Fanfic / Rubelangel : El acan...

Od dai002299

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Fanfic / Rubelangel : El acantilado.
Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30
Capitulo 31
Capitulo 32
Capitulo 33
Capitulo 34
Capitulo 35
Capitulo 36
Capitulo 37
Capitulo 38
Capitulo 39
Capitulo 40
Capitulo 41
Capitulo 42
Capitulo 43
Capitulo 44
Capitulo 45
Capitulo 47
Capitulo FINAL
Epilogo

Capitulo 46

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El grupo de familia y amigos finalizaron su trayecto por el mar con un chico mareado y el otro disgustado por tener que limpiar aquel desastre que se había llevado, son cosas que pasan, lo que cuenta es que había sido algo fuera de la rutina de todos y pudieron apreciar la brisa y aquellas profundas aguas más de cerca. Para ser sinceros, de lejos la impresión no es tan emocionante como estar uno mismo adentrado al mar, rodeado de agua mientras que de un lado observas la línea del horizonte y del otro la costa es llevarse un paisaje muy diferente. Rubén hacía mucho tiempo que no experimentaba algo como esto, ya se había olvidado como lucía aunque aún conservaba algunos simples recuerdos como que su madre no le dejase acercar mucho al borde del bote, como siempre, esa persona era quien lo protegía. No quería decir que su padre no se preocupase de igual manera pero la mayoría de las ocasiones las madres suelen ser las más sobreprotectoras, seguramente, ante cualquier peligro los dos se habrían arriesgado sin pensarlo para salvar a su hijo.

Fue un relajante paseo, pero no sabía si esto era para su bien o para llevarle más nostalgia que le perjudicaba, bueno, si se ponía a pensar con determinación claramente cualquier situación y lugar le podrían llevar a escavar en recuerdos, esa sensación dolorosa la sentía más seguido cuando le daba más importancia como aquellas visitas al acantilado. Si ya no le iba afectando tanto es porque su mente, de a poco, estaba siendo llenada de otros recuerdos y a la vez se distraía con la rutina que había cambiado. Cuando empiezas a darle importancia a otras cosas es cuando vas dejando a otras de lado porque eliges las que te hacen sentir bien. En este caso, con esos pensamientos que volvieron enfocándose en sus padres y la despedida de Mangel era casi imposible que Rubén no volviera a caer en esa melancolía que le caracterizaba. Se iba acostumbrando a una nueva vida y ahora parecía que estaba de pie en una torre inestable ¿pero que se supone que debía hacer?

Mientras, ya mejor, Alex ayudaba a Ricardo a limpiar la superficie del velero, los padres de Mangel aprovecharon a sentarse un momento en la arena y seguir apreciando el soleado día, Julián había ido a comprar unas bebidas y Melanie y Rubén a otro costado se hallaban de pie observando a aquellos dos que no se sabía si limpiaban, discutían o se reían, creo que era todo junto.

- Has hecho muy buenos amigos – Melanie, con sus lentes de sol, sonreía alagando a esas personas.

- Bueno, son más amigos de Miguel que míos – trata de rebajar su posición.

- No, son tus amigos también, no creas que ellos están aquí solo porque Mangel les pidió ayuda. Ricardo nos invitó a un paseo como éste, Alex vino de muy lejos y si sólo fuese amigo de Mangel entonces se hubiese molestado de haberse ido apenas él llegase y cómo ves, eso no le molestó, hasta se apropió del sillón de tu casa – se ríe – le importas.

- No creo ser tan importante como para que hagan esto-

- Pero lo eres, quieras o no ¿no es agradable que personas te aprecien de esta forma? – respira hondo disfrutando de la brisa marina- personas, un día tranquilo, un paisaje, son cosas que hay que apreciar en cada momento, algo tan simple como observar el mar o charlar con alguien que tú quieras. Hubo veces donde me costaba disfrutar realmente de estas cosas, siempre estaba pendiente de mi trabajo o pensando si no te faltaba nada, me estaba perdiendo de algo tan simple como esto – mira hacia atrás donde a lo lejos venía acercándose su pareja – sé que todavía no le conoces lo suficiente a Julián, es alguien nuevo para todos y ¿sabes? Mi bebida favorita es la de limón -

- ¿A qué viene eso? – le mira confundido.

