Tienes que ser tú (TQST Libro...

By Zara_Black

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― Así que dime, ¿Qué te ha motivado para correr desnudo por mi instituto?―preguntó el director, Jose tragó sa... More

Introducción
Capitulo 1.Un nuevo comienzo
Capitulo 2.La alarma de incendios
Capitulo 3.En la biblioteca
Capitulo 4.Una muy mala idea
Capitulo 5.La feria
Capitulo 6. Dafne y Ann
Capitulo 7. El ascensor
Capitulo 8. Claustrofobia
Capitulo 9. La casa del terror I
Capitulo 10. La casa del terror II
Capitulo 11. Investigando
Capitulo 12. Maldita Bel
Capitulo 13. El partido de los jefes
Capitulo 14. Un acto heroico.
Capitulo 15.El atrapa-rayos
Capitulo 16. Bajo la lluvia
Capitulo 17. El trato
Capitulo 18. Una cita desastrosa
Capitulo 19.Sucesos inesperados
Capitulo 20. Algo obvio para todos.
Capitulo 21. Nuevos problemas
Capitulo 22. Un día explosivo
Capitulo 23. Conversaciones
Capitulo 24. Los jefes de Quevedo
Capitulo 25. Navidades en el hospital
Capitulo 26. El Parque Lorca
Capitulo 27. Me gustas, ¡mierda!
Capitulo 29. Llamadas teléfonicas
Capitulo 30. Valentin's Day
Capitulo 31.Nuestro pasado en común
Capitulo 32. Son cosas del amor..
Capitulo 33. Dan y Sonia (1º parte)
Capitulo 34. Dan y Sonia (2º parte)
Capitulo 35. Te protegeré.
Capitulo 36. No me odies por favor
Capitulo 37. Las cosas claras
Capitulo 38. El plan de Evan
Capitulo 39.¿Correr desnudo? ¡Ni loco!
Capitulo 40. Nuestro final feliz
Saga TQST y retirada de wattpad
Disponible en librerías a partir del 13 DICIEMBRE 2018

Capitulo 28. ¿Celosa?

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By Zara_Black

—¿En serio? ―preguntó Evan con asombro lanzándole una mirada rápida a Jose antes de centrar su atención en Enrique.

—Sí, creo que la he visto antes pero no sabría deciros dónde.―contestó Enrique, era un chico de cabello negro y largo con un fleco que le tapaba el ojo izquierdo dejando solo a la vista su ojo derecho que era de color grisáceo.

Jose puso los ojos en blanco y se recostó en el asiento, era demasiado bonito para ser cierto. Al parecer la única persona que podía aclararle de qué se conocían era la propia Nora y ella no parecía muy dispuesta a decírselo, ni a hablarle ni a tener contacto con él desde lo sucedido en la biblioteca.

 —Se llama Nora Castillo, ¿te suena de algo ese nombre?―preguntó Evan, Enrique se quedó pensativo unos instantes antes de negar con la cabeza. ―Joder, y yo que pensaba que íbamos a resolver el misterio de una vez.

—¿Qué misterio? ―preguntó Roberto

—Pues resulta que odia a Jose porque al parecer le hizo algo en el pasado, pero este idiota no se acuerda y ella se niega a hablar sobre lo sucedido.―explicó Evan rápidamente, se escuchó un largo "oh" y todos los jugadores lo miraron, Jose se encogió de hombros como si no le importase.―Por lo que sabemos hasta ahora ella pudo ser una amiga de la infancia o alguna niña con la que coincidió en el colegio.

—Puedo buscar en mi álbum escolar.―sugirió Enrique mirando hacia Nora, Jose negó con la cabeza.

—Yo ya la he buscado y no sale en ninguna foto.―dijo Jose frunciendo el ceño al ver como el rubio ligón aprovechaba y tanteaba la cadera de la morena.

—Sí, pero nosotros estuvimos en clases diferentes bastantes años; a lo mejor era compañera mía y no tuya.―prosiguió Enrique, pero Jose ya no le hacía caso, estaba demasiado ocupado viendo como Will abrazaba a su Nora por la espalda mientras ella no hacía nada, salvo ponerse roja. ―¿Jose? ¿Hola?

— Bueno, ¿qué? ¿Vais a decirnos si conseguisteis pruebas sobre quién pagó a los camisas negras para que le pegaran a Evan?―preguntó Sonia mirando hacia Ren; Jose por un segundo olvidó su enfado y miró hacia su mejor amigo, Evan se limitó a sonreírle con tristeza y a guardar su brazo enyesado bajo la mesa.

