Holaa :)
Solo quería agradecer a toda la gente que lee y vota mi novela, se agradece, de verdad :D
¡Seguir votando si os gusta!
Aquí os dejo otro capítulo :)
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"No estás cansado, Hazza?"
Bostecé justo después de recibir su mensaje. Eché un vistazo al reloj de la mesita que tenía al lado de la cama, marcaba la 1:38 a.m.
"Si te digo la verdad, bastante. Pero no quiero ir a dormir, Lou. No quiero volver al colegio mañana."
Me encantaba la confianza que habíamos cogido en tan solo unas cuantas horas, resultaba casi increíble el echo de que ahora nos llamabamos con apodos cariñosos, como si nos conocieramos de siempre. Me había dado cuenta de que Louis y yo eramos practicamente polos opuestos, él era muy bueno en los deportes, a mi no me gustaban. Él era muy independiente, yo siempre necesitaba a alguien que estuviera ahí para cuidar de mí. Él sabía defenderse tan solo con palabras, yo salía corriendo. Él era el chico más popular de la universidad, yo, si podía, me escondía en un rincón para que no me vieran.
Louis y yo éramos el puro ejemplo del agua y el aceite, el perro y el gato, polo norte y polo sud, y otras miles de cosas que podían oponerse entre ellas.
Pero sin embargo, nuestras conversaciones no terminaban nunca.
Estábamos de acuerdo en centenares de cosas, y es que, como mi madre siempre me dijo cuando hablaba de papá, los polos opuestos, siempre se atraen.
"Deberías, no hay nada malo en eso, Hazz :)"
Suspiré. Si él supiera lo que me ocurría, de seguro que opinaría lo mismo que opinaba yo.
Un pitido sonó del móvil y acto seguido apareció una ventanita que decía "Batería baja". Suspiré, ahora algo triste.
"Lo sé, lo sé. Me da mucha pereza levantarme un viernes haha -mentí-. Bueno, se me está terminando la batería, hablamos mañana :)"
Me levanté de la cama y me dirigí hacia el escritorio, donde, debajo de todos esos papeles, libros y demás cosas desordenadas, estaba el cargador del aparato. Lo conecté y lo dejé encima de la mesita, al sentarme en la cama volvió a vibrar.
"Claro, buenas noches Harry, que duermas bién :) xx"
"Buenas noches, Louis .xx"
Me tumbé en el colchón ahora con una sonrisa cansada y me tapé con el edredón hasta la nariz, cerrando los ojos pesadamente. En pocos minutos, caí en los brazos de Morfeo.
Beep beep. Beep beep.
Me removí en las colchas dando la espalda al molesto ruido del despertador, frunciendo el ceño.
Beep beep. Beep beep.
-¡Harry! -la voz de mi madre me llamó desde la cocina- ¡Gemma! ¡El desayuno!
Beep beep. Beep beep.
-¡Ya voy, mamá! -mi hermana salió de su habitación, ya vestida- ¡Harry, despierta!
Beep beep. Beep beep.
-Ugh -me quejé, quitándome el edredón de la cabeza.
Le pegué un manotazo al despertador para pararlo, pero mi puntería por las mañanas no era algo como para estar orgulloso, así que cayó al suelo.
-¡Llegarás tarde! -me incordió mi hermana desde la puerta de mi habitación.
-Calla -gruñí con la voz ronca.
Poco a poco me fui despejando, sentándome en la cama. Me froté los ojos cual niño pequeño y decidí ponerme en pie torpemente. Si había alguien más torpe en este mundo al levantarse, de seguro que ese era mi maestro.
Caminé hacia la ventana y la abrí, dejado pasar la claridad de la mañana, que, por cierto, era poca. Aquél día, las nubes grises llenaban el cielo, anunciando tormenta.
-¡Harry! -me llamó de nuevo mi madre- ¡Se te enfriará el desayuno!
-¡Ya voy! -grité.
Justo cuando ya estaba a punto de salir de mi habitación, escuché como mi móvil vibraba y vi iluminarse la pantalla. Me acerqué para revistarlo, y una vez lo hice, mi corazón se aceleró y sonreí como un tonto.