- Que no había para traer y Julián sabe que yo disfruto más de las comidas cuando bebo de esa, no era necesario que vaya a comprarla pero él quiso ir a conseguirla de todas maneras. Él ha sido un compañero de trabajo por mucho tiempo pero nunca le di importancia en la forma en que se preocupaba por mí, mi mente estaba pendiente en trabajar no en ligar con compañeros. Pero de a poco yo me iba dando cuenta de esos detalles y me fui relajando ante su presencia, por más que no le viera como mi pareja en ese momento, yo me sentía bien hablando con él o fuera del trabajo compartiendo alguna comida. Y me di cuenta que no podía perder toda mi vida en tener mi mente atrapada en el trabajo, te dejé solo por mucho tiempo pero también me estaba dejando sola a mí misma. Tú encontraste un buen chico y yo encontré un buen chico para mí ¿no te gusta experimentar eso que se llama "amor? Es algo digno de vivirlo por mucho tiempo –

- Aquí tienes – Julián le entrega su refresco favorito.

- ¿No crees? – Termina de dirigirle esa última pregunta a Rubén – ahora reunámonos con los demás y aprovechemos a comer algo – sujeta la mano de su pareja y comienzan a caminar.

Rubius vuelve a mirar el mar un poco serio y con la libreta de dibujos de Mangel en sus manos comienza a pasar algunas páginas hasta encontrar uno de sus dibujos que retrataba el mar con un velero a lo lejos, la vista era desde el acantilado por lo que lucía un poco diferente pero era el mismo de todas maneras, aquel dibujo sabía que lo había hecho cuando apenas le conoció. Para él, poner en un papel lo que tus ojos ven no resultaba ser muy interesante de su parte, si le gustaba era solo resaltar el talento de Mangel en hacerlo ¿pero los paisajes? Mangel solía decir mucho que debía apreciar el paisaje frente a sus ojos y no lo entendía, nada llamaba su atención, esos pequeños detalles que hasta su tía lo mencionó ¿Cómo lo disfrutaban de esa forma? Al comparar el dibujo con esas olas frente a sus ojos pensó en cómo Mangel lo vivía así, sus manos atrapan lo que sus otros sentidos le brindaban, disfrutando y contemplando lo que significaba belleza de su parte. Verlo de la misma manera era difícil, pero si tu mente la saturas de pensamientos contradictorios y oscuros es normal que le quites importancia a lo que ellos pueden ver ¿Acaso eso le provocaba cierta envidia? ¿Acaso quería ver con los mismos ojos? ¿Qué quería en realidad? Pero si esa sensación de amar y ser amado le hacía sentir tal calidez ¿Qué ocurriría si aprendía a amar a los pequeños detalles? Pero para eso debía dejar atrás a lo que nublaba su vista... debía dejar atrás a la persona que solía ser...

Rubén cerró la libreta y dándole la espalda a las aguas se comenzó a dirigir hacia los demás con un extraño dolor en su pecho.

...

El siguiente viaje a desarrollar por parte de Mangel y Eze sería a Cuenca, quizás tardarían unas dos horas de viaje pero le tocaba manejar a Miguel y seguro el siguiente también por dejarle el transcurso más largo a Ezequiel. Tenían su tiempo para revisar un poco más aquellas cartas y entre charlas ir sacando algunas conclusiones a todo esto.

- Me pregunto a que llegará todo– suspira Ezequiel.

- ¿Por qué loh dices? – sigue manejando sin dejar de prestar atención a la ruta.

- Digo, este hombre relataba algunas vivencias como si fuese un diario personal aunque la mayoría de sus cartas no profundizara en sus sentimientos, contaba cómo salir de sus problemas y tratar de encajar en algún lugar pero nunca lo hacía... ¿no debió quedarse con Rubén para empezar? –

- Mmm, supongoh que es normal que nunca encajes en algún lugar si no lo consideras tu hogar. A veces la desesperación te haceh elegir por caminos equivocados y luegoh es tarde cuando te arrepientes. Nosotroh sabemos que hizoh mal en abandonar su hogar, pero en la mente de él era lo correcto, no queríah consumirse en tristeza frente a su hijo y mantuvo su menteh distraído en otras cosas, obviamente, repito, no fue la mejor elección. No podemoh odiarle por eso, todavía necesitaba de una conexión con su hijoh aunque sea por cartas, sobrevivióh todo ese tiempo gracias a eso –