—Sólo si  "Oye oye" es mi esclava el resto de las navidades, y me llama "Damien oh señor todo poderoso".―contestó Damien mirando hacia la morena, ella levantó una ceja con indignación y luego le enseñó su dedo corazón.

— ¡Y una mierda! ¡Y te llamas Damián! ―exclamó ella con furia.

— ¡Damien!

— ¡Damián!

—Oye, oye... te la estás ganando.―amenazó Damien con voz fría, ella le hizo burlas. ―Por cierto, ¿conseguiste arreglar tu guitarra eléctrica?

—¡Serás cabrón!―gritó Dafne antes de tirarle una silla, el chico la esquivó sin problemas pero a la que no pudo esquivar fue a la propia morena que saltó sobre él al grito de "banzaii" y lo tiró al suelo dónde ambos comenzaron a pelear.

—¡Ah! ¡Bájame!―gritó Nora cuando Will la tomó de la cintura y se la colgó en el hombro como si fuese un saco de patatas; Jose apretó los puños con frustración y estuvo a punto de levantarse pero Evan que vio sus intenciones le colocó la mano en el hombro para detenerlo.―¡Que me bajes he dicho!

—No, he de asegurarme de que no interfieres en la pelea de Damien; además ahora que no está Matt para defenderte puede que te secuestre.―contestó Will viendo como Damien se ponía en pie y usaba una silla para tratar de golpear a Dafne pero la morena comenzó a rodar por el suelo para esquivarla, mientras tanto Ren y Sonia habían comenzado a pelear a puñetazo limpio.―Sonia, ¿te he dicho que hoy te ves realmente sexy? Sabes, podríamos ir luego a mi casa y jugar a los médicos.

Will levantó las cejas significativamente y soltó a Nora a tiempo para defenderse de la patada que le lanzó Dan con furia. Nora por suerte era más ágil de lo que aparentaba y usó las manos para apoyarse en el suelo y dar una voltereta quedando en cuclillas en el suelo y con el paraguas a su lado. La morena se sacudió las manos, tomó el paraguas y silbó para captar la atención de todos.

—¡Fuera! ¡Todos para fuera! ―exclamó Nora; Ren y Sonia fueron los primeros en salir y tras ellos lo hizo Dan mientras que Dafne y Damien se lanzaron una última mirada de odio antes de que Damien soltase la silla y caminase hacia la puerta sin dejar de mirar a Dafne. Nora por su parte se acercó a su hermana y la ayudó a incorporarse, le entregó el paraguas y ambas salieron por la puerta mientras Dafne gritaba "Muerte a Damián". El último en irse fue Will que lo hizo sólo después de dejarle su número de teléfono a la camarera y guiñarle un ojo.

—Ahora entiendo por qué mandaron a capturar a las dos hermanas; son realmente fuertes.―expresó Roberto mientras a su lado Lucas asentía.

—Y guapas.―añadió otro de sus compañeros haciéndolos asentir a todos.

Jose se cruzó de brazos y se recostó sobre el asiento, todos sus compañeros se habían puesto a hablar sobre lo guapa que era Nora, bueno vale, también hablaron de Sonia y de Dafne pero cuando hablaban de las guarrerías que le harían a ellas no sentía como si le pegaran un puñetazo en el estómago. Al final Evan (sólo Dios sabe cómo) cambió el tema de conversación hacia un tema más masculino, el fútbol. Una hora después se despidieron unos de otros y Enrique se comprometió a buscar a Nora en sus antiguas fotos del colegio.

 De camino a casa le contó a Evan todo, bueno no todo; no iba a decirle que había besado a Nora y que era consciente de lo mucho que le gustaba la morena. Así que se ahorró esa parte, pero sí que le contó que se había encontrado con Iván y como éste había amenazado a la morena y luego encerrado en la biblioteca, porque él sabía que había sido el cabrón de Iván. Evan se pasó un buen rato escuchándolo en silencio sin decir nada, al parecer parecía confuso y trataba de asimilar cómo alguien podía odiarlo tanto como para hacerle algo así.

—Tengo que hablar con Bel.―dijo Evan de repente, Jose le colocó la mano en el hombro y ambos continuaron caminando en silencio hacia la casa del pelinegro. ―¿Por qué no se lo dijo a Nora o a Sonia? No lo entiendo.

