¿Quieres ser mía? (JASN Libro...

By ReynaCary

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¿Jugamos a ser novios? Libro #3 ¿Quieres ser mía? ¿El último juego? Con los planes de la boda de su hermana m... More

¿Quieres ser mía? #3 (Sinopsis)
¿No quería conocerte?
¿15 minutos?
¿El modelo?
¿Lentes de contacto?
¿Advertencia?
¿Olor a lluvia?
¿Ardilla?
¿Azul?
¿Gemelas?
¿Eres perfecto?
¿Nena?
¿Hablar de travesuras?
¿Personalidad especial?
¿Pequeña mentirosa?
¿Nuestro personaje?
¿Soltarás mi mano?
¿Piel contra piel?
¿Uno más?
¿Arrepentidos?
¿No estoy enamorada?
¿Lazarillo?
¿Juzgar por apariencias?
¿Gemelos fraternos?
¿Igualar el marcador?
¿Demasiado tarde?
¿Quieres ser mi...?
¿No es la novia de Julián?
¿Padrino de traje?
¿Quieres ser mía?
¿Final?
¿El mito del ramo? (Final)
¿Epílogo?
¿Juegas conmigo? Información + Sinopsis
¿Juegas conmigo? Fecha de publicación.

¿La fotografía?

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By ReynaCary

Capítulo O9

Julián se quedó consternado ante la forma de expresarse de Brenda hacia un objeto inanimado. La muchacha se había acercado como bólido a la mesa en donde se encontraba su cámara y la había tomado con sumo cuidado para envolverla en sus brazos como si de una persona o animal se tratase.

—Te extrañé tanto —dijo sin apartar sus ojos de la cámara y haciendo una voz melosa, segundos después empezó a revisarle con detenimiento.

Él sonrió mientras pensaba en que jamás creyó conocer a alguien más extraño que Jona pero ahí estaba Brenda, vaya loca.

Se concentró en el guión que le había dejado su representante, llevaba tanto tiempo insistiéndole en que lo revisara que ya estaba harto, se lo dejaba en todos lados con la intención de que alucinara, una vez incluso se lo había dejado sobre la taza del baño. Cuando Jona se lo proponía podía ser un dolor de cabeza.

Con resignación empezó a revisar el guión al mismo tiempo que caminaba. Llegó hasta el sofá que habían acomodado especialmente para él, como en cada estudio fotográfico de esa agencia. Ya que él era uno de los modelos más solicitados la agencia tenía miedo de perderlo antes de tiempo —aunque ya la quedaran pocos meses— y le cumplían prácticamente cualquier capricho, como acomodarle su sofá.

Se dejó caer y segundos después sintió un peso extra cerca de su brazo izquierdo. Sin levantar la mirada supo que se trataba de Brenda, a pesar del poco tiempo que llevaba de conocerla ya sabía reconocer el olor de su perfume.

—¿Qué es eso? —le preguntó la castaña señalando el guión.

—Es un sofá individual —ignoró su anterior pregunta mientras se removía para que ella se bajara del reposabrazos—. Atrás hay más sillas —le indicó con un movimiento de cabeza.

—¿Quieres que te traigan una silla? —le preguntó con diversión.

¿Hasta cuándo dejaría de molestarlo? No sabía si ella lo hacía intencionalmente o qué, pero le estaba empezando a incomodar que siempre estuviera molestándolo.

—Quiero que te vayas hacia allá —indicó.

—Aquí logro distinguir mejor, gracias —cruzó ambas piernas sobre el reposabrazos y apoyó su brazo sobre la cabeza de Julián—. Israel me dijo que prestara atención a este fotógrafo porque supuestamente es muy bueno. Si me voy hacia atrás no lograré apreciar el trabajo, estar a esta altura me beneficia. Ya sé que quieres que me vaya allá por mi comodidad pero puedo soportar estar aquí durante unos minutos.

Él estaba intentado fuertemente no hablarle de forma maleducada, sobre todo porque había bastantes personas alrededor y hacía años que no armaba ninguna escena, no quería que esa niña fuese la responsable ahora. Mejor contaría hasta 100 o el número que fuese necesario para relajarse y esperar hasta que Brenda se cansara de estar en esa posición. Seguro no tomaría tanto pues aparte de estar sentada en el reposabrazos estaba usando una falda lo que la haría ponerse incomoda en poco tiempo.

