East Of Heaven ~ Larry Stylin...

Af MrsHorik

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Harry es un adolescente víctima de bullying, todos sus compañeros lo maltratan y lo insultan por ser homosexu... Mere

East Of Heaven ~ Larry Stylinson
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
AVISO
Capítulo 16
Capítulo 18
Capítulo 19
¡TRAILER DE LA NOVELA!
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Twitter, bitches.
Capítulo 26
Capítulo 27 - Maratón 1/2
Capítulo 28 - Maratón 2/2
Capítulo 29
Capítulo 30
AYUDA!
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Link 2ª Temporada
Capítulo 47
Capítulo 48
Aviso.
Capítulo 49 - FINAL
Epílogo ♥
Hola... Otra vez.

Capítulo 17

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Af MrsHorik

Holaaaaa
Bueno tal y como les dije, cada viernes subiré un capítulo nuevo :D
Estuve un poco ocupada ayer pero no os preocupéis que aquí os dejo el nuevo capítulo, gracias por leer. ♥

Después de que todo pasara Liam fue el primero en llamar a la ambulancia, varios coches pararon para atender a los heridos mientras que a nosotros nos decían que nos mantuviéramos alejados. No llegué a ver a Niall o a Zayn por más de 5 segundos, lo único que logré divisar fueron grandes charcos de sangre esparcidos por el asfalto.

-¡No quiero una maldita manta! ¡Estamos a un jodido día 5 de Mayo! ¡¿Cómo mierdas pretendes que tenga frío?!

Louis lanzó al suelo la manta azul que una de las enfermeras le había dado al salir de la ambulancia y siguió caminando histéricamente de un lado a otro.

Liam y yo lo observábamos sin decir palabra desde los asientos de dentro de la furgoneta blanca, una mujer nos tomaba el pulso mientras que otra nos entregaba dos botellas de agua fría. Agarré con fuerza la manta entre mis manos observando como el oji-azul maldecía cada pequeña cosa que se encontraba. Habíamos encontrado a Hatchi por los alrededores de la carretera, ahora se encontraba sentado en mis pies.

Liam trataba de no llorar, aunque a veces le resultaba imposible y alguna lágrima se desbordaba por sus ojos. Tragué saliva lentamente, mis labios temblaron.

-D-Disculpe –tartamudeé-. ¿P-puedo s-salir?

Una de las mujeres asintió levemente con la cabeza por lo que me levanté torpemente con algo de ayuda por su parte y salí del vehículo, encontrándome con varios coches de la policía y muchas, muchas vallas que rodeaban la escena del accidente, barrando el paso y prohibiendo la vista a cualquier persona no autorizada. Varios trozos de cristal provenientes de un retrovisor se encontraban esparcidos por el suelo.

Me puse la manta alrededor de mis hombros y agarré la botella de agua con fuerza, buscando a Louis con la mirada.

-¡Quiero ver a Zayn! ¡¿Dónde cojones está Zayn?! ¡¿Y Niall?! ¡NIALL, JODER! ¡ZAYN! –sus gritos se escuchaban desde lejos.

-L-Louis –sollocé al verle tratando de apartar a los policías que rodeaban las vallas.

El muchacho se volteó hacia mí, sus ojos vidriosos cargados de ira. Volvió a girarse hacia los hombres que trataban de calmarle, así que corrí hacia él antes de que la cosa fuera a más.

-Louis –le llamé con la voz quebrada, agarrándole de un brazo-. L-Lou, para. Mírame.

El chico se volteó con rabia, mirándome como nunca antes había hecho, de una manera que realmente me ofendió.

-¡¿Qué quieres, joder?! –me gritó.

En ese instante me eché a llorar, nunca imaginé que me llegaría a gritar de esa manera. Su postura se relajó al darse cuenta de lo que había hecho.

-Tengo miedo –lloré.

-Mierda… Lo siento, Harry –suspiró frustrado, avanzando hacia mí-. Ven aquí, anda. Lo siento, amor. No quería gritarte.

Me sostuvo entre sus brazos por unos segundos haciendo que mi llanto cesara.