—No quería que les pasara nada.―respondió Jose encogiéndose de hombros, sinceramente él tampoco lo entendía; ambas chicas podían cuidarse solitas muy bien.

                                                                        * * * * 

 Jose y Evan caminaban por los alrededores del parque Lorca, el pelinegro miraba hacia todos lados con felicidad tratando de localizar a los alumnos de Góngora. Cruzaron varias calles hasta que llegaron al local de Sonia, Jose abrió la puerta e hizo sonar unas campanillas, al igual que la vez anterior el restaurante estaba bastante vacío y Sonia peleaba con sus hermanos mientras Dan lanzaba masa de pizza por encima de su cabeza para luego atraparla.

 —¿Esos son los hermanos de Sonia? ―preguntó Evan en voz baja, Jose asintió.

—Marco y Matti.―presentó el moreno caminando hacia la barra para que Sonia los viese pero por desgracia ella estaba demasiado ocupada peleando con Matti con el palo de madera que se usaba para meter las pizzas dentro del horno.

— Llegáis pronto.―saludó Dan haciendo una bola con la masa y dejándola sobre la mesa, el chico se limpió las manos en el delantal y les indicó que se sentasen en una mesa.

Jose decidió sentarse en la mesa dónde habían estado la última vez por lo que animó a Evan a sentarse primero para que cuando Nora viniese se sentase a su lado. Minutos después llegó Dan con Sonia, ambos cargando varios refrescos y patatas fritas para picar. Se sentaron en frente de ellos y Dan se quitó el sombrero de chef y se lo colocó a Sonia en la cabeza, la pelirroja se limitó a abrir su refresco y comenzar a comer.

— Supongo que Jose ya te puso al tanto de lo sucedido.―afirmó Dan mirando hacia Evan, el pelinegro asintió.―Mejor, no me gusta ir dando malas noticias.

—¿Alguno ha hablado con Bel? ―se interesó Evan, al parecer su amigo había ido a su casa el día después de enterarse de toda la movida pero la pelinegra se había negado a abrirle la puerta.

—No, al parecer se convirtió en una monja de clausura y no deja a nadie entrar a visitarla.―apuntó Sonia metiéndose varias patatas en la boca, Dan asintió y pasó el brazo por encima del respaldar de Sonia.―Por cierto, recuperamos tu móvil y cartera; bueno lo recuperó Will pero él se lo dio a Nora.

—¡Nora! ¡Aquí!.―saludó Sonia a la morena cuando ella abrió la puerta del local; la morena caminó hasta ellos y tras examinar los asientos no dudó en sentarse al lado de Dan haciendo que Jose frunciese el ceño.―Por cierto ¿cómo está Matt? ¿Cuánto tiempo estuvo gritándote cuando le dijiste que quedamos con los líderes de Quevedo?

—Pues no mucho, porque le dije que le compraría varios helados cuando volviese y que Will la mayor parte del tiempo estuvo peleando con Dan; con quién si pilló un buen enfado fue con Iván, dijo que cómo osaba amenazarme y que cuando volviese lo ataría a la portería y lo usaríamos como muñeco para probar puntería.―contó Nora con voz alegre haciendo que Dan y Sonia riesen, a continuación la morena metió las manos en el bolso y sacó el móvil y la cartera de Evan y se las entregó al pelinegro.

—Gracias.―susurró Evan con vergüenza, Nora negó con la cabeza y tomó una de las botellas de agua que Sonia había traído.

— ¿Y bien? ¿Al final que pasó?―curioseó Jose mirando fijamente hacia Nora aunque ella se negaba a mirarlo por lo que no pudo evitar pegarle una patada por debajo de la mesa haciendo que ella alzase la vista y le lanzase una mirada asesina.

— Pues está todo solucionado, los jefes de Quevedo se enrollaron y fueron a hablar con los Camisas Negras y les hablaron del honor y no sé que más, vamos que al final entregaron lo que habían robado y dijeron que no iban a volver a hacerlo.―explicó Dan con brevedad, Jose vio como Evan respiraba aliviado; ahora podía salir a la calle sin temer que alguien lo esperase en una esquina para pegarle.―Sin embargo, no hay forma de incriminar a Iván y por lo que dijo Nora, no creo que con darle una paliza y amenazarlo vaya a ser suficiente; es más, creo que eso sólo le daría más motivos para vengarse.

