12 CHICOS LOBOS ©

By bellaminelli

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Erika acaba de terminar con su novio, es de noche, hace frío y esta sola. Como si eso no fuera suficiente, la... More

12 CHICOS LOBOS - Capitulo 1
12 CHICOS LOBOS - Capitulo 2
12 CHICOS LOBOS - Capitulo 3
12 CHICOS LOBOS - Capitulo 4
12 CHICOS LOBOS - Capitulo 5
12 CHICOS LOBOS - Capitulo 6
12 CHICOS LOBOS - Capitulo 7
12 CHICOS LOBOS - Capitulo 8
12 CHICOS LOBOS - Capitulo 9
12 CHICOS LOBOS - Capitulo 10
12 CHICOS LOBOS - Capitulo 11
12 CHICOS LOBOS - Capitulo 12
12 CHICOS LOBOS - Capitulo 13
12 CHICOS LOBOS - Capitulo 14
12 CHICOS LOBOS - Capitulo 15
12 CHICOS LOBOS - Capitulo 16
12 CHICOS LOBOS - Capitulo 17
12 CHICOS LOBOS - Capítulo 18
12 CHICOS LOBOS - Capitulo 19
12 CHICOS LOBOS - Capítulo 20
12 CHICOS LOBOS - Capitulo 21
12 CHICOS LOBOS - Capitulo 22
12 CHICOS LOBOS - Capitulo 23
12 CHICOS LOBOS - Capitulo 24
12 CHICOS LOBOS - Capitulo 25
12 CHICOS LOBOS - Capitulo 26
Capitulo 28 - 12 CHICOS LOBOS
Capitulo 29 - 12 CHICOS LOBOS
Capitulo 30 - 12 CHICOS LOBOS
Capitulo 31 - 12 CHICOS LOBOS
Capitulo 32 - 12 CHICOS LOBOS
Capitulo 33 - 12 CHICOS LOBOS
Capítulo 34 - 12 CHICOS LOBOS
Capítulo 35 - 12 CHICOS LOBOS
Capítulo 36 - 12 CHICOS LOBOS

12 CHICOS LOBOS - Capitulo 27

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By bellaminelli

Capitulo 27

Kaiser entró en la madriguera, con una ebria chica a rastras tras de él. Intentaba cuidar que no chocara con todas las paredes, pero resultaba bastante difícil.

- ¡Kaiser! – chilló, provocando que el chico diera un brinco.

- Baby Doll, por el amor de Dios, deja de gritar.

- Kaiser... – susurró entre risas.

Caminaron por los pasillos de la madriguera lo más sigilosamente posible. Mejor dicho; lo más sigilosamente que Erika les permitiera. Hacía ruido con cada paso que daba, causándole a Kaiser mini infartos cada cinco segundos.

- Harás que me maten, haces demasiado ruido.

- ¿Qué dices? Nadie se atrevería a matar a un niño tan lindo, bueno, noble y alto como tú. – canturreó.

- Eh, ¿gracias...? – frunció el ceño, sonriendo - Ven, tengo que esconderte en alguna habitación hasta que se te baje el alcohol.

- ¿Vamos a jugar a las escondidas? – brincó entusiasmada.

- Sí, sí, todo lo que quieras, pero tienes que seguirme, y mantenerte calladita.

Erika hizo la acción de cerrar su boca como si tuviera una bragueta y tiró la llave imaginaria.

- Buena chica.

- Ahí están, - dijo una voz al final del pasillo – Micaél ha estado buscándola por todos lados.

Chris comenzó a avanzar en su dirección con grandes zancadas. Kaiser entró en pánico y se puso frente a Erika, cubriendo por encima su vergonzoso estado.

- La pequeña rebelde tiene que terminar no sé cuántos ensayos y... - se detuvo frente a ellos, mirando con recelo a Kaiser - ¿Por qué huele tanto a alcohol aquí?

- Ah, eso es mi culpa, se me cayó un poco sobre la falda, pero puedo lavarla, no le digas a Simón. – balbuceó Erika torpemente.

- Qué demonios... - con un solo manotazo, Chris apartó a Kaiser hacia un lado.

Tomó a Erika por los hombros para evitar que se callera, la examino de pies a cabeza mientras le apartaba un mechón de pelo de la cara.

- Puedo explicarlo. – se apresuró a decir Kaiser levantando ambas manos.