- Pero ¿es necesario querer averiguar más?, no entiendo porqué es tan importante llegar a una conclusión ¿no es más sencillo dejar atrás todo y seguir viviendo? Lo digo por Rubén –

- Si, podría hacerloh, si permanezco a su lado quizás nuestros días vuelvan pero... yo lo conozcoh desde que la culpa lo seguía y un peso de duda más otro de una nueva culpa lo más probable es que le hagan volver a esa vacía miradah de antes. Fingir que está bien se le da perfectoh y yo no quiero eso. Yo sé que él creeh que su padre se suicidó por lo que provocó desde el principioh de los problemas pero al leer sus cartas debió sentir cierto alivioh al saber que nunca lo culpóh de nada y siempre le quiso. Llegar a una solución es mejor para ponerle fin a todo, encontrar algunas respuestas que aunque sean malas den tranquilidad para dejar marchar a ambos, tanto a su padre como su madreh. Por eso quieroh buscar algunas respuestas, para dárselas y poner un punto final a todo –

- ¿Y qué clase de historia final crees que ocurra? – guarda una de las cartas para abrir otra.

- Todos quieren los finales felices – sonríe – a mi me bastah con uno que me de esperanzah.

...

Al poco tiempo, Ana se les terminó uniendo en la playa luego de haber finalizado con su trabajo y y tomado un descanso a lo que restaba la tarde.

- Perdón que llegué tarde, me perdí su paseo en el mar. Traje algunos bocadillos – dice sosteniendo una bolsa con algunos dulces –

- No te preocupes, no es que haya pasado la gran cosa – le responde Ricardo mirando de reojo a Alex de manera despectiva.

- Ya deja de echarme en cara eso – Alex le empuja en broma.

- Hee, no entiendo que sucedió – la joven los mira raro.

- Nada, nada ¿y cómo has estado? ¿El trabajo? –cambia de tema Alex sonriéndole con entusiasmo.

- Ya sabes, lo mismo de siempre pero por lo menos ahora que estoy con ustedes me divertiré –

- Alex seguro quería pasarla a solas con Ana – Ricardo susurra en dirección a los demás apartando a Ana y Alex pero para nada disimulado.

- ¡Cállate tú! – el avergonzado amigo no lo niega pero tampoco quería que anduviese con esa bocota diciendo ese tipo de cosas, menos frente a Ana. Era innegable que después de su tiempo lejos quisiera conversar más con ella como lo había estado haciendo por mensajes pero las cursilerías debían ponerse aparte ya que lo principal en ese instante era otra persona.

- No entiendo, ¿son novios? – el confundido Rubén hace una pregunta donde recibe miradas fijas como habiendo entrado en un terreno complicado.

- ¡No lo somos! ¡Vamos! Caminemos un rato – Ana muy nerviosa toma de la mano a Rubius y comienza a caminar por la arena.

A los pasos que se fueron alejando ellos, Alex expresaba disgusto e incomodidad, como si ese tema le estuviese persiguiendo pero al mismo tiempo sin saber cómo enfrentarlo. Él y Ana no son pareja, ni siquiera se han dicho palabras tiernas ni por el móvil. La realidad es que desde la primera vez que Alex le vio sintió cierto interés por ser una chica divertida, sincera y bromista, sus conversaciones continuaron seguido pese a la distancia volviéndose más cercanos y en confianza, pero cada uno vive en países diferentes y la visita cada algunos meses complican toda relación. Si Alex le decía como se sentía y era correspondido ¿Cómo funcionaría eso? Pero ¿y si se confesaba y era rechazado? Arruinaría esa gran amistad y temía arriesgarse.

- No creo que ella se ponga nerviosa de la misma manera si le dicen que es novia de otra persona, la conozco más tiempo que tú y puedo decirte que siente interés en ti. Su apego a Mangel lo sigue teniendo pero si vas a por ella es más que seguro que elija pasar de página e intentarlo ¿Qué harás? – Ricardo se acerca a su lado y apoya una mano en su hombro.