-N-No importa –musité en su pecho-. Lou… Liam no para de llorar. Habla con él por favor…

Él simplemente asintió con la cabeza dejando ir un suspiro, sus dedos se entrelazaron con los míos con fuerza antes de ir de vuelta a la furgoneta de la ambulancia, Liam se encontraba ahí hablando con una enfermera.

-Liam… –musitó Louis, entrando en el vehículo seguido de mí- ¿Cómo estás?

-Perfectamente, Louis –bufó sarcásticamente.

-Oye, tranquilízate, que no eres el único que está sufriendo.

-Mira tú quien fue a hablar –gruñó, dándole la espalda.

-Louis… Liam –suspiré, acercándome a él-. Por favor, no os peleéis ahora.

Ambos asintieron y los tres nos sentamos en los bancos pensando en lo que había pasado hasta entonces, yo en medio de los dos castaños.

-He estado hablando con una enfermera –nos anunció el castaño-. Dice que han llamado a tus padres, Louis. Están de camino.

-Genial. ¿Y por qué a mis padres y no a los de Zayn o Niall?

-Porque eres el mayor, por lo que te consideran responsable de esto –voló los ojos.

-No jodas.

Los dos castaños se unieron en un largo suspiro, los ojos de Liam concentrados en sus pies.

-No bromeo. Imagino que tu madre estará de camino y llamando a las familias de Niall y Zayn… y la de Harry.

Y mi mundo ya derrumbado a causa del accidente pareció ser engullido por un oleaje bestial que terminó por llevárselo.

-No quiero irme a casa –musité, tragándome las lágrimas.

 Louis me abrazó por un costado mientras que yo comenzaba a estrujar la botella de agua todavía intacta en mis manos.

-¿Y tus padres?

-Viven en Wolverhampton –me informó-. No pueden venir hasta aquí hoy, ya les he llamado de todas maneras.

-¿Sabes dónde están los chicos? –preguntó  Louis con un hilo de voz.

-Se los han llevado al hospital más cercano, se ve que ha sido… grave.

-¿Y el conductor? –murmuré en el pecho de mi novio.

-Ha sido el que menos ha sufrido, llevaba casco y protecciones. Se ve que sólo se ha roto un par de huesos del brazo.

-Puede pudrirse en el infierno –masculló el oji-azul.

-Lou, no ha sido su culpa –llevé mi mano a su barbilla haciendo que me mirara-. No te enfades.

Me sonrió levemente para luego estrecharme con fuerza entre sus brazos, Liam nos miró con ternura formando una pequeña sonrisa en sus gruesos labios rosados. Lou levantó la mirada y le sonrió.

-Ven aquí, Li –alargó un brazo hacia él y el muchacho no tardó en acercarse y atraparme entre él y mi novio con un abrazo-. Al menos a vosotros no os pasó nada. Os quiero.

-Yo también te quiero Lou –suspiré frustrado.

-Yo también, Tommo –ese apodo volvió a sacarme una sonrisa.


Los padres de Louis llegaron en menos de un cuarto de hora, abrazaron a Louis más de dos y más de tres veces en tan sólo un minuto, mientras Liam y yo quedábamos al margen. Al parecer la policía ya se había encargado personalmente de explicarle con detalle todo lo que Liam y Louis habían explicado sobre el accidente, ya que yo no pude ver nada. Jay me dijo que había llamado a mi madre y que le había dicho que todo estaba en orden.
Pensé que mi madre iba a venir directamente hacia aquí pero en vez de eso la madre de Louis la convenció para que se quedara, prometiéndole que yo le llamaría más tarde, y así lo hice.

-Mamá, no puedo irme de Doncaster sabiendo que Niall y Zayn están así –repliqué por cuarta vez.

-No dejaré que te quedes ahí solo, es peligroso –me contestó firmamente.

-¡No entiendes nada! –Estaba llegando a un punto de desesperación al tener una madre tan sobreprotectora- ¡Si de verdad supieras lo que es peligroso para mí no me dejarías volver a aquél estúpido instituto!

-Harry…

-¡No pretendas llevar la razón en esto, mamá!

