Albus Dumbledore miraba en silencio la foto de una pequeña niña pelirroja con ojos completamente azules; tan azules y puros que él se seguía preguntando como podía ser familiar directo del más tenebroso Mago de todos los tiempos.
Evangeline era una alumna ejemplar; cuidadosa y amadora que a pesar de ser noble y humilde había quedado en la casa Slytherin.
Albus suspiró al recordar su sonrisa agradecida, esa sonrisa que se contagiaba en el aire; el peliblanco se había prometido a sí mismo no recordarlo de nuevo pero simplemente le era imposible; después de innumerables años aún se preguntaba donde estaba esa niña.
-Señor..- lo interrumpió un niño de apenas 12 años con gafas redondas.
-Harry- lo miró y al mismo tiempo escondió la foto.
-Yo..-
-Tranquilo, lo se todo- lo calmo de inmediato- se que no ha sido tu culpa todo lo que esta pasado dentro del colegio, pero te pido conserves la calma y no intentes resolver esto..es muy peligroso.-
-dígame profesor; ¿es verdad que la cámara de los secretos esta abierta?-
Dumbledore quedó en silencio por unos segundos pero después de unos contados pasos calmados hacia Harry apoyo delicadamente su mano en el hombro del mismo, la mirada al chico se fue haciendo cada vez mas tranquilizadora y compasiva.
-Lamentablemente si Harry-
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-Se los digo- hablaba un rubio divertido mientras caminaba acompañado de sus secuaces- ese San Potter no sobrevivirá otro año más-
-Pero Draco..-
-Cállate Goyle- le ordenó- ¿Por que no se van a perder el tiempo por ahí? tengo que irme.- terminó exclamando su molestia como si eso fuera suficiente para justificar su humor
-¿Que?¿Pero a donde?- hablo Crabbe.
El rubio con nombre Draco entorno los ojos con gesto de molestia y sin decir más se retiro; estaba harto y un tanto irritante de los últimos logros de su enemigo Harry Potter; también estaba pasando un día agotador pues en la tarde del mismo día se había divertido insultando a Granger y a otros cuantos para hacerlos sentir inferiores. El silencio a su alrededor era algo incómodo y a pesar de las anteriores advertencias que últimamente en Hogwarts se han dado decidió recorrer los pasillos de noche; después de todo el no era un sangre sucia. Paso de salón en salón hasta llegar al baño de prefectos donde encontró un diario de pasta verde, no le intereso en lo más mínimo y continuo su camino al lavabo para mojarse levemente la cara y refrescarse de la resaca.
-"Hey niño rubio"- comenzó entre el silencio la pequeña voz de una niña; Draco se sobresalto y se giro fugazmente para encontrarse con la nada. Bufó para sí y termino su cometido mirándose solo en el espejo, pero la voz se volvió a escuchar.-"Niño..."
¿De donde venía eso? se preguntaba a sí mismo cuando volvió a girarse para buscar entre los baños..pero nada; entonces su mirada acabo en el diario tirado.
-¿Podrías ayudarme?- la voz se escucho pero esta vez más amable, dándole a entender que quien fuera que hablaba sólo quería la atención del rubio.
-¿Pero que clase de broma es esta?- subió de tono Malfoy quien sospechaba estaba siendo molestado
-¿Broma?, Usted se equivoca no hay nada de broma en esto...por favor quite el diario de encima mío..¡Pero con mucho cuidado! no lo vaya a tocar- pidió la voz en una extraña combinación de seriedad y ternura.
Draco de alguna manera e invadido por la curiosidad lo hizo moviendo con su varita el diario verde; se sorprendió al ver lo que había debajo de el.
Era un espejo hermoso para ser tan pequeño y al parcer tenía escrito en el mango un mensaje por lo que decidió levantarlo y examinarlo.
-¿"Haz de tener voluntad para levantarlo; pero miedo para verlo"?-
-Así es- escucho la voz de golpe y por un momento tuvo que encontrar valor para no soltarlo pues podría romperse. El rubio giro levemente el espejo y se encontró con el rostro de una niña pequeña de aproximadamente la misma edad que él. Ella le sonrió. -Evangeline..un placer-
No sabía que sentir en ese momento, ¿Miedo? ¿curiosidad? ¿angustia?¿Orgullo?. No dijo nada.