Pensándolo ¿por qué usaba tantas faldas? Ya hacía bastante frío como para estar vistiendo tan descubierta además que era tan ocurrente como subirse a los hombros de las personas con tal de conseguir una buena fotografía, incluso la había visto subir a la rama del árbol en donde estuvieron haciendo la sesión de fotos la semana anterior. Debería considerar mejor su forma de vestir si va a ser así de intrépida.

—Aquí tienes —apareció Israel al lado de la castaña entregándole una botella. Bien, ahora él se la llevaría a otro lado.

O el muchacho sería tan tonto como para acercar una silla y dejar a Brenda en el mismo lugar, al lado de él. Según había dicho que se quedarían allí porque tendrían una buena vista.

Suspiró, estaba seguro que pronto se irían de allí. Ambos.

Siguió leyendo el guión y los demás escritos anexos. Se trataba de un spot publicitario para televisión, había salido una nueva línea de fragancias masculinas y querían que Julián las presentara. La idea no le gustaba porque ya había hecho más de 10 spots con la misma temática. Primero aparecía bien vestido, se encontraba con una mujer hermosa, la llevaba a una habitación y terminaban semidesnudos en la cama, al final aparecía la imagen del perfume con algún lema absurdo. No quería aceptarlo pero Jona de una u otra forma lo obligaría a hacerlo. Tomó la pluma que estaba entre las hojas y marcó con una paloma que aceptaba.

—Qué desagradable —musitó Brenda con molestia—. ¿Es necesario que ve vista así y tenga a 6 mujeres semidesnudas a su lado? ¿Acaso yo tendré que vestir con pieles y tener a hombres súper musculosos para llamar la atención? —sonaba cada vez más descontenta—. No gracias, quiero que me reconozcan por mi fotografía no por mi dinero.

—Él es muy reconocido —dijo Israel con nerviosismo. Ese hombre siempre parecía nervioso—. Deberías ver su fotografía antes.

Julián vio de reojo a la castaña que negaba con desaprobación.

—Alguien que tiene un talento en la fotografía no debería vender su imagen de esa forma. Me molesta, luego nos etiquetan a todos por igual —dirigió su vista hacia Julián—. ¿Tú lo conoces?

Él fijó su vista hacia el frente para ver al estrafalario hombre que acaba de entrar, le parecía un personaje sacado de una película futurista. A decir verdad con su imagen parecía más un hablador que un buen fotógrafo y él sabía de buenos fotógrafos, había tenido tantos que no podía ni contarlos con todos los dedos de los presentes, pero ese tipo definitivamente no lucía como uno.

—No lo conozco —respondió ante la insistente mirada de la castaña.

—Seguro no lo conocen ni en su casa. Oh, espera, no me digas que porque es Europeo es bueno, porque siempre suelen decir eso —se cruzó de brazos—. Los latinoamericanos también somos buenos.

—Ahora eres tú la que está etiquetándolos —dijo Israel.

—Es Europeo ¿verdad? —preguntó e Israel asintió con timidez.

El muchacho apartó a vista de la castaña y ella volvió a quejarse de la sobrevaloración de los fotógrafos europeos. Cuando estaba por regresar la vista al guión Jona se acercó a él y le extendió la mano exigiéndole algo silenciosamente, el modelo levantó la ceja.

—Dame tu celular —le pidió y él se apuró a entregárselo—. Ayer no actualizaste ninguna de tus redes.

Julián no era fanático de las redes sociales, la página de Facebook o su instagram ni siquiera las había hecho él, de hecho habían pasado un par de meses antes de saber las contraseñas para entrar y por ello casi no actualizaba nada, le parecía sumamente aburrido perder el tiempo publicando fotos o frases para ganar seguidores. Aun así aunque no le dedicaba tiempo era uno de los modelos con más "Me gusta" y sus seguidoras le reclamaban contenido. Por eso era común ver a Jona con su celular para fotografiar y actualizar sus redes.

Sin apartar la vista del guión escuchó el ruido que hacia su celular al tomar una fotografía, después de unos minutos el aparato aterrizó en su regazo.

