—Louis. Ya es suficiente. — Le reclamo cansado. — debes superarlo. O comer si quiera.
Él sólo me mira con actitud indiferente, luego vuelve su vista al plato de comida que hay frente de él. Suspiro agotado. Desde que terminó con su novia, ha estado deprimido. Sé perfectamente lo que se siente ver a la persona que amas besarse con otra, pero a pesar de ir al caso, es algo que él debería haber superado ya, no lo fuerzo porque duele, pero no puede estar así toda la vida. Las heridas del corazón sanan rápido, pero lo que no sana con facilidad son las heridas que van directo al orgullo y al ego. Bueno, él no ha sanado en nada y eso me tiene harto. Pensé que podría repararlo, hacerlo entender que ella nunca fue lo suficiente buena para él, que merece a alguien mejor, pero lo único que recibo son miradas distantes y muecas que intentan ser semejantes a sonrisas. Si no fuera porque le amo, ya estaría su desayuno embarrado en toda su linda cara.
Odio su indiferencia. Me mata.
Paso una mano por mi cabello con desesperación.
Incluso con Eleanor fuera de juego, sigue atormentándome.
Me desespera no poder ser su fuente de risas, de hacerlo sentir bien con un abrazo, de decirle cosas ridículas y él me miraría extrañado al principio pero luego me seguiría. Me desespera el hecho de que no me ame y ahora está sufriendo con agonía por su ex-novia. Eso cada vez me da menos esperanzas. En cambio, ahora sólo recibo...nada, más que su ausente compañía.
Esto empieza a escaparse de mis manos.
—Liam. — Susurro mirándole, aclaro mi garganta y continúo. — enviaré a Liam para que te haga entrar en razón.
Al parecer eso surge efecto, porque levanta inmediatamente la cabeza, abre los ojos como plato y cambia su tristeza por una actitud suplicante.
—No Liam, por favor. — susurra.
—No me dejas alternativa, Lou. — me siento a su lado pasando un brazo por sus hombros, él reclina su cabeza en mi hombro.— mira, sé que es difícil intentar superarlo, después de todo la amaste.— eso me deja con un sabor amargo en la boca.— pero van dos semanas desde el incidente, es hora de que pases la página.
—Tú no lo entiendes. — dice separándose abruptamente de mí, levantándose de su asiento. Parpadeo repetidas veces antes de absorber esa acción, frunce ligeramente el ceño. — no lo entiendes, no sabes por lo que estoy pasando.
—Claro que lo entiendo. — Exclamo ahora enojado, levantándome. — He estado toda....— me callo de golpe. Este no es un buen momento para hacer una declaración de amor. Inhalo antes de continuar. — Tú eres el que no entiende y ni siquiera te esfuerzas en intentar superarlo. — me llevo la mano al puente de la nariz.
—Creo que lo hago. — Dice a la defensiva. — tú eres el que no tiene idea de cómo se siente estar...
— ¿Con el corazón roto?— interrumpo, lo miro dolido. — ¿que lo aplastan de tal manera que ya no tiene caso repararlo?— me acerco a él peligrosamente, haciéndose pequeño ante mi. — ¿te sientes vacío, vulnerable, débil?, ¿que no tiene caso seguir a pesar de todo?, ¿te sientes muerto?, ¿que a pesar de hay luz, sabes que estás sumergido en la oscuridad? Oh, créeme que sé lo que se siente.
En estos momentos deseo gritarle a todo pulmón: « ¡Estoy enamorado de ti, maldito idiota!»
Pero no me atrevo, porque no es el momento, ni la ocasión, ni el lugar, ni las palabras. No me había dado cuenta de que mordía mi labio inferior con tanta brutalidad hasta que siento el sabor de mi propia sangre.
—Oh, genial. — mascullo.
— ¿P-por qué sabes eso?— la cantarina voz de Lou me llama la atención, me mira impasible y en sus ojos veo una chispa de curiosidad.
Bien hecho, Styles, ahora lo tendrás preguntando sobre la persona que se robó tú corazón 24/7. Decido evadir la pregunta.
—Iré donde Liam. — sentencio antes de salir dando un portazo hacia el ascensor.
Una vez ahí, paso mis manos por mi cara en un gesto de desesperación. Inhalo y exhalo intentando calmarme cuando el timbre del ascensor me indica que ya llegué a mi destino. Camino hasta la puerta del castaño, serio y pensante, sobre lo que acababa de pasar. Me arrepiento de haber dejado a Lou solo, sé que no se haría daño y que le había dejado mucho en lo cual pensar, pero aún así me preocupaba, veo a Niall salir de su departamento, se acerca a mí con su característico humor, siendo capaz de animarme también.
—Harry. — sonríe.
—Hey, Niall. — saludo. — ¿a dónde vas?
—Iba a donde ustedes. — ríe. — tengo un nuevo juego de x-box y quise probarlo contra un buen contrincante.
