El día llegó y un nervioso Luhan caminaba hacia la escuela.
Hoy tenía la misión de saber algo sobre el misterioso chico y bueno, encontrarlo.
Luego de que terminara la primera hora de clases, fue en busca de información. Preguntó a sus amigos, compañeros, profesores e incluso auxiliares.
Descubrió que se llamaba Kim Minseok, tenía la misma edad que él y que iban al mismo establecimiento.
Luhan sentía que era el mejor día de su vida.
Al final de su jornada, saliendo del aula con sus amigos Yifan y Junmyeon. Iba con una amplia sonrisa y unas lindas y rosadas mejillas, dando brinquitos. Sus amigos extrañados, ya que Luhan solía estar serio, decidieron preguntar.
-¿Por qué estás tan contento? ¿Te drogaste? ¿O acaso tienes fiebre?-Dijo Junmyeon tocándole la frente.
-Solo conseguí algo que anhelaba mucho -Sin dejar de sonreír.
-¿Te refieres a lo de Minseok? ¿Por qué te importa tanto?-Exclamó YiFan alzando una ceja
-Mhhh... Yo sol-
-Oh por cierto-interrumpió Junmyeon- Escuché que llegó hace poco aquí, y que sus padres murieron hace unos cuantos meses...
Luhan shockeado, abandona su sonrisa y pone cara de preocupación.
Sus amigos lo notan y cambian el tema de conversación. Caminan hasta la salida y se separan.
Luhan se dirigió al árbol corriendo y... Ahí estaba una vez más.
Kim Minseok.
Leyendo melancólicamente un gran libro. A pesar que el clima estaba nublado y hacía frío, ahí estaba.
Luhan estaba agachado mirando tras un arbusto al pequeño chico. Le parecía muy hermoso... Era como un pétalo blanco perdido en el cielo.
Lo observaba detenidamente, sus expresiones, sus pestañas, la comisura de sus labios, el brillo de su cabello y el rastro de sus nuevas lágrimas.
Minseok soltó el libro, puso sus manos en su cara y dejó salir pequeños quejidos de sufrimiento. Las gotas llegaban a su largo cuello, creando un húmedo sendero.
A Luhan se le partía el corazón.
Tras ver esa escena, se armó de valor, tomo aire y caminó hacia el árbol. Nervioso, sonriente y sonrojado.
-Hola.