Jinyoung entró a la habitación de Jimin y empezó a recoger la ropa que estaba tirada en el suelo.
— Dios, esto está limpio...— Dijo irritada.— ¡Jimin levántate!
— ¿Qué pasa?— Gruñó bajo las almohadas.
— Pasa que es medio día y tienes hecho esto un chiquero.
— Deja mi chiquero.— Murmuró y se acurrucó más.
Jinyoung se acercó a la ventana y abrió las cortinas, permitiéndole al sol chocar sus rayos con el rostro de Jimin. Él se remolineó en la cama y abrió los ojos, viéndola ahí parada con las manos en la cintura y se ceño fruncido.
— Afuera de la cama. Ahora.
— Sí, ya entendí.
Jinyoung salió de la habitación y se encontró con él después. Jimin paseaba de aquí para allá comiendo un pedazo de pizza fría. Jinyoung dejó listos los pendientes de la escuela y fue a buscarlo.
— ¿Hiciste la tarea?
— ¿Qué tarea?— La miró confundido.
— Tenemos un ensayo que entregar mañana.— Recordó.— Yo ya lo hice, así que me haces el favor de ir por tu mochila y tu laptop.
— Tengo flojera.— Hizo un puchero.— Además, no hacer una tarea no me afectará...
— Sí lo hará y me preocupo que salgas mal.— Lo miró sería.— El primer parcial saliste muy bajo y este está por acabar.— Se acercó a él y lo tomó del brazo.— Saldrás mejor, en definitiva, pero para acreditar el semestre tienes que salir muy alto en el parcial que viene.
— No te estreses, Jini.
— ¡Sí lo hago, Jimin!— Dijo obvia.— Si no acreditas, te dan de baja y te tendrías que ir. Es importante.
Te tendrías que ir. Esas palabras retumbaron en la cabeza de Jimin y de repente le dieron ganas de hacer hasta las tareas de la semana próxima. Si lo daban de baja, tenía que dejar la residencia estudiantil y eso significaba que dejaba de vivir con Jini. Corrió por su mochila y volvió a la mesada de la cocina. Jinyoung se encontraba limpiándola.
— ¿Es mucho?— Se quejó mientras sacaba los libros.
— Algo, pero está muy fácil.— Dejó de limpiar la estufa y lo miró.— Además, es de tu materia favorita.— Sonrió animándolo.— Como mi mamá dice: cuando haces algo que te gusta, te quedas con ganas de hacer más.
— Qué rápido ha pasado el tiempo.— Dijo él después de un rato.
— Sí, tanto que ya estamos por acabar el primer semestre y salir de vacaciones.
— ¿Siempre que acaba un semestre dan vacaciones, no?
— Sí. De un mes, pero cuando cambias de año, te dan tres meses.
— En serio pasó rápido. Tan sólo la semana pasada estábamos a mitad del segundo parcial, no omitiendo que fue mi primera cita con Hyemin.— Sonrió travieso.
— Los parciales son de cuatro semanas, mañana empiezan los exámenes y tenemos que entregar muchos proyectos.— Siguió.— Da igual, ¿cómo vas con la perra mala? Espera, ¿te molesta que la siga llamando así?
— No.— Sonrió con diversión.— Me gusta que lo hagas.
— Okay. Mejor para mí. Es lo que es.— Se encogió de hombros.— No lo había dicho antes, pero sabemos que es una perra mala ¿no?— Jimin asintió.— Pues me molesta que pierdas el tiempo con ella.
— ¿Has probado el sabor de la venganza?— Jimin dejó de teclear y la miró. Jini negó.— Es por eso que sigo con ella. Porque es dulce, muy, muy dulce.
Jini puso los ojos en blanco.
— Pues actualiza la información, ¿cómo vas con ella?
— Sigo en la primera fase. Estoy siendo un chico perfecto, dulce, coqueto y bueno, todo eso. Aunque, cuando empiece el próximo semestre, planeo llevar acabo la segunda fase.
— Y esa es...
— Ser el novio perfecto.— Sonrió y volvió a su tarea.— Mi favorita será la tercera fase.
— ¿Hay tercera?— Preguntó burlona.— Wow.
— Sí. Pero todo a su tiempo.
Jini asintió, le restó importancia y siguió limpiado la cocina. Las alacenas estaban muy polvorientas.
— ¿Y tú cómo vas con Jungkook?
— Bastante bien.— Sonrió al instante.— Todo perfecto.
Jimin no preguntó más. Con eso le bastaba. No quería experimentar aquel amargo sabor como el de la primera vez. De hecho, si por él fuera, no le preguntara por Jungkook, sin embargo, adoraba a Jinyoung y sabía que a ella le importaba Jungkook y se sentía tomada en cuenta cuando le preguntaba por él.
Ella siguió limpiando, Jimin siguió haciendo la tarea. Él tenía su música de fondo y cuando Jinyoung conocía una canción, la cantaba. La cantaban juntos.
— ¡Ya terminé!— Jimin estiró los brazos festejando.
Jinyoung cerró la puerta de la nevera y se giró a verlo.
— Qué bueno, porque tenemos que ir al supermercado.
Jimin bufó, haciendo berrinche, pero terminó asintiendo, se puso de pie para ir a cambiarse, pero en ese momento, su celular sonó. Jini se iba ir para cambiarse también.
— ¡Jini!— Jimin la detuvo.— Es para ti.
Tomó el celular confundida y lo pegó a su oreja. Jimin no entendía nada tampoco.
