Narra Rubén:
Estaba abrazado al Adam de 5 años. Era tan bonito, esos ojos brillantes y esa sonrisa.
Mis labios encajaban a la perfección con los suyos. Me mordía el labio de una forma tierna y dulce.
-Adam. -dijo una voz grave mientras abría la puerta de la habitación.
No habíamos escuchado al padre de Adam, seguíamos besándonos.
-¿Qué narices? -dijo impactado el padre de Adam.
Nos separamos sobresaltados, me levanté de la cama y el padre de Adam fue corriendo a por su hijo, le pegó un puñetazo haciendo que cayera a la cama.
-¡Ah! -gritó.
Abrí los ojos rápidamente, y me incorporé de la cama. Unos pinchazos invadieron mi cuerpo. Me levanté de la cama dolorido y fui a ver a Adam.
Cuando llegué Adam estaba gritando y moviéndose demasiado.
-¡Papá para! -gritaba más de una vez.
Me acerqué corriendo a la cama, cogí a Adam de los hombros y lo incorporé. Sus ojos estaban completamente cerrados, pero su respiración se notaba acelerada.
-¡Papá no! -gritó de nuevo.
Lo zarandeé para que me hiciera caso y despertara de esa mala pesadilla. La cabeza de Adam cayó mirando a la cama.
-¿Adam? -dije asustado.
Levantó la cabeza, me miró y se tiró a abrazarme. Abrazó mi torso desnudo, mi respiración se aceleró.
-¿Estás bien? -dije mientras acariciaba su pelo.
-Mi padre me pegaba. -dijo entre sollozos.
Me quedé en shock. Adam estaba empezando a recordar, ¿cómo es posible?
-Tranquilo. -dije mientras me sentaba en la cama.
Adam se separó de mi, me miró con esos ojos lagrimosos, levantó su mano y pasó suavemente un dedo por mis heridas. Un gemido salió de mi boca.
-¿Te duele? -dijo serio.
-Un poco. -le dije mirando para otro lado.
No se como, pero siempre acabábamos a escasos centímetros de nuestros labios. Eramos como dos imanes que necesitan estar unidos.
Observé como Adam se puso nervioso y tragó saliva.
-¿Me vas a besar? -preguntó sarcástico.
Ganas no me faltaban para besarle, pero no podía hacerlo, tenía novio.
-Podría hacerlo, pero a Don celoso no le gustaría. -le dije sonriendo.
Adam se hecho a reír y se tiró a la cama, yo en cambio me levanté y me fui a mi habitación.
Me tiré a la cama y apoyé mi cara suavemente sobre la almohada, pude notar como mis mejillas estaban que ardían. No pude evitar sonreír y ponerme a patalear como un niño.
-¡Rubén! -gritó. -Vamos a desayunar, tengo hambre.
Me estaba gustando este cambio en él, ya no mostraba ese miedo hacia mi.
Fui hacia el armario donde cogí una camiseta blanca más o menos transparente. Baje hacia la cocina, donde ya estaba Adam comiendo como un animal.
-¿Y esto? -dije mirando la mesa completamente llena de comida.
Empezó a hablar con la boca llena, solo le entendí la palabra mamá. Le mire confundido.
-Toma. -me dio un post-it.
En el post-it ponía: Chicos he salido a comprar algunas cosas, a la hora de la comida vuelvo. Os he dejado un montón de comida para desayunar.
Pd: Adam comparte con Rubén.
Os quiere mamá.
Deje el post-it sobre la mesa y justo cuando me iba a sentar llamaron a la puerta.
Fui a abrir yo porque Adam no movería un pie de la cocina, ama la comida.
Abrí la puerta y para mi sorpresa era Martha, la cual me miró asombrada.
-Lo mato. -fue lo primero que dijo.
Reí por su comentario. La abracé y le di dos besos.
-Deja las agresiones para otra ocasión. -le dije mientras le dejaba paso.
Cerré la puerta y fui de nuevo hacia la cocina. Martha estaba quieta enfrente de la mesa. La miré y observé como sus ojos estaban brillantes.
-Comida. -dijo babeando.
Se sentó rápidamente en la mesa y en menos que canta un gallo ya estaba comiendo. Me senté de nuevo en la mesa y pude observar la escena más asquerosa que podría haber visto en mi vida, dos personas comiendo como completos cerdos. Martha y Adam se parecían mucho en ese aspecto, amaban la comida.
-Podríais comer más tranquilamente por favor. -supliqué.
Martha y Adam me miraron y se rieron, estaba bastante feliz porque está escena ya la he vivido hace 11 años y es bonito volverla a vivir.
Terminamos de desayunar y nos fuimos al salón, Martha se puso en un sillón, Adam y yo nos sentamos en el sofá.
-¿Qué película vemos? -comentó Martha.
-Son las 10:30, no tengo ganas. -se quejó Adam.
Una carcajada salió de mi boca.
-Veamos Divergente. -comenté.
La idea parece que les había gustado, la puse en la televisión y después me tumbé en el sofá, Adam se tumbó también, pero su cabeza la dejó apoyada sobre mi pecho.
Una voz me estaba llamando, abro los ojos y puedo ver como Martha estaba dormida y Adam también sobre mi pecho.
-Rubén. -dijo en voz baja la madre de Adam.
Cogí la cabeza de Adam y la dejé apoyada sobre un cojín, me levante del sofá y fui haber que quería la madre de Adam.
-Mi vida ¿Estás bien? -fue lo primero que preguntó.
La madre de Adam siempre me llamo mi vida, soy como su segundo hijo.
-Si, solo fue una pequeña pelea. -dije esquivando la pregunta.
-Puedo saber ¿Por qué estás abrazado a mi hijo? -dijo un poco molesta.
-Verás...
-Tiene novio, te lo recuerdo. -me interrumpió.
-Lo se, pero tengo una buena noticia. -le dije sonriendo.
-¿Cuál es? -preguntó curiosa.
-Adam está comenzando a recordar.
La cara de Isabel, nombre de la madre de Adam, cambio completamente.
-No quiero que recuerde nada sobre lo que paso hace 11 años. -me dijo sería.
-Pero...
-No quiero excusas, no quiero que recuerde ¿Me oyes? -me dijo enfadada.
Bajé la cabeza y asentí sin opción ninguna, Isabel me dio la espalda y subió escaleras arriba.
¿Por qué no quiere que Adam no recuerde nada?
¿Por qué?
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¡Hola! ¿Que tal vuestros días de instituto? Para la gente que ya empezó.
#IsabelNoMeEsperabaEstoDeTi.
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Gif: Película A escondidas.
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