- ¿Qué rayos le hiciste? ¡Ni siquiera puede sostenerse de pie!

Chris la tomó en brazos para evitar que pudiera caerse. La cabeza de ella instantáneamente cayó contra su pecho.

- Se le pasaron un poco las copas, eso es todo, además si contamos que es la primera vez que bebe, eso explica el por qué le ha pegado tan duro. – sonrió nerviosamente intentando aligerar el asunto.

- Tú y yo tendremos una charla muy interesante, grandísimo inconsciente. – lo fulminó Chris con la mirada.

Se llevó a la somnolienta chica por el resto del pasillo hasta una habitación vacía. Dentro estaba Lucas, trabajando con una aparatosa máquina de escribir. En cuanto los vio, hizo a un lado su máquina y se paró de un salto.

- ¿Qué paso?

- El idiota de Kaiser la embriagó, - dijo al tiempo que la dejaba en el suelo sobre unas mantas - ¿podrías quedarte con ella hasta que despierte? Tengo que ir a asesinar a alguien, y no se cuanto pueda tardar.

- Claro que sí.

El chico dejó la habitación a toda prisa, no sin antes darle un último vistazo a Erika, quien yacía inerte en el suelo. Al parecer aquello le dio más energía, pues reemprendió su camino con más ira aún.

Lucas se acercó a ella, cuidando que se encontrara bien. Volteó su cabeza hacia un lado por si tenía la forzosa necesidad de vomitar, y se cercioró que la manta le cubriera todo lo que la corta falda no cubría.

No había pasado mucho tiempo cuando Erika comenzó a moverse. Se levantó lentamente hasta quedar sentada y se presionó las sienes con los dedos.

- Me duele mucho la cabeza.

- ¿Te sientes mal?

- ¿Desde cuándo tener dolor de cabeza es sinónimo de estar bien? – lo miro escéptica.

- Oye, tranquila, solo intento ayudar.

- Perdón, - suspiró – tienes razón, es que... todo da vueltas, y eso me pone de mal humor.

- Creo que aún no se te baja del todo. – dijo al tiempo que le quitaba el cabello de la cara con delicadeza.

- En serio lo siento, yo no quería que esto pasara, yo solo quería... yo quería... - las lágrimas comenzaron a inundarle los ojos, mientras la voz se le volvía un débil hilo.

- Baby Doll...

- Y tú solo quieres ayudarme... ¡soy una malagradecida!

- No, está bien...

- ¡Dios, Lucas! Estoy diciendo que lo siento, ¡déjame terminar! – Lloró desconsolada.

- ¡Basta! ¡Detente ya! – gritó, deteniéndola por los hombros – Deja. De. Llorar.

- Pero... no puedo...

- Tienes que intentarlo, vamos. – las manos de Lucas temblaban sobre los hombros de Erika sacudiéndola levemente.

- Lucas, ¿te encuentras bien?

- Simplemente, deja de llorar.

- ¿Qué pasa? ¿Por qué te altera tanto?

- No lo sé, me pone nervioso. – dijo más calmado, limpiando con su pulgar una lágrima de la mejilla de Erika – Nunca me ha gustado.

- Lo siento... - sorbió por la nariz – pero no puedo dejar de llorar...

- Es increíble.

- ¿Qué cosa?... – levantó la mirada hasta encontrarse con los tímidos ojos de Lucas.

- Nada. – le dijo en una media sonrisa. – Es solo que, creo que eres hermosa incluso cuando lloras.

Se quedaron en silencio por un momento, con los sollozos de Erika de fondo, mientras Lucas se esforzaba por limpiar todas las lágrimas que caían por sus mejillas. El chico atrajo a Erika hacia sí, para recostarla sobre su pecho, acariciándole suavemente el cabello.

- No llores, no quiero que derrames lágrimas y estés triste, prefiero que seas fría e indiferente conmigo.

Erika se dejó arrullar por las caricias suaves de Lucas sobre su cabeza. Comenzó a sentir que los parpados le pesaban, mientras se relajaba.

- Lo siento...

- Deja de disculparte, está bien, todo está bien.

- De acuerdo... ¿Me puedes hacer un favor?

- El que quieras.

- Dile a Nick que me perdone...

- ¿Qué?

- Tienes que decirle que me perdone, creo que le conté a Kaiser sobre su secreto...

