[Jimin]
Era el alcohol, definitivamente era eso lo que hacía que no me pudiera concentrar en el prominente par de pechos que tenía frente a mí, lo que provocaba que mi mente estuviera constantemente pendiente de Jungkook. Al principio fueron ligeras preocupaciones sobre cómo le estaría yendo la noche con Zico, pero a medida que pasaba el tiempo me inquietaba el solo hecho de que yo no estuviera con él y la idea de que hubiera terminado con el rubio ya no me parecía tan magnífica como minutos antes.
"¿Se habrán besado? ¿Y SI LO ESTÁN HACIENDO AHORA MISMO EN UNA HABITACIÓN?"
" Nah, eso es imposible, Jungkookie es demasiado inocente..."
"¡Pero ha bebido, y estando borracho seguro que es capaz hasta de montar un trío!"
"Tranquilízate Jimin, después de todo era eso lo que querías. Que Jungkook encontrara a alguien y la pasara bien... ¿verdad?"
Cerré los ojos con fuerza, intentado ahuyentar cualquier pensamiento sobre el pelinegro que me alejara de mi cometido, y mi cometido ahora era tirarme a la chica que tenía sentada sobre mis piernas. Estábamos en la sala de grabación de Hoseok, lugar que solo y únicamente me reservaba a mí cada vez que daba una fiesta en su casa. Era un picadero genial, con dos sofás enormes, una mesa o directamente una sencilla silla, como la que estábamos usando ahora mismo.
- ¿Jimin, pasa algo? –la voz de mi acompañante me sacó de mis ensoñaciones. Liberé su cuello y la miré desconcertado, sin comprender a que se refería. Suspiró con hartura y se apresuró a explicarme. –Llevamos más de veinte minutos y tu "amigo" sigue sin despertarse.
- Oh, eso... –bajé la vista, más que nada para aseverar aquello que yo ya sabía de sobra. Y efectivamente mis pantalones de cuero seguían igual que al empezar la noche, sin ningún destacable bulto que hiciera presión bajo ellos.
- ¿Es mi culpa? –preguntó con preocupación, formando un adorable puchero. Quizás demasiado exagerado a causa del alcohol que llevaba en el cuerpo, por lo que no me resultó adorable, más bien penoso.
- N-no, no, claro que no –me apresuré a responder, agarrándola suavemente de los hombros para calmarla. De ningún modo dejaría que ella se sintiera mal consigo misma por mi culpa, pues a pesar de todo, seguía pudiendo apreciar su fantástico físico. Simplemente ahora no estaba centrado, solo eso.
- ¿Entonces?
- Estoy preocupado, supongo. Dejé solo a un amigo y no puedo dejar de pensar en ello.
- ¿En la fiesta? –asentí y rió, rodeando nuevamente mi cuello con sus brazos. – Estará bien, bobo. Ni que lo fueran a violar.
"¿VIOLAR? ¡NO HABÍA PENSADO EN ESO! ¡PODRÍAN VIOLARLE, Y ENCIMA SERÍA POR MI CULPA!"
Bajé la camiseta que me encontraba quitando a mi acompañante y me levanté de inmediato, cogiendo a la chica en brazos y saliendo del cuarto con ella. Solo iba a asegurarme de que Kook estuviera bien, no es que me preocupara, es decir, sí que me preocupaba, pero de igual forma que podía preocuparme por Tae o Hoseok.
- ¡¿Se puede saber que mierda haces?! –exclamó con enfado la rubia cuando la dejé en el suelo al tiempo que cerraba la puerta con llave. Sí, acababa de perder un polvo, pero por algún motivo tampoco me importaba tanto.
- Será mejor que lo dejemos para otro día –le informé amablemente, acercándome a besarla para ser rechazado con un muy poco agradable empujón en todo el pecho. Me encogí de hombros, pero no me quedé a ver como se marchaba con paso indignado por el pasillo, sino que me apresuré a llegar al salón principal, lugar donde había dejado a Jungkook hacía unas horas.
