cold

By milanolivar

7.1M 400K 313K

TODAS LAS HISTORIAS ESTÁN SUJETAS A COPYRIGHT Y HABRÁ DENUNCIA SI SE ADAPTA O PLAGIA. Camila es el refugio d... More

→ 1
→ 2
→ 3
→ 4
→ 5
→ 6
→ 8
→ 9
→ 10
→ 11
→ 12
» 13
» 14
» 15
» 16
» 17
» 18
» 19
» 20
» 21
» 22
» 23
» 24
» 25
» 26
» 27
» 28
» 29
» 30
» 31
» 32
» 33
» 34
» 35
» 36
» 37
» 38
» 39
» 40
» 41
» 42
» 43
» 44
» 45
» 46
» 47
» 48
» 49
Último Capítulo
Epílogo
'love is blind, and i am cold'
cold en físico
Gracias.

→ 7

152K 8K 5.6K
By milanolivar


Puedes seguirme en twitter: @milanolivar 😁🤍


Lauren's POV

Pero por mucho que quería, mi gripe no remitía y los pocos días que restaban de Navidad me los pasé en cama, casi sin poder moverme. Menos mal que por las fiestas mis tíos me regalaron un par de pijamas más, y mis padres... Una colonia, un libro, cincuenta dólares y una bufanda, mientras yo veía el móvil nuevo que le regalaban a mi hermano, junto con unos zapatos que costaban más de cien dólares, y un montón de ropa. También a mi hermana, que había llenado su armario de ropa nueva, otro móvil y dinero suficiente para comprarse dos más de los más caros.

Pero, a pesar de que esas cosas me hacían sentirme como una mierda, decidí que ya estaba bien. Así que aún con fiebre y frío, me decidí a salir a la calle cubierta por un chaquetón, gorro y guantes, sólo se me veían los ojos.

Caminé calle abajo, fría y desierta, nevada y blanca, que se hacía larga al caminar. Diez minutos de caminata y paré, viendo la puerta de la cafetería. Allí estaba Dinah, y me acerqué, ella sonrió de lejos al verme, levantándose del suelo congelado por la nieve.

-Feliz Navidad, Lauren. -A pesar de su situación, mantenía aquella sonrisa. Saqué de la maleta una bolsa con los regalos, dándoselos.

-Feliz Navidad, Dinah. -Sorbí un poco por la nariz al decirlo, y ella se quedó completamente petrificada. -Vamos, cógelos, nadie se debe quedar sin regalos de Navidad.

Y ella me abrazó, y aunque yo estaba mareada por tanto movimiento brusco, también lo hice.

Aunque por mi bien, decidí entrar en la cafetería con ella, y Dinah abrió la bolsa. Pedí dos cafés, me vendrían bien para aquél dolor terrible de garganta que me dejaba sin poder hablar casi.

-¿En serio? ¿Esto es para mí? -Dinah sacó la bufanda de color verde y se la puso alrededor del cuello, y asentí cogiendo la colonia, sorbiendo por la nariz.

-Claro, échatela, huele bien. -La rubia cogió el frasco mientras yo me sonaba la nariz con un pañuelo y me recosté en el asiento mirándola.

-Son tus regalos, ¿verdad? -Asentí frotándome la sien con los dedos, y ella se quedó mirándolos. -No puedo aceptarlos, son tus regalos de navidad.

-Llevo una bufanda puesta, tengo colonias de sobra en casa y ese libro ya me lo leí en la biblioteca del instituto. Me encantaría poder regalarte, no sé, algo que de verdad te ayudase. Me gustaría poder ayudarte. -La chica enredaba su dedo en la bufanda que no paraba de mirar, y apretaba un poco la tela sobre su nariz para olerla.

-No tienes por qué, esto es mucho más de lo que esperaba este año, ¿de qué trata el libro? -La camarera puso dos pasteles de calabaza junto con un café que había pedido, y puse las manos alrededor de la taza.

-Está ambientada en 1850, asesinan a una enfermera en un hospital. Está genial, me lo leí en un día. -Sorbí por la nariz con una sonrisa, y ella pasó la mano por la portada.

-Es raro. -Dijo Dinah cogiendo una cuchara para partir un poco de pastel, llevándoselo a la boca.

-¿Qué es raro? -Pasé el pañuelo por mi nariz con los labios entreabiertos para poder respirar.

-Siempre creí que en las familias normales se regalaban cosas mejores, no sé. Esto es lo que espero siempre para Navidad, pero nunca me regalan. -Simplemente me dediqué a sonreír un poco, comiendo un pedazo de pastel.

-Si te consuela, a mis hermanos sí que les han regalado esas cosas que piensas. -Removí el café con la cucharilla, encogiéndome de hombros. -Soy como Harry Potter en casa de los Durlsey. Soy como un cero a la izquierda, así que da igual.