- ¿De qué hablas?

Lucas le retiró el cabello de la cara para descubrir que se había quedado dormida, por lo que ya no quiso moverla. Se quedó dónde estaba, con la chica recostada entre sus brazos.

***

Despertó más tarde, con una terrible resaca. Tenía una migraña muy fuerte, y le dolía todo el cuerpo. Juró que le daría un puñetazo a Kaiser la próxima vez que lo viera por no haberla detenido de beber tanto.

Miró a su alrededor, estaba sola en la habitación. Solo recordaba pequeños fragmentos de las horas pasadas, lo cual le causaba una enorme frustración, ¿Qué tanto había pasado que no recordaba casi nada?

Se levantó despacio, sintiendo como cada parte de su cuerpo protestaba ante tal esfuerzo. Avanzó hasta la pared más cercana, y recargó su cabeza contra la tierra fría, esperando a que el repentino mareo pasara. Se preguntó cómo era posible que a las personas les gustara beber si ese era el resultado. Ni siquiera sintió cuando Chris entró en la habitación.

- ¿Cómo te sientes? – preguntó dándole la vuelta para verla a los ojos.

- Mejor que ayer, supongo.

- No hay nada mejor para una resaca que algo caliente, y una ducha. Ven, Demián preparó sopa, después puedes bañarte.

Erika le dio la mano a Chris, y lo siguió por el pasillo. Estaba sorprendida de que Chris no se mostrara molesto por lo que había hecho. Pero sabía que solo era cuestión de tiempo hasta que recibiera su castigo.

Entraron en la cocina, donde para su mala suerte estaban todos los chicos. De pronto se sintió fulminada por doce miradas, las cuales le hacían agujeros por todas partes.

Divisó un espacio libre entre Sheen y Baco, el cual dedujo era su lugar, y se aproximó a él con la vista clavada en el suelo. Se sentó en silencio entre los dos chicos, mientras éstos volvían la vista al frente como si todo estuviera bien. Fue hasta entonces que se dio cuenta que la habitación se había quedado en silencio desde que ella entró.

Miró a los chicos disimuladamente por el rabillo del ojo. Unos estaban muy serios, pero otros estaban poniendo su mayor esfuerzo por controlar sus risas, entre ellos Baco, quien se sacudía levemente a su lado mientras se tapaba la boca con una mano para evitar que una carcajada se le escapara.

Demián se levantó y fue a la cocina, volviendo enseguida con un plato de sopa humeante. Lo dejo frente a Erika y retomó su lugar en la mesa. La habitación volvió a quedar sumida en un silencio incomodo, mientras los chicos observaban a Erika tomar la cuchara y sumergirla en la sopa.

Miró hacia los lados enfrentando la mirada de todos los chicos, esperando a que captaran su mensaje y dejaran la mesa, ya que ninguno iba a comer, pero lo único que recibió por respuesta fueron algunas sonrisitas burlescas.

Dándose por vencida, levantó la cuchara llena de sopa, le sopló para enfriarla solo un poco, y se la llevo a la boca. Tragó con cuidado y en silencio, disfrutando como el caliente líquido se deslizaba por su garganta. Pero a la vez sintiendo como todas las miradas estaban sobre ella. Definitivamente no era una sensación agradable.

Si comer con Lucas y Demián mientras éstos no hacían otra cosa más que observarla había sido malo, esto era mil veces peor. Pero dado a que ninguno de los chicos parecía ceder, no tuvo más remedio que resignarse. Se preguntó si ese sería su castigo.

***

En cuanto terminó su sopa, salió lo más rápido que pudo de la habitación. No soportaba ni un minuto más tanta presión.

Fue hasta su baúl y tomó sus cosas para tomar una ducha. En ese momento nada le apetecía más. Caminó por el pasillo en silencio hasta llegar a la tina con agua caliente que los chicos amablemente le habían preparado. Corrió la cortina y se desvistió para sumergirse en el agua caliente.

Relajó su cabeza contra la orilla de la tina y cerró los ojos, dispuesta a quedarse ahí el tiempo que ella deseara. Después de todo, los chicos jamás la molestaban mientras estaba en la tina, lo cual agradecía enormemente ya que era prácticamente su único momento a solas.

