Sentencia(dos).

By phoenixetwolf

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Todos tenemos secretos. Pueden parecer inofensivos... pero, ¿y si no lo son? ¿Qué pasa cuando alguno de esos... More

Introducción
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Epílogo

Capítulo 25

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By phoenixetwolf


-Sabes tan bien como yo que es una trampa, Kushina.

-¡No pienso dejar morir a Naruto! ¡LO ESTÁ TORTURANDO, MINATO!

El rubio soltó aire en un siseo.

-Kushina. Sigue siendo una trampa.

-Minato seguramente tendrá razón, Kushina -intervino Kakashi, rascándose la barbilla a través de la bufanda.

-No puedo dejarlo morir... Es que no puedo...

-Nadie está diciendo eso. Tenemos que encontrar a Naruto, pero no podemos seguir sus reglas.

-¿Y qué haremos si llega la noche y no lo hemos encontrado? ¿Entonces qué, Minato?

-No tenemos que plantearnos esa posibilidad -sentenció Rin muy seria. -Kakashi, cuando fuiste al hospital, dijiste que ese tal Uchiha Sasuke se había ido, ¿verdad? -el peli-blanco asintió. -Podemos llamar a Obito. Quizá tenga alguna información.

Kakashi la miró un momento. Después asintió.

-No es mala idea.

.

Al final habían decidido ir ellos solos. Orochimaru, Kabuto, Kushina y Minato se habían quedado en la comisaría, intentando rastrear la llamada, revisando los papeles de Minato -no estaba de más asegurarse- y pensando qué hacer si llegaba la hora señalada. Aunque, técnicamente, no tuvieran ninguna.

Hacía frío. Estaba seguro de que poco faltaba para que empezara a nevar. Aquel había sido el invierno más frío que recordaba, y apenas acababa de empezar.

Kakashi se arrebujó en el abrigo, mientras Rin bajaba del coche con un anorak y una larga bufanda que casi le caía hasta el suelo.

-Lista. Perdona.

Kakashi negó con la cabeza, y ambos entraron en el hospital.

Como siempre, allí todo era un caos ordenado, como le gustaba describirlo. Un montón de gente corriendo de un lado a otro a toda prisa, sin tener realmente idea de a dónde iban o con qué si iban a topar.

-Perdone -se anticipó Rin, saludando al recepcionista con una sonrisa. -Nos gustaría hablar con el doctor Ishiyama Obito. -antes de que pudiera replicarles con alguna grosería, Rin le puso la placa en las narices, sin dejar de sonreír. -Tenemos prisa, gracias.

Entre refunfuños, el hombre cogió el teléfono e hizo una llamada.

-¿Por qué eres tan agradable? -ella se encogió de hombros.

-No cuesta nada ser agradable.

Kakashi soltó un gruñido, claramente divertido.

Cinco minutos después apareció Obito, vestido con un pijama verde cubierto de sangre.

-Espero que sea importante -refunfuñó. -He dejado una operación a medias.

-Es importante, Obito -le aseguró Kakashi. -¿Podemos hablar en un sitio más privado?

Obito les condujo a la azotea, el único lugar sin cámaras de todo el edificio, y le resumieron los acontecimientos lo más rápido que pudieron. Por supuesto, si solo hubieran querido información superflua por parte de Obito no les habría sido necesario contarle la historia. Pero, aparte de ser un buen amigo, querían todo lo que Obito pudiese tener.

-¿Uchiha Sasuke? Sí, me acuerdo de él, porque Naruto vino otra vez al hospital y me preocupé... Dios, ¿y le han secuestrado? -no les dio tiempo a contestarle; ya estaba agitando los brazos en el aire frenéticamente.

-Dios. A ver. ¿Qué queréis saber?

-Cualquier cosa que puedas contarnos sobre él. Fue muy sospechoso que se fuera del hospital en cuanto Naruto desapareció. Una dirección, algo que te pareciera sospechoso, un retrato robot...

-Haré lo que pueda, pero no vi nada anormal en él. -sacó su móvil y tecleó rápidamente. -Tenemos una dirección, claro, pero si está implicado, lo más seguro es que sea falsa.

-Lo hemos pensado también, pero es mejor que nada. Quizá no dieran una dirección totalmente inventada. Quizá esté relacionada con ellos de alguna manera.

-Quizá -contestó Obito, pero era obvio que ninguno de los tres lo creía. -Tenemos una foto suya en la ficha, así que el retrato robot no será necesario. Y estoy seguro que el de la foto es él, porque yo...

Se quedó callado, con la vista fija en su teléfono móvil.

-Obito, ¿qué pasa?

-Escuchad esto. Estaba ojeando su historial médico, y desde luego, el chico no ha pasado por un camino de rosas. Desde hace un par de años ha venido aquí numerosas veces: cortes y contusiones múltiples, fracturas de costillas, fisura de la tibia... -soltó un silbido.

-¿Malos tratos?