-Lo siento mucho. Eso debe de ser horrible. -Hice una mueca negando, humedeciendo mis labios para quitar el azúcar glass que tenía el pastel.

-Todo el mundo tiene algo horrible en su vida, cada uno de una forma distinta.

* * *

-¡¡Qué haces aún dormida!! -La cabeza me estalló en mil al escuchar la voz de mi madre, y con el cuerpo bañado en sudor por la fiebre, y mi corazón golpeaba fuerte contra mi pecho. -¡¡Son las diez de la mañana y tienes clase!! ¡¡Levántate!!

-Mamá... -Me aparté el sudor de la frente, y no me podía siquiera mover.

-Ni mamá ni nada. Llevas todas las vacaciones en la cama, levántate, dúchate y vas a las tres últimas clases.

No podía replicar, no podía llevarle la contraria, y mis cabeza dio vueltas al levantarme, y aunque la ducha me tranquilizó un poco, el frío que hacía en la calle no debía ser bueno para mí. Tenía calor y a la vez frío, y yo sólo quería tomar mi desayuno con Camila en la cafetería, pero cuando entré el cuerpo se me puso incluso peor.

Había un chico a su lado, y ella hablaba con él, se reía, y ella sonreía mientras se comía su sándwich en la cafetería. ¿Qué había pasado? No sabía nada, y prefería que en aquellos momentos Camila no me viese.

Camila's POV

Habían pasado tres días desde que empezó el instituto, cinco desde que vi a Lauren, la echaba de menos. Ni siquiera olía su perfume por los pasillos, así que pensé que ella no estaba. Quizás seguía enferma, o quizás no quería verme. ¿Qué había hecho? No lo sabía, sólo sabía que desde que empezó el instituto de nuevo no había vuelto a saber de ella, ni siquiera cogía mis llamadas.

-Entonces, ¿quieres venir esta tarde conmigo? -Shawn era un chico tranquilo, no como los demás, le gustaban los cómics y los videojuegos. Se acercó a mí por si tenía un lápiz para copiar los deberes de sus compañeros, y se lo presté.

-Mmh... -Apreté los labios porque no, no quería ir, no tenía ganas de salir con alguien que no fuese Lauren. -Tengo que estudiar. -Respondí simplemente, dándole un mordisco al sándwich de mantequilla, dejándolo de nuevo sobre el papel.

-Oye, si no quieres dímelo, no me pongas esa excusa. Eres una chica muy guapa, y me gustas mucho. -No se me daba bien decirle que no a la gente, no se me daba nada bien eso de dejar a las personas.

Me rasqué el cuello un poco frunciendo el ceño.

-Verás... Me gusta otra persona, pero no sé si yo le gusto. No sé por qué se alejó, quizás porque soy ciega. Eso siempre aleja a las personas... -Murmuré en voz más baja, jugando con mis dedos en el regazo. Escuché el sonido de las voces hablando en la cafetería, sordas, los tenedores cayendo en las bandejas de forma desigual y apreté los ojos. -¿Ves a Lauren?

-¿Jauregui? -Asentí, esperando su respuesta. -Sí, está sentada en la última mesa de la esquina. -Estaba allí, pero no quería hablar conmigo.

-Tengo que irme, lo siento. -Dije cogiendo mi mochila, poniéndomela sobre los hombros, apoyando la mano en la pared.

Comencé a caminar despacio, pegada al muro, contando los pasos mentalmente que había hasta el final de la cafetería, hasta la otra esquina. Justo al final, no caí en la cuenta del pilar que sobresalía de la pared y me doblé los dedos de golpe sin esperarlo. Ya había cogido velocidad, confianza para andar algo más tranquila.

El dolor se extendió como una pequeña punzada y me sujeté la mano, pero las manos de Lauren, rodearon la mía, pero yo me quedé en silencio, a pesar de que me tentaba abrazarla de nuevo.

-¿Te duele? -Escuché su voz, y negué aunque sí que mi dedo palpitaba.

-¿He hecho algo mal? Te has alejado de mí estos días, y no sé por qué... -Lauren se quedó en silencio mientras sus manos acariciaban las mías suavemente. -Si es porque soy ciega, dímelo, estoy acostumbrada a eso... -Escuché a Lauren sorber por la nariz, sus manos estaban congeladas y apostaba lo que fuese porque tenía fiebre.

-Estabas con ese chico, y yo... No quería molestarte. Es mucho mejor estar con un chico, es más normal. -Suspiré negando, apoyando una mano en la pared.

-Le dije que me gustaba otra persona. -Me encogí de hombros, sintiendo sus brazos rodearme, y sus labios besar mi mejilla con suavidad.

-Lo siento. Soy estúpida...

