¿Quieres ser mía? (JASN Libro...

By ReynaCary

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¿Jugamos a ser novios? Libro #3 ¿Quieres ser mía? ¿El último juego? Con los planes de la boda de su hermana m... More

¿Quieres ser mía? #3 (Sinopsis)
¿No quería conocerte?
¿15 minutos?
¿El modelo?
¿Lentes de contacto?
¿Advertencia?
¿Olor a lluvia?
¿Ardilla?
¿Azul?
¿La fotografía?
¿Gemelas?
¿Eres perfecto?
¿Nena?
¿Hablar de travesuras?
¿Pequeña mentirosa?
¿Nuestro personaje?
¿Soltarás mi mano?
¿Piel contra piel?
¿Uno más?
¿Arrepentidos?
¿No estoy enamorada?
¿Lazarillo?
¿Juzgar por apariencias?
¿Gemelos fraternos?
¿Igualar el marcador?
¿Demasiado tarde?
¿Quieres ser mi...?
¿No es la novia de Julián?
¿Padrino de traje?
¿Quieres ser mía?
¿Final?
¿El mito del ramo? (Final)
¿Epílogo?
¿Juegas conmigo? Información + Sinopsis
¿Juegas conmigo? Fecha de publicación.

¿Personalidad especial?

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By ReynaCary

Capítulo 14

Brenda entró con apuro a la agencia, su sombrilla se atoró en una de las puertas pero logró sacudirla para quitarle el exceso de agua y dejarla en el escurridero de la entrada junto a las de otros empleados. A pesar que solo había caminado una calle sus mejillas se habían entumecido por el frío y no dudaba que estarían ligeramente rojas. Se quitó un guante y palmeó su mejilla derecha un par de veces antes de ver una silueta conocida. A punto de gritarle notó que Julián parecía estarse escondiendo entre la pared del pasillo, tenía el celular en la mano y se asomaba con cautela.

Ella se cruzó de brazos y esperó. Hasta ese momento notó que la recepción se encontraba vacía, no estaba ni siquiera la mujer que siempre le lanzaba miradas molestas. Vio que Julián empezaba a caminar hacia ella con la vista sobre su hombro para revisar que el camino estuviera libre y no se percató de su presencia hasta que casi la atropelló. Chocó con ella y dieron un par de traspiés antes de estabilizarse. La vio fijamente antes se suspirar.

—Creí que hoy no te tocaba venir —le dijo echando un vistazo hacia atrás.

—No, pero recibí un mensaje tuyo donde me pedías que viniera a verte con urgencia —le dio una sonrisa burlona y sacó su celular.

—Yo no te envíe nada —aclaró rápidamente.

Brenda rodó los ojos, sabía de antemano que él no le había enviado el mensaje, esa forma de escribir no era de Julián y su primera sospecha fue aquel hombre con un gusto extraño por la ropa extravagante.

—Pero sí aquí pusiste —dirigió la vista a la pantalla del celular y leyó con voz exagerada—. Necesito que vengas con urgencia a la agencia mañana después de tu labor universitaria.

—Yo no escribí eso.

—Ya lo sé —dijo con obviedad—. Estas son palabras de alguien inteligente.

—Exac... —le lanzó una mirada asesina.

—Y ¿De quién te escondes? —le preguntó ignorando los rayitos dirigidos a ella que parecían salir de sus ojos.

Julián volvió a voltear hacia atrás como si hubiera olvidado que se escondía de alguien.

—De Jona. Necesito salir por un momento pero no me dio permiso así que estoy escapando —contestó, esta vez murmurando y aunque no había nadie a la vista con su representante nunca se sabía, él aparecía como por arte de magia—. ¿Quieres venir?

Brenda le sonrió.


—Ni siquiera sabes a donde voy —habló Julián cuando salieron del estacionamiento—. ¿Sueles subirte al auto de cualquier persona sin preguntar a dónde va?

Brenda se colocó el cinturón de seguridad y arregló su cabello antes de acomodarse en el asiento, una vez cómoda volteó a ver a Julián que ya conducía por la carretera.

—Solo en los autos de personas con buena posición económica, así si me secuestran o venden en el mercado negro mi familia puede denunciarlo y sacar provecho a lo grande —respondió con confianza haciendo que Julián sonriese de lado.

—Tienes una grande imaginación.

