No he hablado ni con Taehyung, ni con Jimin desde el jueves. Ya sábado por la tarde, aún sigo encerrado en mi casa, en mi cuarto. Ayer ni siquiera pise la universidad.
Podrán decir que exagero las cosas, pero estoy demasiado cabreado en este momento. Al punto de querer golpear a cualquiera que se me cruce y no quiero tener cerca a mis amigos.
Taehyung y Hoseok vinieron ayer a verme pero no salí. Hasta mi madre se preocupaba por mi. Desde que Yoongi me había dejado, no he actuado de esta forma. Y se perfectamente a lo que le teme, y yo igual temo que vuelva a pasar.
La puerta está cerrada con seguro para que nadie entre, yo estoy dentro con mis auriculares puestos escuchando música.
Siento como tocan la puerta y me quito uno de los auriculares de mi oído para poder oír.
-Kookie, soy mamá, te traje algo de comer. ¿Podrías abrir?- No quería hacerlo pero tampoco quería preocuparle demasiado.
Me quito el otro auricular y lento voy a abrir la puerta. Solo quito el seguro y abro un poco la puerta para volver a mi lugar en la cama.
Mi madre entra con una bandeja con sándwiches y un refresco, acercándose a mi ubicación.
-Deberías hablar con Tae. Está preocupado.
-Lo haré cuando se de cuenta de su error.- Le digo recibiendo la bandeja. Ella se sienta a la orilla y me mira preocupada.
-Desde que Yoongi se fue no haces esta clase de cosas como encerrarte o no querer hablar. Además, Tae ya te ha pedido disculpas. Incluso te llama y manda mensajes.
Sabía perfectamente que no lo había hecho desde que Yoongi me dejó, pero lo necesitaba, usualmente estoy sólo en casa, pero necesitaba esta clase de soledad, aquella que había provocado Yoongi en aquel momento. Me dirán masoquista, pero en aquel tiempo aprendí a vivir con ella.
-Tae se disculpa pero no sabe por qué. Además, ya le he dicho que lo perdono.
Jimin incluso se había disculpado y le contestaba que no importaba realmente, pero al parecer no solo no confían en mi, sino que tampoco de mis palabras. Ya basta de eso, Jungkook. Solo te enfureces más.
-¿Quieres que hablemos?- Me pregunta preocupada.
-Quiero estar solo y escuchar música, nada más. No es como aquella vez, mamá. No debes preocuparte por ello.- Le digo tratando de trasmitirle tranquilidad con mi mirada.
-Está bien. Te creo. Pero, ¿por qué no dejas la puerta abierta? Eso me dejará más tranquila. Prometo que no dejaré pasar a nadie si así lo prefieres. Pero no te encierres otra vez, Kookie.
Realmente adoro a esta mujer. A pesar de todo lo que ha vivido, sola, conmigo, no ha dudado ni una sola vez. Ella era mi pilar y yo el de ella. Incluso de pequeño la admiraba, por más de que mis compañeros se burlaran de mi por que mi padre me había abandonado, yo la veía con ojos llenos de orgullo y cariño.
-De acuerdo. No la cerraré. Pero no quiero que vengan a mi cuarto. Confío en ti, mamá.- Ella, mucho más relajada por mi aceptación, asiente con la cabeza. Acaricia mi cabello y me mira con todo el amor que una madre puede dar.
-Te amo, Kookie. No vuelvas a cerrarte a mí.
-No lo haré.- Le digo regalando la mejor sonrisa que le puedo ofrecer.
Ella sale de la habitación cerrando la puerta. Pero así quedará, sin seguro, sin nada más que una puerta. Vuelvo a ponerme los auriculares para escuchar música mientras como lo que mi madre me preparó.
Otro mensaje llega. Era Jimin que quería verme, pero como no sabía mi dirección y no fui a la universidad no me pudo encontrar.
Esta vez llamaba, pero volvía a contarle.
*Jungkook, atiende por favor. Solo... Por favor...*
Tomo el teléfono y marco su número. Necesitaba escuchar su voz...
-¡¿Jungkook?!- Atiende a la primera tonada.- Jungkook, perdona ¿si? Iremos. Iremos a esa estúpida fiesta si quieres, pero no hagas esto. No vuelvas a ignorarme así. No lo hagas...
-Salgamos.- Le digo sin hacer caso a sus palabras. Sin embargo, cada una de ellas se graban en mi mente como si de un tatuaje se tratara.- Nos vemos en la orilla del Río Han, cerca del minisúper en donde trabajas. No será mucho tiempo. Sé que tienes que ver a tu hermanita mañana.
