Llegamos a casa y mi tía se encontraba mirando la televisión.
—Bueno, ya me voy. —dijo Charlie para luego darme un beso en la frente.
—Adiós.—le sonreí.
Charlie se marchó, dejando a mi tía y a mi a solas, ella volteo hacia mi y me dedico una leve sonrisa.
—¿No tienes hambre?—me preguntó.
—Bueno.. un poco.—sonreí.
Ella asintió, se dirigió a la cocina, la seguí y me senté.
—¿No ha llegado mi tío?—le pregunté
—No, él esta de viaje, mañana debe llegar.—decía mientras sacaba comida en un plato.
—El sabe sobre..
—Si, no te preocupes el está de acuerdo con que te quedes aquí.—me sonrió.
—No sabes lo mucho que se los agradezco.—contuve las lágrimas.
—No tienes nada que agradecer—me sonrió tiernamente acariciando mi cabello— ahora a comer.—dijo dandome el plato de cómida.
(...)
Al terminar de comer subí a mi habitación, antes de entrar a la mía me dirigí a la de Charlie, abrí la puerta sigilosamente, tenía una guitarra, la agarré me senté en el pequeño balcón y comencé a tocarla.
—Necesito una letra.—dije dejando de tocar.
La deje en donde estaba y me retiré de la habitación dejando todo en donde estaba.
Fui a mi habitación apague las luces me acosté mirando al balcón, pude ver la luna y las estrellas parecía que está noche brillaban aún más, se veían muy lindas.
(...)
El ruido de mi despertador hizo que me levantara con pereza. Tendí mi cama, me cepille el cabello, me puse mis tenis y baje a desayunar.
—Buenos días.—dije bajando el último escalon.
—Buenos días.— respondieron Charlie y mi tía.
Pero Charlie con un tono desagradable.
—¿Qué pasa Charlie?—pregunte un tanto intrigada.
—Tengo clases, eso es lo que pasa.— respondió fastidiado, »¿quién no?«.
—Oh, ¿era eso? pensé que era algo más interesante.—dije restándole importancia.
—Como tú no vas al Instituto, aún..
—Ella si irá, bueno la iré a inscribir.. así que ___ cariño desayuna rápido.— Interrumpió mi tía.
—Mamá, Leo ira con nosotros.— Le avisó.
En cuánto acabe de desayunar me subí a mi habitación, me cambie de ropa, me cepille el cabello una última vez y baje.
—¿Estas lista?—preguntó mi tía.
—Si, eso creo.—suspiré.
Subimos al auto, Leo ya se encontraba aquí así que Charlie y el tomaron los asientos traseros y yo me senté en el asiento de copiloto.
—Mamá prende la radio.— pidió Charlie.
Mi tía prendió la radio y ambos empezaron a "bailar" en el auto, pero en realidad parecía que ambos convulsionaban.
—¿Tiene qué soportar esto todos los días?—le pregunté a mi tía entre risas.
—Sí, desgraciadamente.—me respondió de la misma manera.
(...)
Mi tía estacionó el auto, de inmediato bajaron Charlie y Leo entraron al Instituto.
—Bien, cariño baja.—dijo mi tía.
Bajé como ordenó, realmente estaba nerviosa ya que sentía la atención de muchos, era obvia no tenía el uniforme y soy un blanco perfecto.
Seguí a mi tía quién iba a la dirección, al llegar ella tocó la puerta.
—Bueno ya estamos aquí, ¿aún estas nerviosa?— me preguntó
—Demasiado.—respondí.
Un hombre algo canoso se asomó de aquella puerta.
—Buen día, ¿qué se les ofrece?— preguntó amablemente.
—Buen día, vengo a inscribirla— respondió mi tia, el hombre me miró y me dedicó una sonrisa.
—Bueno, pasen y tomen asiento—dijo dándonos paso.
(...)
Al salir de la dirección, el director nos dijo que vayamos con su secretaria para comprar el uniforme.
—Cariño iré a firmar unos papeles y veré lo de tus uniformes, te quedas aquí.—dijo mi tía apurada.
Yo solo asentí.
Luego de unos minutos me dieron ganas de ir al baño, caminé por los pasillos buscando el baño, parecía casi imposible encontrarlo ya que el instituto era grande.
"Por fín" me dije a mi misma, llevaba un tiempo buscando los baños y al fin los había encontrado.
Entré hice mis necesidades, salí me miraba al espejo mientras me lavaba las manos.
"Mi tía" me dije de nuevo a mi misma, me apure y salí del baño, corrí ya que ella podía haber llegado al lugar donde me dejó y seguro estaría preocupada si no estoy ahí.
Estaba tan concentrada corriendo y pensando por dónde regresar, que no me di cuenta que había un chico y choqué con él.
—Lo siento, no te ví.— decía desesperada hasta que vi su rostro.
—Leo.—dije tomando aire.
—No te preocupes, me tengo que ir.—me dijo mirando por todos los pasillos.
—Bueno, adiós.—dije confundida.
Al parecer no me escuchó o estaba demasiado apurado, ya que no se despidió de mi.
Sin tomarle mucha importancia me dirigí hacía la dirección algo confusa.
Al llegar a la dirección me di cuenta que mi tía aún llegaba, luego de unos largos minutos la divisé en el pasillo
—¿Todo bien?—le pregunté un poco inquieta
—Sí, me dijeron que mañana mismo te presentas con el director para que te dé las llaves de tu casillero y tus libros.— respondió mirando una hoja
—¿Mañana? ¿No es muy pronto?— pregunté nerviosa.
Ella dirigió su mirada hacia mi y me sonrió.—Tranquila todo estará bien.— finalizo acariciando mi cabello.
Asentí nerviosa, no estaba segura si en mi primer día de clases todo iría bien, pero preferiría no pensarlo.