—Solo estoy preparada para lo que se venga —estiró sus piernas y como ninguno de los dos parecía querer seguir con la plática decidió empezar a tocar alguna canción golpeando las palmas de sus manos en sus piernas.

Estaba centrada viendo por la ventana, ya habían recorrido bastante del camino en un cómodo silencio, al menos por parte de ella que se sentía muy a gusto en el auto.

Sintió la mirada de Julián apenas un segundo sobre ella antes que frenara el auto repentinamente. Debido a la fuerza se sacudió hacia el frente sosteniéndose con las manos y con el corazón latiéndole a mil por hora volteó a verlo.

—¿Qué pasó? —le preguntó asustada.

El muchacho negó con confusión antes de ver por el retrovisor y apagar el auto.

—Creí ver un animal —respondió con nerviosismo. Pudo notar con facilidad como las manos del modelo temblaban sobre el volante del auto, con una inspiración bajó la ventana y asomó su cabeza tomando aire y revisando la carretera—. Me distraje y al parecer solo vi mal.

Cerró la ventana y encendió el auto aunque se quedaron todavía un par de minutos en ese lugar.

—Se supone que yo soy quien está casi ciega —habló con tono de burla en un intento por alivianar la tensión. Vio como Julián sostuvo con fuerza el volante antes de poner en marcha el auto. ¿Qué le había pasado? Pensó algún tema de conversación pero él se adelantó.

—¿Estás usando pantalón hoy? —preguntó sin despegar la vista de la carretera.

Ella bajó la mirada hacia sus piernas, estaba usando un pantalón de mezclilla color negro con unas botas cafés hasta la rodilla que había combinado con un abrigo del mismo color. Asintió con una sonrisa.

—¿No has visto el clima? Me gustan las faldas pero también sé cuándo debo usar un pantalón para protegerme del frío. Es una lástima que no puedan admirar mis piernas en todo su esplendor —terminó con una sonrisa.

—Uy sí, una lástima —comentó sarcástico.

—Pues creo recordar que una vez en cierta sesión de fotos tú junto a Tom y Jerry estaban viendo mis piernas —le recordó haciendo que Julián apretara los labios con incomodidad—. ¿En serio creyeron que no me daba cuenta con sus comentarios descarados?

—En primer lugar yo no dije nada sobre tus piernas —indicó rápidamente—, y segundo lugar eran esos asistentes los que estaban hablando tonterías y...

—Y en tercer lugar hoy notaste que no estaba usando falda ¿Qué hacías con la mirada tan debajo de mi cara? —preguntó burlona—. ¿Es qué eres un pervertido?

Julián volvió a apretar sus labios mostrándose incómodo. Brenda supuso que él se había dado cuenta que invitarla a donde sea que fuesen había sido una mala idea, pero era superior a ella la necesidad de molestar a las personas a tal grado de hacerlos sentir incómodos y Julián era su persona favorita para hacerlo.

—Sería imposible no notarlo cuando tus piernas siempre están a la altura de mis ojos —murmuró el muchacho en respuesta a su anterior comentario.

—Si me hicieras un espacio en tu sillón no tendría por qué sentarme en el reposabrazos.

—Es un sillón individual y hay mucho lugar para que te sientes, sé que lo haces para molestarme.

—Denle un premio al más inteligente del mundo, por favor —dijo con fingida emoción mientras aplaudía con entusiasmo.

Antes de seguir con su burla el teléfono de Julián empezó a timbrar y como él estaba manejando Brenda lo tomó rápidamente, vio la pantalla y al ver el nombre de Jona sonrió malévolamente. Descolgó poniéndolo en altavoz y antes que ella pudiese hablar el hombre empezó a reclamar sin parar.

—Cuando digo que no puedes salir es NO. ¿Acaso no entiendes? ¿Tengo que volver a confiscarte las llaves del auto para que lo hagas? Y encima para ir por ese lugar, espero que mínimo hayas tomado alguna vía alterna. Si vuelves a tener otro ataque nervioso te dejaré abandonado en el hospital —terminó Jona guardando un silencio mortal del otro lado de la línea, cuando ninguno de los dos le respondió volvió a hablar—. ¿Julián?

Brenda inhaló exageradamente.

