Narra Kate
Todo fue extraño desde que Harry salió del bar. No sé qué mierda sucedía, sólo sentía un vacío en mi pecho. Quizás el hecho de que él me haga caso por una vez, y no viniera a dormir conmigo, no era lo que tanto quería. No lo sé. La cuestión es que inclusive el mensaje que me envió esa noche también había sido extraño.
"Duerme bien, hermosa. Te quiero, lo sabes ¿Verdad?"
"También te quiero. Duerme bien" respondí con una pequeña presión en mi pecho.
Y las cosas seguían así, no había enviado ningún mensaje en todo el día y tampoco había intentado llamar. Me propuse no pensar que su hermana había hablado con él, que lo había convencido de que yo no era adecuada para él, y lo había logrado. Aquel pensamiento sólo duró unos segundos en mi mente.
Todo se volvió mucho más extraño cuando Gemma apareció en el bar minutos después de abrir las puertas, ella estaba sola y eso realmente no traía buenos pensamientos
-Hola- saludó una vez en la barra.
-¿Qué necesitas?- pregunté directamente.
-¿Podemos hablar?
-Lo siento... estoy trabajando, no creo que sea posible- ¿La verdad? no tenía ni pizca de ganas de escuchar sus insultos, o sus intento para que no me acercara a su hermano.
-Kate, realmente necesito que hablemos- dijo seria.
-Bueno hazlo- cedí cansada parándome frente a ella.
-¿Podemos... sólo... ir a un lugar más...?- parecía nerviosa, realmente lo parecía.
-Okey, okey- respondí- Ven- nos dirigimos al callejón y allí la miré- Bien ¿Qué sucede?
-Sólo quería... yo... yo quería disculparme- sé que mis ojos se abrieron como platos, podía sentirlo.
-¿Qu...qué?
-Eso... lo siento... te juzgué, te maltraté sin sentido- bajó su mirada unos segundos, yo sólo intentaba procesar sus palabras.
-¿Harry te...?
-No- me interrumpió- Él no sabe que estoy aquí... Escucha- asentí sin comprenderla- Sé que lo que hice no estuvo bien... yo sólo estoy acostumbrada a que las mujeres se acerquen a él con otras intenciones, él es mi hermano menor ¿Lo entiendes?- asentí- Sólo quiero cuidarlo.
-Pe... pero- Okey, no podía formular palabras.
-Tú eras mayor, parecías comprender todo tanto que saqué idiotas conclusiones- agité mi cabeza y por fin pude pronunciar una frase completa.
-Yo ni siquiera sabía quién mierda era cuando lo conocí- reí recordando aquello- Ni siquiera lo supe durante el primer tiempo- confesé.
-¿De verdad?
-No miro televisión- respondí- No uso internet, quizás ahora un poco pero antes no, escucho música antigua ¿Por qué lo conocería?
-Es extraño hablar con personas que no lo hacen- sonrió.
-No tienes idea la cantidad de veces que lo rechacé- confesé- Sabía que yo no era para él, sé que no ayudo a su imagen, que soy mayor y tengo tantos problemas, sé que no le convengo...
-No- intentó interrumpirme, pero no la dejé.
-Pero él insistió tanto... él hizo tanto por mí que apenas puedo comprender lo que siento por él- bajé mi mirada avergonzada, no entendía por qué mierda esas palabras salían de mi boca, pero lo estaban haciendo y no iba a detenerlas- Y aunque no me aceptes realmente no voy a dejarlo... aunque no tenga idea qué somos, no pienso arruinar lo que tenemos... sólo sería lindo que me aceptaras, eres una persona demasiado importante para él y no podría soportar...
-Detente- pidió- No tienes que pedirme que te acepte... -susurró- Si vengo a disculparme contigo es porque lo comprendí, pude entender que no eres como las demás- sonrió- Vi el rostro de Harry cuando te mira, la sonrisa que generas con sólo estar cerca... ya eres parte de él- siguió- Y me hace feliz que así sea.
-Gra... gracias.
-¿Empezamos de nuevo?- preguntó sonriente, asentí todavía un poco sorprendida por toda la situación- Soy Gemma, hermana de Harry.
-Kate- sonreí tomando su mano.
Ella se fue luego de unos minutos, había dicho que tenía cosas que hablar con Harry y prometió invitarme algunos tragos, según ella teníamos mucho de qué hablar.
...
Cuando llegué a mi departamento no esperé que Harry se encontrara en mi cama. Lo miré por unos segundos antes de acercarme a él, cuando notó mi presencia estiró sus brazos en mi dirección.
-Linda- sonrió cuando tomé sus manos y dejé que me acercará a su cuerpo. Llevé mis manos a sus mejillas y las acaricié con ternura para luego capturar su labio inferior y acariciarlo con delicadeza, introduciendo mi lengua por unos segundos en su boca.
-Hola- sonreí.
-Hey- sonrió tomando mi cintura para sentarme en su regazo- ¿A qué se debe semejante sonrisa?
-Me alegra verte aquí- confesé.
Él no respondió, sólo unió nuestros labios y me besó profundamente, intentando con ello decirme todo lo que seguramente pasaba por su cabeza.
...
Increíblemente luego de ese día todo comenzó a ser más normal. Fueron alrededor de tres meses de suma e inquietante tranquilidad. Harry tuvo que irse sólo dos veces durante un fin de semana, luego de eso lo tenía absolutamente todas las noches en mi cama, abrazándome con ternura, teniendo charlas triviales, conociéndonos, aceptándonos, queriéndonos.