Un silencio sepulcral inundó la señal, sabía que mi madre estaba pensando en algo coherente. Sabía que mi madre era consciente de que yo tenía razón.

-Un día –murmuró-. Gemma te llevará algo de ropa limpia, no creo que a Louis le haga mucha gracia tener que compartir su ropa contigo durante tanto tiempo. Mañana te quedarás haciéndoles compañía en el hospital y por la tarde volverás a casa.

-¿De verdad? –sonreí con ganas.

-Llamaré al instituto y avisaré que estás enfermo.

Miré a Louis y levanté un el pulgar de mi mano libre con una gran sonrisa para luego volver a centrarme en la conversación.

-¿Te he dicho que te quiero, mamá?

-Demasiadas veces, cielo –se rió.

-Te quiero mucho –musité-. Te veo mañana.

-Yo también te quiero bebé. Cuídate.

Colgué el teléfono con una de mis mayores sonrisas y corrí hacia Louis, abrazándolo. Liam rió por detrás al verme, al igual que los padres de Louis.

-Me deja que me quede esta noche en el hospital así que mañana cuidaré de Zayn y Niall en el hospital –le informé.

-Perfecto –dejó caer un beso en mi frente-. Ahora, vamos al hospital, mi madre nos lleva. Voy a coger a Hatchi.

NARRA NIALL

-¡¡ZAYN!! –chillé su nombre, asustado.

La moto se acercaba a una velocidad vertiginosa, el moreno quedando paralizado ante la imagen. Louis agarró a Harry lo más rápidamente posible y se lo llevó a un lado, Liam los abrazó a los dos lanzándolos al suelo, protegiéndolos. También trató de protegerme a mí, pero en esos momentos mi vida me importó una mierda, así que lo aparté para que nadie más saliera herido.

Algo más importante que mi vida estaba en peligro y yo debía ayudarle. Aquél algo era la vida de Zayn, mi amigo, mi hermano, mi todo.

No dudé en lanzarme en su ayuda.

“A la mierda” pensé.

Mis manos rodearon su cintura haciendo toda la fuerza posible para apartarlo del camino, cosa que creo que logré. Noté un gran impacto en mi cadera, un dolor agudo torturándome en aquél preciso instante. Escuché gritos por todas partes; de mis amigos, del motorista, míos propios… de Zayn.

Zayn gritaba. Mierda.

“Zayn” articulé, mis labios pegajosos pringados de un líquido caliente y espeso. La voz no me salió, parecía que me la hubieran extraído del cuerpo.

“Zayn” intenté de nuevo, ahora apenas moviendo los labios. “Te quiero”

Y todo lo demás se volvió negro, todos los sonidos se eliminaron de mi alrededor, seguramente estaba muerto.



‹‹Beep››

Moví el dedo meñique de mi mano lentamente. Al ver que reaccionaba, traté de mover los demás dedos.

‹‹Beep››

Algo me lo impidió, aplastando mis frías manos con algo cálido.

‹‹Beep››

-¿Niall? –una voz sollozaba a mi lado.

‹‹Beep››

¿Estaba en el cielo?

‹‹Beep, beep››

 -Niall, por favor… respóndeme –lloraba.

‹‹Beep, beep››

-Niall, ¿me escuchas?

‹‹Beep, beep››

¿Qué era aquél pitido? ¿Por qué había alguien llorando? ¿Era un ángel? ¿Por qué lloraba aquél angel?

‹‹Beep, beep››

Quería hablar y responder que le escuchaba, pero no podía. Cada vez me ponía más nervioso.

‹‹Beep, beep, beep››

-Nialler, mi niño. Mírame.

‹‹Beep, beep, beep››

¿Mamá?

‹‹Beep, beep, beep, beep››

Mamá.

‹‹Beep, beep, beep, beep››

“Ayúdame mamá” por mucho que intentaba hablar, mi voz no salía.

‹‹Beep, beep, beep, beep››

“No puedo respirar” joder, ¿nadie me escuchaba? “Mamá”

‹‹Beep, beep, beep, beep, beep, beep››

¿Qué era eso? ¿Por qué cada vez pitaba más rápido?