— ¿Si?
— Abre la puerta. Ahora.— Se escuchó una voz seria del otro lado de la línea.
— No.
— Abre.
Aún confundida, fue a abrir la puerta. Por un segundo temió a que fuera uno de los amigos matones de Jimin, pero soltó un fuerte suspiro y tomó todo como broma cuando se encontró a Hoseok del otro lado de la puerta. Casi le pega. Casi. El chico entró a la vivienda, molesto.
— Sabes, estoy muy, muy enojado contigo.— Iba a continuar, pero vio sobre el hombro de Jini y se topó con Jimin.— ¡¿Sigues exhibiéndote frente a mi amada novia?!
— ¡Hombre es mi casa!— Jimin gritó también y se fue de ahí a ponerse una maldita camiseta.— Si quiero puedo andar en pelotas.
— Nop, no puedes.— Canturrió Jini antes de que se fuera.
— Bien, basta.— Dijo Hoseok, llamando la atención de Jinyoung.— Sigo enojado.
— ¿Conmigo?— Llevó su mano al pecho, Hoseok asintió.— Pero si yo no he hecho nada, Hoseok.
— ¿Qué no has hecho nada?— Dijo irónico. En ese momento Jimin aparecía.— ¡¿No le dijiste?!
— ¿Decirme qué?
— ¡Que hace dos días fue mi cumpleaños!
Hoseok se exaltó. Jimin se rió. Jinyoung lo miró sorprendida.
— Está bien, lo tengo.— Corrió a su mochila y empezó a rebuscar algo en ella, cuando lo encontró, cerró su puño y volvió con Hoseok.— Ten.
Le dio aquello en la mano y el chico casi se desmaya.
— ¡¿En serio?!— Gritó ofendido.— Eres la peor novia del mundo. ¡Es un caramelo, sin...— Se cayó al sentir los labios de Jini en su mejilla.— envoltorio.
— Feliz cumpleaños, Hobi.
Y se fue corriendo a su habitación.
Jimin intentaba negarlo, pero maldición, deseó ser Hoseok en ese momento. Aún así, se empezó a reír cuando Hoseok se desplomó en el suelo. Casi vio su alma pasar al otro mundo. Su mano acariciaba la mejilla que había besado Jinyoung y su sonrisa crecía cada segundo que pasaba.
— Nunca más vuelvo a bañarme.
— Eres un cerdo.— Jimin lo miró con disgusto.
— Hombre, en serio, ¿cómo te resistes a tal mujer? Yo ya la hubiera...
— ¿Me hubieras qué?— Jinyoung encarnó uno de sus cejas.
— Nada, nada.— Se retractó mientras de ponía de pie.— Y bien, ¿adónde vamos?
— Planeábamos ir al supermercado.— Contestó Jimin.— Y si vas, iremos en tu auto.
— No hay problema, acabo de llenar el tanque.
Los tres salieron del apartamento, bajaron hasta el estacionamiento y Jinyoung casi se cae al ver el auto de Hoseok. Sí, sabía que Hoseok tenía auto, pero no sabía que era un Mustang negro.
— ¡Hoseok, te amo!
Chilló Jinyoung. Hoseok dejó de prestar atención a su celular y la miró con los ojos abiertos. Jimin también se sorprendió.
— ¿Uh?— Empezaba a balbucear.— Eso ha sido inesperado...
— ¡Tienes un Mustang, joder!— Se giró a verlo emocionada.— Es uno de los autos de mis sueños, y, y...
— ¡Oye!— Jimin se quejó.— ¿Y mi Camaro? También es negro...
— Sí, pero es eso, un Camaro y Hoseok tiene un Mustang. Un Camaro no se compara con un Mustang.
Hoseok miró a a Jimin con cara de poker, casi gritándole con los ojos: "Já, te gané. Victoria mía, idiota". Jimin lo miró mal.
— Empiezo a pensar que salgo sobrando aquí.
— Sí, de hecho.— Dijo Hoseok.
— Hobi, ¿me dejas conducirlo, por favor?
No dudó ni un segundo; no iba a perderse esa oportunidad. Después de la pelea inútil de Jimin y Hoseok sobre quien se iría enfrente, junto Jini, Hoseok terminó ganando. Obviamente porque era su auto. Cuando el motor tomó vida y rugió, Jini sintió el cosquilleó subir hasta sus muslos. Era excitante manejar el auto de sus sueños. Hoseok recargó su brazo en el marco de la ventana y no pudo evitar dejar de verla.
— Hoseok, deja de verla.— Dijo un malhumorado Jimin.
— Amigo, no puedo, tan sólo mírala...— Se permitió dejar de verla y voltearse con Jimin, moduló un mudo:— Ella es sexy.
Jimin lo entendía, lo había vivido también. Podía entenderlo completamente. Pero aún así le molestaba.
Jinyoung mandó callar a los dos, puso el auto en reversa y con agilidad salió del cajón, posteriormente del estacionamiento. Hoseok suspiraba unos "wow", "daebak" y derivados, cada que ella subía una marcha de los cambios. Era como porno para él. Porno del bueno.
— Sabes Jiminnie,— Dijo Hoseok.— creo que ya tienes papá.— Sonrió cínico.— Y sí, soy yo. Jung Ho Seok.
Jimin rodó los ojos. Jinyoung estaba riendo.
— Pff... Sigue soñando, imbécil.
••••
Sólo les diré algo: prepárense para lo que viene. 🌚🚬
¡Espero les esté gustando!