Mi historia comienza en el fin de mi vida como la conocí...
Toda familia tiene altos y bajos, es normal, entre muchas familias creo que una sin una mujer es más difícil tratar problemas emocionales. Somos mi padre, mis dos hermanos y yo, Iván, soy el menor. Ha sido complicado vivir con mi padre, un hombre rudo del bosque y su manera de criarnos sin necesidad de asistir a una escuela tanto por falta de dinero como de llegar hasta el pueblo más cercano.
Siempre he pensado que ha sido rudo con todos a distintas maneras, pero... creo que hoy, contando a mis hermanos lo que sucedió desde mis 7 años, he tenido la peor suerte de los tres.
Sus caras de asco y terror me dijeron que hubo algo mal, horriblemente mal... creía que hacer feliz a papá era lo correcto, solo quería contarles que papá no es cruel siempre.
-Iván- me nombró mi hermano Benjamín- ¿qué mierda te hizo? ¿Por qué lo permitiste? -
-papá dijo que quería jugar... yo solo quería jugar con él - respondí, ¿hice algo malo? ¿no debía hacerlo?
Ese duro silencio que hicimos logró hacer destacar la tormenta que empeoraba cada vez más, tendremos que revisar si las goteras empeoran otra vez y poner tarros para evitar dañar el suelo de madera.
- ¡mierda! ¡Ese maldito está enfermo! - gritó José, mi hermano mayor, despertándome a la conversación otra vez.
- controla tu lenguaje - pidió Benjamín tapando mis oídos reteniendo el temor entre lagrimas que amenazaban con salir.
- ¡¿no lo oíste?! ¡Lo violó! ¡Nuestro padre está abusando de nuestro hermano! ¡Su propio hijo! -
- ¡CALLATE! -
- ¿Qué es violó? - pregunté.
- es lo que él te hizo, es algo muy malo que solo gente enferma lo hace - dijo Benjamín abrazándome.
- no voy a permitir más... pensaba que era mi imaginación, no nos vamos a quedar aquí - José se movía de un lado a otro, buscando nuestra ropa para la lluvia.
- papá no tardará en llegar... ¿estás seguro de que quieres salir ahora? - preguntó seriamente Benjamín.
- ¿disculpa? ¿quieres que vuelva a hacerle eso a Iván? -
-no seas imbécil, no quiero que le suceda nada, es un niño, no sabe lo que pasó - me miró con pena - pero se consciente de que es peor salir ahora, es noche de tormenta, padre regresará dentro de nada y... ya sabes como se pone luego de beber -
El silencio frustrado de mi hermano mayor hizo clara su respuesta "tienes razón", me miraron nuevamente, con tanta nostalgia como dolor...
Debe ser también porque entre los tres soy el que más se parece a mamá, sé que me quieren mucho más por ello, quizás no haya vivido tanto como ellos, pero tengo vagos recuerdos de como era ella... recuerdos que sé que no fueron sus mejores momentos como los que ellos me cuentan.
Se siente como si fuese el causante del final de la dicha entre estas paredes, no quiero tener la culpa de esto, pero no puedo hacer nada por reparar lo que sucedió más que intentar no ser una carga y hacerlos felices... por eso hice lo que hice...
Mamá hubiera hecho lo mismo, deseo pensar, pero ¿por qué me dejaste aquí en tu lugar? Yo no puedo con todo, tengo miedo, no quería hacer nada malo para enojarlos así.
- ¡ABBI! - esa voz... papá regresó de malas... hoy será difícil...
José nos agarró y nos llevó a los dormitorios, cerrando con seguro y quedándose apoyado en la puerta, lleno de temor.
Los pisotones hacían crujir toda la casa, como si nadie estuviera ahí para recibirlo como tanto odia - ¡Abbi! - volvió a gritar tras atragantarse con la botella de vino que posiblemente trae a la mano - ¡ven aquí! - sé que me confunde con mi madre... pero ¿realmente qué más puedo hacer que responder?
Me levanté del piso e intenté ir a la puerta, mas Benjamín me lanzó a sus brazos.
-no - susurro temblando, dejándome descansar en su pecho, mientras se oía el ruido de la respiración de papá acompañada de las gotas pesadas.