"Buenos días, peque. Que tengas un buen día en el instituto :) -Lou xx"
Se había acordado de mis pocas ganas de ir. Se había acordado de mí.
"Gracias Lou, lo mismo digo :D .x"
Con una sonrisa, me dirigí hacia abajo, donde mi madre y mi hermana me esperaban.
Llegué cinco minutos antes de lo habitual al instituto, los primeros alumnos ya comenzaban a llegar, así que los imité y entré al edificio, ahora andando hacia las taquillas. Al llegar a la mía la abrí y dejé los libros que no necesitaba en aquel momento. Revisé que no hubiera ninguna nota inapropiada y luego la cerré, mirando el reloj de pared que había al final del pasillo. Apenas quedaban un par de minuto para que las clases comenzaran y la gente ya había comenzado a entrar.
-¡Harry, guapo! -escuché la voz de uno de los chicos más populares, que caminaba con su grupo de amigos riéndose, cómo no, de mí.
Suspiré mirando hacia el suelo y agarré con fuerza mi mochila, caminando hacia el aula de música, que era la primera clase que me tocaba el viernes por la mañana.
La clase de música era algo que de verdad me gustaba, porque estábamos divididos y no tenía que soportar a mis acosadores. En esa clase, sin embargo, tenía algunas "amistades"... o simplemente, tenía a gente que no se burlaba de mí. Otra de las razones por la cual me gustaba esa asignatura era porque siempre me había gustado bastante cantar, pero no se lo había demostrado a nadie más que a mi ducha.
-Buenos días, Styles -me saludó la profesora, con una sonrisa- Llega pronto hoy.
-Buenos días -sonreí y me senté en mi sitio, dejando la mochila en el suelo.
Tan solo éramos cuatro gatos en el aula cuando entré.
-Hola Hazza -me saludó la chica de mi lado.
Ella se llamaba Perrie, Perrie Edwards. Era una chica muy guapa, era rubia de ojos azules, alta y esvelta. Tenía a medio instituto detrás suyo, pero ella apenas se daba cuenta, nunca se había interesado en aquellos chicos, decía que seguía buscando a su chico ideal. Una de las cosas que me encantaban de Perrie era que era muy Hippie, le encantaba la naturaleza y los animales, en especial los gatos. También era muy buena cantando, seguramente, era la mejor. Siempre me había dicho que quería ser cantante. Nos conocíamos desde hacía años, éramos muy buenos amigos, la verdad es que teníamos muchas cosas en común.
-Hola Pezza -le sonreí- ¿Todo bién?
-Perfecto -se removió el cabello, dejándoselo a un lado- ¿Como estás tú?
-Bueno -me encogí de hombros- voy haciendo...
-Pobre -frunció los labios en una mueca de disgusto y alargó su brazo hacia mi mano- tranquilo, que yo estoy aquí.
Le agarré su pálida mano, adornada de pulseras y anillos con el símbolo de la paz. Ambos nos miramos con dulcura, Perrie era, en una sola palabra, genial.
La clase comenzó en pocos minutos, aquél día tuvimos que cantar delante de todos en parejas, así que Perrie y yo decidimos ir juntos. La profesora nos dio una bolsa llena de papeles con una canción escrita, cerré los ojos y escogí una al azar. Nos tocó Torn, de Natalie Imbruglia. Vaya depresión que iba a coger en aquél instituto.
Ambos nos pusimos delante de toda la clase, dispuestos a cantar. La verdad es que me puse bastante nervioso, era la primera vez que cantaba delante de tanta gente, de echo, era la primera vez que cantaba delante de gente. Perrie me lanzó una mirada tranquilizadora y cogí aire lentamente. Comenzamos a cantar, acapella.
I thought I saw a man brought to life
He was warm, he came around like he was dignified
He showed me what it was to cry
Well you couldnt be that man I adored
You don't seem to know, don't seem to care what your heart is for
But I don't know him anymore
There's nothing where he used to lie
My conversation has run dry
That's what's going on, nothing's fine I'm torn
Después de cantarla, pude ver las caras de asombro de nuestros compañeros, junto a la del profesor, que nos observaba con una sonrisa.
