Sueños secretos [COMPLETA]

By vanessacantuac

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Ellison Wise regresa al que fue su hogar de la infancia. Eso, cambió sus planes por completo, dejando sueños... More

Sueños secretos.
Personajes
01.
02.
03.
04.
05.
06.
07.
08.
09.
10.
11.
12.
13.
14.
16.
Extra 01.
17.
18.
19.
20.
21.
22.
Extra 02.
23.
24.
25.
26.
27.
28.
29.
30.
31.
32.
33.
34.
35.
Epílogo.
Epílogo II.
Extra 03.
Agradecimientos.
¡Secuela!

15.

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By vanessacantuac

LO QUIERO

• • •


Palidecí.

—¿Qué? —murmuré. Sólo escuchaba cómo mi primo y su amigo reían por lo bajo.

Que alguien me mate.

—Lo que oíste querida prima —continúa Ethan—, Daniel te vio besarte con ese tal Matt.

Ethan lo dice de una manera tan tranquila, pero algo en esa sonrisa socarrona me dice lo contrario, él se está burlando de mí. Mi mente no puede ocupar ningún pensamiento de cómo golpear a Ethan, sólo puedo pensar en una cosa: ¿Qué piensa Daniel de esto?

—A eso me refería sobre tú estando jodida —inquiere Dean.

—Sólo deberías callarte —espeté.

—No te sientas mal.

—¿Cómo quieres que me sienta? —Grito en un susurro—. Si ahora Daniel cree que salgo con un chico, y no es que esté equivocado, pero me gusta él. También me gusta Matt y no sé qué voy a hacer porque el chico porque el que estoy segura es Daniel y no Matt.

—¡Ey! Tranquila, no creo que cuestionándote todo resuelvas algo, además, a los hombre nos gusta que nos pongan celosos —Me guiña un ojo y ruedo los ojos. Comienzo a percatarme que los cuatrillizos vienen hacia mí y entonces cambio mi mala cara. Sé que ellos me pondrán de buen humor.

—¡Ellie! —grita uno de ellos—. Mamá nos compró un perrito.

—¡Sí! Se llama Ethan —dice Isaac.

—¡¿Cómo dices que lo llamaron?! —Ethan grita y los pequeños comienzan a reír por lo bajo. Creo que ya sabían la reacción de su primo mayor.

Dean suelta una carcajada y yo sólo sonrío.

—Ethan, eso nos dijo Nolan —La excusa de Ian es la más tonta que he escuchado en la vida.

Ethan sin decir más sale disparado hacia su hermano menor. Nolan parece estar tranquilo hablando con su mejor amigo porque cuando Ethan llega por detrás su cara de asombro lo dice todo. Los clones dobles comienzan a reír más fuerte.

—Son unos pequeños traviesos, eh —digo negando seria con la cabeza. Sus risas son cesadas y cambian su expresión divertida por una cara inocente. Ah, no.

—Soy su fan niños —dijo Dean, sin importarle dejarme sola camina hasta su amigo. Riendo.

—Ellie queremos que nos prepares unas galletas —sugiere Isaac. Los cuatro comienzan a repetir «por favor» siguen poniendo esas caras inocentes. Pero no voy a ceder.

—No, no y no. No quiero hacer galletas, eso es tardado. —Siguen haciendo esas caras de perritos y ¡no!, no voy a caer.

—Somos tus primos consentidos —expresan los cuatro al mismo tiempo. Vaya, están sincronizados.

—Ey, los primos favoritos somos nosotros. —Ahora expresan Ethan y Nolan.

—¡Mi cariño es para todos! —digo, enfadada.

—¿Para mí también? —Doy un salto por la voz en mi oreja. Me quedo completamente helada por aquel acto. Menos cuando estaba con la idea de él junto a Nolan. ¿Cómo llegó aquí?

—Ah... Sí, también —digo, estoy temblando. Porque soy una chica nerviosa. Porque Daniel está provocando sensaciones en mí que nunca antes había sentido.