Movió su cabeza pero el brazo de Brenda aún seguía reposando sobre él. Ya habían pasado como 10 minutos ¿Por qué no se alejaba de una buena vez?

Resignado sintió como su celular empezaba a vibrar, siempre pasaba eso cuando había una actualización, sus seguidoras comentaban las publicaciones durante una media hora de forma muy continua y después unos cuantos durante todo el día. Lo guardó en el bolsillo de su pantalón sin tomarle importancia.

—No veo acción, me voy a dormir —se quejó Brenda.

—Ya va a empezar, guarda silencio —le dijo Israel antes de fijar su vista en frente y no apartarla.

—Debería irme de aquí —murmuró.

¡Por favor! Gritó internamente Julián, aún tenía el brazo de ella sobre su cabeza y le estaba cansando el cuello.

El hombre empezó a presentarse sin verse natural al hablar, en algún momento dijo su nombre pero no le prestó atención, él mismo se daba aires de grandeza y las mujeres a su alrededor reían y aplaudían emocionadas como si fuese un Dios. A pesar de que él no era fotógrafo se sentía decepcionado que todos hubiesen estado tan tensos y emocionados por ese tipo que no parecía tener talento, esperaba que se dejara de palabrerías y se apresurara a mostrar su trabajo.

Tardó casi media hora en comenzar a tomar fotografías, y después de iniciar se había quejado acerca de la escenografía. Los miembros del staff movieron todo nuevamente para que el fotógrafo estuviera cómodo pero poco apreció el esfuerzo, siguió en su plan de diva hasta que terminó con las fotos.

Todos los presentes —a excepción de Brenda y él— corrieron para poder apreciar las fotos de más cerca.

—Es un asco de persona —dijo Brenda.

Julián asintió y él sabía lo que era ser llamado así.

—Brenda, ven —la llamó Israel.

—No gracias —respondió ella sin interés.

—Deberías ir a verlas, podrías tomar como referencia que No hacer —dijo el modelo con diversión.

—No tengo nada que ver cuando usó su cámara en automático. Apuesto a que mi amiga toma mejores fotografías que esas.

—Bueno, espero que en el futuro no te vuelvas una persona como él.

Brenda sonrió.

—Por fortuna tengo familia y una amiga que se encargarán de regresarme los pies a la tierra en caso que empiece a darme aires de grandeza —de pronto ladeó la cabeza viéndolo—. Tú no tenías a nadie que lo hiciera por ti ¿verdad?

Julián se puso de pie haciendo que la castaña casi besase el piso. Bajó la vista para verla levantarse apoyándose en el sillón. Al estar de pie le lanzó una mirada asesina.

—Me estabas acalambrando el cuello —se defendió empezando a mover su cabeza hacia los costados.

—Que nene —soltó Brenda para alejarse de él. La siguió con la mirada hasta que salió del estudio.

—¿Ya lo averiguaste? —preguntó Israel repentinamente provocándole un susto. Volteó a verlo con molestia pero el muchacho pareció no percatarse de ello pues estaba esperando una respuesta de él—. Dime que sí, mientras pronto lo tengamos mejor.

—Ni siquiera sé que tenía que hacer —murmuró sobándose el cuello.

—El color favorito de Brenda —gruñó molesto—. Tu trabajo era averiguarlo.

Ah, cierto. Eso.

—Yo nunca me comprometí a nada con ustedes. Si tú y Jona quieren sorprenderla, bien, háganlo y dejen de arrastrarme con sus estupideces, ni me agrada tanto la niña como para perder mi tiempo con ella.

Israel negó molesto y se alejó caminando hacia la mesa, echó un vistazo antes de ponerse a buscar como desesperado, movió el mantel y revisó debajo de la mesa. Se acercó corriendo a él, el miedo estaba tatuado en su rostro.

—¿Dónde está la cámara? —preguntó al borde de un ataque—. ¡Dónde!

—Brenda la tomó —respondió sin interés.

El color desapareció de su rostro al escucharlo decir aquellas palabras.

—¿Ya se dio cuenta que no sirve? —le preguntó con nerviosismo, Julián se encogió de hombros—. ¡Dime!

—Yo que sé —renegó alejándose de él.