—Jo-Jona —habló con pesar—. Soy Brenda, escucha. Cuando iba llegando a la agencia vi a Julián salir a toda prisa y sabes que me encanta molestarlo así que lo seguí —hizo una pausa y sollozó fuertemente—. Pero antes de alcanzarlo unos tipos salieron de la nada y lo golpearon hasta dejarlo inconsciente, sé que debí llamarte pero lo primero que hice fue llamar a una ambulancia porque había mucha sangre. Tengo su celular, te iba a llamar desde aquí pero no tenía saldo y no sabía qué más hacer —fingió un llanto desesperado y Julián a su lado apretó los labios pero ahora para no dejar salir una carcajada—. ¿Jona?

Silencio.

Ups, probablemente se había pasado con eso, si bien Jona era su representante también tenía cierto cariño paternal hacia Julián.

—Creo que ya lo mataste —dijo Julián en voz alta.

—Tú cállate, estás muriendo, así que no debes hablar. Es más, ponte a imitar el sonido de una ambulancia —lo apuró y extrañamente le hizo caso.

—¿Uuuuh, uuuuh?

—¿Es que jamás has escuchado el sonido de una ambulancia? Eres pésimo.

—Mejor haz que Jona hable o me empezaré a preocupar —le exigió.

—Te estaba creyendo todo hasta que dijiste que el celular de Julián no tenía saldo —habló Jona dejando salir un suspiro—. Su celular es de plan.

Chasqueó con la lengua, nunca pensó eso.

—Eres una excelente mentirosa —volvió a hablar—. ¿No te interesa ser actriz? Serías muy buena en eso.

Soltó una carcajada.

—La actriz es mi hermana, yo prefiero ser la fotógrafa con un extraño sentido del humor. Digo no sería justo que fuese actriz porque le robaría el empleo a mi hermana, si siendo fotógrafa estoy compitiendo con mi cuñado, eso sería demasiado, sólo puedo ser perfecta en una cosa.

—Tu autoestima me sorprende —comentó Julián virando el auto—. Creo que tienes incluso más que yo.

—Jona tiene más autoestima que tú y yo juntos —le respondió y fijó la vista en la pantalla del celular como si pudiese verlo—. Sin ofender.

—No me ofendes, ni Julián se puede ver tan apuesto como yo con cualquier conjunto —dijo Jona con un tono orgulloso en la voz. Ella y Julián se vieron con complicidad—. Cambiando de tema, me alegra que estén juntos, al menos le puedo decir a Israel que no te secuestraron de camino a la agencia —soltó un suspiro—. Ese hombre debería estar medicado, siendo tan joven y con ese problema de nervios. En fin, dejo a Julián en tus manos, Brenda, pero por favor tráelo en una sola pieza.

—Estás en mis manos, Julián —se burló.

—Estoy muerto. Mínimo deja llego a los 26 ¿no?

—No. Adiós Jona —le colgó y dejó el celular en donde lo había agarrado.

—No entiendo por qué Jona te tiene tanta confianza —renegó el muchacho.

Ella negó al mismo tiempo que dirigió su mirada al frente en donde vio un refugio para animales y al lado un hospital veterinario. Julián acercó el auto a la acera y estacionó. Volteó a verlo rápidamente.

—¿Le pasó algo a Nena?

Se encogió de hombros y dejó salir un suspiro preocupado.

—Lleva enferma un par de semanas, ya la había traído al veterinario y estuvo bien durante varios días, pero ayer de nuevo parecía cansada. La traje en la mañana y se quedó aquí para que le hagan estudios, dijeron que a esta hora ya estaría dada de alta.

Asintió y vio como Julián lucía verdaderamente preocupado. Se quitó el cinturón y abrió la puerta para revisar si aún seguía lloviznando, al no sentir ni una gota dejó la sombrilla dentro del auto y salió corriendo hacia la puerta del conductor, abriéndola con ánimo para apresurarlo.

—Será mejor que nos demos prisa —le extendió la mano con una sonrisa.


Entraron juntos y no pudo apartar la mirada del lugar al ver a familias con sus mascotas como si fuesen bebés, le parecía tierno y supuso que Julián también trataba de esa forma a Nena. Al sentir un tirón se apresuró a alcanzar a Julián, pues sus manos seguían unidas y por la diferencia de estatura debían caminar a la par para evitar un torpe andar.

Brenda había aprendido a identificar las emociones de las personas no solo por observar sus ojos sino también al sostener sus manos. Al sentir la presión que le transmitía la mano de otra persona podía sentir su estado de ánimo, por ejemplo, Julián en ese momento se sentía muy nervioso, apretaba con fuerza su mano y estaba temblando. En otras ocasiones sentía la comodidad, la ansiedad, tristeza, inquietud, y diferentes emociones.