- ¡Abbi! ¡no me hagas perder la puta paciencia! - gritó tirando la botella de vidrio rompiéndola en muchos pedazos, nos asustamos más que nunca, es la primera vez que se altera así...
Vi a José con sus manos en los costados de su cabeza pensando en algo, se ve desesperado después de ver hacia Benjamín, quien seguía paralizado del temor.
José debido a que es el mayor no suele meterse en tantos líos y es el que sale menos golpeado de los tres, pues es el único que puede hablar con papá, aunque creo que eso no servirá de mucho con papá en ese estado, él no es tan cercano a mí, siempre que me habla se ve triste, él suele hablar muy pocas veces con Benjamín, quien es más débil y suele ser más sumiso ante papá, se encarga de los quehaceres cocina, lava y nos cuida debido a que nadie más lo haría.
Pero salí de mis pensamientos al momento que oí nuevamente a mi padre, escuche esa risa tétrica, alguien saldría herido, quiero llorar, pero temo que nos escuche.
- ¡sal maldita zorra! -grito caminando hacia los cuartos, hacia nosotros
Sentí mi corazón paralizarse, nos va a encontrar, estamos muertos...
Narrador Omnisciente
Camilo, aquel padre demente por efecto del alcohol en su sangre, caminó y entró puerta tras puerta, tirando las cosas que estuvieran cerca de él desesperado por el silencio de un hogar abandonado del amor, gritando el nombre de su difunta esposa, asustando a los tres hermanos que no pronunciaban palabra y no hacían más que mirarse, esperando que uno de ellos tomara la iniciativa a qué hacer cuando el pasillo se terminara y llegara a esa puerta donde solo el pequeño cuerpo de José se interponía a la apertura de la puerta.
Siempre que su padre gritaba era serio, pero dañar las cosas de todos los cuartos buscando a Iván era algo nuevo, completamente nuevo para Benjamín y José que confirmaba la veracidad de las palabras de su hermano menor.
La última vez que José intentó confrontarlo quedó inconsciente, Benjamín intentaba pensar, ¿Qué podían hacer? Su padre los encontraría y se enojaría más aun cuando intentara abrir la puerta y notar que está cerrada, temía por los tres y más al saber que si buscaba a su esposa, se refería a Iván, su hermanito menor, quien la sacaría peor de los tres, lo mataría si o si y con sus propios puños, tal como intentó hacerlo con su querida madre.
- ¡Abbi! -grito nuevamente, esta vez José miro por la cerradura a pesar del temor, su padre tenía un cuchillo en la mano, solo faltaban dos habitaciones para que llegara a ellos.
Todo el estrés que sentía no le permitía pensar, debía calmarse, vio a sus hermanos, llorando más que él, debía protegerlos, aunque solo tuviera 16 años contra un adulto de 34 años y sabía que no podría ganarle, sería su muerte inminente.
La tormenta parecía empeorar con todo lo que estaba sucediendo, la presión que lo mantenía estático aumentó al escuchar la penúltima puerta abrirse, no tenía de otra, no deseaba caer en la desesperación, pero debía hacer algo, una pizca de sentido llegó a su mente al ver a sus hermanos controlando su llanto, mirando a Benjamín sabía sería su fin.
Ambos han sido sometidos a tantas cosas por su padre, el dolor del invierno en las mañanas talando árboles, matando animales a sangre fría, arreglando el hogar sin importar el horario, encargándose de él cuando llegaba ebrio, atesorando el recuerdo de su madre a pesar de las crueles palabras de su padre, que a veces los hicieron dudar de la realidad.
¿realmente soportarían tanto? ¿qué podrían hacer ahora? La familia es primero y no iban a entregar a su hermano, por más que eso los salvara de la golpiza, José no iba a entregarlos a la rabia de rencor que traía a la vida el alcohol, por más ansias de vivir tuviera, era ahora o nunca.
Se acercó a ellos y susurró - ustedes huirán, yo lo distraeré - dispuesto a actuar sin pensar más fue a la puerta, pero Benjamín soltó a Iván y detuvo a José.
- ¡¿estás loco?! - preguntó gritando entre susurros Benjamín, estaba enfadado - te va a matar -
-así se salvarán ustedes, será como la otra vez - lo animó con una débil sonrisa.
-no quiero quedarme solo... ¿sabes lo asustado que quedé esa vez? Estuviste inconsciente por dos días - se detuvo por el dolor en su garganta - no me hagas esto otra vez... no quiero vivir sin ti - suplicó.
