Esa noche tocaba patrullaje, Ladybug y Chat Noir siempre vigilaban desde la torre Eiffel.
Llegada la noche, los dos fueron, como siempre a hacer su guardia.
-Hola My Lady- dijo Chat besando la mano de la superheroína.
Ésta no dijo nada, solo agitó su mano para devolverle el saludo.
Pasó un buen rato, ninguno de los dirigió palabra alguna, el silencio entre éstos era sorprendentemente incómodo, hasta que Ladybug habló.
-Chat, siento estar así, es sólo que he tenido un día muy duro y me siento confundida, triste..., no sé cómo expresarlo.
-Oh, yo..., perdón, debí haberte preguntado qué pasaba, antes de saludarte y besar tu mano..., lo..., lo siento.
-No te preocupes, no fue tu culpa (claro que en parte lo fue, por decirme los sentimientos de Adrien), tú no tienes nada que ver - dije, tratando de sonar lo más honesta que pude.
-Mmm... Creo que yo se cómo podrías animarte un poco.
-Ja, ¿en serio, cómo?
Él se levantó, se colocó detrás de mí, y me dio un gran abrazo.
Abrazos. Una de mis mayores debilidades, no podía echarme a llorar, no como Ladybug, debía mantener mi reputación.
Después de un largo rato, Chat se separó de mí, preguntando qué tal me sentía ahora.
La verdad, sentí un pequeño alivio al tener un abrazo tan cálido de uno de mis mejores amigos. Estaba claro que ese abrazo me reconfortó.
-Chat, gracias, en serio necesitaba uno.
- De nada, My Lady, yo haría lo que fuera por ti.
Duramos gran parte del patrullaje sin decir nada, sólo sentía los grandes y hermosos ojos verdes de mi compañero clavados en mí, como si tratara de decirme algo, pero no fue así, todo fue silencio, tranquilidad y calma. Hasta que dieron las 2 de la mañana, a esa hora terminaba el patrullaje; me despedí de Chat, acariciando sus suaves cabellos rubios ,como haría con un gato real, él se levantó y me dio un beso en la mejilla, para luego alejarse saltando de árbol en árbol, perdiéndose entre todos aquellos edificios.
Y entonces lo entendí, la intención de Chat aquél día no había sido querer lastimarme, sino hacerme ver la realidad..., la cruel realidad.