Se acercaron al escritorio donde un muchacho acomodaba papeles y tecleaba en una computadora.

—Bienvenido de vuelta, Julián. La doctora está en la sala, puedes pasar —indicó el muchacho con una mano sin dirigirles la mirada.

—Gracias.

Caminando por un pasillo con paredes de cristal en ambos lados vio una increíble cantidad de perros jugando ya fuese entre ellos, con niños o con encargados, estos últimos los distinguió por el uniforme. Buscó a Nena pero supuso que si se encontraba mal de salud estaría en otro lugar.

Al final del pasillo Julián abrió una puerta que en el interior parecía una sala de espera mucho más grande que la anterior, había sillas de colores, cojines, juegos para gatos y perros y, pegado a la pared, un escritorio de madera con las patas mordisqueadas, una de éstas tenía un pedazo de cartón para estabilizarlo. Le causó gracia pero la mujer que estaba detrás del escritorio con ojos brillosos mientras peinaba a Nena le provocó ternura.

—Doctora —habló Julián para llamar la atención de la mujer que levantó la mirada hacia él y le sonrió con cariño.

—Julián, corazón, tan puntual como siempre —agitó una mano indicándoles que se acercaran. Aflojando su mano de la de Julián para que se fuera sintió como él afirmaba su agarre, nuevamente estaba temblando. Y no se movía. Tomó la delantera y lo jaló hacia el escritorio de la doctora que le sonrió con calidez—. Es claro que no eres Azul.

—No, soy Brenda, la fotógrafa y peor pesadilla de Julián. Mucho gusto —le extendió su mano libre y se saludaron antes que Nena saltara en el escritorio con felicidad intentando lamer la mano de Brenda.

—Parece que ya te sientes más animada ¿verdad? —la doctora la tomó en brazos y la extendió a Julián que finalmente soltó su mano para sujetarla.

—¿Está muy enferma? —preguntó con nervios. La doctora negó—. ¿Entonces que tiene?

—Depresión —respondió cruzándose de brazos—. Nuestras mascotas también suelen deprimirse si no pasamos tiempo con ellas, esa pérdida de apetito y ánimo es depresión. Supongo que has tenido mucho trabajo últimamente y no pasas suficiente tiempo con ella. Verás que si la sacas a pasear todas las mañanas y juegas con ella volverá a ser como antes.

Julián sonrió aliviado.

—Eres un mal dueño —le dijo negando con la cabeza y chasqueando la lengua.

—No quiero escuchar eso de ti —respondió entrecerrando los ojos.

—Por eso yo no tengo mascotas, solo a Whisky, pero es de mi hermana casi no está en casa.

—¿Jeanne es tu hermana? —preguntó la doctora.

—Sí...

—No había tenido a ningún cliente que llamase a su mascota como una bebida alcohólica hasta que vino tu hermana aquí.

—Y tuvo suerte, yo pensaba en ponerle "Chupitos", ya sabe cómo la bebida...

—Si yo soy pésimo imitando sirenas de ambulancia tú eres pésima eligiendo nombres —habló Julián que empezaba a batallar con Nena en sus brazos.

—Oye, yo elegí el nombre de mi sobrina.

—Pobre criatura.

—Entonces —habló la doctora llamando su atención—. Llegamos al momento feliz donde te entrego la factura y tú me pagas —terminó con una ancha sonrisa.

Ella y Julián se vieron encogiéndose de hombros.

* * *

—Creo que la cuidas en exceso —dijo Brenda viéndolo acusadoramente. Él abrazó más a su mascota y negó con la cabeza—. Déjala en el suelo —le ordenó señalando hacia abajo.

—No, está mojado y puede hacerle daño.

No pensaba dejar a su perrita en el piso corriendo el riesgo que enfermase, le ponía de nervios verla en mal estado. Brenda se golpeó la frente con una mano y negó.

—Creo que le enferma tu sobreprotección.

—Ya dijo la doctora que es por depresión.

—Y la mejor forma de tratar la depresión de un animal es sacándolo a pasear, pero el perro debe caminar no ir en brazos del dueño.

—No intento sacarla a pasear en este momento, quiero que entremos los tres a mi auto —se giró para caminar los pocos metros hacia su auto, llevaba a Nena en sus brazos y Brenda caminaba detrás de él murmurando algo sobre detestar a las personas sobreprotectoras.