- Pero... yo no vivo aquí... - le responde inseguro.

- Pero tú tienes que terminar tus estudios, luego de eso puedes elegir si trabajar con tu padre en Alemania o trabajar aquí o llevarte a Ana contigo, hay varias opciones, supongo que eso deberán conversarlo entre ustedes si es que hay interés en pasar una vida juntos – le da unas palmadas y se aleja para alcanzar a Ana y Rubius.

- Decirlo es fácil... – se rasca su cabeza y suspira con miles de dudas en su cabeza.

De pronto, Melanie capta su atención.

- Alex, ¿podrías ir con Ricardo, Ana y Rubén a otro sitio? No lo sé, quizás a caminar por la ciudad o alguna otra actividad que lo mantenga a Rubén lejos de casa, por favor – espera a que coopere.

- Si claro, ¿pero ustedes no irán? – mira a los demás adultos.

- Es que queremos aprovechar a hacer una pequeña limpieza en esa casa, cuando lo vea lo entenderá, solo espero que no lo interprete para mal – baja su mirada.

- No lo entiendo bien pero si es para ayudarle entonces lo mantendremos distraído – sonríe dándoles el visto bueno y comienza a correr para reunirse con sus amigos.

Melanie mira a los padres de Mangel y a su pareja.

- Bien, Julian y yo iremos a buscar unas cosas de casa, mientras tanto ¿podrían ir a sacar un poco el polvo hasta que lleguemos? Se los agradecería – les pide este favor a los suegros.

- Por supuesto, los ayudaremos en lo que pidan – le responde la mujer entusiasta.

A partir de aquí, abandonaron la playa y separaron sus caminos para continuar con sus planes.

...

Luego de un par de horas el trayecto hasta Cuenca concluyó pero sin dirección alguna. Tenían una fotografía de la fachada de una tienda del cual no poseía mucha información, solamente el nombre Joel pero al parecer dicha tienda tenía un aspecto familiar, como de esas particulares que pasan de generación en generación por lo que seguramente no habría de la misma en otros sitios de la ciudad. Ezequiel aprovechó a revisar en el internet de su móvil si podía hallar datos que den con su localización, todos lugares de venta suelen publicitarse en sitios por más sencillos que sean y éste no sería la excepción.

- Bien, aquí tienes la dirección – Eze le muestra la pantalla del móvil para indicarle el lugar.

- ¿he? ¿Tan rápidoh lo encontrahte? –

- Es una tienda, obviamente debe tener una página, tonto –

- Pues sí – continua manejando por las continuas calles para encontrar la ubicación – acuérdate que carguemoh combustible luego o nos quedaremoh en mitad de la ruta.

Por fin, tiempo después pudieron salir del automóvil y estirar un poco las piernas. La tienda estaba muy similar a la de la fotografía, como si después de muchos años mantuviera su estética. Parecía que el lugar era venta de variedad de objetos de decoración y por dentro, a través de la vidriera, se visualizaba un par de personas que compraban y otras atendiendo en la caja registradora o acomodando objetos. Esperaban tener suerte en esta oportunidad por más mínima que sea o se irían decepcionados al siguiente lugar ¿Cuántos viajes debían realizar hasta obtener su cometido?

Juntos ingresaron y se dirigieron hacia la caja cual estaba siendo atendida por una joven.

- Disculpeh, Buenas tardes –

- Bienvenidos ¿en qué puedo ayudarles? – la amable dama los observa sonriente.

- Estamos buscando a una persona, si no nos equivocamos debería trabajar aquí o eso esperamos, Joel – dice sin perder el tiempo Ezequiel.

- ¿Joel? Es el dueño del lugar, está en la parte trasera ¿lo necesitan por algún objeto del local? –

- No, debemos preguntarle algunas cosas que no se relacionan a la tienda ¿podemos ir con él? –

- Hey, sé más amableh, ir así directoh pensará que somos ladrones o algo como eso – le susurra Mangel a su amigo.