-No, eres muy insegura. -Dije subiendo las manos a sus mejillas. Estaba ardiendo, y rápidamente me alarmé. -¿Todavía sigues con fiebre?

-Ajá. -Comenzó a toser y aparté las manos de su cara.

-¿No has ido al médico? -Su mano se puso en mi cintura, y me condujo hasta la silla, sentándome con cuidado.

-No me importa eso ahora mismo. -Su voz estaba tomada, y parecía necesitar respirar profundamente antes de soltar una frase completa. -¿Recuerdas la chica por la que me detuvieron? -Su mano se puso sobre la mía y me guio hasta tocar algo, creo que eran patatas fritas, y me soltó. Palpé un poco y me acerqué una a la nariz, sí que lo eran, así que mordí un poco escuchándola.

-Ajá. -Asentí, escuchando el sonido de su nariz sonándose.

-Vive con un montón de gente en su casa, y estaba allí para darle algo mejor a sus hermanos, ¿sabes? -Di otro pequeño mordisco a la patata pero la solté en cuanto escuché aquello. -Le di mis regalos de Navidad, tampoco era mucho, pero... No sé cómo ayudarla, quizás tú -comenzó a toser de esa forma ronca, seca, de la que dolía cuando tosía. Lauren se aclaró la voz un momento, y supuse que estaba bebiendo agua. -Mmh... Quizás tú podrías ayudarme.

-Yo tengo ahorros, y tengo el dinero que me dio mi abuela por Navidad. No lo necesito, se lo daré. -Dije decidida, toqueteando una servilleta entre mis dedos de forma nerviosa.

-No creo que eso sea mucho. -Lauren rio un poco, tampoco mucho, porque volvió a sonarse la nariz.

-No te voy a decir el dinero que tengo en mitad de la cafetería... -Ella se quedó en silencio, y escuché algunos suspiros. Lo que tenía claro, es que Lauren no podía seguir allí.

Mi madre nos recogió una hora antes de salir, y Lauren era demasiado tozuda, así que dijo que quería ir a casa de su abuela. Esta vivía en Minnesota, pero tenía una pequeña casa en Vancouver no muy lejos de donde nosotros vivíamos y Lauren tenía la llave. Decía que iba allí a pintar, a escribir, a pasar el rato, y relajarse.

Según Lauren, podían verse las montañas nevadas, me gustaría poder verificarlo. Escuché la chimenea crepitar, y sus manos me guiaron hasta el salón.

-¿Qué te trajeron por Navidad? -Pregunté intentando buscar a Lauren, que merodeaba delante de mí, pero acabó por sentarse a mi lado.

-Una bufanda, un libro y colonia. -En comparación conmigo, que me habían regalado un montón de ropa, discos de música, entradas para Ed Sheeran y un ordenador especial. -¿Y a ti?

-No importa. -Respondí, rozando su pierna con la mano. -Traje el dinero. -Toqué el sofá hasta llegar a mi mochila, deslizando mis dedos para atrapar la cremallera y abrí la maleta, cogiendo del fondo mi cartera. -Son trescientos dólares.

-¿¡Trescientos dólares!? -Solté una risa tímida, asintiendo. -Wow, eso podría ayudarles mucho, yo sólo tenía cincuenta dólares, me siento mal.

-¿Por qué? Yo me siento mal por tener todo ese dinero y que ella no tenga nada.

Lauren's POV

Me encantaba estar con Camila, me encantaba verla sonreír aunque ni siquiera podía verme. Me encantaba quedarme mirándola hasta que ella me decía "¿Qué haces?" y yo le respondía "sólo te miraba".

Pero quería que Camila siguiese sintiendo, así que, le dejé una camiseta blanca, gastada, que le quedaba bastante grande, otra me puse yo, el lienzo, un par de pinceles y pintura.

-Me gusta el olor de la pintura. -Ella se frotaba las manos, y le recogí el pelo en una coleta, dejando su cuello al descubierto. Algún que otro mechón de pelo se soltó, y cayó en su nuca, por al que pasé los dedos suavemente. -Y me gusta eso...

-A mí también. -Cogí un pincel y lo mojé un poco en agua, no demasiado.

-Deberías dormir, descansar, está mal. -Me dijo ella en cuanto sintió mi cuerpo pegarse al suyo para colocarle el pincel entre las manos.

-Estoy bien así. -Respondí yo, poniendo mi mano sobre la de ella.

Comencé a dirigir los trazos, líneas curvas, tonos marrones y negros, aunque Camila rápidamente apartó su mano.

-¿Es bonito? -Preguntó, porque ella no sabía qué estaba haciendo. -¿Qué es? -Aquello me partió el corazón, y bajé el pincel, dejándolo sobre la mesa.