Abrió la puerta del conductor y dejó a Nena dentro antes de asomarse por el techo para ver a Brenda que frotaba sus mejillas para calentarlas. Suspiró.

—¿Por qué no te vas en el asiento trasero? —le preguntó y ella puso una expresión de asco—. Para que vayas con Nena.

Ella abrió la puerta del copiloto.

—No seas tan sobreprotector con tu perrita, si se va en frente sobre mis piernas no pasará nada. De prisa, entra que se me congelan las manos y no sé dónde dejé mis guantes —entró al auto y la escuchó llamar a Nena.

Un par de minutos después ya estaba conduciendo al mismo tiempo que escuchaba a Brenda hablar con su mascota.

Al conducir mantuvo la vista fija en la carretera, ya sentía de nuevo esa sensación de angustia, sin darse cuenta del momento exacto sus manos estaban sudando otra vez, temiendo perder el control del auto alternó cada una de sus manos para poder limpiarse el sudor en sus pantalones. Vio de reojo a Brenda y se maldijo por haberle ofrecido ir con él. Ni siquiera entendía por qué lo había hecho, en primer lugar.

Estaba a solo unos metros, fijó su vista en ese punto exacto de la carretera con el corazón latiéndole con fuerza. Un instante vio a Brenda y al siguiente, de forma inconsciente, frenó el auto de golpe.

Apretó sus manos, maldiciendo interiormente. Golpeó el volante.

—¿Otro animal? —preguntó Brenda con la voz sonando agitada pero sin dejar de lado el sarcasmo. Ella observó la zona y entrecerró los ojos—. Creo que pudiste haber tenido una mala experiencia por este lugar, no creo que sea coincidencia que hayas frenado el auto en el mismo sitio —llevó una mano a su pecho.

Asintió sin atreverse a decirle una palabra. Intentó tranquilizarse y no cerrar los ojos esta vez. Sintió a Nena acomodarse en su regazo como hacía cuando lo sentía preocupado y acarició su pelo.

Brenda encendió las preventivas justo a tiempo pues a los pocos segundos un auto empezó a tocar la bocina, ella, tan amable como siempre, bajó la ventana y sacó casi la mitad de su cuerpo gritándole cosas nada agradables al conductor, hasta que el dueño del otro auto se marchó Brenda volvió a acomodarse sobre el asiento.

—Qué irrespetuoso —dijo acomodándose el cinturón—. Las preventivas ya estaban encendidas. Hay cada persona grosera en este mundo.

Una sonrisa se formó en su boca y dejando caer la cabeza hacia atrás soltó una carcajada cansada. Esa chica en verdad tenía una personalidad muy especial.

—Tengo hambre ¿vamos a comer? —sugirió Brenda de repente—. Y me cuentas por qué te da miedo pasar por aquí. Lo merezco, casi me arrancas la cabeza dos veces.

—Bien, pero no soy mucho de ir a restaurantes.

Ella ladeó la cabeza viéndolo con curiosidad.

—Si encuentras mis guantes en alguna parte de tu auto quiero que me los devuelvas —pidió Brenda mientras se limpiaba los zapatos en el tapete de su casa.

—¿Por qué iba a querer quedármelos? —preguntó tras ella apresurándola a que entrara para cerrar la puerta. En serio que la temperatura estaba bajando a cada minuto.

Dejó a Nena en el suelo y Brenda corrió al baño como si estuviese en su propia casa, aunque después de conocerla durante unos meses no le debería sorprender la facilidad con que ella se adaptaba a cualquier lugar que pisara.

Se dirigió a la cocina, después de haberse lavado y desinfectado las manos revisó lo que tenía en el refrigerador para empezar a cocinar. Era lo que más le gustaba hacer y lo relajaba de una forma que no sabía explicar, pero debido a que vivía solo no es como si pudiese cocinar mucho y a veces hacer una porción de comida no era suficiente. Por eso, aunque no lo admitiría en voz alta, le gustaba cuando Jona llegaba con su esposa de improvisto o cuando hacían esas "fiestas" en su casa, ahí podía cocinar para muchas personas.

—Julián, se me cayó el jabón a un lado del mueble del baño, no pude sacarlo pero como tú tienes brazos más largos seguro sí podrás —Brenda entró a la cocina secándose las manos con una toalla de papel—. ¿Qué hay en el menú?

—El frasco de jabón está atorado en la pared...