José deseaba no estar sorprendido, sonrió cálidamente, acariciando su tierno rostro, tal como otras ocasiones - no me hagas esto, Benja, sabes que es lo mejor - debía mantenerse firme - quiero salvarlos, los quiero y deseo que sobrevivan, aunque sea sin mi -
Benjamín lo abrazo con fuerza, pensando en otras posibilidades, no podía permitir que él muriera, no quería pasar por el mismo vacío que experimentó.
- por favor, hay otras maneras, sé que la hay - suplicaba impotente a la situación, escuchando a su padre gritar el nombre de su madre, tirando la mesa del otro cuarto.
-Iván estará bien contigo, sé que eres fuerte Benjamín, no hagas que esto sea en vano - deshizo suavemente el abrazo de su hermano y limpió sus lágrimas.
-y-yo - lo miró a los ojos - antes de todo, yo... siempre - José le dirigió la mirada, esos ojos tan cálidos y llenos de amor opacados por el miedo y el dolor, aquellos que un día lo conquistaron y que conocía su alma a la perfección para saber lo que no lograba decir, pero deseaba hacerlo.
Se besaron con fuerza, no podían más del dolor que significaba ese beso, era mutuo, algo que jamás desearon volver a hablar luego de aquella ocasión, desearan que fuera eterno ese instante, pero la falta de aire los separó.
- debimos decirlo antes... me gustas - sonrió de lo absurdo que fue decirlo cuando muchas veces se lo demostró, Benjamín quedó en el piso anonadado, no deseaba separarse de él, no ahora, él siempre lo había amado en secreto y que en ese instante le dijera eso y le diera su primer beso lo hacía querer morir con él.
José abrió temblorosamente la puerta navaja en mano, pero feliz de haberlo dicho y besado, era lo último que deseaba tener antes de morir.
Una última rogativa se escapó de sus labios al momento de verlo salir corriendo a noquear a su padre, pero no debía detenerse ahora, las palabras de José retumbaban en su mente y agarró del brazo a Iván y se fueron corriendo por el pasillo cuando la pelea se fue a uno de los dormitorios.
Pero al momento de salir de su hogar a la tormenta miró hacia atrás, por una pizca de esperanza de salir juntos, destrozada al instante de verlo ahí rindiéndose y en un movimiento desesperado le atacó con la navaja, yendo directamente tras el torso de su padre que respondió antes de que llegara más profundo dentro de su carne con un fuerte golpe que lo noqueó al instante.
Benjamín no podía, lo amaba, miró a Iván por un instante y solo pudo decir - huye - antes de correr hacia José, quien aun estando inconsciente seguía siendo golpeado una y otra vez, su hermano tomó el primer objeto que encontró en el piso y se lo lanzó en la cabeza a su padre.
Logró quitarlo de encima de su hermano, estaba inconsciente, sangrando más que la última vez...
-no, no, por favor -rogaba aferrado a su cuerpo - no hagas esto ahora - dijo entre sollozos - ¡¿por qué esperaste hasta el final?! - su desgarrada voz se hizo eco entre los quejidos del ebrio de su padre que comenzaba a reaccionar y levantarse tras él.
Iván miraba y esperaba que sus hermanos lo acabaran, eran inteligentes, debían tener un plan, pensaba infantilmente, pero Benjamín solo dijo una sola frase - si voy a morir quiero que sea a tu lado... te amo - lo besó y aceptó la muerte que le entregó aquella navaja en su pulmón derecho, pero no soltó el cuerpo de su amado por más que sentía la vida desvanecerse.
El cruel final de ambos no significó un final para su padre y sus ataques de esa noche, pero ahora solo quedaba el pequeño Iván, atónito y paralizado de ver a su familia destrozada frente a él.
Y a su padre patear sus cadáveres escupiendo la repulsión que sentía ante el único acto de amor de sus pequeños hijos que solo se detuvo al oír como las tablas revelaban que él, su hijo menor, seguía ahí.
[Mensaje de la escritora:
¡Hola! Vaya manera de comenzar nuevamente, como esta es una nueva "edición" necesito que me den opiniones, espero les interese como la primera vez y deseen continuar leyendo.
Nos leemos pronto.]