Trece Deseos

By Fraax_Fair

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Eva es un ángel de los deseos, y su misión es hacer feliz a uno de sus protegidos, es la única manera ascende... More

Introducción + Prólogo
I. Primer Deseo
II. Segundo Deseo
III. Tercer Deseo
IV. Cuarto Deseo
V. Quinto Deseo
VI. Sexto deseo
VIII. Octavo deseo
IX. Noveno deseo
X. Décimo deseo
XI. Undécimo deseo
XII. Duodécimo deseo
XIII. Trigésimo deseo
Epílogo: Mañana o ayer

VII. Séptimo deseo

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By Fraax_Fair

Eva

No podía ser. Había tenido cuidado en ocultar mi energía mágica. ¿Cómo era posible que me hubiese encontrado? Lo mejor que podía hacer era hacerme la tonta.

—Lo siento. No queremos comprar enciclopedias —intenté cerrar la puerta en su cara, pero puso su pie.

—No te hagas la estúpida conmigo —amenazó clavando sus ojos azules.

—¿Quién es este tipo? —me preguntó Roger.

—¿Eva? Así que ese es tu nuevo nombre. Me recuerda al de aquella muchacha —comentó de manera burlona.

Sentí que el dolor invadía mi corazón. No, tenía que hacer lo posible para que Roger no descubriera mi pasado, y mucho menos quién era él.

—Roger me disculpas un momento. Tengo que hablar con este hombre. Por favor no nos espíes —Sentí haber sido tan fría con él, pero estaba muy alterada.

—¿Pero conoces a este tipo? —insistió preocupado.

—Te prometo que cuando vuelva te contaré todo —mentí. No podía contarle la verdad.

Roger entró en la casa. Le propuse a mi misterioso visitante que fuéramos ha hablar a otro sitio; nos teletrasportamos a un lugar discreto.

—No sé a que estás jugando. Por eso quiero que me lo expliques, hermanita —me exigió con su típico tono seductor—. Desde que estuviste con esa tal Evangélica no has vuelto a ser la misma. Mírate incluso tienes su mismo aspecto físico.

—Ahora soy alguien totalmente diferente. —Me sentía agobiada por el pasado.

—Ya veo que has cambiado bastante. ¿Pero qué es lo que pretendes? Totrian te está buscando. Esta muy enfadado porque su juguetito se ha perdido.

—¡Yo no soy ningún "juguetito"! ¡Soy un ángel de los deseos! —exclamé rabiosa.

—¿Tú, un ángel? Por favor no me hagas reír. Así que ese es tu juego. Por culpa de esa chica ahora quieres ser un ángel que cumple deseos para hacer el bien. —Parecía bastante enfadado.

—Sytry, déjame en paz. —Yo también estaba tan enfadada que le llamé sin querer por su nombre.

—¿Es qué ahora ya no me llamas hermanito? Deja de renegar de tu naturaleza demoníaca. ¡Eres una diablesa no un ángel!

—¡No! ¡No! ¡No! ¡Eso es mentira! —grité rabiosa, y una potente onda de energía tiró a Sytry al suelo.

No pude evitarlo, las lagrimas brotaban de mis ojos. Aunque por mucho me doliera, y no pudiese aceptarlo, era la verdad. Yo nunca he sido un ángel, soy un demonio de los deseos. Por llamarlo de alguna manera. Pero mi sueño era poder ayudar a la gente, y así poder convertirme en un verdadero ángel. Roger no debe enterarse de esto. Tengo que hacerle feliz.

—Venga hermanita no llores. Yo nunca he tenido la intención de hacerte daño. Si te digo esto es para que no te haga nada Totrian y sus súbditos. —Sytry se acercó a mí, y me dio un fuerte abrazo. Me pilló totalmente desprevenida.

—¿Por qué? —le dije entre sollozos.

—Soy un demonio. Solo hago las cosas porque me convienen. Aunque siempre te he admirado desde que te vi nacer. Tú eres la única que puede derrotar a Totrian por eso te he buscado.

—Totrian es demasiado poderoso. ¿Crees que mis poderes pueden derrotarlo?

—No te preocupes por eso ahora. Solo encárgate de hacer lo que estás haciendo. Yo te vigilaré por si se acerca algunos de sus súbditos.

—¿No le dirás nada al chico que protejo, ni a mis amigos? —pregunté inquieta.

—Tranquila, no pienso e inmiscuirme en tu vida de "ángel de los deseos". Tengo cosas que hacer, y me tengo que ir ya. Ha sido un placer poder hablar contigo —se despidió.

Me despedí igualmente. Al menos me sentí aliviada al ver que de alguna manera el estaba de mi parte, aunque solo fuera porque le convenía. Volvía a casa de Roger. Intenté poner la mejor cara para que no notase que he estado llorando.

—¡Ya he vuelto! —le dije sonriente.

—Me muero de curiosidad por saber quien era ese tipo tan guapo. ¿Es también un ángel como tú? —preguntó entre curioso y intranquilo.

¿Sytry un ángel? Por la cara que tiene podría hacerse pasar por uno.