—Estaba.

—¿Cómo lo tiraste? —ella se encogió de hombros como respuesta. Inspiró profundamente, lo sacaba tanto de sus casillas.

—¿Qué vamos a comer? —preguntó de nuevo tomando asiento en una de las altas sillas de la isla—. En serio muero de hambre.

—¿Alguna sugerencia? Me inclino más hacia lo vegetariano pero creo que tengo algo de carne en el congelador.

—Como lo que sea mientras sea digerible para mi estómago. ¿Eres vegano?

—No, simplemente me gustan los vegetales más que la carne, aunque sí suelo comerla, pero en porciones pequeñas —ella asintió comprendiendo.

—¿Es muy difícil alimentarte siendo diabético?

La vio fijamente, lucía interesada en el tema, no como otras personas que parecían verlo con lastima, como si tener diabetes fuera la peor enfermedad del mundo. Desde su punto de vista cualquier enfermedad podía ser mala si no se cuidaba el paciente, pero él lo hacía todo el tiempo, no tenía mucho de qué preocuparse.

—No en realidad. Puedo comer casi de todo pero midiendo las porciones, no es muy diferente a una dieta normal de un modelo —sacó ingredientes dejándolos sobre la mesa de la isla—. Ya sabes, cuidando cada cosa que entra a nuestra boca, haciendo ejercicio, yendo a chequeos médicos cada mes.

Ella sonrió.

—Qué fea es la dieta de un modelo, yo no puedo vivir sin comer los panqueques que cocina mi mamá —se sacudió como si la idea de imaginarlo le causara escalofríos—. ¿Te ayudo en algo?

No.

—No he olvidado lo que pasó hace unas horas —dijo Brenda limpiando su boca y dando un largo trago a su té—. Exijo saber por qué casi me asesinas ¡dos veces!

Le sonrió.

—Es que ya no te aguanto —confesó—. Era en plan perfecto para deshacerme de ti.

—Lamento informarte que no podrás deshacerte de mí así de fácil, ni siquiera contratando a la mafia —dijo orgullosa. De nuevo regresó a verlo con una mirada seria y supo que hasta ahí era donde iba a poder retrasar todo—. Hablo en serio, si tienes un mal recuerdo de ese lugar podrías tomar otra vía como sugirió Jona durante la llamada.

—Sólo fue un accidente —jugó con su comida sin dirigirle la mirada—, en donde yo no salí ni con el mínimo rasguño pero mi acompañante quedó muy mal durante mucho tiempo —levantó su mirada. Ella lo observaba de esa forma como al tomarle fotografías, sintió la necesidad de apartar la vista de inmediato, no le gustaba ser "evaluado" por nadie, aunque su trabajo prácticamente era eso. Inspiró—. ¿Has visto los ojos de Jona?

Ella frunció el ceño ante la pregunta, con confusión asintió lentamente.

—Jona suele ser bastante acosador así que no he querido fijarme mucho tiempo en sus ojos, pero tiene una mirada muy seria, aunque he notado su ojo derecho se desvía en ocasiones.

Dejó el tenedor encajado en su comida.

—No, no se le desvía simplemente no tiene un ojo —guardó silencio, ella no ocultó la sorpresa, incluso tomó aire fuertemente—. Tiene una prótesis ocular, perdió su ojo derecho en ese accidente. Y fue por mi culpa.

—¿Tan grave estuvo? Es que no recuerdo que hayan pasado eso en las noticias y yo siempre las veo, desde los 10 años me ha gustado desayunar viendo noticias y leo los periódicos en línea. Y bueno, siendo un modelo famoso creo que eso definitivamente debió ser noticia nacional —habló muy rápido y calló para dejarlo continuar.

