-¡Buenos días, a todos los que nos vean cuando esto sea publicado! Como ya sabéis, soy Carlos, y este es el videodiario de la gira.
Carlos sujetó la cámara y dio un pared vueltas sobre sí mismo, haciendo el tonto.
-Bien, empecemos. Hoy estoy muuuy aburrido, porque todo el mundo pasa de mi cara. Os lo voy a mostrar.
Se acercó a Sofía, que estaba en la mesa de la cocina, con los apuntes de Historia sobre esta mesa. Ella le miró mal en cuanto puso su mirada en él.
-¡Buenos días, Sofía! ¿Cómo vas?
-Lárgate, Carlos. Ve a molestar a otro.
Carlos miró hacia la cámara, con un puchero, y le habló:
-¿Lo veis? Son todos muy desagradables. Os pongo otro ejemplo. David está profundamente dormido. Miradlo.
Dio la vuelta a la cámara, para que sus "espectadores" vieran a David dormir con la cabeza apoyada en la ventana.
-¿No es una monada? Me va a matar cuando vea esto, pero hacer captura de pantalla todas y mandarlo por Twitter.
Todos pasaron de escuchar lo que él estaba gritando.
-Ahora saludad a Dani... Hola Dani.
Dani le hizo a la cámara su característica peineta, sacando la lengua.
-En el fondo os quiere... Pero pasemos a otra persona.
Movió la cámara, buscando a Blas. Éste se le apareció por el lado contrario, casi saltando sobre él.
-¡Bien! ¡Alguien quiere jugar conmigo! -carraspeó y adoptó voz de ogro-. Buenos días, Blas. ¿Alguna declaración?
-Sí, sólo que... ¡Es una catástrofe!
-Blas, la imitación de Sebastián está muy pasada de moda, por favor. Deleita a las fans con algo nuevo.
Blas miró mal a su rubio acompañante y se alejó.
-¿Pero adónde vas?
-¡Deleita tú al público, anda!
-¡Esto es muy injusto! Bueno, sólo nos queda una opción. ¡Molestar a Álvaro!
Se acercaron a donde él estaba, muy concentrado en el ordenador y escuchando música con los cascos.
-Oh... Veamos... Según parece, Álvaro está haciendo algo con el ordenador. ¿Qué haces?
Le acercó la cámara hasta la cara y él la alejó, dándose cuenta de lo que hacía.
-¿Por qué no te callas un rato? Estoy trabajando.
-Ah... ¡Vamos a cotillear!
Metió la mano con la cámara en sentido del ordenador, para que se viera lo que hacía. Luego metió la cabeza para ver él también.
-Ya sé lo que está haciendo. Está preparando la base de una de las canciones para el cuarto disco...
-¡Tío! ¡Eso no se puede decir!
-¿Aún no?
-No... -dijo en modo obvio-, aún nadie sabe nada.
-Vale, pues eliminaré esta parte cuando haga el montaje.
Cortó la cámara y observó como Álvaro mezclaba la música de una canción. Lo miraba tan fijamente que al final Álvaro se hartó.
-¡Vale ya! ¡Vete a molestar a Blas un rato y déjame en paz!
-¿Puedo escuchar como lo llevas?
Álvaro resopló, pero le pasó un auricular. Se lo puso y le dio al play.
-Es muy buena... El cuarto disco va a ser increíble. De lo mejor que hemos hecho.
-Carlos, aún queda mucho para eso. Estamos a marzo. Sólo es un comienzo.
-Pero ya sé que será un éxito. A las fans les encantará.
-Bien, ahora que te lo he enseñado, largate. Me pones muy nervioso.
-Vale, hijo... No hace falta que te enfades conmigo. Si estás cabreado con ella, sigue estándolo con ella y déjame a mí.
Álvaro le sacó la lengua y siguió a lo suyo.
-Bueno... Pues me iré a montar el vídeo y subirlo a YouTube.
Álvaro ni lo escuchó. Estaba concentrado en la base de la nueva canción, para olvidar sus discusiones con ella. La morena que sin quererlo le había robado la sonrisa.
Carlos pasó la siguiente media hora editándolo todo. Quitó la parte en la que se mencionaba el cuarto disco, colocó en letras el nombre del grupo y el videodiario...
Mientras el vídeo de cinco minutos se subía a YouTube, él fue pegando lo típico de donde puedes encontrar a Auryn en la descripción. Le llevó un buen rato.
Lo último fue el nombre del videodiario. Acabó poniéndole de nombre: "Pasando de Carlos: El Videodiario."
Pilló justo cuando David se despertaba, que el videodiario se subió a internet. Carlos disimuló con rapidez.
-¿Qué hacías?
-¿Yo? Nada, viendo vídeos de Katy Perry.
Le había dado tiempo a poner uno antes de que se levantara. David solo asintió y subió las escaleras. Carlos suspiró. Aún no quería que se enterase.