—¿Quieres ir a las montañas? —pregunta. Las montañas, son tan bellas, dan una vista a toda la ciudad espectacular. Asiento sin pensar, estoy muy segura de ir. Además a nadie le molestará que Daniel me lleve—. Muy bien, iremos en la noche, cuando tu papá y mi tía ya se hayan dormido.

Me quedo mirándolo dudosa, estoy segura que tengo un signo de interrogación en la frente.

—Así podremos ver la vista de la ciudad en la noche, Phoenix de noche es genial —continúa diciendo—. Además no creo que nos dejen ir si vamos de noche, hay que escabullirnos ¿te parece?

—Muy bien, te aviso cuando mi papá se duerma.

—Bien —dice y me estremezco ante la idea de pasar tiempo con Daniel, en la noche, solos.

Paso mis mañanas yendo a su lado mientras vamos a la escuela, pero es difícil, ya que si no fuera por lo que yo siento hacia él me impidiera comportarme como una chica normal. Llegué aquí como una chica segura —bueno, no del todo—, y ahora estoy atrapada en un revoltijo de sentimientos hacia el chico con quien compartí gran parte de mi infancia. Lo cual me hace una chica totalmente insegura. ¿Dónde quedó la chica ingeniosa y atrevida? De seguro Daniel se la comió.

Tomo un mechón de mi cabello y le doy vuelta en mi dedo índice haciendo una pequeña onda. Con el paso del tiempo mi cabello ha comenzado a crecer pero gracias a Kate y sus cuidados de «usa crema para peinar» «lávate el cabello con agua fría» «usa acondicionador» y más frases que por hoy no quiero recordar.

La gran familia se sienta a comer y ¿por qué no? Claro que yo también lo hago. Me siento a lado de Selene con mi plato de comida en mano. Ella está recargada sobre el muro que divide el patio de mi abuela al de su vecino.

—Hey —dice cuando me recargo a su lado.

—¿No quieres una silla? —Pregunto, frunciendo el ceño—. Porque ahora mismo hago que Nolan o Ethan se paren de sus asientos para traerte una silla.

Selene ríe negando con la cabeza. Es increíble que papá ya haya encontrado a alguien con quién pasar el resto de su vida. Bueno, se supone que esa era mamá pero no siempre las cosas pasan como las planeas. Me agrada Selene, siempre lo diré, ella es como esa amiga mayor que siempre estará para darme un buen consejo. Porque lo que respecta a mis amigas, no son muy maduras que digamos... Tanto que solo apuestan sobre mí y mis avances con Daniel. Perras.

—¿Cómo estás? —pregunta, luego se lleva una papa frita a la boca. Yo bebo de mi agua y arrugo la nariz.

—Bien, supongo —me limito a decir.

—Esa expresión tuya dice todo lo contrario. —Pasa su dedo índice por mi nariz y yo deshago mi gesto.

—Bueno, no han sido mis mejores días, pero estoy bien.

Asiente y seguimos comiendo en silencio. Selene es una mujer joven aún. No he averiguado mucho de su vida privada, aunque si yo fuese otro tipo de chica ya habría hasta investigado su tipo de sangre y si tiene antecedentes penales.

—Ellie —oigo su voz sacándome de mis pensamientos.

—Uh.

—Tú... Eh... ¿Estás de acuerdo en que viva con ustedes? —Bueno nunca me pidieron ninguna opinión así que no puedo decir nada al respecto.

—Sí, estoy de acuerdo. Me agradas, Selene, y yo daría lo que fuera para que mis padres fueran felices, así que no lastimes a papá. Ya sabes, vivo solo a unos metros de distancia y creo que es suficiente para poder ir hacia ti para darte un buen merecido si lastimas a papá, además de que espero que no lo hagas, sé que él te ama.

Aunque no sean mis mejores días, y que mi relación con papá vaya avanzando a pasos de tortuga, no quiere decir que no lo quiera ver feliz. Yo quiero a mi papá.

—Te aseguro que no lo haré —asiento en respuesta y ella abre la boca para decir algo más—. ¿Y no te molesta que invada tu espacio? Ya sabes, tu casa será mi casa a fin de cuentas.

—En lo absoluto —digo firme—, me encantará tenerte en mi casa, sobre todo porque me cocinarás, ¿cierto?