-Claro, ahí estaré.- A pesar de que él pronuncia las últimas palabras, no corta, se queda esperando por alguna contestación mía. Pero no tengo nada más que decir, al menos no por teléfono. Corto la llamada y mirando a la nada, me pregunto si estoy en lo correcto. A penas lo conozco pero quiero contarle aquello. Quiero contarle lo que paso cuando Yoongi me dejó. Quiero contarle por qué ni Taehyung ni mi madre confían en mí. Necesito liberarme y ¿quién mejor que Jimin?
Me cambio despacio, abrigándome muy bien, normalmente hacía frío pero en la orilla del Río Han, muchísimo más. No nevaba, solo estaba frío.
Ya cambiado tomo un sándwich de la bandeja y bajo.
-Mamá.- La llamo asustándole. Estaba pensativa en la cocina, y cuando me ve cambiado, su cara de preocupación aparece.- No te preocupes.- Le digo para tratar de calmar el torbellino de preguntas que se aproxima.- Voy hasta la orilla del Río Han a ver a Jim... un amigo.
Aún no le he hablado de él, así que no lo conoce. Preocupada me mira suplicante porque no vaya.
-Tendré mi celular encendido, mamá. No es como esa vez, ya te lo he dicho.- A pesar de que no quiere hacerlo, asiente con la cabeza. ¿De verdad, mamá? ¿Confiaras en mí?- Vuelvo enseguida.
Tomo mis llaves y salgo del departamento.
Ya fuera del edificio, siento como el aire helado pega en mi rostro, adoraba esa sensación, me hacía sentir vivo.
Camino cabizbajo hasta el lugar en donde quedamos. Casi llegando, subo la mirada y puedo ver a un Jimin poco abrigado apoyado en la barandilla. Está completamente absorto en sus pensamientos, tanto que no nota mi presencia. Al darme cuenta de ello, sonrío con intención de asustarlo.
Decido pegarle despacio en la cabeza, asustándole de sobremanera.
-¿Por qué viniste tan desabrigado?- Le pregunto fingiendo indignación.
-Jungkookie...- Me dice al darse cuenta de quien fue la persona que lo golpeó, para luego abrazar mi cuerpo. A pesar de que llevaba poca ropa para un día como éste, puedo sentir su calidez. No me muevo del lugar, me abraza con fuerza y yo solo puedo rodear mis brazos en su cuerpo para corresponderle.- No vuelvas a ignorarme, no lo hagas. No lo soportaría una vez más.
¿Una vez más? ¿A qué se refería?
-¿Cuánto te han contado mis amigos al respecto?- Le pregunto sin despegarme de su cuerpo.
Sin embargo, Jimin si lo hizo. Se aleja y mira mi rostro confundido por la pregunta.
-¿A qué te refieres? ¿Deberían haberme contado algo?- Pero esta vez, el confundido era yo.
-Dijiste "otra vez". Creí... Olvídalo. De todos modos iba a contártelo.- Jimin asiente y toma mi mano. Nervioso por su acción sigo sus pasos hasta llegar a una banca.
-Aquí.- Dice soltando mi mano para sentarse. Siento un vacío en mi pecho al quedarme sin su contacto, pero trato de ignorarlo sentándome a su lado.
-¿No irás a la fiesta?- Intento bromear. Sin embargo recibo un puchero de disgusto de parte de Jimin.
-No juegues. ¿Por qué no me has respondido las llamadas ni los mensajes? Estaba realmente preocupado. Al igual que Tae y Hobie...
-¿Realmente no te han dicho nada de nada?- Lo interrumpo, era raro que Taehyung no le haya contado. Es más, estaba casi seguro que se lo dijo por la forma sobreprotectora en la que me trató la otra vez. Jimin solo niega con la cabeza.
Yo sólo suspiro y comienzo a hablar.
-Creí que Tae lo haría. El por qué me sobreprotejen de ese modo, creí que te lo habían contado, por cómo te comportaste ese día, creí que ya lo sabías.- Pero Jimin aún sin contestar, me mira confundido.- Hace unos años, yo salía con... alguien. No era una relación de las que se llamarían normales. Vivíamos peleando todo el tiempo. Sin embargo, jamás llegamos golpearnos el uno al otro. Hasta que sucedió.
Jimin escuchaba atentamente cada palabra.