—Sí, respecto a eso, tuvimos que hacer algunos movimientos para que no saliera el accidente a la luz —ella entrecerró los ojos con desconfianza—. No estaba ebrio ni nada si es lo que piensas —aclaró pero ella cruzó los brazos sobre su pecho y se recargó en la silla, levantando una ceja de forma altanera—. Sucedió en la madrugada, la carretera estaba casi vacía y yo iba discutiendo con Jona porque no me dejó trabajar para una sesión en donde saldría Matt y otros modelos famosos, me habían rogado para que participara en esa campaña pero Jona declinó la oferta diciendo que tenía mucho trabajo. Me molestaba porque a pesar 19 años seguía atado a las decisiones que mi representante tomara, y como cualquiera a esa edad estaba en una etapa rebelde, quería hacer las cosas a mi forma. Estaba tan furioso que conduje a alta velocidad, recuerdo que Jona apenas había logrado cerrar la puerta cuando arranqué el auto, no le di tiempo de ponerse el cinturón y como estábamos discutiendo fue lo último que pasó por su cabeza. Al no prestar atención a la carretera no vi que me metí al carril equivocado hasta que la luz del otro auto me cegó, logré evitar un choque pero al hacer el cambio de carril perdí el control del volante y el auto se estrelló en una barrera de seguridad. Con el impacto apenas si me golpeé pero cuando volteé hacia Jona él no estaba dentro del auto, la puerta del copiloto estaba deshecha y él a más de 10 metros en un charco de sangre.

Brenda ya había terminado su té cuando levantó la mirada para verla.

—De verdad querías matarme ¿no? —comentó y no pudo evitar rodar los ojos ante sus palabras—. ¿Su vida corrió peligro? La de Jona, me refiero, la tuya no importa porque tú no me pagas.

En serio que ella...

—Estuvo casi un mes y medio internado en el hospital recuperándose de sus fracturas y otro par de meses en reposo, tuvo que ir a rehabilitación para poder caminar de nuevo porque una de sus piernas sí quedó en muy mal estado. También está lo de su ojo se fue por un mes del país para atenderse con un ocularista pero regresó listo para seguir con su trabajo.

Ella asintió y la vio tomar té, frunció el ceño pues recordó haber visto su vaso vacío, cuando se fijó con detalle vio que esa era su taza ¿En qué momento la había agarrado?

—Tienes al mejor representante, aunque no entiendo por qué cubrieron el accidente.

Se recargó en el respaldo y resopló.

—Ese no fue un buen año para mí, me despidieron de un trabajo, golpeé a un paparazzi —Brenda se removió incomoda en su asiento—, me peleé con Matt a golpes, conduje en estado de ebriedad, estuve saliendo con dos mujeres, una modelo de mi edad y otra mujer mayor y por supuesto que medio mundo se enteró de eso, despedí a tres fotógrafos en plena sesión... —enumeró con los dedos y decidió que era momento de parar o de otra forma se le acabarían los dedos para contar todo lo que había hecho, definitivamente no había sido un buen año para su imagen—. Digamos que no necesitaba más atención de los medios.

—Y mis padres se quejan porque dicen que soy la más "rebelde" de todos mis hermanos solo porque soy un poquito —juntó sus dedos índice y pulgar—, traviesa.

—Poquito nada más —dijo sarcástico.

—Al menos no se compara con lo que tú hiciste en un año, aunque no puedo cantar victoria porque aún tengo 18, no puedo decir como seré a los 19 años.

—Por el bien de la humanidad espero que sigas como hasta ahora.

—Jona, Israel y tú siempre me toman como si fuera un demonio —se cruzó de brazos.

—Como el mismísimo satán puedo asegurarte.

—Ni que fuera tan mala. Es porque no conocen a mi amiga, bueno Israel sí pero ella es peor que yo, deberían estar agradecidos por que yo soy la versión buena —suspiró con satisfacción y estiró sus brazos sobre su cabeza—. Creo que será mejor que vayamos a la agencia, se supone que tenía que estar ahí a las 2 de la tarde, ya van a dar las 5.

¿Tan rápido? Se giró para ver el reloj en la pared de la sala para confirmar que faltaban 6 minutos para las cinco de la tarde. Le sorprendió que el tiempo pasase tan rápido. Limpiaron la mesa y una vez que dejó limpia la cocina tomó las llaves de su auto para salir a la agencia. Brenda estaba sentada en el suelo jugando con Nena que no paraba de mover la cola con felicidad.

—¿Lista? —preguntó llamando su atención.

Se levantó de un salto y caminaron a la puerta.

—Ven, Nena —Brenda llamó a la perrita que con gusto la siguió.

—No. ¿Estás loca? No puedo llevarla a la agencia.

—Tú no pero yo sí —se inclinó para tomarla en sus brazos—. ¿No recuerdas lo que dijo la doctora? No puedes dejarla sola en la casa, mínimo déjala al cuidado con alguien de confianza.

—Ese es el problema, no tengo a nadie de confianza —murmuró y salieron de la casa.

—¿Azul? Es tu amiga ¿no?