Ella ríe por mi comentario, pero lo que no sabe es que lo estoy diciendo totalmente en serio.

—Claro —asiente riendo—, no dejaré que Robert te intoxique.

—Más te vale —digo con un tono de voz serio. Termino mi comida y me levanto a dejar mi plato a la basura, los platos desechables son buen recurso si tienes una familia numerosa como la mía.

El resto de la tarde pasa entre bromas y risas. Dramas de Nolan por aquí y por allá. Ethan acosando a mi tío Abel por su compromiso. Papá con Selene y Daniel. ¿Y yo? Yo mirando a Daniel como una acosadora.

Tengo un serio problema.

¿Y lo peor?

Que no quiero admitir aun esa palabra.

• • •

¿Se vale estar nerviosa?

Digo estoy a unas cuántas horas de encontrarme con Daniel para ir a las montañas. Hace tanto tiempo que no iba, la última vez que fui fue cuando tenía aproximadamente unos siete u ocho años.

Escucho un crujido desde mi ventana, me espantó un poco, pero me levanto de mi cama y voy directo a la ventana. Cuando llego a ésta no hay nada excepto una pequeña piedra, me inclino un poco a recogerla y con ella está atado un hilo con un pequeño papel atado también. Está enroscado así que quito el hilo y abro el papel.


La señora osa ya se durmió, te espero en el auto

—Daniel ;)


Río por su nota y me asomo a la ventana para ver a Daniel, efectivamente, salir de su casa. Me río nerviosa, ¡pues vaya que estoy nerviosa! Jamás me imaginé darme estas escapadas con el chico que me roba el aliento. Bajo a la cocina para salir por la puerta trasera, cuando entro me llevo el susto de todos los tiempos. Papá está parado de espaldas a mí, está bebiendo un vaso de agua así retrocedo varios pasos y corro escaleras arriba.

Cuando llego a mi cuarto tomo mi teléfono y tecleo un mensaje rápido.

La respuesta de Daniel es:


Vaya, papá oso ya cayó, la luz de su habitación ha sido apagada. Cambio y fuera.

Pdta: Tráeme algo de agua, por favor :D


Niego con la cabeza, divertida, pero espero unos cinco minutos más para poder bajar sigilosamente. Llevo conmigo la cámara y una botella de agua para Daniel, y al fin salgo de casa.

El auto de Daniel ya está frente a mi casa, así que subo rápidamente y Daniel acelera. Comenzamos a reír cuando le cuento la anécdota de papá estando en la cocina y el porqué de mi tardanza.

Después de un largo camino, Daniel aparca el auto algo alejado de la zona. Frunzo el ceño.

—Vamos a caminar, anda. —Me quito el cinturón de seguridad y comienzo a caminar a regañadientes—. No seas floja, Ellie.

—Esto hubiese sido mejor sin la caminata, nada te hubiera costado aparcar un poco más adelante, ¡pero te pasaste con eso de aparcar lejos!

—Caminar la vereda no te hará daño, anda camina más rápido —Le doy una mala mirada y sigo caminando.

El paso de Daniel es largo y más rápido por lo cual cuando llegamos estoy exhausta. Pero cuando alzo la mirada me encuentro con el gran valle de Phoenix, iluminado, siendo bello, ¿cómo no estar enamorada de este lugar? Si aquel paisaje que estoy contemplando es hermoso, multicolores son los que adornan la noche de aquella ciudad, parece que el mundo se detiene ante mí porque no soy capaz de admirar nada más que no sea esa bella imagen. Así que tomo la iniciativa de congelar ese momento para toda mi vida.

Tomo una fotografía y la observo durante unos segundos con una sonrisa plasmada en mi rostro. Es una bella imagen.

—¿Por qué no te tomo una foto? —pregunta Daniel, sé que me estaba observando durante todos estos minutos y no me importa. No lo pienso, le tiendo la cámara y me pongo de espaldas a aquel bello paisaje. Sonrío.

Cuando siento el flash en mi rostro me alejo y le arrebato la cámara a Daniel.

—Tu turno —indico. Él se para frente a mí con las manos en los bolsillos—. Sonríe.

