Salí de mi habitación. Caminé hacia la habitación donde estaban mi bebé, pero no estaba. Bajé las escaleras encontrandome con mi mamá y tenia a Nicole en su brazos, se le veia feliz.
—Buenos días —saludé a todos, ya que en la sala se encontraba mi papá, Jane, mis hermanos y Gabriel tenía atrepentimiento en sus ojos.
La verdad anoche que nos besamos no terminó nada bien. Lo rechacé, y se fue sin decir mas nada.
—Hija necesito que me expliques, ¿cómo está hermosura de bebé esta aquí? —yo me senté al lado de ella
—Es mi hija —susurré tomandola en mis brazos y besando su frente.
—¿Por qué no me habias dicho nada? —dijo ella con su ceño fruncido —No tengo que preguntar de quien es... —Se pausó— Leonardo. Esta hermosura es de ustedes dos.
—Si mamá, lo siento por no decirte. Es que no queria que Leonardo de enterara —susurré mirando a mi bebé, si que se parece a él.
Tocan la puerta y Gabriel se encarga de abrir, detrás de ella se encuentra Armando, que entra pidiendo permiso y se sienta al lado de mi mamá mirandome sorprendido, y luego posó su mirada en mi bebé y sus ojos brillaron, sus labios embazaron una sonrisa enorme.
—Leonaro —susurró. Rodeé los ojos, creo que exageran. Me pidió que se la diera y así lo hice, se la dí y fui a la cocina a preparar mi desayuno.
Hice unas tostadas con tocino, y me los comí rápido con un vaso de jugo de naranja. Fuí a la sala donde se escuchaban risas y murmullos.
Ya habian llegado Marco con Eleonor y Carlos con Abigail con sus hijos. Me miraron y sonrieron, ya sé lo que dirán.
—Demasiado parecido con mi compadre —dice Marco y Eleonor sonrie.
—¡Wow! Leonardo si que sabe hacer hijos —dijo Carlos simulando estar sorprendido, Abigail le pega en el hombro, y yo no pude sentirme mas avergonzada. Mi cara ardía. Todos rieron
****
Ya eran las 16:30, estaban todos riendo ya que pasaron la tarde aqui reunidos para una parrillada, la cual inventó mi papá. Extrañaba esto.
Yo estaba sentada mirando como todos reian. Nicole estaba dormida al igual que Alex y Arthur.
—Joscelin te debo unas disculpas —era Gabriel, lo miré— Soy un idiota, pensé que ya te habias olvidado de él, pero me he dado cuenta que no. Espero y lo que pasó anoche no arruine nuestra amistad —lo abrace, jamás me alejaria de él. Fue él me que ayudó siempre sin recibir nada a cambio y lo quiero muchisimo.
Escucho el llanto de mi bebé, me pongo de pie pero ya mi papá viene con ella en sus brazos.
—Yo me encargo —fruncí el ceño —Déjame ser abuelo —sonreí y me volví a sentar.
**LEONARDO**
Tengo dolor de cabeza, siento que estallará en cualquier momento. Estoy en la empresa, si, es domingo Pero no tengo mas nada que hacer con mi vida, trabajar es mi mejor opción.
Ayer me llamó Alejandro y no tengo muy claro lo que hablamos, lo odio, jámas lo veré como un padre por culpa de ese hijo de puta estoy sin mi Joscelin.
Suena mi móvil. No tengo ánimos de contestar, sea lo que sea no me importa. Deje que sonara pero están insistiendo asi que contestaré.
—¿Leonardo? —se escucha en la línea
—Si.
—Ven a mi casa, te tengo una sorpresa que te alegrara la vida —me dijo David y cerró la llamada.
¿Qué sorpresa?
Ansioso me puse de pie y fui al baño, miré mi reflejo y estoy del asco. Asi que decidí ir a mi apartamento a cambiarme.
Llegué a mi auto y acelero hacia mi penthouse.
Ya allí, me ducho, me visto y me peino. Salgo de ahí hacia la casa de David.
Al llegar veo los autos de Carlos y Marco. Fruncí el ceño. Maldita sea ¿qué sorpresa será? Rápidamente troté hasta la puerta principal y toqué el timbre.
Al rato me abre David con... Dios mio. Una niña en sus brazos, no lo puedo creer. Es... es identica a mi. Mis ojos se abrieron de par en par y mi mandibula llegó al suelo. ¿Qué es esto?
—Es...
—Tu hija.
Un nudo se me hizo en mi garganta, es mi hija, tengo una hija. Siento emoción, sorpresa, ansias todo al mismo tiempo. Maldita sea, mis manos tiemblan. Mi corazón estallará de alegría, siento el lazo que me uné a ella.
Él al ver que no decia nada, me acercó a la bebé, la tomé y la acurruqué a mi cuerpo. Me siento tan felíz.