‹‹Beep, beep, beep, beep, beep, beep››

-¡Ayuda! –gritó la voz de mi madre- ¡Doctora! ¡AYUDA!

‹‹Beep, beep, beep, beep, beep, beep››

Se escucharon gritos de desesperación a mi lado, seguramente era mi familia. ¿Qué hacían en el cielo? ¿Qué estaba ocurriendo? Espera, ¿doctora? ¿Estaba en el hospital?

‹‹Beep, beep, beep, beep, beep, beep››

Cada vez me costaba más respirar, mi pecho oprimiéndose a cada bocanada de aire que trataba de coger.

‹‹Beep, beep, beep, beep, beep, beep››

¿Qué mierdas era eso? “¡Ayuda!”

Y una vez más mis intentos se quedaron en vano.

‹‹Beep, beep, beep, beep, beep, beep››

-¡Llevaros a Malik de aquí! –gritó otra voz irreconocible.

¿Malik?

‹‹Beep, beep, beep, beep, beep, beep››

¿Zayn estaba vivo?

“¡ZAYN!” Nada, nadie me escuchaba.

‹‹Beep, beep… beep… beep… beeeeeeep.››

-¡Niall, NO!

NARRA HARRY

-¿Te quedas aquí con Hatchi, papá? –le preguntó Louis a su padre, que seguía sentado en el coche.

-No creo que dejen entrar animales. Estaré esperando aquí hasta que volváis.

El oji-azul asintió con la cabeza y se separó del coche, caminando de nuevo a mi lado. Tanto su madre como Liam nos siguieron nerviosamente, todos entrando al edificio.

Le cogí de la mano, todo mi cuerpo temblando del puro miedo. Pensé que su madre sería la que preguntaría por la habitación de nuestros amigos pero él no perdió ni un solo segundo, su brazo izquierdo apoyándose en la mesa de la recepción.

-Disculpe –pareció nervioso, una mujer levantó la cabeza mirándole a través de las gafas-. Me gustaría saber si podría visitar a Zayn Malik y Niall Horan, me dijeron que habían ingresado aquí hace un par de horas.

-Ahora mismo se lo digo –la mujer de mediana edad volvió la vista hacia la pantalla de un ordenador y tecleó  los nombres que mi novio le había dicho-. Tercera planta, los dos se encuentran en la habitación 225. No sé si podrán entrar, sus familiares están ahí.

-Gracias –musitó Louis, tirándome del brazo emprendiendo camino hacia dicha sala.

-Louis, espera –masculló su madre- ¿Estás seguro que los quieres ver? Puede que no estén en el mejor estado como para que los veáis…

Liam, Louis y yo la miramos con cara de pocos amigos.

-No somos críos, mamá.

Y seguimos andando.


El ascensor se detuvo en la tercera planta, rápidamente salimos de ahí y comenzamos a correr por el pasillo.

-221 –anuncié mirando el cartelito situado a un lado de la puerta.

-223 –los nervios de Liam no cesaban.

-Aquí es, 225 –tembló Louis, su mano apretando la mía con fuerza-. ¿Seguro que quieres entrar, Hazz?

Me miró apenado, temiendo por cualquier trauma que pudiera sufrir al ver las caras demacradas de los chicos.

-Vamos –cogí aire y lo expulsé lentamente, dando un paso hacia adelante.

La madre de Louis hizo ademán de picar a la puerta pero ésta se abrió antes de tiempo, enfermeros transportando una camilla que llevaba a un chico lleno de tubos, vendas y yesos por todo su cuerpo.

-Z-Zayn –los ojos de Liam se abrieron de par en par al fijarse en el pelo negruzco del muchacho.

Efectivamente, era él.

-No puedo ver esto –Johanna dio un paso hacia atrás y se tapó los ojos, mirando hacia el suelo.

-¡Zayn! –Louis me soltó la mano y corrió al lado de la camilla-. ¡¿Qué ocurre?!

El morocho abrió los ojos llorosos lentamente, una media sonrisa autosuficiente se dibujó en sus labios hinchados al vernos.

-No le ocurre nada a él –le respondió uno de los hombres que llevaba la camilla-. Los estamos cambiando de sala, hay problemas con el otro paciente.

