Sentada sobre la mesa de la cocina, observabas el pastel del otro lado de la mesada. Era tu cumpleaños y pasarías el día con tres de tus amigos.
Originalmente, sin embargo, ibas a pasar el día con tu mejor amigo Shawn, pero te viste forzada a cancelar esos planes luego de que Jack Gilinsky le contara que lo querías más que sólo un amigo, dejandote completamente avergonzada. Unos breves minutos después, alguien toca la puerta.
Al abrirla, te topaste con el bonito rostro de Shawn, encendiendo tus mejillas al rojo vivo. Desde que le contaron de tus sentimientos por ti, no han hablado.
—Hola—dice tímidamente, con una reluciente sonrisa. No dices una palabra, pero te haces a un ado al ver que él entraba a tu casa. Cerraste la puerta tras de sí y fijaste la vista al piso. No podias soportar verlo a los ojos.
Fuiste a la cocina, seguida de él, aún muda.
—¿Por qué tan nerviosa?—pregunta él, parandose delante tuyo. Retrocediste levemente, deteniendote contra la pared detrás tuyo—Es por lo que dijo Jack, ¿cierto?—él continúa avanzando, deteniendose ya estando frente a ti. Tus ojos se llenaron de humillación y miedo a lo que estaba por decir—Nunca me diste la oportunidad de decir lo que pensaba antes de que te fueras corriendo—sus manos tomaron tus mejillas y su rostro se acercó lentamente al tuyo.
Alzaste la vista y te topaste con sus brillantes y atractivos ojos.
—Me gustas—dijo finalmente—En serio que sí—. Sin decir otra palabra, sus labios impactaron con los tuyos de manera suave e irresistible, que hacía que el tiempo se detuviera y todo a tu alrededor simplemente desapareciera.
Al separarte, te sonríe y acaricia tu mejilla.—Feliz cumpleaños, hermosa—dice abrazandote.