VI. Sexto deseo

79 9 2
                                    

Roger

Cuatro meses habían pasado desde la llegada de Eva y también desde que pedí mi quinto deseo por error,  no había vuelto a pedir otro por miedo a meter la pata. Quería pedir algún deseo que mereciera la pena. Ya sé que podría pedir riquezas, fama, y un montón de cosas, pero eso no me iba. Lo que quería era algo que me hiciera realmente feliz y me llenara como persona, no algo material. Gracias a Eva siento que he cambiado, será porque ella es un ángel. También me preocupa que se desmalle de nuevo. Ella igualmente se había adaptado a su nueva vida. Aunque seguía haciendo de las suyas. La amistad en nuestro grupo también se había reforzado. Sobre todo Eva y Allison se habían hecho muy amigas desde que descubrió que era un ángel. 

Faltaban unos pocos días para verano. Eva y yo acabábamos de llegar a clase. Por suerte la profesora no había llegado aún.

—Hola chicos —nos saludó Will.

—Buenos días —respondí.

—¡Hola! Hace una mañana preciosa —habló Eva alegremente.

Edge acaba de entrar también. Mi corazón dio un vuelco cuando le miré. Nos saludó, y nosotros también le devolvimos el saludo.

—Se nota ya el calor. Sabéis que podéis venir a mi piscina cuando queráis —sugirió animado.

—Con lo que paso la última vez con tus hermanas no sé yo —comentó Will.

Los regalos que nos dieron aquel día en que estaban "bondadosas", pues bueno al día siguiente volvieron a ser rancias, y tampoco recordaron nada. Digamos que querían sus cosas, por mi parte, y la de los demás no tuvimos inconveniente en darles sus cosas. Pero Eva no quiso quitarse el collar de perlas. Estaban mosqueadas con ella. Cada vez que íbamos a casa de Edge siempre acababan metiéndose con nosotros. Más de una vez usé mis poderes para callarlas.

—La verdad es mis hermanas se han pasado últimamente —afirmó Edge.

—Sí, pero si Eva les hubiera devuelto el collar de perlas, no estarían tan irritantes —le contesté.

—Ellas le regalaron el collar por mucho que digan que no lo recuerdan. Además Eva es libre de hacer lo que le plazca .—Edge defendió a Eva. Sentí una punzada de celos. Últimamente Edge estaba muy atento con Eva, y apenas me prestaba atención. A quién quería a engañar, a él le gustaban las chicas, y yo soy un chico. No sabía porque en mi interior tenía esta falsa ilusión.

—Buenos días, alumnos —la profesora Luna entró en la clase.

Me pasé toda la hora de la clase pensando en Edge, y también a las siguientes. No presté ni la más mínima atención a las clases. El timbre que anunciaba la hora del patio me despertó de mis pensamientos. Fuimos como casi todos los días a la cafetería, allí nos esperaba Allison.

—¡¡Allison!! —saludó Eva entusiasmada. Ella sonrió cuando nos vio, y le dio un fuerte abrazo a Eva.

Las gemelas nos vieron, y se acercaron a nosotros. Todo esto se había convertido en una rutina. Siempre nos buscaban en la hora de descanso para meterse con nosotros. Aunque esta vez no estaban solas habían tres chicos con ellas. Uno era muy alto, y tenía demasiados músculos. El otro era más bajito, pero tenía casi tantos músculos como el otro. El tercero iba a nuestra clase era muy guapo, no pude evitar ruborizarme.

—Hola frikis —comenzó a hablar Merith—. Estos de aquí son nuestros amigos, y os darán una paliza a la hora de la salida.

—Sí, por habernos robado nuestras cosas —amenazó Gaby, sin saber que nosotros sabíamos su secreto y no lo habíamos dicho.

Trece DeseosWhere stories live. Discover now