque donde veía a parejas felices andando, niños jugando y familias felices.
Se sentó en una banca que había ahí y miro hacia el cielo, necesitaba paz y tranquilidad; pero a quién más necesitaba era a su hija y a su abuelo, esas dos personas faltaban en su vida, sin ellas se sentía incompleta. Cerro los ojos y dejo que todo el dolor que guardaba por dentro saliera a la luz, lágrimas se deslizaban por sus mejillas sin poderlo evitar, parecía que había unas nubes dentro de sus ojos y que dentro de ellos había una tormenta que cada vez se hacía más intensa.
Al abrir los ojos vio a una persona sentado a lado de ella, era un señor ya grande y la miraba con tristeza; Angelina le sonrió sin saber por qué o tal vez ese señor le hacía recordar a su abuelo.
-Hay que permitirnos ser felices, no podemos siempre alejar esos sentimientos que sin querer empiezan a fluir-el señor comenzó hablar con la vista fija en ella-Sí nosotros dependiaramos siempre de la tristeza, el mundo se vendría abajo; hay que vivir, reír y aunque tengamos mucho dolor o resentimiento dentro, hay que permitir que el amor nos llene y nos conduzca al camino de la felicidad- Angelina sonrió sin querer ante sus palabras- después de la tormenta siempre llega el arcoiris.
Y sin más el señor se puso de pie y la abrazo repentinamente, Angelina le correspondió y volvió a llorar, esta vez con más sollozos.
-Hay que ser fuerte hija, pero primero hay que dejar que el dolor y el odio se vayan- el señor le daba leves masajes en la espalda, tratando de tranquilizarla.-No dejes escapar la felicidad.
Y sin más el señor se fue, dejando a Angelina reflexionando con sus palabras. Tenía razón, ella misma necesitaba dejar ir lo que le dolía y perdonar.
Se quedo hasta casi la media noche en ese parque, al darse cuenta que era muy tarde decidió irse a su casa; su abuela estaría preocupada y no quería que se sintiera mal por su culpa, mientras caminaba para tomar un taxi se dio cuenta que no había comido nada durante el día, pero llegando a casa comería.
Podía sentir sus ojos hinchados y por supuesto que los tendría rojos, casi se la paso todo el día llorando y reflexionando en que haría con su vida.
Trataba de buscar a un taxi, pero ninguno pasaba por ese lugar, se escucharon unos relámpagos y se cubrió un poco con la chaqueta que llevaba, caminaba tratando de recordar el camino para volver al departamento y de la nada empezó a llover demasiado fuerte, ella le preguntaba a personas por el lugar del departamento y gracias a su ayuda pudo llegar. Subió las escaleras que ahí se encontraban y después saludo al portero, tomo el ascensor y llego al piso correspondiente, se paro ante la puerta y metió la llave en la cerradura, entro sin hacer ruido y se quito la chaqueta mojada.
Escucho varias voces y se detuvo tratando de reconocer las voces, pero nada; respiro profundo y entro al salón del departamento.
A la primera que vio fue a su abuela que al verla se levantó de inmediato de su lugar para ir donde estaba ella.
-¿Dónde estabas?-su abuela la abrazo y se dio cuenta que había estado llorando.-Estaba preocupada por ti, pensé que te había pasado algo.
Angelina cerro los ojos y la mantuvo abrazada tratando de tranquilizarla.-Estoy bien abuela, no me ha pasado nada. -trato de sonreirle, pero la sonrisa no le llego a los ojos.
-Mi niña-acarició su mejilla y después se dio cuenta de quiénes se encontraban en la sala, Andrea se encontraba con los ojos llorosos y después fijo si mirada en Maximiliano quien también la miraba y el también tenía los ojos rojos de que había llorado.
Le dio un último abrazo a su abuela y fue directo con Andrea, le dio un abrazo.
-Me alegra que estés bien, no vuelvas nunca hacer eso. -Andrea lo dijo entre riendo y llorando.
-Cielo santo, estoy bien, no me ha pasado nada-les sonrió a todos en esa sala y después agrego-un poco mojada, pero estoy bien.
Maximiliano sin ella esperarlo la tomo por la cintura y la abrazo fuerte, mientras el sollozaba en su hombro; Angelina le regreso el abrazo y le dio un beso en la mejilla.-Estoy bien, tranquilo.-le susurro ella en el oído y el la abrazo mas fuerte si aún podía.
Las dos mujeres en esa sala se dieron cuenta del cariño que entre ambos ya crecía, Angelina le acariciaba el cabello tratando de serenarlo.
-Te estoy mojando-Dijo ella para separarse, pero Maximiliano no la dejo.
-No me importa-susurro el con voz ronca.-no vuelvas a asustarme de esa manera, pensé que te había pasado algo por mi culpa. -lo dijo con voz quebrada.
-Estoy bien Max, tranquilo-Angelina lo mantenía en sus brazos-después hablamos tú y yo.
Maximiliano asintió y sintió un leve cosquilleo por como lo había llamado.
-Ahora todos vamos hablar Angelina, necesito saber que es lo que te pasa y saber lo que te atormenta.-Dijo su abuela Melisa.
Angelina sé tensó, pero ya no iba a esconder nada; diría toda la verdad, las palabras de aquel señor le ayudaron y le dieron el valor que en ella no había hasta ese momento.
•••••••
Capítulo adelantado, iba a subir el domingo, pero voy estar ocupada estos días y como no quería fallarles en subir. Aquí lo tienen, espero lo disfruten y en el próximo capítulo ya se sabrá todo ;)
Cada día me enamoro mas de Maximiliano ❤ aún faltan muchas cosas en esta historia. Ya no habrá retrasos en los capítulos y si llega haber lo diré :)
las quiero muchísimo y gracias por todo su apoyo.
Instagram: @wattpadvictoria.
"Matrimonio a cambio de engaños" quedará suspendida por ahora, hasta que termine con esta la seguiré, besos y bonito fin de semana.
¡Nos vemos el miércoles! Canción con la cuál me inspire.