Narra Harry
Hace algunas horas que llegue a casa y lo único que hice fue dormir. Ahora ya estaba consiente de todo lo que paso. Me sentía furioso por recordar que de nuevo Louis estaba con ese imbécil y que se había atrevido a golpearme con tal de defenderlo. Sentía una ira recorrer mi cuerpo de solo pensar que ese imbécil ahora era dueño de Louis. Y se que no debería de importarme después de todo fui yo quien decidió lanzarlo a sus brazos. Pero aun así me daba rabia saber que él ya no seria parte de mi vida. Soy un total idiota por estar aun pensando en él después de que me traicionó. Pero me resultaba difícil hacerme a la idea de no volver a verlo y es que no se en que me momento permití que entrara a mi corazón y ahora tendría que olvidarle para siempre y no sabia como hacerlo.
Quería ir corriendo a buscarlo y abrazarlo tan fuerte y decirle que el solo sera mio y que jamás voy a permitir que alguien lo aleje de mi porque el siempre me pertenecerá. Pero no puedo porque mi orgullo no me permite rebajarme a tal grado de rogarle y menos sabiendo que me traicionó con ese imbécil. Que por cierto aun tenía una golpiza pendiente una donde no este Louis para defenderlo. Y es que odiaba tanto a ese idiota que me separo de Louis de mi Louis porque el es mio.
Y aunque me doliera aceptarlo aun seguía necesitandolo. Y lo peor es que yo mismo lo arroje a sus brazos pero es que no podía permitir que se burlaran de mi.
Lloraba de impotencia al no saber que hacer por una parte estaba todo el rencor, desprecio e ira que sentía por Louis por haberme traicionado después de que yo puse toda mi confianza en él y termino haciéndolo.
Y por otra parte estaba este maldito sentimiento de cariño, arrendamiento de amor que parecía cada vez ser mas fuerte y se que fui demasiado cruel con las palabras que le dije pero quería que sintiera el mismo dolor que yo tuve al enterarme que me fallo.
Pero ahora que me había tranquilizado y pensaba alejando todo el resentimiento. Es que me me culpaba por haberlo tratado tan mal, recordaba la manera en la que le hable la forma en la que se veía tan vulnerable tan indefenso ante mi, tan frágil como si en cualquier momento se rompería por completo y el único responsable era yo porque no tuve compasión hacia él y me arrepentía porque ser tan imbécil. Quería ir abrazarlo y decirle que me perdonará que fui un imbécil que todo estaría bien, y jamás volvería a dejarlo solo que lo necesitaba y no quería perderle. Que lo amaba completamente tanta que dolía. Pero mi maldito orgullo no me lo permitía.