-Supongo que debe estar preguntándose como es que llegue hasta este lugar no es así?- prosiguió la niña- no tengo ni la más mínima idea- confesó divertida- pero lo que sí sé es que ahora estoy endeudada con usted...¿Cual es su nombre?-
-Draco, Draco Malfoy. ¿A que te refieres con deuda?- pregunto interesado.
-Vera Draco, he estado encerrada aquí por mucho tiempo...y alguien me dijo que no podía salir del espejo hasta cumplir una deuda con quien me encontrara.-
-¿Que tipo de deuda?-
-No se- se encogió de hombros- No me lo especificó; pero infiero que de ahora en adelante lo guiare a la grandeza.
-¿Grandeza?.- preguntó dudoso, mantener una charla con la chica del espejo de por sí ya era extraño, hacerlo en el baño de prefectos era mucho peor.
-Así es..- suspiró la niña cerrando sus hermosos ojos azules- Verá, yo estoy aquí encerrada por que alguien a quien no puedo nombrar me lanzó una maldición hace mucho tiempo.-
-¿Por que?- se limito a preguntar el niño con un tono de superioridad evidente.
-Jamás me lo dijo..- exclamó Evangeline con un tono de tristeza. Draco no era sabio, ni mucho menos compasivo pero era claro que esa niña había sufrido más de lo que alguna vez debió hacerlo en su vida- he estado encerrada por mucho tiempo- confesó.
-¿Cuanto exactamente?-Draco se tensó al ver que la niña soltó una pequeña carcajada. Pero de alguna manera no se molesto cosa que hasta a él le sorprendió-
-Tampoco puedo decirlo- continuó la chiquilla con mucha confianza.
-¿Entonces de que me servirás?- encorvo una ceja el niño dejando ver su arrogancia.
A decir verdad el de mirada gris ya tenía mucho sin imitar su tono de superioridad; reiterando que el día del rubio fue muy agotador tratar con una niña dentro de un espejo solo le agradaba en lo más mínimo por ser un suceso definitivamente extraño.
-Pues.... puedo hacer esto.- la niña volteo desde su angulo para poder ver los espejos del baño. Los lavaderos explotaron sacando chorros de agua provocando que el niño Malfoy saliera de sus pensamientos- también esto..- de los chorros de agua salieron diversas formas de animales caminando por los píes de Draco sin mojarlos- y también esto- dijo cambiandole el color de su bata Slytherin- y muchas cosas más según lo ordenes-
-Interesante..- bufo arrogante. Ciertamente tener a una niña que fuera capaz de cumplir con todos sus deseos evidenciando tanta magia le convendría más adelante.
-Entonces, ¿Es un trato joven Draco?-
-¿Cuales son las condiciones?- se apresuro a preguntar.
La niña chasqueo los dedos y en el bolso del niño Malfoy apareció un rollo pequeño de pergamino, el lo sintió al instante y la volvió a mirar con curiosidad.
-Son las reglas- le explicó- no son muchas; pero por favor léalas sólo y que nadie sepa de esto.
-¿O si no que?- retó, sentir que le deban órdenes lo sacaban a la defensiva.
-Desapareceré y ya no seré útil para usted- sin embargó la niña no parecía afectada por eso; más bien parecía severamente acostumbrada.
Draco se quedo pensando un poco pero al final accedió haciendo que la niña sonriera de felicidad; ella está vez se sentía afortunada de ser acogida por un Slytherin, después de todo esa era su antigua casa; también estaba emocionada de volver a hablar con alguien a pesar de tantos años.
-Bueno Draco Malfoy, supongo que es hora de que vaya a la sala común..o podrían castigarlo-
-¿Y que hago contigo?-
-Solo lleveme en su bolso; no hablare a menos de que usted lo pida-
Y así fue; Draco salio inmediatamente del lugar con el espejo en el bolso sin saber el tesoro que llevaba consigo, pero sobretodo, desconociendo que aquella niña dentro de tal tesoro había sido buscada desesperadamente por todo el mundo mágico por muchos años; esa niña era vital para todos los que conocían su historia. Y por supuesto, una historia nueva comenzaría.
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Espero que les haya gustado :3 es una nueva historia que se me ocurrió.
Ciao ciao!!
-Voten-