—Vive del otro lado de la ciudad.

—Buen punto.

Le entregó las llaves a Brenda para que entrara al auto y no se fuese a enfermar por el frío. Ya que llevaría a Nena a la agencia debía llevar algunas bolsas en caso de necesitarlas, también gel desinfectante y toallitas húmedas porque con su perrita todo el mundo terminaba babeado. Una vez con todo listo salió cerrando la puerta principal y cuando escuchó el motor de su auto corrió para ver a Brenda sentada en el asiento del conductor con el cinturón ya puesto.

—No. No. No, cámbiate de lugar.

Ella volteó a verlo con desinterés y acomodó ambas manos sobre el volante, retándolo.

—Se manejar un poco —comentó palmeando el asiento del copiloto.

—No, para nada. Cámbiate ahora —ordenó con tono severo pero ella lejos de hacerle caso se encogió de hombros y arrancó el auto sacándolo del estacionamiento y deteniéndose frente a su casa. Corrió hacia ella pero en los pocos segundos que había tardado en llegar ella ya estaba sentada en el asiento del copiloto con Nena en sus piernas.

Unas semanas más, solo unas semanas más...


—¿En serio sigues molesto por hacerte el favor de sacar el auto? —le preguntó Brenda caminando frente a él. Se detuvo a unos pasos del ascensor impidiéndole avanzar y levantó a Nena a la altura de su cabeza juntándolas, hizo un puchero con su boca pero le sacó la vuelta y caminó hacia el ascensor para abrir las puertas—. ¡Me estás aplicando la ley del hielo! Y me dices que madure.

Lo siguió corriendo y dentro del ascensor dejó a Nena en el suelo.

—Simplemente aprende a hacer caso a los demás...

—Aprende a pedir las cosas por favor —exigió con tono fuerte. Las puertas ya se habían cerrado pero no pulsó ningún botón porque la mirada de Brenda lo había atrapado—. En ningún momento dijiste "por favor". Verás que si haces más uso de esas pequeñas palabras las personas probablemente te obedezcan. Tal vez yo no pero alguien lo hará.

Negó y pasó su mano por encima de la cabeza de Brenda para presionar el botón del 5to piso. Guardó sus manos en los bolsillos del pantalón y vio la cabeza de la castaña balancearse al ritmo de la música del ascensor. De pronto recordó su intención al haberle sugerido ir con él a donde Nena, fijó su vista en su cabello antes de hablar.

—Oye te iba a decir algo —las puertas del ascensor de abrieron y ella salió rápido seguida de la perrita y luego él, una vez fuera lo vio sobre su hombro—. Es sobre la película —Brenda se detuvo en seco—. Acepté el papel.

Se giró de inmediato y retrocedió un paso.

—¿Es en serio? —preguntó con desconfianza.

Sonrió de lado antes de afirmar con un fuerte asentimiento de cabeza.

Brenda sonrió con un brillo en los ojos que lo distrajo por un segundo, preciado segundo que pudo haber estado alerta al momento en que ella se lanzó hacia él pues al no esperarlo casi cae con ella en sus brazos. De alguna forma había conseguido sujetarse de su cuello y él instantáneamente reaccionó sosteniéndola con uno de sus brazos por la cintura, Nena a empezó a correr a su alrededor de felicidad.

—¿No me mientes? —preguntó con una sonrisa—. Si lo estás haciendo jamás en tu vida volverás a caminar —le advirtió.

—Estoy hablando en serio —respondió con un suspiro y sintió los labios de Brenda sobre su mejilla antes de revolverse para bajarse de sus brazos e inclinarse a Nena, con ella en brazos corrió hacia la puerta final del pasillo que estaba abierta y donde se veían Jona con algunos miembros del equipo.

—Jona, Jona. Julián ya aceptó el papel —alcanzó a escuchar antes de que su voz se perdiera dentro del estudio.

Sonrió antes de caminar tras ella.

* * * * * * * * * * * * * * *

Al fin después de un mes les pude publicar este capítulo :3

Espero que les haya gustado, mi amiga dijo que lo sintió como de relleno y eso me deprimió :'v Sobre todo porque tuvo razón cuando me dijo que había muy poca narración y un exceso de diálogos, pero bueno, si seguía tratando de arreglar eso no iba a publicar nunca. Sé que tiene errores, pero ya quería publicarles.

En fin, espero no tardar tanto en publicar el siguiente capítulo :)

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