- La parte trasera es aquí donde terminan los estantes – le señala la mujer- la siguiente habitación es un jardín que conecta a la casa que es atrás. Pueden ir, debe estar organizando objetos en el depósito, si son ladrones no les conviene meterse con él, suele tener mal carácter. Pero ustedes no parecen ser de esa clase – se ríe – vayan ¿en qué puedo ayudarle? – esa pregunta la hace dirigiéndose a otra señora para continuar atendiendo a los clientes.

Los dos se miraron entre ellos y decidieron avanzar por donde la empleada les indicó abandonando la tienda y llegando al dicho jardín, lo más probable es que esa casa tuviera conexión con otra calle del otro lado donde se encontrase la entrada.

Unos ruidos se escucharon desde un pequeño depósito con objetos tanto afuera como adentro y Mangel se acercó más para tratar de localizar al hombre.

- ¿Disculpe? –

El ruido se detiene.

- ¿Usteh es Joel? –

De entre todas esas cosas hace presencia un hombre de mediana edad que saca un pañuelo de su bolsillo para secarse el sudor de la frente y los inspecciona de pies a cabeza.

- ¿Quiénes son y que hacen en esta parte de mi casa? – interroga con tono demandante apoyando ahora ambas manos en sus caderas.

- Perdón la intromisión, buscamos información sobre una persona – Ezequiel trata de hablar con el tono más amigable que puede ya que estas clase de personas suelen ignorar a otros con tal de no lidiar con problemas ajenos.

- ¿Información? ¿Qué son? ¿Policía? –

- No, estamoh buscando a una persona, datos que nos ayuden o lo que seah – se adelanta Mangel sin tranquilidad ni esperando ser paciente, no importaba si sonaba desesperado.

- ¿De quién? – El hombre suspira molesto – no me interesa el por qué pero venga, que tengo cosas que hacer.

- Él – le enseña la fotografía del padre de Rubén – supuestamenteh trabajó en este sitio, lo que sea que sepah de él nos servirá.

Joel se limpia los lentes con el pañuelo y mira más de cerca la fotografía intentando recordar a aquel rostro.

- Mmm... sí, le recuerdo ¿por qué le buscan? –

De pronto el hombre parecía que ahora quería conocer más a fondo la razón de esos chicos.

- Han pasado varias cosas... él se fueh de casa hace muchos años y no sabemoh mucho como localizarle o aunque sea saber que le sucedió-

Por lo menos localizaron a alguien que sí podría saber algo de la persona que buscaban pero ¿Qué tanto le ayudarían? Por el rostro de aquel hombre, no lucía como si le importara lo suficiente, luego de un corto silencio y tomara asiento en una de las sillas cercanas que poseía se dispuso a brindarles algunas palabras.

- No sé si podré ayudarles mucho, ese sujeto solo estuvo un par de meses, no era muy competente. Quise darle una mano porque se notaba desesperado, no era un mal tipo, callado, servicial, nunca entró en completa confianza. De todas formas se notaba que no lo estaba pasando bien, pasaron ya muchos años por lo que ciertos detalles no recuerdo. Vivía en su automóvil, yo lo sabía pero él quería ocultarlo, no me hubiese molestado ayudarle en buscar algún piso pero era muy evasivo con ese tema, no quería involucrar a nadie –

Mangel y Ezequiel le escuchan con atención.

- Las pocas charlas eran muy variadas, nada personales pero llegó a hablar de que tenía comunicación con su familia por correo, fue de las pocas veces en que sonrió sinceramente ¿ustedes son familiares? –

- Somos amigos de su hijo en realidad – le confiesa Eze.

- ¿Hijo? Ya entiendo por qué parecían tan importantes sus cartas. Pero como ya dije, no puedo ayudarles lo suficiente porque no sé nada de él, solo eso. Un día decidió marcharse y no he sabido de él – se pone de pie.

-Pero... debe haber algoh más que le haya dicho, cualquier cosah que recuerde, un sitio importanteh, algo sospechoso... es importante o nunca sabremos realmenteh que le sucedió – Mangel muerde sus labios con tensión.

- No recuerdo nada serio que me haya dicho, que no era de aquí, que era viajante, llegó a nombrar que estuvo en Toledo y lo dijo en más de una ocasión, creo que tenía conocidos allí o algo como eso – camina apartándolos de su camino – ya no se más, seguro esos conocidos deben saber más que yo, vayan a Toledo.