Y lo hace, sonríe de una manera encantadora.

—Creo que es turno de los dos —se acerca a unas personas de la tercera edad que también se están tomando fotografías y les pide que nos tomen una foto también.

—Muchachos, pónganse bellos —dice la señora mientras toma la cámara entre sus manos. Daniel le da unas cuantas señas de cómo usarla y al fin se posiciona a mi lado.

Posa una mano sobre mi cintura abrazándome, no debo de negar que sentí un hueco en el estomago. Sólo fue un abrazo, sólo eso. NO debes ponerte nerviosa.

¿A quién engaño? Estoy malditamente nerviosa hasta la médula.

Puedo sentir de nuevo el flash en mi rostro.

—Ustedes se ven tan tiernos juntos —chilla la señora—. Mira Ronald —La señora le muestra la cámara a su acompañante—. ¿A poco no son tiernos? Ellos demuestran lo que de verdad es un amor juvenil, no como esos niños sosos que vemos en las calles comiéndose entre sí.

Mis alarmas se encienden.

—Eh... Señora, no... —Trato de detenerla, pero ella sigue con su parloteo de que somos la pareja perfecta.

Me giré hacia Daniel que mantenía una sonrisa, parecía divertido con la confusión de la señora. Pero la verdad es que a mí sólo lograba incomodarme más de lo que ya estaba hace unos instantes. Si con el corto abrazo me sentí malditamente incómoda, presionando a mis sentimientos que se quedarán dentro de mí, para que no hagan explosión al poder sentir su cercanía, esto hace las cosas más difíciles para mí. El que Daniel encuentre divertido esto no me hace gracia, porque no sé cómo tomarlo.

—Son bellos juntos —dijo, entregándome la cámara. Entonces no me quedó de otra que asentir y sonreírle en respuesta.

Un relámpago alumbró el cielo. Solo alcé mi vista para admirar un poco las estrellas, pero me encontré con un cielo completamente oscuro.

—Va a llover —escuché a Daniel decir.

Mantuve la vista en la ciudad de nuevo, no hacía falta tomar el miralejos que se encontraba disponible para los turistas, para mí era suficiente, estaba deleitándome de todos los colores que contrastaban perfectamente con la noche. Parecía algo sumamente diferente a lo que se miraba a la luz del día.

Me agrada esa sensación.

Me gustaba.

Era algo que nunca pensé, imaginar, no desde que llegué a Phoenix. Era algo diferente. Miré hacia un lado, a Daniel, que mantenía su vista clavada en la ciudad de igual manera.

Pensé.

Sólo pensé en esa absurda posibilidad.

No me sentía capaz de sentirlo. Era algo grave querer aceptar ese hecho. Por Dios, besé a Matthew y no sentí exactamente lo que siento con este chico con solo estar cerca. Quería sentir más, y sí que sentí más.

Sentí una gota de agua en mi hombro.

Una más.

Luego otra.

Hasta que miles de ella se vinieron.

—Vamos a casa, Ellie. —Daniel toma mi brazo y me arrastra corriendo por toda la vereda.

Esta vez no me quejo, llevo la cámara entre las manos y hago lo que puedo para que no se moje, es demasiado costoso arreglar una.

Cuando él abre las puertas del auto y entramos en el, ya estamos mojados de pies a cabeza. Y misteriosamente riendo. De una manera que jamás habíamos hecho los dos juntos.

Las gotas de lluvia golpeteando contra los cristales del auto son las únicas que se escuchan cuando nuestra risa cesa. Giro hacia él antes de que inserte la llave. Mi mirada se conecta con la suya, no decimos nada.

Sus ojos oscuros bajan.

A mis labios.

Contengo la respiración. Sin esperar mucho, toma mi rostro entre sus manos. La distancia va disminuyendo y el corazón me golpetea muy fuerte contra mi caja torácica. Esto va a suceder.

Yo quiero que suceda. Quiero que me diga palabras que me hagan enamorarme de él. O acepar que estoy enamorada de él. Lo quiero todo con él.

Ya no quiero tener miedo.

• • •

Gracias por sus votos y comentarios ♥

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