—Sí, es algo parecido a un ángel. —Al menos no era un humano. Me sentía mal al mentirle, pobre Roger.

—Ya me lo presentarás. Ahora que mi corazón es libre no me importaría conocer a chicos guapos. —El sexto deseo le ha sentado de maravilla. Al menos me alegré de que mi magia demoníaca pudiera hacer feliz a alguien—. ¿Sabes qué se me ha ocurrido hacer esta tarde?

Por lo visto Roger estaba muy animado.

—Dime que plan tienes pensado.

—Podríamos ir a la protectora. Con todo esto de los exámenes no hemos podido ir.

—¡¡Que gran idea!! Así podré ver a Roofy. —Roofy ha crecido un montón desde la primera vez que le vi. Le había puesto ese nombre aquel cachorro de boxer.

Nos preparamos, y con mi magia llegamos en un santiamén. Fue corriendo a ver a Roofy, Era el único perro que se acercaba a mí sin temor. Imaginé que los perros sentían mi esencia demoníaca. Pero Roofy parecía muy feliz a mi lado. Tal vez sea capaz de ver la luz que hay en mi interior, si es que tengo algo bueno.

—¿Qué tal esta mi pequeñín? —Roofy me lamía la cara con alegría, y yo le acariciaba con muchísimo cariño.

—Se pone muy contento cuando te ve. —Roger también parecía contento—. Tú crees que a mi madre le gustaría que lo adoptáramos.

—¡Wiiiiiiiiiiiii! —grité ilusionada—. Me haría mucha ilusión.

—Esta noche se lo podríamos comentar —afirmó sonriente.

—¡¡Aaaaaaaaaaaaaah!! —volví gritar de alegría.

—Chica no grites tanto —me riñó otra voluntaria.

—Si que te ha hecho mucha ilusión —comentó Roger.

Si que me había hecho mucha ilusión lo del perro, pero no era por eso que había gritado, había entrado un chico súper guapo a la protectora. Pero si era ...

—¡Adán! —le llamé.

—Hola —me contestó seductoramente, o eso me imaginé—. Tú cara me suena.

—Ya veo porque has gritado —murmuró Roger.

—Eres el enfermero que me atendió en el hospital. —El enfermero de ojos azules de cielo. ¡Ay! Pero que bueno que estaba.

—¡Ah! Ya me acuerdo de ti. ¿Cómo te llamabas? Perdona es que tengo mala memoria.

—Me llamo Evangélica, pero mis amigos me llaman Eva.

—Y yo soy Roger —le saludó, casi me había olvidado de que estaba conmigo.

—¿Vosotros trabajáis de voluntarios? —nos preguntó con su encanto.

—Sí. ¿Tú también eres voluntario? —sentí curiosidad.

—Lo cierto es que no. Pero estoy interesado en serlo.

Era el chico perfecto. Le encantaba ayudar a la gente, y además también le gustaban los animales. Pegué un suspiro de chica enamorada. ¿Sería esto lo que los humanos llamaban amor? Mi corazón latía cada vez con más fuerza. Por un momento temí que mi corazón saliera de mi pecho.

—¿Eva? ¿Eva? —me llamó Roger.

—¿Eh? ¿Qué pasa? —estaba distraída con Adán.

—Pues Adán te preguntaba, que si te gustaba ser voluntaria. Pero veo que te has quedado distraída con algo. —Esta última frase la dijo con un tono provocativo.

—Sí, sí. Me encanta cuidar de los pobres animales. —Me acerqué a una de las jaulas de los gatos, y cogí uno para que Adán lo acariciara—. ¿No es una monada? —El gato me estaba clavando las uñas y gruñía. Pero intenté disimularlo poniendo una gran sonrisa.

—Eva, ¿por qué tienes lo ojos humedecidos? —Roger advirtió que me pasaba algo—. No será que el gato esta clavando las uñas.

—Parece que el animalito está tenso .—Adán se acercó, y el gato se tranquilizó instantáneamente. Dejó de clavarme las uñas, hasta estaba ronroneando—. Pero si es un amor de gato. —Cuando Adán se alejó, el gato volvió a clavarme las uñas.

Cómo pude dejé al gato en su jaula. Roger, y yo le explicamos a Adán el trabajo que hacíamos en la protectora. Sacamos a pasear a algunos perros. Entre ellos mi querido Roofy. Los perros se pusieron nerviosos cuando me vieron. Pero cuando veían a Adán parecían calmarse. Era tan perfecto que hasta los animales se tranquilizaban con su presencia. Me lo pasé tan bien junto a él que la tarde se me fue volando. Cuando nos tuvimos que despedir Adán nos dio su número de teléfono, y también su dirección de correo electrónico. No tenía ni idea de lo que era eso, pero vamos me quedaría cualquier cosa que diera.

—Gracias por todo —le dije con los ojos iluminados.

—Si queréis os puedo llevaros en coche a vuestras casas. —Encima era amable. Con mis poderes tardaría menos, pero no podíamos perder esta oportunidad.

—Claro. Yo encantada, y Roger también, ¿verdad?