Conocí más a su hermana y podría decirse que se había transformado en algo así como una amiga, si... apenas podía creerlo. Si me preguntaban sobre ella el día que la conocí, seguramente les habría dicho que sería mi enemiga. Por suerte me equivoqué. Su estadía se había alargado casi un mes y pudimos compartir muchos momentos más. Así fue que la conocí con más profundidad y la verdad me había sorprendido de lo bien que habíamos comenzado a llevarnos, teníamos más cosas en común de lo que creíamos, ella también salía con un joven cantante que integraba una banda, no era tan famosa como la de Harry, pero sí tenía muchas fans, por lo que me dio algunos consejos, aunque yo traté de aclararle que lo nuestro era diferente, que no éramos una pareja normal, ni siquiera sabía si podíamos llamarnos pareja, no lo sé.
Así fue que el tiempo pasó...
...
Bajé del avión completamente agotada, odiaba los viajes así y aunque había tenido uno en primera clase, seguía teniendo unas inmensas ganas de tomar una ducha para relajar mis músculos.
Un auto me esperaba allí, él cual minutos más tarde me llevó al gran hotel donde se hospedaban Harry y sus amigos. Paul me esperó en la puerta con su mejor sonrisa, aunque a veces prefería su seriedad, no se le daba muy bien el tema de las sonrisas.
-Kate- saludó.
-¿Cómo estás, Paul?- pregunté- ¿Ya te volvieron loco?
-Todavía no lo logran- rió mientras caminábamos al ascensor- Bien- habló una vez que las puertas se cerraron- Esta -dijo dándome una tarjeta- es la habitación que realmente te asignaron- tomé aquel rectángulo de plástico pero para mi sorpresa él siguió hablando- Pero esta- dijo dándome otra, la cual miré confundida- es la que pidieron que realmente uses.
-¿Pidieron?- pregunté confundida mientras se abrían las puertas para dejarnos salir.
-Ya sabes... Harry- sonrió y ambos miramos el pasillo.
Allí se encontraba él, sentado en el piso con su espalda apoyada en una puerta, su cabeza giró hacia nosotros y una sonrisa se hizo presente en sus hermosos y carnosos labios. Oh dios, los extrañaba completamente, nueve días habían sido suficiente para volverme loca.
- Los dejo solos- susurró Paul empujándome fuera de aquel cuadrado de metal.
-Adiós, Harry- saludó dejando mi bolso a un lado de mi cuerpo.
-Adiós, Paul- respondió él levantándose- Gracias... te debo una.
Luego de escuchar la risa del grandulón, las puertas del ascensor se cerraron y yo guardé las tarjetas que antes me había dado en mi bolsillo. Me agaché para tomar mi bolso mientras sentía los pasos de Harry acercarse, su mano llegó antes a la manija de aquel pequeño bolso y me miró.
-Déjame- sonrió para luego colgarlo en su hombro. Segundos después sus manos rodearon mi cintura y sus labios capturaron los míos con dulzura.
Okey, aquel beso sabía a pura gloria. Sus labios acariciaron tiernamente los míos mientras sus brazos hacían presión elevándome algo del piso, mis brazos sin dudarlo se enroscaron en su cuello y nuestras lenguas se unieron en un hermoso baile, lento, con dulzura. Demostrando lo mucho que se habían extrañado en estos nueve días, haciendo aumentar la velocidad de los latidos de mi corazón. Cuando Harry me dijo que se iría a una pequeña gira no creí que sería tan insoportable, realmente creí que ni siquiera iba a necesitar tanto verlo, sentir sus brazos, sus labios, su estúpida respiración en mi piel.
-Hola, hermosa- susurró rozando mis labios mientras me depositaba en el suelo.
-Hola- sonreí, volvió a besarme como si no pudiese evitarlo, simplemente lo hacía y yo no me negaba.
-¿Cómo estuvo el viaje?- preguntó apenas separándose de mí.
-Bien... agotador- respondí.
-Te extrañé- soltó, para luego depositar un corto beso en mis labios y mirarme con una sonrisa mientras entrelazaba nuestros dedos y comenzaba a caminar por aquel pasillo.
-También yo- sonreí- Pero ahora necesito una ducha- reí.
-Está bien- respondió sin apartar su vista del camino- Como sabes... dormirás en mi habitación- siguió abriendo la puerta en la cual estaba apoyado anteriormente.
-Algo me dijo Paul- confesé entrando a la cálida habitación- ¿Por qué además tengo otra habitación?- él se acercó a la gran cama para dejar allí mi bolso y me miró.
-Sólo precaución... a veces los paparazzis averiguan más de lo esperado... Supuse que no te gustaría que descubran que no había habitación para ti- sonrió, me acerqué a él sin poder creerlo, cada segundo era más dulce... llevé mis manos a su cuello y besé sus labios nuevamente.
-Lo siento- me separé- Necesité hacerlo- él soltó una risita.
-¿Acaso me pides perdón por besarme?- preguntó para besar aún más mis labios, saciando toda su necesidad, mi interior se comprimía con aquel beso, algo en mí se incomodaba al notar lo mucho que lo había necesitado en estos días, lo mucho que lo había extrañado en sólo nueve días.
-No lo sé- reí- Estoy agotada por el viaje... mis neuronas no funcionan.
-Okey... Dúchate... haz todo lo que tengas que hacer y luego me envías un mensaje- sonrió, llevando su mano a mi mejilla para acariciarla tiernamente- Estaré abajo con los chicos.
-Está bien- sonreí sin dejar de mirar aquellos ojos verdes, luego de unos segundos de silencio besó nuevamente mis labios y se fue.
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