-¿Problemas? –repetimos nosotros tres, detrás de la camilla.

-No pueden verlo ahora, esperen fuera.

Dicho esto entró en otra sala, dejándonos a fuera.

-Mierda, Niall –Liam volvió atrás corriendo lo más rápido que pudo en busca de la sala 225.

De ahí salieron dos hombres arrastrando a una mujer que no paraba de llorar. Todos tenían un cierto parecido a Niall, por lo que supuse que serían su familia.

-¡Greg! –Chilló Liam- ¿Qué ocurre?

El hombre más joven lo miró con lágrimas en los ojos pero no le respondió.

-¿Quiénes son? –le susurré a Louis mientras caminábamos hacia ellos.

-Ella es Maura, la madre de Niall –me respondió con un susurro apenas audible-. Él es Bob, su padre. El chico joven es su hermano mayor Greg.

-Ah –murmuré, observando cómo los tres se sentaban en unos asientos de plástico que habían pegados a la pared.

Johanna y Liam les ayudaron a tranquilizarse, Louis y yo nos quedamos a la distancia, mi acompañante mordiéndose las uñas a más no poder sin dejar de mirar a todos lados.

-Louis –su madre se levantó dirigiéndose a nuestro lado-. ¿Por qué no vais a visitar a Zayn? Os avisaré si hay algo nuevo sobre Niall.

Observé a Louis asentir con la cabeza y seguidamente agarró mi mano con cuidado tirando de ella lentamente, sin decir palabra.

-Tranquilo Lou –le sonreí-. Estoy seguro de que Niall está bien.

El chico me dedicó una sonrisa notablemente fingida y siguió caminando hasta que nos plantamos delante de la sala 231, en la que habían dejado a Zayn anteriormente. La puerta estaba abierta, así que entramos.

Alguien sollozaba en el interior de la sala.

-¿Z-Zayn? –me atreví a llamarle.

Ahí en frente había un chico tumbado sobre una camilla rodeado de tubos y máquinas, la cabeza inclinada hacia otra parte impidiendo que le pudiéramos ver el rostro. Los llantos cesaron y él levantó una mano para secarse las mejillas.

-¿Harry? –su voz claramente rota llenó la habitación, giró su cabeza hacia nosotros, dejándonos ver algo realmente desagradable.

Sus labios estaban totalmente hinchados y rojos, algún que otro arañazo decoraba sus mejillas, un parche blanco cubría la parte superior de una de sus cejas.

-Louis –suspiró con una sonrisa-. ¿Cómo va la vida, amigo?

-Imbécil –el oji-azul no dudó en soltar el agarre de mi mano y emprender carrera hacia la camilla de su amigo, comenzando a llorar-. Zayn, eres idiota, imbécil, te pegaría.

-Yo también te echaba de menos, Lou.

Me acerqué a ellos con lágrimas en los ojos y acaricié la espalda del castaño mientras él abrazaba con fuerza al moreno, que me miraba con una sonrisa totalmente fingida también. Sus ojos estaban hinchados y rojos, había estado llorando.

En aquél momento entró un hombre cargando una silla de ruedas en sus manos, haciendo que nos retiráramos para que pudiera dejarla al lado de la camilla.

-Hola Zayn, ¿todo bien? –le preguntó como si nada.

-Perfectamente, ¿no lo ves? Tan solo una pierna y un pie enyesados. ¡Sobreviviré!

Todos reímos ante su énfasis por recuperarse.

-Bien, me alegro. Aquí tienes la silla de ruedas, ya podrás ir de un lado hacia el otro hasta que te den el alta –le dio unas palmaditas al respaldo de dicha silla-. Has tenido mucha suerte de que solo te haya pasado eso, muchos no llegan a contarlo.

-Lo sé –ahora su voz pareció más profunda-. Creo que debo tener un ángel guardián por ahí rondando.

-¿Por casualidad no tendrá nombre, ese ángel? –sonrió el hombre, haciendo que a Zayn se le humedecieran los ojos.

-Lo tiene… lo tiene.


