Han pasado dos semanas desde que nos hemos mudado, todo sigue su ritmo normal.
Si se preguntan por los ruidos, dejaron de sonar.
—Hija, saliendo del colegio comprame las cosas para la cena— me dijo mi madre mientras me servía una rebanada de pan tostado.
—Esta bien— solte el cubierto mientras suspiraba.
Termine mi desayuno y me dirigí a la gran puerta de madera que indicaba la salida y entrada, no sin antes despedirme de mi madre y padre.
Llegue al colegio y fui saludada por todos mis compañeros, especialmente Erza y Levy, nos hicimos amigas desde que entre.
—¡Buenos días, Lu-chan!
—Buenos días, Lucy
—¡Buenos días, chicas!— salude alegre. Conversamos un rato y el profesor se hizo presente, anunciando las clases.
La clase fue muy rápida y la siguiente igual, hasta que se vino la hora del almuerzo.
—¿Te has acostumbrado ya?— me preguntó Levy, deje de comer para contestarle.
—Si, pero ha algo que me inquieta— a pesar de que ya no se escuchaban los ruidos, aún me tenían en duda.
—¿Que es?— ahora era Erza la que me preguntó.
—mmmm...— dude un poco, si les contaba me dirían que estaba drogada o loca, no quería eso.
—¿Que pasa?— no sabía que decirles ¿una mentira? No, debería pensar...¡Bendita campana!
—¡V-vamos a clase!— me salve, pero les debía una explicación.
Las clases terminaron y me dirigía hacia el supermercado, compre lo que me pidieron y regrese a casa.
Al llegar, note que no había nadie, deje las cosas en la cocina y había una nota.
"Surgió algo importante, regresamos a la media noche, haz la cena para ti"
-Tu madre-
—Asi que era plan con maña...— dije, deje la nota y subí a mi habitación, se sentía frío y vacío, me dio escalofríos. Entre dudosa y contemple el gran espejo, me quede ahí unos minutos y entonces...
—s...sacame...— una voz susurro por la habitación y mire a mi alrededor al escucharlo, sólo estaba yo.
—¿Q-quien eres?— pregunte temerosa, el sudor frío bajaba por mi cara y mis pies temblaban.
—S-Soy....Natsu...—contesto con el mismo tono de voz pero más ronco.
—¿Donde estas?— crei que estaba loca, no me drogue, para nada, era una voz lo que escuche.
—A-acercate...— apreté mi puño y me acerque al espejo, ya que de ahí provenia la voz, de eso me di cue ta después.
Ya estaba lo demasiado cerca del espejo y retire la manta lentamente, de nuevo sin verme en el espejo, la voz había cesado y yo miraba el espejo. Pose las yemas de mis dedos rozando el espejo.
En cuestion de segundos se hizo presente una mano, dedos largos y tez morena, retire mis dedos y seguí mirandolo, haciéndose presente un chico de cabellos rosas, ojos color jade y algunas cicatrices en su cuello, brazo derecho y la parte de sus bien formados abdominales.
—¿Que...?—
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Arte original y más reciente de Mashima Hiro-sensei (Multimedia)
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Se despide: Mashimaro-san
¡¡Feliz Año Nuevo!!