Debo decir, que nos puso un 10.
El resto del día pasó con normalidad. Las burlas iban y venían, yo trataba de ignorarles, aunque siempre dolía escuchar todos esos insultos. A última hora, cuando ya estaba recogiendo las cosas de mi taquilla, mi celular comenzó a vibrar en mi pantalón. Lo revisé, era un mensaje de Louis. Me reí, parecía que se había vuelto adicto a mí.
"Hola Harry, no sé por qué, pero te echo de menos. Se me ha ocurrido una idea, respóndome cuando puedas. -Lou xx"
"Hola Lou, ahora mismo salía del instituto, ¿de qué se trata? -Hazz .x"
-Vaya, vaya, vaya -mierda, otra vez no...
Levanté la mirada de la pantalla y me encontré con Max, mi acosador, acompañando de su grupo de amigos.
-No, Max, hoy no -di unos pasos hacia atrás hasta encontrarme con la taquilla- Por favor.
-Me lo pondes demasiado fácil, maricón -todos se rieron.
-No traigo dinero hoy -dije con voz temblorosa- Ni traigo comida.
-No vengo por eso, niño -se acercó hacia mí y abracé con fiuerza mi mochila- Ayer te escapaste. Y sabes que no me gusta que hagas eso.
Mi celular vibró de nuevo y Max desvió su mirada hacia éste, con una sonrisa. Me lo robó de las manos antes de que pudiera oponer resistencia.
-¡No! -traté de cogerlo pero me empujó hacia la taquilla.
-Un mensajito de Louis -se rió- ¿quién es Louis? ¿Tu noviecita?
-¡No te metas con él! ¡Somos amigos! -me defendí.
La gente que pasaba nos miraba, pero nadie se dignó a ayudarme. Nadie quería ayudar al marica del pueblo.
-Verás, Hazza -comenzó a leer el mensaje, yo me puse rojo como un tomate, de pura vergüenza-, he pensado que podríamos llamarnos, o hacer videollamadas, en vez de mensajearnos hasta tarde cada día. Dime qué te parece. Lou.
Todos los presentes se echaron a reír, Max me lanzó el celular y lo atrapé torpemente, con ojos llorosos. Me había dejado en evidencia delante de todo el instituto, ahora todos se pensarían que estoy saliendo con Louis.
-Respóndele, que te está pidiendo algo muy serio -se burló.
-¡Basta! -escuché la voz de Perrie desde la otra punta del pasillo, ella corría hacia nosotros con cara asustada- ¡Max, déjalo!
El chico la miró y luego volvió su mirada hacia mí. Sabía lo que me esperaba. Lo sabía.
-¡NO! -gritó Perrie.
Pero de repente todo se volvió negro. Noté una gran presión en mi nariz y seguidamente un golpe en la cabeza. Caí al suelo a causa de la inercia. Noté varios impactos en mi estómago y muchos gritos y exclamaciones. No veía nada, no quería abrir los ojos, tampoco podía. Unas manos gélidas y suaves se posaron en mis mejillas, las reconocía, era Perrie. Me removió los rizos, me sacudió de los hombros, me abrazó.
-¡Harry! ¡Harry, despierta! -me llamó entre sollozos- ¡Harry, por favor! ¡Ayuda!
Escuché gritos de ayuda de varias personas, que se paraban para contemplar el espectáculo. Muchos llamaban mi nombre, otros pedían ayuda, otros murmuraban sobre lo ocurrido.
Ahora. Ahora que todo había ocurrido, ahora se preocupaban por mi salud. El mundo era una mierda, solo quería morir.
De repente dejé de escucharlos. Dejé de notar las dulces manos de Perrie, dejé de sentir nada. Todo el dolor dejó de ser notado, todo se volvió silencioso. Era muy relajante, como si flotaras. Como si de repente, dejaras de existir.
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