Harry deseó con todo su corazón que esos billetes le hayan servido a Louis, que su mamá no lo regañara más y que pueda estar en comodidad con eso. Estaba pensando en darle más, porque estaba dándose cuenta de todo lo que ha gastado Louis por él y se sintió muy mal.
Louis estaba muy mal económicamente.
Así que esta vez llevó dos billetes de diez dolares para dárselo a Louis.
Caminaba a su casa. Sabía que Louis estaba apunto de llamarlo por eso no lo esperó.
—Harry —llamó con la voz apagada.
El rizado frunció el ceño. Y volteó al ver a Louis, tenía sus ojos tristes detrás de esas gafas tan delicadas que llevaba.
—¿Qué? —dijo Harry algo tímido.
—Te traje tu dinero y una flor.
Harry estaba confundido. Se suponía que debía gastar ese dinero, no devolvérselo.
Le tendió la flor y el rizado negó con la cabeza. Le pegó un manotazo a la flor y le dijo:
—No, Louis.
El castaño miró la flor que estaba en el suelo y Harry notó que Louis quería llorar. El rizado rápidamente sacó los dos billetes y se lo arrojó al suelo para voltearse e irse pero Louis lo llamó.
—No lo quiero. No lo necesito.
Harry volteó lentamente mordiéndose el labio y nervioso, le dijo:
—Sí. Lo necesitas.
—No. No quiero tu dinero.
—Sólo tómalo —dice Harry.
Y Harry volvió a caminar para largarse de ahí.
Louis recogió todo del suelo rápidamente y siguió a Harry para tomarlo del antebrazo y hacerlo girar para que lo mirase.
—No quiero tu dinero, quiero tu amor —le dijo en un tono triste mirándolo a los ojos.
El estomago de Harry dio un revuelto y sintió que iba a desmayarse pero abrió su boca para responderle pero enrojeció. Miró la flor que estaba muy cerca de él y se marchó sin decir una palabra.
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