-Son tus ojos. -Dije, pero no pude descifrar la expresión de Camila. -Si no te gusta que pinte eso podemos...

-Quiero pintar con mis manos. -Dijo apretando las yemas de los dedos entre ellas. -¿Puedo hacer eso? -Cogí el lienzo y lo aparté, dejándolo a un lado y puse otro nuevo.

-Puedes hacer lo que quieras. -Cogí sus manos, quedando con mi pecho pegado a su espalda. -¿Qué color quieres?

-Azul. -Sumergí sus dedos en la pintura, viendo su sonrisa aparecer al sentir el frío. Conduje sus dedos hasta el lienzo, y ella los deslizó, sin ninguna dirección concreta, sólo pintaba. Yo estaba en su espalda, y también comencé a pintar con las manos, trazaba líneas verdes, contiguas a las azules.

Camila paró, y giró la cabeza hacia mí. Estiró un poco el cuello y entendí que quería besarme, así que abrí los labios para atrapar los suyos y tocar su lengua con la mía, lentamente, y aunque la fiebre me mantenía con mal cuerpo, con dolor de cabeza, sólo me apetecía besarla, abrazarla, y hacer que se sintiese bien en ese momento. Abrí la boca algo más para atrapar la suya, poniendo mi mano en su cintura, sintiendo su lengua contra la mía, el dorso de su mano se posó en mi mejilla, y yo sólo quería ir un poco más profundo.

Camila se apartó para buscar un poco de aire, sonriendo un poco tímida, agachando la cabeza.

-Me gusta. Me gustas. -Susurré en voz baja, dándole un beso en la frente. -Mucho.

-¿Sólo te gusto? -Aquella pregunta me dio qué pensar en aquellos segundos en los que medité la respuesta aunque era bastante clara.

-No. -Respondí, y ella se mordió un poco el labio. -Eres especial, pero no porque seas... -Suspiré un poco, aún me costaba decir aquella palabra.

-Ciega. -Terminó de decir Camila.

-Sino porque puedes ver lo que las demás personas no ven. No necesitas ver el mundo porque el mundo está en tu mente. Podrías ver algo bueno en lo más terrible del mundo, eres el lado positivo de las personas que te rodean, pero lo mejor de todo no es eso. Lo mejor es que ni siquiera tienes que hacer nada, sólo sonreír.

Era de noche, y el temporal golpeaba Vancouver, así que tras una charla con la madre de Camila, decidió quedarse a dormir, y mientras ella dormía, yo la miraba. Era perfecta, su mentón, su nariz, sus labios, su pelo esparcido sobre la almohada, era simplemente preciosa.

-Te quiero. -Susurré en voz muy baja, sentada en la silla de la habitación porque aquél dolor de cabeza, aquellas ganas de vomitar y ese malestar, no me dejaban dormir. No tenía muy claro lo que sentía, porque nunca me había enamorado de nadie, pero a Camila sólo me salía decirle que la quería.

Otra cosa que me traía de cabeza era Dinah, era cómo podía ayudarla. Pero entonces, con todo lo que estaba viendo, se encendió la chispa en mi mente.

Rápido abrí mi mochila y saqué la cámara, acercándome de nuevo a Camila.

Empecé a sacarle fotos, pero no podía parar, de cualquier perspectiva era perfecta. Su perfil, apoyado contra la almohada, dejaba una imagen perfecta de su rostro, casi hecho a cincel. Camila se movió para cambiar de posición, quedando de frente hacia la cámara, con una mano al lado de su cabeza y el pelo rodeando esta.

Y le hice un par más, unas treinta como aquél que dice, pero no me arrepentía, porque cada una era diferente, cada una era perfecta. En blanco y negro, a color, con filtros, diferentes tonalidades, haciendo de Camila una auténtica obra de arte.


Continue Reading

You'll Also Like

157K 24.3K 47
El amor puede llegar de manera impredecible... Para aquel Omega que por mucho tiempo creyó que lo había encontrado, vendrá en su demandante e impone...
292K 13.7K 101
Camila y Lauren se conocieron en la carretera, después de ese momento se hicieron inseparables.
703K 85.3K 116
Después de que esa persona se fuera de su vida estaba sola. Pasó toda su adolescencia con ese hecho, y es que su condición la obligaba a no entablar...
257K 30.8K 80
✮ « 🏁✺ °🏆 « . *🏎 ⊹ ⋆🚥 * ⭑ ° 🏎 𝙛1 𝙭 𝙘𝙖𝙥𝙧𝙞𝙥𝙚𝙧𝙨𝙨𝙤𝙣 ✨ 𝙚𝙣𝙚𝙢𝙞𝙚𝙨 𝙩𝙤 𝙡𝙤𝙫𝙚𝙧𝙨 ¿Y si el mejor piloto de l...