- Toledo... - Mangel piensa detenidamente – Hubo cartas de Toledo... ¿las hemos abierto a todas? – se dirige a Ezequiel.

- Heee... debe quedar alguna sin ver... es que cómo solo contaba cosas varias sin relevancia... -

- ¡Muchas graciah por su tiempo! – le sujeta la mano al hombre y la agita en despedida – nos fueh de gran ayuda – le suelta y pasa a agarrar a Ezequiel del brazo - ¡debemos irnos!

En un segundo Miguel arrastra a su amigo alejándose lo más deprisa que puede.

- ¿Pero qué sucede? – intenta no tropezarse en lo que dejan la tienda.

- ¡Dijo conocidos!, eso significa contactos y lo hemos pasado por alto –

Ambos llegan nuevamente al coche, entran y con rapidez comienza a revisar el cofre con cartas para hallar una dirección de Toledo.

- Mangel... ¿hasta dónde quieres llegar para saber lo que pasó? ¿Por qué no dejas ya todo esto y vuelves con Rubén? – sujeta su brazo.

-Todavía no hemos hechoh nada, no voy a quedarmeh con dudas. Debes entender, es fácil solamenteh seguir como siempre pero no puedo dejar esteh peso en los hombros de Rubén – le mira afligido.

- El peso seguirá igual aunque encuentres respuestas ¿no lo entiendes?, aunque no se sepa qué sucedió realmente o se haya quitado la vida, Rubén se seguirá atormentando si no decide aprender a vivir con estas pérdidas y es a ti a quien más necesita a su lado. Si decides seguir no te detendré pero aquí no creo que el problema sea resolver estas dudas, es la propia mente de Rubén – su mirada fija a la espera de que su compañero entienda y sin soltar su brazo eran como un freno.

Lo sabía, Mangel lo sabía muy bien. Sea determinación, confianza o solamente estupidez, el chico de lentes continuó revolviendo entre las cartas ahora mucho más decidido, como si nadie pudiera ser capaz de contradecirle. La mente de Rubén era la raíz que dividía los diferentes caminos hacia donde condujera la historia pero si podía ayudar a poner esos carteles imaginarios que indicaran el camino correcto entonces lo haría, al igual que su familia y amigos estaban haciendo con sus acciones. Toda decisión acarrearía una consecuencia pero nunca se quedaría con el "que hubiese pasado si..." "¿Qué hubiese pasado si volvía ahora a casa? ¿Qué hubiese pasado si se rendía a esto y continuaba al lado de Rubén como siempre? ¿Qué hubiese pasado si al final al no poder dar un punto final a este misterio, ocurría un punto final diferente? Uno que nadie desea.

- Rubius me esperaráh, no puedo dejar esto en la nadah – encuentra una de las cartas y decide abrirla – encontré una de Toledo.

- Mmm – suspira - ¿Qué dice? – decide seguir apoyándole.

- Tiene dirección... está abierta, no sé si la han leído pero no nosotros, espera – le da una rápida lectura.

"Estoy un poco más calmado, no sabía a dónde ir o si seguir manejando. Esto de buscar un lugar cómodo no es tan sencillo como parece, por ahora no tengo idea si me quedaré en esta ciudad, parece bastante tranquila, creo que debería probar suerte en encontrar empleo"..."nunca creí que podría recibir ayuda tan rápido, una mujer me ayudó a ubicar varios sitios de empleo ya que ha vivido toda su vida en este lugar, también me mostró varios pisos u hoteles económicos por la zona y decidí por unos días en hospedarme en un piso que está junto al de ella. Quizás por cualquier duda o problema pueda acudir a su bondad en que me aconseje, lástima que sepa que trabaja en una florería... ese aroma es demasiado intolerante... pero puedo irme a otro lugar cuando me canse, creo que eso se llama huir"

- Tengo la dirección que pareceh ser del piso donde se quedóh, debió ser uno de los primeros sitios donde fue cuandoh abandonó a Rubén. Luego continuó yendo a otros lugares peroh a esta mujer la menciona como a alguien a quien acudir... recuerdah que en otras cartas él resaltó que se sentía cómodo y dudaba si volver a ciudades como éstas. Debemos ir – pone en marcha el automóvil.