—Eso es genial. — sonrío porque él acaba de salvarme en este momento. — ve con Lou, está arriba y necesita despejarse.
—Oh, ya veo. — hace una mueca.
Los chicos también supieron del incidente hace dos semanas.
—Bueno, debo hablar con Liam. Así que supongo que nos veremos pronto.
— ¿Pasó algo?— pregunta con cautela.
—Nada. — Niego con la cabeza. — sólo debo asegurarme de que estoy haciendo las cosas bien.
—Y nadie mejor que Liam para aclarar dudas. — ríe. — bien, te dejaré.
Nos despedimos con un vago movimiento de mano, vuelvo mi vista hasta la puerta de Liam, ¿de verdad quiero hacer esto? Normalmente no me gusta hablar con Li acerca de temas serios, siempre me hace razonar e incluso, darme cuenta de las cosas que he hecho y que haré, es como una especie de adivino. Aunque ahora sólo tenga 20 años, Liam, con toda la sabiduría que tiene parece un hombre de unos 50 aconsejando a sus hijos. Creo que por eso acudo a él. Estoy a punto de arrepentirme, pero, al fin y al cabo, ¿no fue eso lo que le dije a Niall?, necesito saber qué estoy haciendo mal.
Suspiro resignado, golpeando la puerta con mis nudillos. Liam aparece con su mirada afable y su sonrisa tierna al otro lado. A juzgar por su cambio de actitud a una más seria, debe suponer por lo que estoy aquí, así que sin más me hace pasar a su acogedora sala, de donde cuelgan cuadros con fotos de sus familiares y de su novia. Me siento en aquél mullido sofá esperando.
— ¿Quieres algún refresco?— dice. Asiento mientras él va a la cocina. Tiempo después aparece con dos cervezas en su mano. — lo siento, no tengo refrescos, creo que Niall asaltó mi nevera anoche.
Eso me hace reír y acepto la botella con entusiasmo.
—Una cerveza siempre es bien recibida. — Digo llevándomela a la boca, el alcohol me escuece en donde me había rato el labio, pero es reconfortante; baja por mi garganta dándome frescura. — ¿cómo están las cosas, Liam?
—Bien, han estado estable. — Se encoge de hombros revolviéndose en su asiento. — Tengo el leve presentimiento de que necesitas ayuda. — Sonríe y yo asiento soltando un suspiro. — ¿qué pasa, Harry?
Me acomodo y le explico sobre mi situación. Lo que le pasa a Louis, como me siento respecto a eso, la forma en cómo desearía poder ayudarlo pero él no me deja, de cómo ella aún sigue presente a pesar de que Lou rompió todo vínculo, de su depresión, de cómo desearía ser de nuevo la causa de sus risas, incluso le cuento sobre mi sueño. Liam, como buen amigo y consejero que es, me escucha con atención, asintiendo cuando está de acuerdo, frunciendo el ceño cuando no lo está e incluso colocando caras de comprensión y algunas sonrisas.
—Harry, te preguntaré algo. — Dice tranquilamente, me tenso pero él hace más grande su sonrisa. — ¿estás seguro que no tienes miedo de que Louis ya no tenga pareja?
— ¿Debería tenerlo?— pregunto atónito. — Se supone que eso debe alegrarme. — digo dubitativo, ya no estoy seguro.
¿Estoy feliz por ello?
Por supuesto que sí.
Creo.
Supongo.
Espero.
—Ése es el problema.— dice Liam triunfante, le miro sin comprender.— escucha, cuando Louis estaba con Eleanor, tenías algo seguro.— frunzo el ceño.— él estaba con ella, así que no había problema en que se fuera con cualquier otra persona.— continúa.— ahora que está soltero, tienes miedo de no declararte a tiempo y él encuentra alguien más.— eso suena ridículo pero sigo escuchando.— y tengo otra teoría.— se lleva una mano a la barbilla.— en tú sueño, eso es lo que te atormentaba, ¿no?. El hecho de que te dejara. Pero, ahora estás asustado porque te está dejando de una forma en la cual no te das cuenta. Dicen que lo contrario del amor es la indiferencia y Louis es tan indiferente contigo, que te asusta que de un momento a otro ya no esté y eso te está matando.
Me quedo pensando. Louis sí está actuando indiferente sólo porque su estado lo hace ser así. No refuto el hecho de que sí me da miedo perderlo, es una verdad, no pienso mentir sobre ello, porque cuando volvió a vivir conmigo no voy a negar que estuviera más que feliz. Aún tengo que digerir todo esto.
—Puede que esté equivocado. — Dice Liam rompiendo el silencio. — sugiero que la pienses. Ahora, demos una vuelta.
Me levanto del sofá dándole algunos sorbos a mi botella. Liam hace lo mismo, coge las llaves y salimos hasta un parque cerca del instituto de Sophie.
