Capítulo 12: "Un buen consejo"

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El entrenamiento del equipo había acabado y ya todos se habían ido a descansar luego de un arduo trabajo jugando Quidditch. James era el único que se había quedado en el campo, estaba solo, pensando en cómo iban de mal las cosas con su pelirroja. Hacían dos semanas no hablaba con ella, ni siquiera para pelearse, y eso lo destrozaba.

También le costaba reponerse de la traición de Mikel, uno de sus mejores amigos, o ahora ex-mejor amigo. El rubio y él ya no se dirigían la palabra, pero sabía por Maíra y Jenny que se veía a diario con Dominique. Al parecer se habían vuelto íntimos, aunque no quiso averiguar qué tanto.

Otra de las cosas que habían cambiado es que Maíra y él se hablaban mucho mas y se llevaban bien, hasta podría decirse que ambos ya eran buenos amigos.

Luego de varias charlas con ella, la morena le confesó que estaba enamorada de Freddie, pero que no quería que este se enterara. Al principio aquello lo sorprendió, pero después lo comprendió y le prometió guardar el secreto.

Cuando Maíra le contó que ella los había espiado y sabía que Freddie iba a tener un hijo, James no se molestó, sino que le aclaró que el bebé no era de su primo y que él solo se hizo cargo porque quería mucho a Sam, y porque ella estaba sola y no tenía a nadie más. No le dió demasiados detalles, a parte de esos, pero sí le dijo lo del empleo del pelirrojo y de los encuentros de este y Samanta cada quince días para darle el dinero que ganaba.

Unos días luego de saber esto la morena se animó y le confesó que aquella vez en que él la encontró llorando en el pasillo, había sido porque siguió a Freddie fuera del castillo y lo vió encontrándose con esa chica embarazada en el parque.

Ambos se llevaron el doble mejor y tuvieron mucha mas confianza a partir de eso. James y Maíra se habían vuelto inseparables, no tanto como los tortolitos de Frank y Jenny, que se la pasaban besándose y cortando flores alegremente todo el día, pero pasaban bastante tiempo juntos.

James se había quedado solo en el campo de Quidditch, o eso creía, y se había recostado en el centro sobre el cómodo césped de este. Respiró profundo y cerró los ojos, el aire allí lo relajaba mucho, pero no lo suficiente para sacar a la pelirroja de su cabeza.

Unos metros de donde el estaba, una muchacha morena lo observaba con diversión y decidió que en lugar de saludarlo como lo haría alguien bueno, sería malvada y lo asustaría. Comenzó a dar pasos lentos, para no delatarse, y a acercarse poco a poco. Cuando estuvo a unos pocos centímetros, no resistió la tentación y se lanzó sobre el azabache, que sobresaltado pegó el alarido del siglo.

Dos segundos después, Maíra rodaba en el suelo riendo como desquisiada y James la fulminaba con la mirada.

-¡No me parece gracioso! Por poco me matás del susto. -la regañó, pero viendo que ella lo ignoraba y seguía riendo- Ah, ¿si? ¿Me vas a ignorar? Perfecto. Abstenete a las consecuencias, querida. -le informó e inmediatamente sobre ella cayó todo el peso de su cuerpo y la aplastó.

-¡¡¡Ahhhhhh!!! ¡Salí, tarado! ¡Me aplastás! -chilló Maíra histérica y él, ignorándola por completo, comenzó a reír- Ggrrrsh. -gruñó ella- ¡Ya salite, Potter! ¡Voy a tirarte una piedra en la cabeza! -le advirtió pero a él no le afecto y siguió riendo.

Varios minutos mas tarde, en los que Maíra no se lo pudo quitar de encima, él se levantó de golpe, con esa expresión en el rostro que uno solo pone cuando tiene una idea.

-¡Al fin! -festejó la morena parándose y luego frunció el ceño viendo la expresión de su amigo- ¿Se te prendió el foco o qué, James? -quiso saber y sin responderle nada, él la alzó en su hombro y salió corriendo rumbo al bosque.

~ TE ODIARÉ POR SIEMPRE ~  {James Sirius & Dominique}Where stories live. Discover now