—Como quieras. Eva es una estudiante de intercambio así que los dos vivimos en el mismo sitio —comentó Roger.

Su coche era un todoterreno. Intuí que también le gustarían las aventuras. Sin duda es el chico perfecto para mí. Hoy han pasado muchas cosas en un solo día, no me podía creer que haya acabado tan bien. Mis ánimos decayeron al recordar a Sytry. No era ángel, lo mio con Adán sería imposible aunque fuese un ángel de verdad, y siendo una diablesa menos aún. Suspiré pero esta vez de tristeza.

—Chica te veo un poco decaída —me habló Adán.

—Es que me encuentro un poco cansada. Solo es eso.

Roger le indicó por que camino tenía que ir para llegar a casa. Por fin habíamos llegado lo único que quería era dormir. Por suerte aún quedaba un par de horas para la cena. Le dije a Roger que me iba a leer en mi cuarto. Por su cara intuí que estaba algo preocupado por mí. No iba dejar que mi oscuro pasado le afectara a él. No tenía que saber nada.

Me quedé en mi cuarto sola, y estaba segura de que nadie me iba a interrumpir. Me miré en el espejo. Mi imagen era la de ella, porque así lo había elegido. Me solté la coleta, que siempre llevaba puesta. Ella siempre iba con el pelo suelto, por eso casi siempre voy con coleta. Quería parecerme a ella, para no olvidarla, pero también quería sentir que yo era única.

Me tiré en la cama, y cerré los ojos. Porque estaba muy cansada. Poco a poco iba notando como los recuerdos de mi pasado, invadían mi mente:

"La luz es tan hermosa. Tan hermosa como yo o como cualquier criatura de cualquier rincón de este universo." Esas palabras ¿Por qué no paro de escucharlas en mi mente? Quiero que pare. "Tu deber es hacer que la gente sufra." "Debes luchar por ti. Sino nadie más lo hará" Ahora oía más voces de diferente personas, resonaban en mi mente:

"¡Déjame en paz! Ya lo he decidido." Esa voz era la de ... ¿Roger? "Chico que no conozco. Por favor no te tires del puente, la vida puede ser dura, pero siempre hay que seguir luchando, porque también hay cosas buenas en la vida." Esa era mi voz. Tenía que seguir luchando, tenía que hacerlo por Roger, y por las demás personas que ayudaría en el futuro.

—¿En serio te crees capaz? —Esa voz sonaba diferente, estaba fuera de mi cabeza.

—Totrian. ¿Eres tú verdad?

—Es imposible que huyas de mi porque yo ...

—¿Eva? Despierta. —Era la voz de Roger.

Desperté de la terrible pesadilla paranoica

—Por fin te despiertas. Tienes mala cara.

—Acabo de tener una un sueño horrible.

—Te llamaba para avisarte de que la cena estaba lista. Además tenemos que hablar de Roofy con mi madre.

—¡Es verdad! Seguro que dice que sí —me animé de repente.

Me haría mucha ilusión de que Roofy se quedara a vivir con nosotros. Fuimos directos a hablar con ella.

—¿Un perro en casa? —La madre de Roger no parecía muy convencida que se diga—. Sabes que apenas tengo tiempo con el trabajo, y dudo mucho que cuidareis de él cómo es debido.

—Yo me encargaría. Me haría mucha ilusión porque le tengo cariño —le dije con cara de niña buena.

—Pero Evangélica pronto terminaran las clases, y tendrás que volver a Inglaterra. —Era verdad se suponía que era una estudiante de intercambio, ya me las apañaría.

—Por favor mamá. —La pequeña Lesly parecía también entusiasmada.

—Es un no rotundo. Tal vez cuando tengamos una situación mucho más estable podamos permitirnos tener alguna mascota.

—Sabes mamá. Desearía poder adoptar a Roofy, y que tus nos dejaras —Roger me miró, y me guiñó un ojo.

Vaya. Eso es un deseo en toda regla.

—Me disculpáis voy al baño.

Preferí ir al baño para poder cumplir su deseo en voz alta ya que me hacía mucha ilusión. Una vez en el baño usé mi magia para cumplir el deseo de Roger.

—Séptimo deseo marchando. —Noté que me debilitaba, pero me pude apoyar en la pared para no caerme. ¿Otra vez esa sensación? Tenía que ser fuerte. Esperé un rato para recuperarme un poco, y volví con los demás.

Estaban todos felices.

—Eva, mi madre nos ha dejado adoptar a Roofy. —Roger estaba súper feliz.

—Que gay, digo guay. Me esforzaré por ayudaros en cuidarlo.

—Bueno mañana por la mañana iré yo mismo a adoptarlo, cuando vuelva del trabajo claro está. Así cuando estáis en casa os estará esperando.

Lo mejor que podía hacer en estos momentos, era disfrutar de mi familia temporal. A saber cuanto tiempo me quedaba junto a ellos. Solo esperaba que pasara mucho tiempo antes de que Totrian me encontrara y yo no estaba dispuesta a renunciar a mi sueño.

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