Al llegar ahí hay pocas personas, quizá porque la mayoría trabaja a esas horas, o algunos están en la escuela, eso nos facilita la salida. Liam se levanta para ir a comprar algo, yo sólo le digo que vaya con cuidado y me quedo sentado en la banca blanca observando los árboles, fuertes y frondosos, los columpios y otros juegos para niños pequeños, las personas pasan sin darse cuenta de mi presencia y eso me alegra, en cierta manera me da una gran paz. Cierro los ojos dejando que el aire fresco de la tarde me dé en la cara.
— ¡Harry Styles!— chilla alguien delante de mí.
—Sophie. — Respondo con el corazón a mil. — no vuelvas hacer eso. Casi muero.
—Eres un melodramático. — ríe. — ¿por qué estás solo?
—No estoy solo, Liam fue a comprar. — contesto. — ¿tú, a dónde vas?
—A clases de cello. — Hace una mueca. — Aunque amo el instrumento, me duelen los dedos. — Mira su celular y sonríe. — bien, Harry, te dejo, voy algo tarde.
—Suerte con el cello. — Digo, ella se inclina para darme un beso en la mejilla y yo la abrazo. — cuídate pequeña.
—Tú también, Harold.
La miro desaparecer, mientras espero a Liam.
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[Dos días después]
—Bien hecho, Styles. — Dice Lou, lanzando una revista sobre la mesa. — primera plana.
Observo la revista, abriendo los ojos desmesuradamente al ver de qué se trata. Al parecer cuando me encontré con Sophie ayer, alguien tomó una foto desde un ángulo muy apropiado cuando ella me dio ese beso en la mejilla, en la revista pareciera que me está besando de verdad. Frunzo el ceño y maldigo mentalmente a Modest! Ellos decidieron darme esta fama de mujeriego.
No me molesto en leer los titulares ya que tengo una idea de lo que dicen.
Miro a Lou, me está dando la espalda mientras busca un vaso. Sé que está enojado, pero no sé por qué. Desde aquella tarde que pasó con Niall mejoró bastante en cierta manera, ahora por lo menos come y entabla conversaciones normales y graciosas conmigo. Tengo cierta envidia hacia el irlandés, ya que en una tarde logró hacer lo que yo no pude en dos semanas.
— ¿Sabes que esto no es cierto?— pregunto levantándome de mi asiento, cruzando mis brazos por sobre mi pecho.
—No sé, la foto no dice eso. — agrega irónico.
—Sophie es como una hermana para mí. — exclamo. — ¿es que nadie lo entiende?
—Deberías dejarlo más en claro. — Espeta girándose. — ¿no crees?
— ¿Por qué te molestas?— pregunto intentando calmarme.
—Porque soy tú amigo y los rumores de que te acuestas con media Inglaterra afectan a la banda. — dice más que enojado.
Y eso es todo.
— ¡TODOS USTEDES SABEN QUE NADA DE LO QUE DICEN ES CIERTO!, ¡PENSÉ QUE TÚ TAMBIÉN!— grito, él se mantiene inmune. — me conoces mejor que nadie, Louis. Tú lo sabes.
—Al parecer creo que no. — dice.
— ¿Hasta cuándo estarás enojado conmigo?— pregunto débil. Su comentario me afectó.
Él me mira una última vez, coge su vaso ahora con agua y se va hasta su habitación dejándome solo en la cocina.
Eso es un claro: Vete a la mierda.
En estos momentos estoy tan enojado que podría romper el auto, pero en vez de eso, decido ir a casa de Sophie, porque sé que si me voy a casa de los chicos él me buscará allí y no tengo muchas ganas de verlo. Así que dejo una nota sobre la mesa. Busco algunas cosas y me voy sin más, haciendo el menor ruido posible.
Sophie me abre la puerta con una mueca, supongo que ya vio la revista y que probablemente tuvo una discusión con Jake sobre esto. Entro a su casa, directo hacia su habitación; en realidad, sólo quiero tirarme a una cama y no despertar por un largo tiempo. Miro por la ventana, el cielo se hace gris, señal de que lloverá fuertemente, observo con detenimiento la habitación de mi amiga, no he estado aquí en mucho tiempo y no ha cambiado en nada, sigue teniendo ese color celeste en las paredes y el gran piano de cola en un rincón. Su habitación es bastante grande porque es hija única y tiene más cosas de las que probablemente necesitaría. Me siento en su cama matrimonial mirado a la nada.
Ella entra con chocolate caliente, se sienta a mi lado y me extiende una taza. Nadie dice nada, claramente cada uno perdido en el sabor del chocolate y en nuestros propios pensamientos, me levanto de la cama, para acercarme al piano, toco las suaves teclas blancas cuando una armonía se apodera de mi con el inicio de una canción.
«Don't let me go, 'cause I'm tired of feeling alone.»