Brenda entró hecha una furia al estudio y se dirigió hacia donde estaba él, pero pasó de largo y se fue a discutir con Israel. Tenía el rostro rojo mientras hablaba y señalaba frenéticamente a la cámara que colgaba de su cuello, el muchacho no sabía ni como calmarla, le pareció gracioso que ella tuviera tanto poder sobre él, sobre todo considerando que era mayor y además su profesor. Algo así le había dicho Jona.

Los miembros del staff empezaron a desalojar cuando el fotógrafo fue invitado a un recorrido por los alrededores de la agencia. Hasta ese entonces Julián pudo salir de ahí pues Jona le había pedido que se quedara para no ser grosero. Le valía lo que pensaran de él pero su representante lograba mantenerlo a raya.

Caminando por el pasillo Jona le hizo una pregunta que lo hizo soltar un suspiro de frustración.

—¿Ya sabes cuál es el color favorito de Brenda? —preguntó.

—No, ya dije que no lo iba a hacer —respondió sin dejar de caminar por el pasillo—. Que lo haga Israel, él es muy cercano a ella. No entiendo por qué debo hacerlo yo.

—Porque fue gracias a ella que tienes una larga lista de trabajo, incluso para el año entrante —dijo seriamente—. Desde que salieron las fotografías (y debes tomar en cuenta que aún no han salido al público) han estado llamándome para que presentes nuevas marcas de ropa. Admítelo, tenías tiempo sin ser tan cotizado.

—Varias agencias me habían pedido —renegó apresurando el paso. Se estaba hartando que Jona le echara en cara que gracias a Brenda había conseguido trabajo.

—Sí, te pedían lo normal, ahora quieren mucho más de ti. Aun no sé por cuales decidirme —por el tono de su voz parecía estar molestándose, por su salud esperaba que no se enojara—. Haz un simple acto de agradecimiento por alguien ajeno a ti, no te hará daño.

Y sin decir nada más lo adelantó dejándolo solo en el pasillo.

Tocó la puerta de Azul un par de veces antes de que la muchacha le abriera. Ella acababa de terminar una sesión de fotos de temática gótica por lo que su rostro estaba maquillada con tonos muy oscuros, en ese momento estaba quitándose la pintura de labios con una toalla.

—Hola, Julián —le saludó la muchacha con la toalla aun sobre los labios. Tenía los ojos brillando y eso solo podía significar que la sesión había sido muy buena, eran raras las veces cuando ella quedaba satisfecha, solía ser muy exigente consigo misma y le preocupaba cuando empezaba a sobre esforzarse, después de eso venían las enfermedades algo muy molesto cuando trabajas como modelo—. Pasa, no creí que fueras a venir a la agencia. Habías dicho que no tenías trabajo para hoy.

—No tuve —respondió cerrando la puerta detrás suyo—. Pero Jona me obligó a venir por el fotógrafo ese que vino a hacer berrinche. ¿Quieres ir a comer?

Azul asintió rápidamente y apartó la toalla de sus labios para verse en el espejo, fue gracioso que sus labios habían quedado con un tono azulado. El problema del buen maquillaje era precisamente ese, aun con las lociones para desmaquillar solía ser difícil de remover.

—¿Tienes problema que salgamos así? —le preguntó la muchacha apuntando a su rostro.

—No —sonrió de lado—. Los del restaurante dirán que al fin te has puesto a trabajar.

La muchacha le enseñó la lengua para sonreírle.

—Sólo deja me arreglo el cabello, definitivamente no quiero salir con este arreglo de muñequita de porcelana —señaló su cabello negro sujeto en dos colas altas. Se apresuró a quitarse los accesorios y deshizo el peinado para tomar una liga y hacerse una cola con el cabello desordenado. Lo revolvió mientras movía su cabeza de un lado a otro para verse en el espejo.

Julián le sonrió.

Azul era su mejor amiga en la agencia y prácticamente de todo. Aunque cuando se habían conocido ella le había declarado amor eterno como una alocada fanática, la chica tenía 12 años, al volverse modelo se había propuesto a hacer una sesión de fotos con él cuando fuese lo suficientemente buena. Lo había dicho tan decidida que Julián le tomó cariño y la había invitado a salir, pese a la diferencia de 5 años de edad, después de un tiempo ella prácticamente lo había rechazado diciéndole que estaba siendo una distracción para su meta.