—Y encima le debemos un favor a Quevedo.―murmuró Sonia con enojo apoyando la cabeza sobre la ventana y haciendo dibujos con vaho en el cristal.

Jose se quedó pensativo y sintió como le pegaban una patada en la pierna, alzó la vista y se encontró a Nora leyendo un libro tranquilamente. Él se echó un poco hacia delante y le devolvió la patada a la morena, ella levantó ligeramente la mirada y lo golpeó de nuevo, iniciando una pequeña guerra de patadas bajo la mesa.

 — Deberíamos ir a casa de Bel a contarle todo esto.―indicó Evan, Sonia lanzó una patata al aire antes atraparla con la boca y luego asintió.

—Si, no puede seguir en su casa auto compadeciéndose; cuando la vea pienso darle dos guantazos para que entre en razón.―afirmó la pelirroja, Dan la miró de reojo y negó con la cabeza.

— ¿Cómo puedes ser tan bestia? Bel necesita una amiga a la que contarle lo mal que lo ha pasado, no que la manden al hospital.―dijo Dan, Sonia hizo una mueca y se puso a imitarlo con la mano.―Pulga marimacho.

—¿Qué dijiste? ―preguntó Sonia casi a gritos, Dan tomó su refresco entre las manos y bebió con tranquilidad.―En cuanto te despistes te meto en el horno junto con una de tus asquerosas pizzas.

—¡Con mis pizzas no te metas! ¡Son una obra de arte y todo un éxito! ―exclamó Dan ofendido.

—Son un éxito porque no paras de decirle a todo el mundo que las pruebe si no quieren que Dafne les pegue una paliza. Pero la pizza Daniel es una porquería. ―aseguró Sonia, Dan abrió la boca con horror y se llevó las manos a la cabeza.

—¡Mentira! Lo que pasa es que una chica tan ordinaria como tú no sabe apreciar la buena comida.―contra atacó Dan, Sonia le lanzó una mirada asesina antes de quitarse el gorro de chef e intentar asfixiar a Dan con él.

— ¡Pulga deja de intentar matar al chef!―gritó Matti desde la barra por lo que Sonia se apartó sin ganas de Dan permitiendo que el chico pudiese sacarse el gorro de la boca y comenzase a tomar grandes bocanadas de aire.―Y vete a atender la mesa de Kyle que preguntó por ti.

—¡Ya voy! ¡Y no me llames pulga!―gritó la pelirroja poniéndose en pie en el asiento y dando un salto para salir de allí.

—¿Cómo que Kyle preguntó por ella? ―curioseó Dan mirando hacia Matti que se encogió de hombros, Dan miró hacia la mesa que estaba atendiendo Sonia; la pelirroja hablaba animadamente con un chico que llevaba una capucha mientras los demás jóvenes examinaban la carta.―¡Ay! ¿Me has pegado una patada?

—Lo siento, me dio un calambre.―mintió Jose mirando de reojo hacia Nora que mostraba una sonrisa divertida, por lo que le lanzó otra patada por debajo de la mesa; no obstante ella levantó las piernas y se llevó un fuerte golpe contra el banco por lo que frunció el ceño.―¿Qué tal si vamos a ver a Bel?

Jose miró hacia Evan y su amigo asintió con energía, Evan estaba desesperado por ver a la pelinegra y saber cómo se encontraba. De hecho, Jose no dudaba que después de lo sucedido alguno de los dos diese el primer paso y comenzasen a salir; mejor, así Evan tendría una vida y dejaría de darle el coñazo con Nora.

 —Voy a ver que tanto hablan.―comunicó Dan, Nora se puso en pie y dejó que el chico saliese y caminase hasta la mesa dónde Sonia atendía.

—¿Te vienes con nosotros? ―preguntó Evan mirando hacia Nora, ella asintió y salió del local tras despedirse de Dan, Sonia, los hermanos de Sonia y Kyle. ―¿Os estabais pegando patadas bajo la mesa?

—No, no seas ridículo.―contestó Jose saliendo de la mesa y frotándose la pierna dónde Nora había dirigido todas sus patadas, Evan no hizo comentario alguno pero si que se río.

Ambos se despidieron de Sonia y Dan pero ellos ni los escucharon ya que estaban demasiado ocupados gritándose y echándose cosas en cara mientras los hermanos de la pelirroja murmuraban cosas sobre encerrarlos en una habitación insonorizada y acolchada.