Ella me sonrie al yo tocar su hermoso y perfecto rostro, y agarra mi dedo con sus manitas tan delicadas. Tragué saliva.
Una sonrisa que hace mucho habia perdido volvió asomarse en mis labios.
Sentí un picor en mis ojos, lo que ultimamente he estado teniendo cada vez que recordaba a Joscelin, pero ahora es de felicidad. Me siento el hombre mas afortunado por tenerla aquí conmigo.
Tengo tantas preguntas, tantas emociones juntas. Estoy enojado, felíz, agradecido y traicionado. ¿Por qué me ocultó algo asi? ¿Qué ganaba con eso?
Entré a la casa con mi bebé en mis brazos y miré a David serio.
—¿Cómo? —susurró en voz baja.
—Amor hijo, amor —sonreí, estoy seguro de que si. Pero no me referia a eso.
—Lo sé, pero digo ¿cómo? —él me miró sorprendido.
—Bueno, siendote sincero no lo sé, ¿tal vez tuvieron sexo sin protección? —entrecerré mis ojos, algo molesto.
—¿Cuntos meses tiene?
—Dos —entonces recordé, la última noche que estuve con Joscelin fue el dia de mi cumpleaños, en la casa de la playa. Sonreí fue la mejor noche de mi vida, y el mejor día es este al conocer a mi princesa tierna. Soy malo poniendo apodos.
Besé su frente. David me pidió que lo siguiera y asi lo hice. Estaba tan contento que me valía todo, estaba perdido en esos ojos color miel, tan inocentes llenos de paz, que me miraban como si de una manera me reconocieran. La tercera mujer que mas amo en el mundo.
Cuando levanté la vista estabamos donde estaban mis amigos, todos sorprendidos. Al parecer todos mis conocidos sabian que yo tenía una hija. Estaban celebrando mientras yo me hundía cada vez mas. Fruncí mis labios. Maldita sea cuando ví a Joscelin con ese chico de la noche pasada riendo juntos.
Quisiera controlarme pero no sé si hacerlo. Tengo unos amigos, si así se le puede llamar, que miraban día tras día que me hundía mas y nunca me dijeron sobre la existencia de la niña de mis ojos, ¡oh! Si me encanta, «Niña de mis ojos». Y ahora viendo a la mujer que amo con otro hombre.
Tengo que hablar con Joscelin, quiero ponerle mi apellido a mi hija, porque es mía de eso no hay duda. Es como si viera mi reflejo.
Si mi mamá estuviera viva, ¡Dios! Estaría más emocionada que yo en este momento.
Me giré para donde estaba David, estoy agradecido con él de que me haya dicho la verdad. Le dí la bebé a regañadientes no queria despegarme de ella ni un instante.
Caminé hasta donde estaba Joscelin, que se puso pálida al verme con mi hija y estaba de pie, pude sentir la tension que manaba su cuerpo.
—¿Podemos hablar? —le susurré solo para que ella me escuchara, no me acerqué demasiado a ella, porque teniendola cerca no confiaría en mi. Asintió.
Miré a Carlos y Marco mal. Ya despúes arreglo todo con ellos. Y caminé hacia la sala a esperar a Joscelin. Estoy tan enojado. Ella entró y se puso alfrente mio desafiante.
—¿Por qué no me lo habias dicho? —le pregunté tratando de sonar tranquilo.
—Pensé que no te importaba, además tu estabas muy felíz con tu mujer y...
—Tu eres mi mujer —la interrumpí, mi voz sonó algo desesperada. Ella me miró sorprendida. Me acerque a ella acorralandola contra la pared, su pecho subia y bajaba desenfrenadamente, sonreí interiormente al saber que todavia la pongo asi —Recuerdas la ultima noche que estuvimos juntos —ella asintió tímidamente. —Esa noche te dije que eras mía... —mi voz sonó quebrada.
—Tuya —me susurró con voz rota y sus ojos inundados por las lágrimas. Posé mi mirada en sus labios rosas, tengo tantas ganas de besarlos —Lo siento Leonardo, lamento no haberte dicho que eres padre, en serio se que tenias todo el derecho... —no la dejé terminar, no lo soporte más y uní mis labios con los suyo en un cálido, necesitado y añorado beso. Los extrañe tanto. Ella me respondió lo cual me alegró.
Nos separamos, uní mi frente con la de ella.
—Te amo tanto —le susurré.
—Leonardo... también te amo pero...
Fruncí el ceño
—Pero ¿qué?
—Quisiera que todo fuera como antes.
—Y lo será, por favor quiero que ustedes dos sean parte de mi vida —me sentí mucho mas feliz cuando asintió segura.—¿Cómo se llama?
—Nicole.
—Como mi mamá. Quiero, debo ponerle mi apellido, quiero reconocerla. —Acaricié su cabello. Ella me sonrió y me besó.