Sintió como sus músculos se destensaban bajo el agua, y se esforzó una vez más, por recordar que había pasado el día anterior. Recordaba haber estudiado con Simón y Micaél en la mañana, después tropezar con Kaiser, y beber vino con él, pero después de eso, todo se volvía borroso.

Pequeños fragmentos vagaban por su mente sin darle ninguna respuesta. Recordaba a Kaiser riéndose a carcajadas, pero no sabía por qué, recordaba derramar vino sobre su falda en más de una ocasión, y también recordaba haber salido de la madriguera.

De pronto, recordó algo, que hizo que se sonrojara hasta la raíz del cabello; había besado a Kaiser, lo había besado como una loca. Sentía que la cara le ardía de la vergüenza ¿En que estaba pensando? Erika se sumergió en el agua por completo como si así pudiera revertir lo sucedido.

***

Definitivamente no había mejor sensación que la de sentirse limpia y fresca. Caminó por el pasillo con el cabello aún mojado para dirigirse a la habitación de los cojines dispuesta a tomar una siesta. Pero antes de doblar en la esquina Simón salió de la nada y la tomó por la muñeca, tirando de ella con brusquedad hasta la habitación más cercana. Una vez dentro la soltó, no sin antes asegurarse de que estuvieran solos.

- ¿Qué te pasa? – preguntó Erika un poco irritada mientras se sobaba la muñeca.

Simón le devolvió la mirada con sus ojos claros e inocentes, después miró la muñeca de Erika.

- Perdóname, ¿te lastime? – dijo al tiempo que tomaba su muñeca entre sus manos y la sobaba con delicadeza – A veces no mido mi fuerza, en serio lo siento.

Al darse cuenta que no lo había hecho a propósito, inmediatamente se arrepintió de haberse mostrado un poco irritada. Dios, era imposible enojarse con éste chico.

- Descuida, no hay problema. ¿Sucede algo?

- No, ¿Por qué?

- ¿Entonces por qué me trajiste aquí? – frunció el ceño confundida.

- ¡Ah sí! – exclamó Simón abriendo mucho los ojos - ¡Sí sucedió algo!

Aquello hizo que Erika riera, Simón era sin duda, la persona más distraída que conocía.

- ¿Qué pasó?

- Kaiser y Lucas, saben del secreto de Nick.

El chico lo dijo tan rápido que la noticia le cayó a Erika como un balde de agua fría. Su sonrisa desapareció, siendo sustituida por unos enormes ojos llenos de preguntas.

- ¿Cómo lo sabes?...

- En la merienda, Kaiser mencionó que cuando estabas ebria, dijiste algo sobre ir a la cabaña de Nick, pero dijo que no te referías a su casa, - Con cada palabra que Simón decía, ella palidecía cada vez más – él dijo que hablaste sobre una cabaña que estaba muy lejos, en el bosque, y que yo no te deje entrar en ella...

- Oh no... - Erika se sentó un momento, para intentar aclarar toda esa información.

- Y le dijiste, que no le dijera a nadie, porque era el secreto de Nick. – terminó Simón mientras se sentaba a su lado.

- ¿Y Lucas como lo...?

- Después, le dijiste a Lucas que le pidiera perdón a Nick de tu parte, porque le habías contado a Kaiser su secreto.

- Oh por Dios...

Simón la estrechó entre sus brazos intentando tranquilizarla, pero Erika se volteó para mirarlo a los ojos.

- ¿Qué dijeron los demás?

- Bueno, dado a que mencionaste mi nombre, me convertí en el sospechoso número uno, - dijo Simón sonriendo, pero a Erika no parecía causarle gracia – entonces los convencí de que solo era una historia, que yo había inventado y te conté, en una de nuestras pijamadas.

- ¿Y te creyeron? – preguntó esperanzada.

- No.

Se le heló la sangre. Era obvio que los chicos nunca creerían algo así, pero valía la pena intentarlo.

- ¿Qué pasara ahora?

- Bueno, fui muy insistente con nuestra versión, y creo que al final conseguí algo. No me creyeron del todo, pero creo que logré tranquilizarlos.

- Eso significa que...

- Es probable que se olviden de tu dichosa cabaña por un rato. Pero es cuestión de tiempo para que comiencen a buscarla.



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Esta historia esta basada después de un fanfics de luz traicionada solo que con diferente trama y sobre todo mayor entendimiento.