 Cuando llegaron fuera se encontraron a Nora leyendo apoyada en la pared, la morena al sentirlos comenzó a caminar hacia la parada del metro. Se pasaron la mayor parte del trayecto en silencio pese a los muchos intentos de Evan por iniciar una conversación con él, pero es que no podía concentrarse en mantener una conversación decente con su amigo cuando Nora iba caminando delante leyendo un libro. Estaba preocupado porque le sucediese algo, y no...no era un puto paranoico, teniendo en cuenta los antecedentes de la morena sumado a que los alumnos de Quevedo aún la perseguían y la amenaza de Iván sobre ella, su preocupación estaba más que justificada. De hecho, estaba teniendo una gran fuerza de voluntad al dejarla caminar sola y no a su lado y bien atada a él.

 Evan miró hacia Jose y le indicó con la cabeza que se acercase a ella; al ver que Jose se negaba en rotundo optó por pegarle un fuerte empujón y empotrarlo contra la espalda de Nora. La morena se dio la vuelta y le pegó un librazo en la cara.

 — ¡Ay! ¡Joder! ―protestó Jose llevándose la mano a la nariz. ―¡No me pegues!

—¡Pues no me asustes!―exclamó ella comenzando a caminar de nuevo, Evan le indicó con la mano que hablase con ella pero Jose negó de nuevo con la cabeza y le lanzó una mirada asesina.

—Mañana vuelve Matt, tienes que aprovechar hoy y acercarte a ella todo lo que puedas.―murmuró Evan señalando hacia Nora; Jose infló las mejillas y caminó hasta colocarse al lado de la morena.

Desgraciadamente Evan tenía razón y en cuanto Matt pusiese un pie en el país ya podía olvidarse de volver a tener contacto con la morena; maldito rubio, como lo odiaba, ojalá se quedase en Inglaterra para siempre. Miró de reojo hacia Nora, ¿y qué iba a decirle? Sinceramente le encantaría preguntarle por su relación con el rubio ligón de Quevedo (en serio, ¿por qué todos los rubios tenían que perseguirla?) y qué demonios pasó después de que se fueran de la cafetería; porque como ese rubito se hubiese atrevido a tocarla, lo mataría... pero desde lejos (sabía que una pelea cuerpo a cuerpo la tenía perdida), le lanzaría una granada o algo.

 —Nora.―llamó Jose con voz suave, ella como era habitual lo ignoró y siguió caminando, por lo que se acercó a ella y la agarró del brazo para detenerla; ella como respuesta intentó atizarle en la cara pero como estaba esperando esa respuesta Jose se agachó rápidamente y la esquivó.―¡Joder, deja de intentar pegarme!

—¡Suéltame!―reclamó ella con enfado, Jose lejos de soltarla tiró de ella y caminó hacia la librería.

—Mira, la librería de la que te hablé la otra vez.―dijo Jose señalando hacia el escaparate, Nora miró hacia allí y una pequeña sonrisa alumbró su rostro.

Jose la soltó y ambos caminaron hacia el escaparate. Esta vez los libros estaban amontonados formando una cama sobre la que había una barbie rubia con un vestido azul y una rosa en el regazo. A su lado estaba el ken empuñando una espada y mirando hacia un dragón de peluche, tras ellos había un paisaje con un enorme castillo.

 — Es la Bella Durmiente.―dijo Nora en voz baja, Jose la miró de reojo y asintió.

—¿Entramos?―preguntó Jose dirigiéndose a la puerta seguido de Nora.

La tienda era más grande de lo que parecía a simple vista, y era bastante peculiar, tenía grandes carteles a tamaño real de los personajes de los libros y las estanterías eran transparentes para que pareciera que los libros se sostenían en el aire como por arte de magia. En seguida Nora se puso a examinar la librería de arriba abajo, ciertamente a la chica le encantaban esos sitios. Jose se puso a examinar las estanterías también aunque en seguida se aburrió y miró hacia el mostrador, allí había un chico cerca de la treintena de cabello oscuro que lo miraba sin parar.

 —¿Tú eres el del video del youtube? ¿El que se cae patinando? ―preguntó el chico señalándolo con los dedos y sacando su móvil de debajo del mostrador; segundos después el hombre le mostró el video de su vergonzosa caída y lo señaló.―No hay duda, eres tú.

