— Les quiero anunciar que hoy es un día importante para nosotros. Ya sé que hemos vencido, no obstante hay que protegerlos a ellos ya que si no lo hacemos El Olimpo puede ser destrozado. Elegí 12 mortales para esta misión; parecidos a nosotros. Cada uno con una personalidad diferente.— dijo el Dios del rayo.
— Todavía no entiendo para qué necesitamos a mortales cubriendo nuestra espalda, ¿para que están nuestros hijos, hermano?— exclamó Poseidón estresado, no entendía a su hermano Zeus — Hermano, sigo pensando que le deberías dejar esto a los semidioses.
—Ya he dicho lo que haremos, no voy a cambiar de opinión Poseidón.— dijo firmeza. —Estos doce mortales serán en honor a las doce constelaciones más importantes de nuestro universo. Cada uno representara un elemento, descubrirán sus poderes a medida de su crecimiento, su poder se fortalecerá al reconocer al Olimpo como su casa y aceptar su misión en este mundo. Dioses del Olimpo, aquí ante ustedes Los Elegidos.
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Pasaron los años y hubo paz en el Olimpo, pero siempre hay alguien que no está de acuerdo con los demás.
—Hermes, tú eres el mensajero del Olimpo. Sé que serás tú a quien Atenea mandará para que los tales Elegidos estén pendientes de sus tareas. — dijo esa voz escalofriante. —¿Pero qué debo hacer?—dijo el ingenuo de Hermes. —Sencillo... Solo hazles creer una historia diferente, ya veras, te divertirás.