-Tiene toda la pinta. Y su ficha en este hospital empieza hace dos años, así que creo que debió mudarse por aquel entonces. Vamos, que puede que esto empezara mucho antes.

-¿Crees que ayudó a los secuestradores coaccionado?

-No creo que alguien pueda coaccionar a una persona durante dos años. Pero si es un pariente, pudo haberle metido la obediencia a golpes. En el hipotético caso de que sea parte de todo esto.

-No creo en las casualidades -respondió Kakashi, estirándose como un gato. Ambos sabían que hacía eso cuando estaba nervioso.

-Pues con esto tienes un dato. Uchiha Sasuke. Se mudó aquí hace dos años, y seguramente algún pariente lo maltrata... aunque hace unos siete meses que no viene por aquí.

-Quizá ha aprendido a obedecer -Rin tragó saliva.

-Es... lo más probable -dijo Obito, guardándose el móvil de nuevo en el bolsillo.

-Vamos. Tenemos que revisar su dirección... o buscar edificios comprados y alquilados en los últimos dos años.

.

No. Sasuke no sabía obedecer. Más bien, sabía, pero odiaba hacerlo. Las cicatrices le ardían bajo la piel, como si fueran tan recientes como las de Naruto. Naruto. Por él, ni siquiera le importaba. Por él, iba a arriesgarse a que esas cicatrices renacieran incluso con más rabia.

Y lo peor de todo era que ni lo entendía.

-Tenemos que irnos, Naruto. ¿Puedes caminar?

El rubio seguía aturdido, pero menos confuso ahora. Mejor dicho, más lúcido. Porque estaba más confuso que nunca.

-¿Qué quieres decir? ¿Irnos? ¿Cómo?

-Nos largamos de aquí. Vamos. O acabarás muerto.

-Si intentamos salir, nos matarán a los dos. Idiota.

Sasuke soltó una risa nerviosa.

-He aprendido del mejor. Vamos, levanta.

A regañadientes, Sasuke pasó el brazo del rubio por su cuello. Naruto soltó un gemido por las heridas, pero se esforzó por no quejarse.

-¿Estás bien?

-No... -tosió. -¿Cómo esperas...?

-Hidan e Itachi se han ido. Con un poco de suerte, solo Kakuzu estará por aquí.

-¿Un... poco de suerte?

-Vamos -insistió el moreno. Se recolocó un poco al rubio y echó a andar hacia la puerta.

Aquello iba a salir terriblemente mal. Naruto hacía lo que podía, pero había perdido tanta sangre que se mareaba con apenas moverse, y las heridas le impedían caminar más rápido. Sasuke intentaba recordar donde estaba Kakuzu habitualmente, pero apenas sabía mucho de él. De todas maneras, solo había una elección para salir de allí: las escaleras o el ascensor. Y Naruto no estaba en condiciones de bajar las escaleras. Él tampoco, en realidad.

Sintió un pinchazo en el cuello.

Se giró. Naruto le había pellizcado.

-¿Qué haces? -susurró.

-Para... Viene alguien -gimió. Sasuke aguzó el oído. Pasos.

Soltó una maldición y prácticamente cargó con el muchacho rubio mientras corría a una habitación cualquiera. Entró y cerró tras él, atascando la puerta con una silla.

-Tendremos problemas si descubre que no estás. Mierda, mierda.

No recibió respuesta. Se giró. Naruto estaba en el suelo, la cabeza apoyada dulcemente sobre su brazo, los ojos firmemente cerrados.

-No. ¡No, no, no! -se tiró sobre él, zarandeándolo sin cuidado alguno. -Naruto, eh, no te duermas. No te duermas.

Sus labios se curvaron en una sonrisa. Sasuke lo miró, aturdido.

-Eres un pesado, Uchiha.

El moreno se rió.

-Usuratonkachi.

Se cruzó de piernas y colocó la cabeza del rubio en su regazo. Sabía que aquel no era el momento ni el lugar. Pero no pudo evitarlo. Era como una brillante luz que pedía que la tocases, que prometía envolverte con su calor.

-Naruto... -agachó su cabeza hasta juntar su frente con la suya. Estaba ardiendo. Genial. También tenía fiebre. -Lo siento. Lo siento muchísimo. Yo no pretendía... yo...

Soltó un gemido de sorpresa cuando notó la mano del rubio ascendiendo por su espalda. Le agarró el brazo, dispuesto a quitarle la mano. Pero algo en la profundidad de sus ojos azules, que parecían ver más allá de él, le obligó a dejarle hacer.

Naruto deslizó la mano hasta sus costillas, y se paró en las numerosas cicatrices que recubrían su piel. Sasuke entrecerró levemente los ojos.

-Tú también sufriste esto. Te obligaron. No... No es culpa tuya -sus labios se curvaron en una angelical sonrisa. Sasuke se sintió como una mierda. ¿Cómo podía sonreír? ¿Cómo podía sonreír, incluso con aquello?

Cerró los ojos con fuerza, apretando su frente contra la del rubio, pero ya era tarde. Ya estaba llorando. 

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