Si volvía a ver a los gemelos los mataría, y a cierto rubio también; les llevaría galletas caseras de su padre pero con un ingrediente nuevo...¡veneno!

 —Tío, ¿me firmas un autógrafo? ―preguntó el hombre, Jose le lanzó una mirada asesina y el dependiente guardó el teléfono y se puso a leer una revista.

Buscó a Nora con la mirada y la encontró rápidamente frente a una estantería con dos libros en la mano como si sopesase cuál comprar. Se acercó a ella y de un manotazo le arrebató uno de ellos.

 —La Princesa Prometida.―leyó Jose en voz alta examinando la portada que consistía en una pareja a punto de besarse.―Esto no pega nada contigo, y a no ser que me equivoque este libro es de amor.

— Si, es de amor; pero hace unos años vi la película y tengo curiosidad por saber cómo es el libro y es la primera librería dónde lo veo porque ni Poppy lo tiene en la biblioteca.―contestó ella intentándole quitar el libro de la mano, pero Jose se alejó de ella y se puso a leer la sinopsis.

— No pega contigo.

—Aunque no lo creas leo de todo.―aseguró Nora, Jose le lanzó una mirada de incredulidad y ella se puso a examinar de nuevo los dos libros que tenía en las manos. Finalmente Nora decidió llevarse el otro libro y colocó la Princesa Prometida de nuevo en el estante.

—¿No te lo llevas? ―curioseó Jose, ella negó con la cabeza. ―¿Por qué? Dijiste que era el primer sitio dónde lo encuentras.

— Sólo tengo dinero para uno y prefiero llevarme este.―explicó Nora señalando hacia el libro que tenía en las manos, Jose volteó hacia la estantería y sacó el libro de La princesa prometida.

— Puedo prestarte el dinero.―sugirió Jose aún extrañado porque estuvieran manteniendo una conversación como personas civilizadas; al final Bel tenía razón y llevándola allí había conseguido caerle mejor.

—No gracias, puedo venir otro día y comprarlo.―contestó Nora comenzando a caminar hacia el mostrador.

— ¿Y si te lo regalo? ―preguntó Jose sorprendiéndose a sí mismo ante aquella pregunta, Nora volteó hacia él y lo miró extrañada.―Estamos en navidad y bueno tú me ayudaste cuando fui a pedirte ayuda con todo el problema de Evan; es un regalo de agradecimiento.

¡Oh sí! ¡Y así es cómo se improvisa! Evan ya podía empezar a aplaudirlo porque su excusa había sido perfecta, miró hacia los lados y no vio a su mejor amigo por ningún lado; ¿dónde estaba Evan? ¿había llegado a entrar? ¡Oh, mierda! Había perdido a su amigo y ni siquiera sabía en qué punto dejó de estar con ellos.

 —¿Y Evan? ―preguntó Jose rascándose la nuca, Nora miró hacia los lados percatándose también de la ausencia del pelinegro.―¿Crees que le haya pasado algo?

—¡¡Feliz año nuevo!! ―saludó Helena entrando en la librería dándole un efusivo abrazo a Jose, luego con la cabeza saludó a Nora y la morena le devolvió el saludo. Helena se abrazó al brazo del castaño y los miró a ambos con una sonrisa.

¿Por qué? ¿por qué estaba ahí Helena? Ahora que por fin estaba manteniendo una conversación decente con Nora, ¿por qué tenía que llegar la rubia? Intentó que la chica lo soltase pero sin mucho éxito por lo que bufó molesto. Helena lejos de separarse de él, lo arrastró a las diferentes secciones de libros y fue indicándole los libros que se había leído, la gran mayoría de esoterismo y tarot.

 —¿Has visto a Evan? ―preguntó Nora acercándose a ellos, la rubia asintió.

—Me lo crucé hace un segundo, me dijo que vosotros estabais aquí y que él se iba a ver a Bel.―contó la rubia aferrada al brazo de Jose y mirándolo con cara de niña buena; Jose respiró hondo, no le gustaba que Helena siguiese intentando conquistarlo, ya le había dicho un millón de veces que no le gustaba; por dios, si sólo le faltaba decírselo en chino; pero no había manera de que la chica se rindiese.―¿Vienes a tomarte un chocolate?

Jose miró hacia Nora y vio como ella lo miraba fijamente esperando por su respuesta.

 — No puedo, tengo que ir a ver a Bel.―dijo Jose.