"Tranquilízate Jimin, que no es un bebé"
"Tiene cara de bebé"
"Touché"
Y mientras mantenía una entretenida conversación mental conmigo mismo, llegué a mi destino, donde no tardé ni medio minuto en divisar al pelinegro, quien no parecía estar pasándolo mal. De hecho, la forma en la que se estaba comiendo la boca con otro tío en medio del sofá, me daba a entender todo lo contrario. Lo mejor es que ese chico no era ni Zico, y me aseveré de ellos cuando les separé y senté casualmente entre los dos.
- ¿Qué mier-
- ¡Jimin! –exclamó felizmente Jungkookie al verme, interrumpiendo las palabras de su acompañante y lanzándose sobre mí. – ¡Volviste!
- Claro que he vuelto, te dije que lo haría –respondí más relajado, sintiendo como me volvía a latir el corazón a una velocidad normal. Jungkook estaba bien, todo estaba bien. Bueno, el que el chico que ahora se encontraba a mi lado, hubiera estado besándole hacía apenas unos segundos, no estaba bien, pero ya me había encargado de arreglarlo, así que no me preocupaba más.
- ¿Y tú eres?
- Su amor platónico –respondí con orgullo al desconocido, rodeando a Jungkook con un brazo por los hombros y atrayéndolo a mí.
- Mi amor platónico –me respaldó el menor, sonriente. Definitivamente, el pelinegro estando borracho no tenía nada que ver con su estado sobrio. En otra ocasión me habría molido a palos por haber respondido algo así.
- ¿Sois novios? –preguntó el otro chico desconcertado, provocándome risa.
- Que va –negué, aún sin dejar de reír, y le revolví el pelo amistosamente a Jungkookie antes de responder. –Yo soy hetero, no me van los penes.
- Ah, entiendo... –Dijo asintiendo, aunque no parecía entender, más bien sonaba como si estuviera asintiendo por el mero hecho de asentir, como si yo fuera idiota. Y tras eso estuvimos en silencio unos segundos, sin que ninguno de los tres hablara, únicamente sintiendo como Jungkook me comía con la mirada y se apoyaba en mi hombro, hasta que el desconocido rompió tan agradable momento. – ¿Entonces te vas?
- ¿Eh? –le miré sin comprender del todo.
- Ya sabes, estábamos ocupados.
Y ahí mi cabeza terminó de entender, recordando que clase de actividad estaban realizando antes de que yo llegara. Fruncí el ceño y me arrimé más a Jungkook, alejándole de ese pervertido que solo quería aprovecharse de él.
- No vas a tirarte a mi Jungkookie si es eso lo que piensas –le informé mirándole fijamente, porque no iba a hacerlo. No le dejaría.
- Creo que tú no eres quien para decidir eso –respondió con una sonrisa, y seguidamente miró a Jungkook, sorprendiéndole y haciendo que levantara la cabeza de mi hombro, donde la tenía apoyada. - ¿Jungkook?
- Yo quiero tirarme a Jimin, pero él no quiere –respondió con resignación, volviéndose a dejar caer sobre mí. Yo miré al desconocido, sonriendo triunfante, disfrutando de cómo soltó un bufido y se puso en pie, largándose de mi vista. Eso, mejor que se fuera, cuanto más lejos de Jungkookie mejor.
- Ey –le llamé dulcemente, disfrutando de la vista cuando levantó la barbilla, mirándome con esos enormes ojos negros. ¿Por qué sentía ganas de besarle, de comérmelo ahí mismo? ¡Ash, eso era su culpa, por ser tan jodidamente adorable para ser un hombre! ¡Me confundía! – ¿Dónde fue Zico?
- Le llamaron al móvil, un tal Yoongi creo.
- ¿Y te dejó solo?
- Me dijo que si no volvía a su departamento antes de media hora, su novio le mataría.
- E-espera –fruncí el ceño, sin terminar de encajar lo que el pelinegro me contaba. Hoseok me contó que Zico era perfecto para rollo de una fiesta, que siempre iba en busca de eso. – ¿Novio?
- Ajá. Me explicó que tienen una relación abierta, aunque yo no lo entendí muy bien –se encogió de hombros, hinchando tiernamente los mofletes con confusión. – Si yo saliera contigo, no soportaría pensar que te acuestas con otros.
- Tranquilo, que no lo haría –respondí con serenidad, sin saber el gran peso que llevaban mis palabras. De hecho no era ni medio consciente de lo que podían estar influyendo mis actitudes en Jungkook y sus sentimientos desde que había llegado. –De todas formas, mejor así.