-Amaba a ese chico.- Digo con tristeza al volver a sentir un dolor en mi pecho.- Nadie jamás se enteró, incluso Tae no lo sabe, mi madre tampoco.- Trago el nudo que tengo en la garganta, y bajo mi mirada con intención de esconderla.- Creo... que eres la primera persona a la que se lo cuento.- No levanto mi mirada.- Ambos nos lastimábamos y lo ocultábamos. Nadie sabía y eso estaba bien para mí y para él. Estaba bien cuando él lo estaba y mal cuando se encambronaba. Nuestras personalidades chocaban pero nos amábamos profundamente, o eso creí yo...
Mis manos se aferraron entre ellas, apretándose mutuamente para liberar la tensión.
-Un día, sin previo aviso, llegó a mi casa y me dijo que se había terminado. Que lo nuestro no podía seguir. Que él no me amaba y que nunca lo hizo. Que amaba a alguien más y que aquella persona no lo lastimaría, ni la lastimaría. Que lo nuestro fue un gran error.
No aguanto y mis lágrimas empiezan a correr. Hace tanto que no hablaba de Yoongi.
-¿Cómo pude haber soportado tanto un "error"?- Digo entre sollozos.- ¿Cómo amar tanto a una persona puede ser un "error"?
Con la manga de mi saco, intento secar con furia todas las malditas lágrimas que caen. Jimin aún aguardaba en silencio, no quería verlo a la cara, así que no sé que expresión tiene.
-Desde aquel momento me cerré de toda forma posible a todo el mundo.- Digo respirando hondo para calmar mis lágrimas.- Desde allí, Tae, Hobie y mi madre conocen la historia. Nunca han sabido de los golpes. Sin embargo, mis acciones después de la separación no fueron las mejores tampoco. No quería hablar con nadie, ni comer, ni hacer absolutamente nada. Solo quería estar solo. Sino era Yoongi no quería estar con nadie más...
Siento como Jimin se acomoda a mi lado, acercándose, puedo sentir todo su costado pegado al mío.
-Cuando intenté salir de ese pozo, mi cabeza me jugaba malas pasadas. Sufría ataques de pánico tan seguidos, que no podía esta solo, entre Tae, Hobie y mi madre se turnaban para quedarse conmigo. Pero era testarudo y me escapaba, quería buscarlo, y al no encontrarlo, volvía a sentir ese vacío en mi pecho. Esa necesidad de él, de su tacto, de su mirada. Lo necesitaba, pero ya no estaba, provocándome ataques de pánico. Haciéndome creer que moriría, sin el moriría. Volviendo a caer en cualquier lugar que me encontraba. Ya sea en casa, o en la calle. Llegué a ser victima de accidentes por culpa de esa maldita enfermedad. Me internaron, porque poco tiempo después, yo lo deseaba realmente. Deseaba que esos ataques sean realidad y que me maten de una vez por todas, era demasiado cobarde para hacerlo yo mismo. Necesitaba algo más. Pero nunca llegaba, la muerte no estaba, solo llegaba a desmayarme para volver a despertar en aquella pesadilla.
-Jungkook...- Me llama Jimin separando mis manos para entrelazar la suya con la mía. Miro nuestras manos entrelazadas e inconscientemente recuerdo a Yoongi, lo suelto de forma brusca. Jimin se sorprende por mi acción pero me comprende.
-Lo siento... Yo... no quise...
En silencio, se levanta y se para en frente mío, para luego acuclillarse y quedar a mi altura. Su rostro demuestra comprensión y mis lágrimas vuelven a correr.
-¿Por qué no te conocí antes...?- Pregunto más para mi mismo que para él. Jimin sonríe y apoya su frente contra la mía. Ambos respiramos el aire del otro y eso es suficiente para calmar mi llanto.
-Yo estoy aquí, Jungkook...- Me susurra Jimin cerca de mi boca.- Ya nadie te hará daño jamás. No lo permitiré. Yo estaré a tu lado, no importa lo que pase. Así que no te alejes de mí ¿de acuerdo?
Aún con mi frente pegada a la suya, asiento.
Jimin... tengo tantas cosas que decirte que no sé por dónde empezar. Sin embargo, no es el momento. No ahora. Ya habrá tiempo para ello. Lo único que se ahora mismo, es que te amo. Te amo tanto, Jimin, que creo en tus palabras. Creo ciegamente en ti. No te alejes, por favor, Jimin. Te lo ruego... No te alejes de mí.