— Bueno, entonces os acompaño y así veo a Bel que lleva todas las navidades encerrada en su casa.―contestó Helena con felicidad aferrándose más a su brazo, Jose bufó e intentó llevarse la mano a la cabeza pero fue entonces cuando se dio cuenta de que aún tenía el libro en la mano.―¿Y ese libro?

—Estaba pensando en regalárselo a...a...a alguien.―respondió Jose viendo como Helena se lo arrebataba de las manos y se ponía a leer de qué trataba; levantó la mirada y vio como Nora lo miraba de forma extraña; la morena al percatarse de que la estaba observando se dio la vuelta y caminó hacia el mostrador.

—Parece interesante.―Helena le entregó el libro y ambos caminaron hacia el mostrador dónde Nora pagaba el suyo; Jose dejó el libro sobre el mostrador, aún estaba inseguro sobre qué hacer y para colmo había llegado Helena, por alguna extraña razón le daba vergüenza comprar el libro y luego entregárselo a Nora delante de ella.

—¿Es para regalo?―preguntó el dependiente, Jose parpadeó confuso unos segundos antes de asentir con vergüenza.―Tío, ¿dolió tanto como parecía?

Jose le lanzó una mirada asesina al dependiente y éste se puso a envolver el libro en silencio. A su lado Helena sonrió y le dio con el dedo en la mejilla.

 —Deberías estar feliz, eres famoso.―habló Helena con burla, Jose se separó de ella con brusquedad y buscó a Nora con la mirada para asegurarse de que seguía ahí y que no los miraba; por suerte la morena estaba examinando varios libros.

—Doce con cincuenta.―dijo el dependiente entregándole una pequeña bolsa de plástico con el libro dentro; Jose sacó la cartera del bolsillo y le entregó el dinero justo.―¡Hasta pronto!

—¿Qué miras? ―preguntó Jose acercándose a Nora, ella dio un respingo y se dio la vuelta comenzando a mirar con interés la bolsa que tenía Jose entre las manos; Jose sintió como empezaba a concentrársele toda la sangre en las mejillas y se sentía estúpido por ello...le había comprado un libro, no un anillo de compromiso, ¿a qué venían esos nervios?.

—Nada.―contestó Nora con más simpatía de lo habitual y apartando la mirada de la bolsa para alivio de Jose.―Creo que no deberíamos ir a ver a Bel, ella y Evan necesitan hablar solos sobre lo sucedido.

—Supongo que tienes razón.―murmuró Jose rascándose la nuca, Nora miró hacia Helena y él volteó también para encontrarse a la rubia hablando con el dependiente.

—Puedes irte con Helena a tomarte el chocolate.―dijo Nora ¿molesta? Jose parpadeó sorprendido y siguió con la mirada a la morena que abandonaba la librería.

¿Ella estaba molesta? ¿Nora estaba molesta con él porque creía que iba a irse con Helena a una cafetería? No pudo evitar esbozar una sonrisa, ella estaba celosa; sí celosa y eso sólo podía significar una cosa...¡él le importaba! ¡Yujuuu! ¡Toma ya rubito! Un momento, respiró hondo y trató de relajarse...¿y si se lo había imaginado? Su voz no había sonado muy diferente a como lo hacía habitualmente y tampoco su cara había sido distinta, ¡mierda! ¡su cerebro jugaba con él!

 Fue entonces cuando se percató de que la morena había salido de la librería sin él, sin pensarlo dos veces salió a la calle y la buscó. Afortunadamente Nora hablaba no muy lejos de allí con unos niños de unos doce o trece años vestidos de azul y con sombreros a juego. Cuando se acercó a ella se dio cuenta de que la chica se acariciaba las sienes y de que los niños la apuntaban con pistolas de plástico.

 —Ven con nosotros si no quieres que te disparemos Nora alias "Luna Resplandeciente" jefa de Góngora y miembro del Consejo Nuboso.―dijo uno de ellos con firmeza.

¡Genial! Se despistaba un puto segundo y ya está rodeada de niños disfrazados de la caballería americana que pretenden llevársela a quién sabe dónde.

—Te dejo un segundo sola y mira lo que pasa.―masculló Jose abriéndose paso entre tanto niño hasta colocarse al lado de la morena.

—Ni que esto fuera culpa mía.―espetó la morena señalando a los niños. ―Se suponía que estabais acampados en la biblioteca.

