El entrenamiento del equipo había acabado y ya todos se habían ido a descansar luego de un arduo trabajo jugando Quidditch. James era el único que se había quedado en el campo, estaba solo, pensando en cómo iban de mal las cosas con su pelirroja. Hacían dos semanas no hablaba con ella, ni siquiera para pelearse, y eso lo destrozaba.
También le costaba reponerse de la traición de Mikel, uno de sus mejores amigos, o ahora ex-mejor amigo. El rubio y él ya no se dirigían la palabra, pero sabía por Maíra y Jenny que se veía a diario con Dominique. Al parecer se habían vuelto íntimos, aunque no quiso averiguar qué tanto.
Otra de las cosas que habían cambiado es que Maíra y él se hablaban mucho mas y se llevaban bien, hasta podría decirse que ambos ya eran buenos amigos.
Luego de varias charlas con ella, la morena le confesó que estaba enamorada de Freddie, pero que no quería que este se enterara. Al principio aquello lo sorprendió, pero después lo comprendió y le prometió guardar el secreto.
Cuando Maíra le contó que ella los había espiado y sabía que Freddie iba a tener un hijo, James no se molestó, sino que le aclaró que el bebé no era de su primo y que él solo se hizo cargo porque quería mucho a Sam, y porque ella estaba sola y no tenía a nadie más. No le dió demasiados detalles, a parte de esos, pero sí le dijo lo del empleo del pelirrojo y de los encuentros de este y Samanta cada quince días para darle el dinero que ganaba.
Unos días luego de saber esto la morena se animó y le confesó que aquella vez en que él la encontró llorando en el pasillo, había sido porque siguió a Freddie fuera del castillo y lo vió encontrándose con esa chica embarazada en el parque.
Ambos se llevaron el doble mejor y tuvieron mucha mas confianza a partir de eso. James y Maíra se habían vuelto inseparables, no tanto como los tortolitos de Frank y Jenny, que se la pasaban besándose y cortando flores alegremente todo el día, pero pasaban bastante tiempo juntos.
James se había quedado solo en el campo de Quidditch, o eso creía, y se había recostado en el centro sobre el cómodo césped de este. Respiró profundo y cerró los ojos, el aire allí lo relajaba mucho, pero no lo suficiente para sacar a la pelirroja de su cabeza.
Unos metros de donde el estaba, una muchacha morena lo observaba con diversión y decidió que en lugar de saludarlo como lo haría alguien bueno, sería malvada y lo asustaría. Comenzó a dar pasos lentos, para no delatarse, y a acercarse poco a poco. Cuando estuvo a unos pocos centímetros, no resistió la tentación y se lanzó sobre el azabache, que sobresaltado pegó el alarido del siglo.
Dos segundos después, Maíra rodaba en el suelo riendo como desquisiada y James la fulminaba con la mirada.
-¡No me parece gracioso! Por poco me matás del susto. -la regañó, pero viendo que ella lo ignoraba y seguía riendo- Ah, ¿si? ¿Me vas a ignorar? Perfecto. Abstenete a las consecuencias, querida. -le informó e inmediatamente sobre ella cayó todo el peso de su cuerpo y la aplastó.
-¡¡¡Ahhhhhh!!! ¡Salí, tarado! ¡Me aplastás! -chilló Maíra histérica y él, ignorándola por completo, comenzó a reír- Ggrrrsh. -gruñó ella- ¡Ya salite, Potter! ¡Voy a tirarte una piedra en la cabeza! -le advirtió pero a él no le afecto y siguió riendo.
Varios minutos mas tarde, en los que Maíra no se lo pudo quitar de encima, él se levantó de golpe, con esa expresión en el rostro que uno solo pone cuando tiene una idea.
-¡Al fin! -festejó la morena parándose y luego frunció el ceño viendo la expresión de su amigo- ¿Se te prendió el foco o qué, James? -quiso saber y sin responderle nada, él la alzó en su hombro y salió corriendo rumbo al bosque.
-¡¡¡¡Bajame, gran pedazo de idiota!!!! -gritó ella por décima vez, mientras James corría entre los arboles del Bosque Prohibido- ¡Al menos decime a dónde vamos! -le pidió pero él siguió sin hablar.
Pero entonces, cuando la morena creyó que ya no podía tener mas ganas de matar a su amigo, él se detuvo y dijo:
-¿Sabés nadar, Mai? -le preguntó divertido y ella entornó los ojos. No se atrevería a hacer lo que creía... ¿o sí?
-Sí, pero... -le contestó dudosa y no pudo continuar porque sintió que caía sobre el agua fría del lago.
<< Definitivo, Potter es muy masoquista... >> Pensó mientras nadaba hacia la superficie y lo veía reírse desde la orilla.
-¡JAMES SIRIUS POTTER! -exclamó furiosa, y empapada hasta los huesos- Estás muerto. -dijo tan amenazante que el azabache quedó mudo y palideció.
En un abrir y cerrar de ojos llegó a junto a él y lo empujó con tanta fuerta que cayó de lleno al agua. Y ahí sí, luego de su eficiente venganza, comenzó a reír a carcajadas.
Obviamente James no se quedó con los brazos cruzados, se levantó y la tiró de igual forma al lago. Pronto ambos se vieron en una, nada madura, guerra de agua.
Mas tarde, luego de acabar con la boba pelea, sentados en la orilla.
-¿Vas a contarme qué pasó? -preguntó de la nada James, sorprendiéndola.