- ¿Mejor? –abrió mucho los ojos, terminando por dejar sus labios formando una adorable "o", acreditando mis pensamientos sobre lo de que era demasiado tierno para ser un chico. Era completamente normal que quisiera comérmelo si hacía esas cosas, además de que el alcohol me confundía aún más.
- Zico no te convenía.
- Ya lo sé –respondió encogiéndose de hombros, apoyándose nuevamente sobre mi brazo y por consecuente apartando la vista. Parecía desanimado, decaído, y podía imaginar el motivo. – Solo me convienes tú.
- Efectivamen... ¡eh, quiero decir, no! ¡Efectivamente no! –mierda, de nuevo el alcohol haciendo de las suyas, queriéndome hacer decir cosas que en realidad no pensaba. Lo mejor era que ni siquiera había bebido tanto, era increíble.
- Eso no tiene sentido, Jimin –se rió para terminar recostándose infantilmente sobre mi regazo, utilizándome de cama. Al extremo del sofá estaban unos amigos de Zico charlando animadamente, tan metidos en lo suyo que ni siquiera nos miraron.
- ¿Tienes sueño? –pregunté en voz baja, inclinándome sobre él, quien había cerrado los ojos y terminado de tumbar por completo, usando mis piernas como almohada. Asintió sin mirarme y sonreí por lo inocente que se veía en ese momento. – Te llevaré a un sitio donde puedas estar tranquilo.
Volvió a asentir, de nuevo más por inercia que por haberme oído. Estaba cayéndose de sueño y esa imagen me resultó una de las más bonitas que había visto en mucho tiempo, haciendo notable la maldita adorabilidad que el pelinegro no debería poseer, pero que aún así era innegable que tenía. No entendía como jamás podía haberme percatado de ello.
Le cogí en brazos, provocando que soltara un quejido por haberle levantado. Reí en voz baja y seguí con mi cometido, levantándole al estilo princesa de cuento, sintiendo como me rodeaba el cuello con sus brazos y descansaba en mi pecho durante el trayecto. Mientras me dirigía al estudio de grabación, de lejos vi como Hoseok, Taehyung y más gente jugaban al "yo nunca" en medio de la cocina. Hacían tanto ruido que me alegraba enormemente poder llevar a Jungkook a una habitación vacía, pues seguro que con el alboroto de la fiesta le sería imposible descansar bien.
Cuando entramos le tumbé sobre el sofá, con cuidado de no lastimarle, aunque él en ningún momento se quejó, a excepción del final, cuando quise quitarme su agarre del cuello. Negó, haciendo un puchero y atrajo con más fuerza hacia él, provocando que cayera encima. Menos mal que apoyé a tiempo las manos en el posabrazos y dejé una considerable distancia entre nuestros cuerpos, pues de lo contrario le habría aplastado.
- Quédate conmigo –murmuró mirándome, haciendo que únicamente pudiera fijarme en el brillo que desprendían sus ojos entre toda la oscuridad que inundaba el cuarto, pues obviamente no había encendido la luz. El cometido era que Jungkook durmiera, y había suficiente iluminación con la lunar que entraba por la ventana.
- Está bien –respondí de inmediato.
No sentía ganas de irme, quería quedarme, estaba muy a gusto con él, muy tranquilo. Era agradable, tanto como hacía tiempo que no me sentía, diferente a con las demás personas que había estado.
Conseguí que me soltara el suficiente tiempo para ir a cerrar la puerta, pero aunque solo tardé medio segundo, escuché su voz desde el sofá llamándome con inquietud. Volví rápidamente hacia él, sonriendo y acariciando su mejilla para tranquilizarle, disfrutando de su reacción a mi tacto. Y finalmente terminamos tumbados en el ancho sofá, con su cuerpo sobre el mío y su acompasada respiración a medio milímetro de mi cuello, haciendo que me planteara por ochenta vez en lo que llevábamos de noche, mi orientación sexual. Cayendo dormido con la idea de que el culpable de mis dudas era el alcohol. Que mi heterosexualidad seguía presente, que al siguiente día debería hacérselo ver a Jungkook para no confundirle, y sobre todo, no confundirme a mí mismo.