—Sí pero hoy nos cambiamos con la banda de los cabezas rapadas.―explicó el jefe antes de que una flecha se le clavase en el sombrero, inmediatamente todos los niños se dieron la vuelta y vieron a los indios en la calle de enfrente apuntándolos con arcos y lanzas―¡Malditos salvajes! ¡Preparad las armas!

—¡No tocareis a Luna Resplandeciente, sucios rostros pálidos!―gritó el jefe indio que llevaba las plumas rojas, a su lado estaba el otro jefe de plumas verdes asintiendo.

La caballería se puso en formación y encararon a los indios, momento que aprovechó Jose para tomar a Nora de la mano y escabullirse de allí justo cuando ambos bandos se enzarzaban en una dura pelea. Jose echó la vista atrás y vio como varios indios se abalanzaban sobre el jefe de la caballería pero éste les disparaba y los indios caían al suelo y se hacían los muertos.

 —Tenemos suerte de que hayan llegado los indios.―comentó Jose viendo como ya había varios soldados por el suelo fingiendo estar muertos o heridos; Nora asintió y él entrelazó sus manos. ―Vamos, te acompaño a casa.

—No gracias, puedo ir yo sola.―contestó la morena soltando sus manos; Jose bufó molesto, no iba a dejarla marchar sola, por dios si nada más perderla de vista un segundo y ya estaba a punto de ser capturada por alumnos de Quevedo.

Nora comenzó a caminar y él se interpuso en su camino por lo que la morena se cruzó de brazos y lo miró fijamente. Jose lejos de amedrentarse se cruzó de brazos también.

 —Supongamos que aparecen más alumnos de Quevedo, ¿qué vas a hacer? Tú no sabes pelear. ―habló Nora mirándolo a los ojos.

—Me alegra que te preocupes por mi integridad física.―añadió Jose haciendo que Nora rodase los ojos.―Pero sí que sé pelear, le partí la cara a Iván ¿recuerdas?

—Eso fue realmente penoso; bien, hagamos una cosa si yo te derribo con tres movimientos o menos tienes que renunciar a acompañarme pero si no lo consigo dejaré que me acompañes.―propuso Nora extendiendo la mano para sellar el trato; Jose la examinó un par de segundos antes de estrechar su mano.

Sabía que ella era buena, la había visto derribar al rubio ligón sin problemas pero tumbarlo con tres movimientos o menos...¡eso era imposible! Se separó de Nora y se puso en posición de defensa con las piernas flexionadas y los brazos levantados con los puños cerrados. Nora mostró una sonrisa divertida antes de acercarse a él con una asombrosa agilidad, le pegó una patada en la rodilla, luego lo tomó del brazo y lo tumbó bocarriba en el suelo usando su propio cuerpo para hacerlo volcar.

 —Gané.―indicó Nora con felicidad; Jose parpadeó confuso y sintió un fuerte dolor en la espalda cuando intentó incorporarse por lo que se quedó tumbado esperando a que sus órganos volviesen por si solos a su lugar.―Cris debería darte unas clases de kárate, no te vendrían mal.

— Esto es muy divertido para ti, ¿verdad?―Jose se llevó la mano al costado y con dolor se sentó en la acera, Nora seguía en pie y lo miraba con risa.―Creo que me has roto algo, ¿no podías haber sido un poco más delicada?

—Pues tienes suerte de que haya sido yo y no Sonia.―Jose hizo una mueca de horror y Nora se echó a reír abiertamente, Jose la observó con media sonrisa, era la primera vez que ella se reía estando con él.

—Te ves bien cuando sonríes.―murmuró sorprendiéndose a sí mismo ante sus palabras, inmediatamente Nora dejó de reír y se puso colorada.

—Yo... ¡me voy! ¡Adiós!―exclamó Nora marchándose sin darle tiempo a protestar, se llevó las manos a la cabeza y suspiró pesadamente mientras miraba el lugar por donde ella se había ido.

—Me mentiste.―dijo Helena sorprendiéndolo, ya casi se había olvidado que se habían encontrado con ella en la librería; la rubia caminó hasta él y se sentó a su lado comprobando antes que no estaba sucio. Jose la miró sin comprender de qué hablaba, ¿en qué le había mentido?.―Sí que te gusta alguien.

 Helena miró hacia el lugar por dónde Nora desaparecía y Jose sintió como sus mejillas ardían de vergüenza. ¡Mierda!

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