Pasó otra hora, y la autocaravana llegó por fin a La Coruña. Todos estaban ya desesperados por un poco de aire y estirar las piernas.
Carlos se puso a besar el suelo, hasta que recibió la mano mágica. Una colleja de Magí lo levantó enseguida.
-¿El concierto es mañana?
-Sí, ¿por qué lo preguntas?
-Oh, porque nunca había venido a Santiago y me hace ilusión ver la ciudad.
-Tú puedes ir cuando quieras. Ahora, sí te llevas a uno de estos desastres, tenéis que controlar la hora.
-Vale, lo tendré en cuenta -Sofía asintió. Tampoco tenía pensado llevarse a alguien en su visita cultural.
Subió a su habitación a recoger una mochila, su móvil y algo de agua. Pensaba pasar toda la tarde fuera.
Iba saliendo de su habitación, cuando chocó contra alguien. Quien iba a ser sino...
-¿Qué haces?
-En la autocaravana vivimos todos. Tengo tanto derecho como tú de estar aquí.
-¿Por qué no te callas un rato? Lo que menos me apetece es escucharte.
-Lo mismo digo, niñata.
-¡Mira atontado! He venido aquí para pasármelo bien, no para discutir con imbéciles que se creen que tienen el mundo a sus pies, ¿lo has entendido?
-Lo siento, no hablo tu idioma. Hablo español, no subnormal.
-Pues no sé como te entiendes.
Bajó las escaleras, enfadada. Dani fue a despedirla, pero se calló al verla en ese estado. Ya sabía lo que pasaba.
Álvaro salió detrás de ella, algo arrepentido. Quería arreglarlo.
-¿Qué ha pasado esta vez?
-Nada, pero voy a arreglarlo.
-Pues para no ser nada, arreglarlo es medio complicado...
Álvaro ya había salido por la puerta, así que no escuchó a Dani hablar.
Sofía estaba frente a la catedral de Santiago. Le habían hablado genial de ella, pero las palabras no hacían verdadero ajuste a lo que se podía ver.
Era algo mágico, hermoso. Quería verla entera, un viernes a esas horas no había misa y se podía entrar libremente.
-¡Sofía!
Sofía cerró los ojos. Que no fuera él, que no fuera él...
-¿Qué?
-Quiero que hablemos.
-Pues fíjate que yo no. Ahora mismo, quiero ver la catedral de Santiago. Y tú, te estás callado o te largas.
Sin esperar respuesta, subió la escalinata que la llevaría a la entrada. Álvaro corrió a su lado.
-¿No te cansas de ser tan pesado?
-¿No te cansas de insultarme?
-Para nada. Se ha convertido en un hábito.
-Genial...
Sofía observó los cuadros, las esculturas. Echó fotos a todo, dirigiéndose al Santiago de oro. Lo abrazó en silencio y Álvaro repitió sus actos.
Se dirigieron a la zona de las misas. No podrían ver el botafumeiro, pero sí la hermosa capilla.
-Sofía, ¿podemos hablar? -susurró.
-Ahora no.
-¿Por qué? Si hablamos bajo, no se nota.
-Es que no puedo prometerte que no me vaya a poner a chillar.
Álvaro tragó saliva.
-Siento si me enfadé el otro día, ¿vale? Estaba celoso, lo admito, pero no es razón por la que te debas enfadar.
-¿Celoso de qué? -Sofía iba caminando, en dirección a la sala de misa.
-De ti y de tu novio.
-No entiendo por qué lo estás. Se supone que éramos amigos.
-No sé tú, pero yo no tengo amigas con las que me lío, discuto, casi me beso... Estoy celoso porque me gustas. Más de lo que nunca me ha gustado nadie.
A Sofía le dio un vuelco al corazón al oír esa declaración. Se dio media vuelta.
-¿Qué?
-Pues eso, Sof. Sé que claramente tú no sientes lo mismo, pero yo ya te lo he dicho. A partir de ahora, intenta no dar tantas muestras de afecto a tu novio delante de mí.
Sofía asintió y siguió caminando, con Álvaro pisándole los talones. Lo observaba todo, pero sin fijarse en nada. Su afirmación la había descolocado.
-Álvaro...
-¿Qué pasa?
Sofía cerró los ojos cuando llegó a la puerta de la capilla. Si no se lo decía, estallaba.
-Yo también...
-¿Tú también qué? ¿Te gusto?
-¡No!-sin darse cuenta, gritó.
-¿Y entonces?
Sofía se mordió el labio. Álvaro dio media vuelta y volvió a gritar.
-¡Estoy enamorada de ti!
Álvaro se dio la vuelta, sorprendido, pero eso no fue lo peor. Se escuchó un "Oooh" general. Sofía miró a su izquierda.
En la capilla que ella creía vacía, se estaba celebrando una boda. Y a lo mejor, ella acababa de impedirla. Sin querer.