Las horas pasaron, los padres de Zayn visitaron al chico hacía un rato y estuvieron hablando con nosotros. Les informé sobre el hecho de que me iba a quedar con el muchacho aquella noche y, aunque al principio la madre de Zayn se negó su padre terminó por convencerla de que así fuera, ya que ellos no podían quedarse.

Louis les pidió que por favor fueran a avisar al club que no podrían asistir al partido, así que poco después de que se despidieran de su hijo, hicieron lo pedido y se marcharon.


Para entonces me encontraba acurrucado encima de Louis, ambos tirados como quien no quiere la cosa en el único sillón decente de la sala de Zayn. El moreno dormía plácidamente, y yo estaba en proceso de caer en un coma profundo si Louis no dejaba de acariciarme el pelo.

-No dejes que me duerma, Lou –mascullé con dificultad, mis ojos cerrándose lentamente.

-Pareces un bebé –rió por lo bajo para no despertar a Zayn-. Son las seis de la tarde, Hazz. No deberías tener tanto sueño.

-Me relaja… –solté un bostezo- que me toquen el pelo.

Su mano dejó de acariciar mis rizos y pasó a entrelazarse con la otra alrededor de mi cintura, estrechándome en su pecho como si no quisiera que me escapara, quedándose en silencio. Levanté la cabeza para mirarle y él me sonrió antes de dejar un beso en mi nariz.

-¿Irás mañana a la universidad?

-No lo sé, debo hablarlo con Liam. Uno de nosotros dos se tiene que quedar contigo y creo que Liam no quiere perderse su querida clase de gimnasia de los lunes por la mañana –se encogió de hombros.

-¿Y a ti que te toca?

-Física y química –fingió un escalofrío que me hizo reír.

-Entonces creo que podremos pasar otro día juntos –enredé mis brazos alrededor de su cuerpo, escondiendo la cara en su cuello.

-Crees bien.

El simple hecho de estar encima de Louis escuchando los latidos de su corazón hizo que mis ojos terminaran de cerrarse. Antes de que pudiera dormirme del todo, alguien entró gritando en la habitación, despertando a Zayn y sobresaltándonos a todos.

-¡Zayn! –los ojos de Liam buscaron con urgencia por la sala hasta encontrarse con los del moreno.

-Liam, te echaba de menos –le sonrió el morocho soltando un bostezo.

-¡Cállate, deja el maldito reencuentro para luego y súbete a la jodida silla de ruedas!

Tanto Louis como yo nos miramos extrañados ya que Liam nunca dijo ningún taco delante de nosotros. Me levanté rápidamente del regazo del chico para que pudiera ponerse en pie y los tres corrimos hacia Zayn para ayudarle a sentarse en la silla.

-¿Qué ocurre, Liam? –preguntó Louis, asustado.

-Es Niall –informó con urgencia en su voz-. Le cuesta respirar, está muy nervioso y no abre los ojos ni dice nada, solo llama a Zayn. Necesita verle.

-Mierda –musitó el chico ahora sentado en la silla- ¡Mueve el culo, va! ¡Llévame!

Corrí a abrir la puerta de la habitación y Liam salió arrastrando la silla de Zayn a toda velocidad, seguidos de Louis. Corrimos por los pasillos, algunas personas corriendo a socorrer al rubio, otras llevándose a su familia lejos de aquél lugar. Entre toda aquella gente me encontré con la madre de Louis que corría hacia su hijo.

-¡Muevan los culos y dejen pasar al inválido! –Gritó Louis apartando la gente a empujones-. ¡Os patearé el trasero a todos si no os apartáis!

-No puede entrar nadie, ahora –una mujer de tez pálida vestida con una bata blanca nos barró el paso, se notaba que no salía mucho a tomar el aire.

-A ver, copito de nieve –le llamó Zayn desde abajo-. No hagas que me levante de esta silla y te haga tragar la escayola porque lo haré. Déjame pasar, que el paciente quiere verme.

-No se permite la entrada a…

-Cállese un rato –le interrumpió, llevando las manos a las ruedas de la silla-. Liam, ya voy yo solo.

Y seguidamente emprendió camino hacia dentro, atropellando los tobillos de cualquiera que pasara por su lado.