- Son como otras dos horas de viaje... primero pasa por la estación de combustible... - bosteza y se recuesta contra el vidrio.

- Cierto – sonríe – gracias Eze por no decirmeh que vuelva a casa.

- Si te lo digo igual harás lo contrario, además... esta vez, soy yo quien tiene un buen presentimiento – cierra los ojos.

...

La tarde estaba fresca, por suerte los chicos estaban bien abrigados como para no pasar frío en lo que correspondía una bonita plaza en el medio de la ciudad. Rubén, sentado en una banca, observaba a Ricardo y Alex que jugueteaban a los golpes como si fuesen dos niños pequeños entre los pocos árboles que adornaban el parque. A su lado estaba Ana que se reía de lo tonto que lucían.

- Parecemos los padres de dos revoltosos hijos –

- Es bueno que se lleven así de bien – suelta aliento caliente en sus manos para calentarlas - ¿y por qué estamos aquí? Ya les dije que quiero volver a casa, me tuvieron el rato que querían y me congelo.

- Venga, ¿no es divertido pasar un rato de amigos? – le choca su hombro.

- No sé si eso me sirva de mucho ahora... sólo quiero ir a casa y dormir... - baja la mirada con completo desinterés.

- A veces los amigos pueden llegar a ser así de molestos, perdón si parecemos como piedras en tu camino pero no nos quitaremos – se quita su bufanda y se la coloca a Rubén – no vamos a dejarte. Admito que fue doloroso que Miguel te haya elegido, debo ser sincera, pensé en que quería que me viera con los mismos ojos que tú pero al final me di cuenta que no podía desear algo que no es mío, no puedes hacer que alguien te ame a la fuerza. Resultaste ser un muchacho difícil de tratar pero también tienes tu encanto por eso me alegro de haberte conocido y ser tu amiga – mete la mano en su bolsillo y sujetando la mano de su amigo le deja un caramelo sobre la misma – espero que pienses lo mismo de nosotros.

- Oh... estos caramelos... - lo mira de cerca – son deliciosos...

- ¿Verdad? Si puedes apreciar el sabor de un pequeño dulce entonces puedes apreciar muchas más cosas –

- ... - mira el dulce, el cuaderno de dibujos y a sus amigos con una expresión dolorosa – si Mangel me hubiese llamado o mandado algún mensaje quizás hubiese apreciado más el esfuerzo que está haciendo por mi... pero, da igual, aprecio que estén tan involucrados conmigo... pero ¿es necesario? No comprendo por qué llegar tan lejos por alguien con actitudes egoístas como las mías...

- No eres egoísta, solo sufres y en vez de compartirlo te aíslas... no estás solo y nunca lo estarás, nos tienes a nosotros y a tu familia, debes confiar más en todos nosotros –

- Mi familia... - piensa en Melanie y su pareja, en sus suegros ...–

- Creo que deberías avanzar correctamente, no lo pienso solo yo, si no todos... tu familia no significan solo tus padres y quizás suene dura con lo que diré ahora pero... luces como si estuvieses en un continuo funeral –

Rubén le mira sorprendido porque no esperaba escuchar aquello que sonó tan tétrico.

- Rubén, tu mamá se fue hace tiempo y si tu padre lo hizo también o quizás no, no lo sabemos, debes dejar esa vida fúnebre, está bien tener días malos a veces pero si en tu mente está la meta de ser feliz no puedes dejar que un tropiezo determine tu caída, tienes que dejarlos ir y lo sabes, lo has sabido desde hace tiempo –

- ¡No llevo una vida fúnebre! – se pone de pie elevando la voz lo que hizo que Alex y Ricardo mirasen a su dirección - ¡¿Por qué dices eso!?

- ¡porque es verdad! Si no dime ¿por qué la habitación de tus padres sigue sin limpiarse y oculta con sábanas sin abrirse? No los estás dejando ir –

- Su habitación... -

De pronto piensa en su tía y sus suegros que se marcharon antes que ellos sin avisarle...