-¿De qué hablás? No pasó nada. -le dijo Maíra seria.
-Ajá y yo soy idiota. -dijo sarcásticamente el azabache.
-Que conste que lo admitiste vos solito. -dijo la morena, para luego empezar a reír.
-Ay, pero qué graciosa que sos. -dijo con mayor sarcasmo, fulminándola con la mirada- ¡Dejá de reírte! -se quejó y ella se rió mucho mas.
-Lo siento, lo siento. -se disculpó mas calmada- ...Volviendo al tema anterior, ¿a qué te referías? -quiso saber ella.
-Me refería a que sé que algo pasó, estoy seguro. Se nota en tus ojos, los tenés tristes. -dijo ahora mas suave y su amiga agachó la cabeza- Y no tiene que ver con Freddie. -afirmó y ella levantó la vista- ¿Te peleaste con mi pel... digo, con Dominique? - preguntó y en la voz se notó que estaba preocupado.
-Sí... -susurró Maíra y sin darle tiempo a responderle, se largó a llorar. Él la abrazó y contuvo mientras ella se desahogaba y le contaba todo.
-No puedo creerlo... -dijo James boquiabierto.
-Sí, ya sé. Soy la peor persona del mundo. No tendría que haberle hablado así a Dom. ¡Le dije que iba a cambiarme de cuarto para no tener que verla mas! Y que ya no quería ser su amiga... -con lo último su voz se quebró y tomó fuerzas de donde no tenía para resistir las lágrimas que amenazaban con salir.
-Sí, te pasaste horrible. -estuvo de acuerdo él- Pero no es eso lo que me sorprende... -ella frunció el entrecejo sin entender- Lo que no me puedo creer es que me hayas defendido así delante de Dominique. -dijo realmente sorprendido y ella sonrió de lado.
-Cómo no iba a defenderte. Sos mi amigo. Yo te quiero... -confesó y, al notar la sonrisa egocéntrica que se formó en el rostro del azabache, se corrigió- Lo que quiero decir es que te tomé cierto afecto en este tiempo que nos hicimos amigos. -dijo y él soltó una risita divertida.
-En ese caso, yo también te tomé cierto afecto, Zabini. Sos una buena amiga. -dijo y ella mas relajada sonrió, sonrisa que le fue devuelta con rapidez.
-Como decía... Somos amigos y me dió bronca como te trató Dom. No sé, me parece que alguien como vos no se merece ser tratado tan mal. -dijo con sinceridad.
-Lo dice la que me arrojó como bestia al lago y casi me asesina en el agua. -comentó con diversión James y, luego de que ella le envió una de sus miradas fulminantes, se calló.
-Bien, iba diciendo... Una cosa era antes, que se gritaban, vos la besabas, ella te cacheteaba y luego chapaban otra vez como si nada hubiera pasado. Eso podría tomarse hasta chistoso. -aceptó Maíra- Pero algo muy distinto es que te diga tan cruelmente que no le importa ni un poco lo qué sentís. Eso duele sin dudas. -dijo algo indignada la chica.
-Sí, duele... -afirmó el azabache tristemente recordando las palabras de su pelirroja.
-Oh, lo lamento. No quise... no quise recordartelo. Perdón.-se disculpó ella sintiéndose culpable y él le dedicó una pequeña sonrisa de lado.
-Está bien, no te preocupes... -la tranquilizó, aun sintiéndose mal por el recuerdo de Dominique, y sus ojos se perdieron en el cielo unos instantes.
-¿Vos creés que debería disculparme? -quiso saber su opinión la morena y él volvió a verla.
-No sé si "disculparte". Cada persona reacciona distinto a las situaciones que va viviendo, sean positivas o no, como es el caso. -reflexionó James- Dijiste lo que pensabas, lo que te salió, así que no te arrepientas. Pero lo que sí, tienen que hablar. Se lo deben, después de todo son amigas desde los 11 años. -continuó- Es el mejor consejo que puedo darte. -completó regalándole una amplia sonrisa.
-Gracias, Jamsie. -le respondió también sonriendo y le besó la mejilla- Ya sé lo que tengo que hacer. -dijo y sin mas salió rumbo al castillo.
-Espero que la perdone... Dom siempre fue tan orgullosa... -se dijo a sí mismo el azabache mientras veía a su amiga desaparecer a lo lejos.
Respiró hondo, volvió a recostarse en el césped y, mirando las nubes, soñó despierto que era feliz con su pelirroja. Pero cuando despertó y recordó como era la realidad, se levantó de golpe.
-¿Por qué no me querés, pelirroja? -farfulló, tironeándose del cabello frustrado- No te importo... -dijo ahora con los ojos humedecidos- ni un poco... -agregó y su voz se quebró al tiempo que se largaba a llorar.
Las lágrimas corrían por sus mejillas y le nublaban la vista. Cerró los puños con bronca, tomó una gran piedra del suelo y, antes de lanzarla con un fuerte impulso al lago, dijo:
-Te amo, Dominique. Pero a veces sos tan... vos, que... me dan ganas de... de escribir en una piedra como ésta "Te amo" y revoleartela en la cabeza... -soltó, mirando como su mano apretaba la roca con fuerza- ...para que sientas lo mucho que me duele amarte. -completó lanzándola con frustración.
Y viendo como ésta se hundía en el agua, por sus ojos fluyeron muchas mas lágrimas sin poder evitarlo. Aunque se esforzara por no mostrarse demasiado débil, en el interior, se sentía derrotado.