NARRA NIALL

-¡Zayn! –grité de nuevo, al fin podía hablar.

Me dolían los ojos, había intentado abrirlos varias veces pero cada vez que trataba de ver algo una luz blanca terminaba por cegarme.

-¡Niall!

Y para entonces, todo lo demás se paró al instante. Podría haber reconocido aquella voz a quilómetros luz. Era él. Zayn. Estaba ahí.

-¡Zayn, Zayn! –tosí ante la falta de oxígeno, miles de manos recorrían mi cara cambiando y añadiendo tubos por todas partes.

-¡Ni! –Sentí algo cálido agarrar mi mano-. ¡Soy yo, estoy aquí! ¡Soy Zayn!

Juro que quería verle, necesitaba verle. Quería saber si estaba bien. Necesitaba a Zayn.

-¡No le pongáis más mierdas, no le ocurre nada! –Gritó, soltando mi mano- ¡Apartaros, joder! Niall, Ni estoy aquí, a tu lado. Respira, cálmate. Tranquilo.

Traté de obedecerle y reuní todo el sentido común que me quedaba para comenzar a pensar y relajarme. “Zayn está bien” me dije “no le ocurre nada, está a tu lado”.

-Zayn –comencé a llorar-. Duele.

-¿Duele? –unas manos cálidas presionaron mis adoloridas mejillas- ¿Qué duele, Ni? Dímelo.

-La luz –apreté los ojos con fuerza y traté de girar la cabeza, pero me dolía el cuello.

-¡Que alguien pare la jodida luz! –gritó y escuché pasos correteando por la sala, de repente todo se volvió oscuro- Ya está, Nialler. No hay más luz. Tranquilo, cálmate y respira. Vamos, peque. Tú puedes.

Seguí sollozando por un rato mientras mi respiración volvía a su estado regular, las manos de mis mejillas bajaron a mi mano de nuevo. Lentamente abrí los ojos, la imagen borrosa de una mujer asomando por mi izquierda. Vestía con una bata blanca.

-Ha abierto los ojos –informó, levantando la cabeza.

-Disculpe, ¿podría dejarme a solas con él? –la voz del morocho sonó más clara ahora.

Giré la cabeza lentamente, aguantando el dolor que eso me hacía. Un chico de pelo negro totalmente despeinado me miraba atentamente. Sus labios hinchados formando una enorme sonrisa, dejando ver una hilera de dientes blancos. Tenía un par de rasguños esparcidos en su cara, un parche blanco sobre su ceja.

-Hola, Rubia –me guiñó un ojo.

Lo miré por unos segundos con la mayor seriedad que pude, después de echarme a llorar como una magdalena.

-Estás vivo –sollocé, incrédulo.

-Oye, no llores, que si estoy vivo es por tu culpa –rió por lo bajo, secando las lágrimas de mi mejilla-. Joder, mueve el culo Horan, quiero un abrazo.

-¿Tú me has visto? –reí entre llantos.

-Sí, estás muy guapo –bromeó… creo-. No puedo levantarme, amigo. Estoy enyesado de cintura abajo.

-Mejor, eras un pésimo jugador de fútbol.

-Veo que tu humor no cambia, no importa la cantidad de huesos que te rompas.

-No era ningún chiste –me reí, viendo su cara de asco.

Nos miramos por unos segundos con una sonrisa en nuestros labios, no pude evitar sonrojarme.

-Iré a llamar a tu familia y a los chicos, están todos muriendo por verte –llevó sus manos a las ruedas de su silla, apartándose hacia atrás. Comencé a sentirme nervioso al ver como se marchaba decididamente. Antes de llegar a avanzar tres metros se giró sobre sí mismo- ¿Ni?

-¿Hm?

-Te debo la vida

Bueno, ¿qué os ha parecido?
He visto en los últimos comentarios que hay muchas lectoras nuevas, así que bienvenidas y muchisísimas gracias por leer y comentar :D
Ah, se me olvidaba, abrazos psicológicos a mis lectoras fantasma :P
VOTAR + COMENTAR si queréis nuevos capítulooos

Besos ♥

Fortsæt med at læse

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