- Imposible –

Susurrando esa palabra se gira y comienza a correr para volver a su casa. Corrió desesperado esperando que no haya sucedido lo que imaginaba, no quería y con ansias deseaba que todo estuviese tal cual en su lugar... Pero, pese a que no lo comprendiera o no quisiera comprenderlo, esto era necesario para dar un paso más. Melanie estaba preparada a enfrentar a su sobrino con su decisión tomada, sin importar que tantos gritos o discusión se llevase, lo veía como una verdadera batalla donde pondría todo su corazón y fuerza para abrir los ojos de ese muchacho. No quería perjudicarle, nerviosa pero firme estaba lista para que Rubén llegase a casa.

Se detuvo frente la puerta y tomó aire dificultosamente, al ingresar a la casa y subir a las escaleras visualizó en ese pasillo la puerta de la habitación de sus padres abierta y una sensación fría recorrió toda su espalda, su rostro se volvió pálido y lentamente prosiguió a continuar sus pasos hasta llegar a esa habitación. Entre exhalaciones y un ligero temblor de labios, se asomó por la puerta.

- Espero entiendas por qué hice esto – Melanie le esperaba sentada en el borde de la cama matrimonial de los padres de Rubén.

La cama estaba armada con suaves sábanas azul cielo, los muebles estaban limpios, todos descubiertos con adornos, estantes con fotografías, el antiguo tocador de su madre sin un rastro de polvo y aquellos perfumes que solía usar, la ventana semiabierta movían delicadamente unas finas cortinas blancas... Todo se veía muy similar a antes...

- Si se supone que hiciste esto por mi bien... - aprieta sus puños con frustración pero no continúa ninguna palabra más. Suelta un largo suspiro y abre sus manos con sus ojos a los pies de su tía.

Fue el silencio más incómodo y terrorífico que experimentó ella, pero no se retractó, su mirada siguió firme.

...

Nunca hubiesen pensado que este viaje que finalizó en un anochecer congelado sería el fin de esta odisea, con tal frío no hubiese sido raro que comenzara a nevar en cualquier momento... La búsqueda de respuestas la tenían frente a sus ojos, Mangel y Ezequiel llegaron a la dirección de la carta después de sus horas conduciendo y ya cansados estacionaron frente a lo que se veía eran varios pisos de alquiler muy sencillos. No había personas alrededor, como si el tiempo se detuviese, Mangel sostenía la carta con la localización del piso que había tomado el hombre en aquel entonces y al ver el número en una de las puertas sus ojos quedaron clavados allí pero también en una mujer, esa mujer estaba por entrar a su casa cuando de reojo mira a los dos chicos que la veían fijamente. Su primera impresión fue en desconfiar, estaba ya a un paso de ingresar cuando es asustada por un grito.

- ¡Espere!¡usted! – Mangel acelera su paso y comienza a subir al segundo piso – no le haréh daño.

- ¡Mangel! – Eze le sigue de atrás.

-¡Por favor! – Se detiene a pasos de ella y aunque le tuviera cerca sigue con su voz elevada - ¡Este hombreh vivió en el piso de al lado! – levanta su fotografía – si usted fue la persona que le ayudóh, que espero que así seah o será muy frustrante, por favor... dígame que le conocióh... - suena hasta como una súplica.

La mujer le quita la fotografía y al verla por un segundo vuelve a levantar su mirada a ambos muchachos. Ahora de cerca se podía apreciar mejor sus rasgos, no era una mujer muy joven pero tampoco de edad avanzada, aproximadamente se encontraría entre sus cuarenta, finos rasgos muy delicados, cabello castaño y ondulado y un aroma a flores muy dulce.

- Es la primera vez... que alguien pregunta sobre él. Si sabes que yo le ayudé eso quiere decir... que tienes sus cartas – sonríe y abre la puerta de su piso – le conocí. Entren, hace frío afuera.

Y el sol se fue ocultando.

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Buenas!! <3 ya llegamos al final del viaje, aquí ya sabrán toda la historia verdadera, hablo de aquellos detalles donde las cartas no expresan del todo, sabremos quien es la mujer y por otro lado que sucederá con Rubén ante aquel duro suceso y si le servirá o no. Es hora de que su tía haga valorar un puesto muy importante todos esos años. Será un capitulo donde se conocerá muchas verdades y si abarco bien será el anteúltimo capítulo :D gracias por leer <3

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