Ahora cuando recordaban eso ambos reían como tontos.

—¿Y por qué has venido a buscarme? —le preguntó la muchacha repentinamente cerca. Se dio cuenta que ella ya había tomado el abrigo y su bolso.

Sí, el favor. Lo había olvidado.

—Te digo en el restaurante —le dijo y Azul sonrió como si esperara que le pidiese algo.

Ambos salieron del cuarto para escuchar los gritos de Brenda. Caminaba por el pasillo con los brazos cruzados y veía fijamente a Israel con serias intenciones de asesinarlo.

—¿Cuántas veces tengo que pedirte disculpas? —le preguntó a la castaña y ella entrecerró más sus ojos, un poco más y los cerraba completamente.

—Te estuve preguntando si se había descompuesto y me jurabas que no —le reclamó—. Ya me había hecho la idea que no saldría ilesa de esta, pero ¡ni siquiera prende! Estoy segura que no le entró tanta agua como para quedar así.

—Debes admitir que es una cámara un poco vieja —murmuró el muchacho y Julián y Azul negaron con la cabeza.

No debió haber dicho eso.

—Vieja... ¡Vieja tu suegra! —gritó con las mejillas encendidas—. La compré hace un año y medio con mis ahorros, me costó casi un ojo de la cara ¡literal! Casi me encajó una rama para poder sacar la fotografía que me dio el dinero para completar el costo. La obtuve con mucho esfuerzo no era vieja ni mala. Era mi preciada cámara y la asesinaste mientras revisabas que funcionara.

Azul dio un par de pasos al frente cuando Brenda se acercaba.

—Hola —la saludó con amabilidad y la castaña volteó a verla sorprendida—. ¿Me recuerdas? Soy Azul.

Brenda le sonrió.

—Claro que te recuerdo —respondió. Notó como se le quedaba viendo fijamente a su amiga. Algo que había notado de Brenda en el poco tiempo que llevaba de conocerla era que cuando le llamaba algo la atención no se preocupaba por ser discreta, como en ese momento. Se había acercado demasiado a Azul y si no supiese la situación podría pensar que intentaba besarla, pero sabía que estaba viendo sus ojos—. Tus ojos son como dorados.

Azul se sonrojó ante la cercanía y dio un paso hacia atrás.

—Me han dicho eso —dijo con timidez.

Brenda sacudió su cabeza como si hubiese salido de un trance y le sonrió.

—¿Puedo fotografiarlos algún día? —le pidió con un tono tierno.

Azul asintió con fuerza.

—Íbamos a comer ¿Quieren venir? —les preguntó la modelo.

—No puedo. Tengo que revisar precios de cámaras —dijo Israel manteniendo la mirada fija en Brenda. Ella solo asintió sin voltear a verlo.

—Yo sí, tengo hambre. Sólo perdí mi tiempo hoy —habló con fastidio.

—Que bien. Julián paga —dijo Azul, emocionada para empezar a caminar con Brenda a su lado.

Ni siquiera le había preguntado si podía invitarlos, a veces parecía invisible. Antes de caminar hacia ellas sintió un tirón en el hombro y volteó hacia atrás para ver a Israel deteniéndolo.

—Su color favorito —le recordó.

Sacudió su brazo y se alejó.

* * *

Brenda se adelantó a entrar al restaurante por lo que Julián tomó esa oportunidad para hablarle a Azul.

—¿Qué tengo que hacer para que le preguntes el color favorito a esa ardilla? —preguntó susurrándole al oído.

La modelo levantó una ceja y vio con interés hacia Brenda que ya había entrado.

—¿Ardilla? —preguntó con diversión.

—Hablo en serio.

Ella suspiró.

—Quiero que me prepares Lasaña vegetariana el próximo fin de semana —pidió y Julián asintió rápidamente.

—Hecho, ahora pregúntale cuanto antes —estrecharon sus manos y entraron al restaurante.

Brenda ya había tomado asiento en una de las mesas cercanas a la ventana y tenía la vista sobre un celular. Estaba escribiendo con rapidez y una sonrisa traviesa en el rostro. No quería saber quién se encontraba del otro lado de la pantalla.

Segundos después sintió su celular vibrar dentro del bolso de su pantalón. Sí, había olvidado que tenía que revisar las notificaciones de la foto que había subido Jona a sus redes sociales.

Una vez que ordenaron Azul empezó a hacerle plática a Brenda sobre una sesión de fotos que tenía y quería que la ayudara a elegir el color de un vestido.

—Siempre escojo mi color favorito —comentó la modelo—. Irónicamente es el azul.

Ambas rieron.

—Yo también, incluso para lo más tonto elijo el morado —respondió Brenda y siguió hablando acerca de un producto para el cabello que había elegido basándose en el color del envase y cuando lo usó este empezó a aclararle el cabello.

Julián dejó de prestarles atención para mandarle un mensaje a Jona. Solo había puesto "Es el morado. Ahora déjenme en paz".

Lo que iba a ser una comida entre él y Azul se había vuelto una plática de chicas entre ellas y él había sido completamente ignorado. Cuando salieron del restaurante y se despidieron Azul había dicho que esperaba tener otra tarde como esa. Julian deseaba todo lo contrario.

* * *

Cuando llegó a su casa decidió tomar una ducha rápida y descansar. Para su mala suerte no fue suficiente con haber averiguado el color favorito de Brenda sino que también Jona lo estaba obligando a ir con ellos al día siguiente a comprarle el regalo para agradecerle a la castaña por su buen trabajo.

Como si esos dos no pudiesen elegirlo. En todo caso si querían una tercera opinión podían pedirle eso a una mujer, tres hombres yendo a comprar un regalo para una chica no parecía una buena idea, podía hacer una lista enumerando en una escala del menor a mayor porque no era una idea viable y mandársela a su representante pero no valía la pena el esfuerzo si de todos modos Jona iría y lo arrastraría con ellos. Lo había hecho anteriormente, desde que tenía 8 años.

Aun recordaba el día que recibió la noticia de que era diabético. Había entrado en una fuerte depresión y descuidó su salud. Perdió varios trabajos por no llegar a las citas, estaba decayendo pero Jona fue a su casa y lo sacó arrastrando, cabía recalcar que Julián tenía 22 años en ese entonces por lo que no creyó la amenaza de su representante cuando lo llamó. Pero entonces se había presentado en su casa rompiendo la puerta principal y sacándolo literalmente a rastras de su cama. Lo había llevado en pijama a la agencia y lo obligó a posar así.

Por esa y muchas más razones obedecía y respetaba a Jona, había estado con él en los momentos más difíciles de su vida, que eran los que más importaban. En los mejores momentos siempre estaba rodeado de falsas personas.

Después de la ducha se dejó caer sobre su cama se sentía tan cansado que estaba por quedarse dormido pero de nuevo su celular empezó a vibrar y recordó que debía revisar sus notificaciones. Respondía algunas al azar y a otras les daba "Me gusta" para que sus seguidores vieran que se interesaba por ellos. Así lo había obligado Jona.

Tomó el celular y entró a su página de Facebook.

Entrecerró los ojos por la luz de la pantalla y para no lastimarse la vista encendió la luz de la habitación antes de revisar lo que Jona había publicado. Una vez que su vista se acostumbró revisó la fotografía y sintió la necesidad de gritarle a su representante.

Los comentarios debajo de la fotografía casi no variaban. La mayoría preguntaba:

"¿Ella es tú novia?"

En la foto estaba él sentado en el sillón con Brenda apoyando su brazo sobre su cabeza y haciendo una señal de "amor y paz". Aunque ella no estaba viendo a la cámara definitivamente se había dado cuenta que Jona estaba tomando la fotografía pues tenía una sonrisa burlona mientras mantenía la vista hacia abajo, como si estuviera leyendo el guión con él.

Leyó los comentarios con más "Me gusta", el primero era de Jona y escribió:

"Linda pareja"

El segundo era de Brenda Ramírez.

"Me encanta como salgo en esa foto, lástima que esté ese rubio arruinando mi imagen" seguido de un monito que parecía estar llorando.

Esos dos.-

* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * 

¡Nuevo capítulo! :D

Espero que les haya gustado, si fue así no duden en dejarme una estrellita o un comentario ;)

Saludos y nos leemos la próxima semana :D




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