Un contrato de amor

IvoPualo tarafından

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Los destinos se cruzan sin darnos cuentos. A veces es necesario frenarse un momento y mirar nuestro alrededor... Daha Fazla

Asi soy yo
CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4

CAPÍTULO 5

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IvoPualo tarafından

Mire las noches como falsas esperanzas, mire las mañanas como ilusiones que no van a llegar. Despertaba cada mañana con ganas de algo más, ¿pero que será eso que pido sin saber?

El invierno daba inicio con sus fríos vientos y los vidrios mojados. La cortina de mi pieza ya no tendrá movimientos, y las cálidas noches donde me sentaba en el techo de mi casa quedaran pendiente hasta nuevo aviso. Me senté en un sillón con el respaldo bastante alto, pose sobre una almohadilla mi té caliente. Ese té que aromatizaba el ambiente con su suave aroma a yerbas. Abrí la notebook y me conecte en Facebook. Solamente rutinario. Cara había dejando un mensaje en mi bandeja, y no tarde en abrirlo.

Cara: Amiga. Nos juntamos a almorzar todos mañana. Si quieres venir avísame.
Cara: Cuando puedas llámame así hablamos un rato. Te extraño.
Cara: Mira esto...

Me dejo un link para que entre, y cuando hice clic se abrió una foto donde estaba junto a Colin. Estábamos mirándonos fijamente. Creo que era la tercera vez que lo veía. La imagen estaba tomada desde abajo. Cuando el paso por mi lado y me saludo. Su Hermosa sonrisa apuntaba a la felicidad. O eso era lo que yo veía. Sus claros ojos estaban iluminados. Me quede varios minutos mirándola sin despegar un ojo. En ese instante la luz de mi celular se encendió. Y cuando corrí la cara para verlo, debajo de la llamada de mi madre estaba la de Colin. El mismo contestador seguía diciendo las mismas palabras. Cerré la Notebook para recostarme en la cama. Llame a cara que no tardo en contestarme.

-Hola Linda - Dijo Cara

-¿Como estas? - Pregunte sin más preámbulos.

-¿Bien y tú? ¿Ya has visto la foto? - Pregunto su suavizando la voz.

-¿Tú la has sacado? Nunca me dijiste que la tenías. Mira mi cara, no salgo linda - dije y me eche a reír.

-Sabía que te iba a gustar. Por eso no dude en tomarla con el móvil.

La vergüenza subió hasta mis cachetes que los pinto de colorado. Deje unos segundos en silencio.

-Oye. Mañana comemos algo en lo de Chad. Creo que los chicos van a hacer hamburguesas asadas. ¿Te anotas? - Dijo Cara.

-Vale. ¿Puedes pasar por mí? - pregunte con el ánimo a medias.

-Obvio. ¿A qué hora te vas a despertar?

No sé. Pero solo ven - dije y comencé a caminar por mi cuarto. En ese momento pase por el lado de una repisa que tenia colgada. Donde guardaba unos libros que leía cuando era más chica y vi mi cámara de fotos que media sucia se escondía al fondo. Mientras cara terminaba de hablar, y sin prestarle toda la atención la agarre con mi mano desocupada. Sople para quitarle un poco la tierra. Y apreté el botón de encender.

-¿Linda? - pregunto Cara. - no le estaba prestando atención a lo que me decía.

-¿Sí? - pregunte distraída.

-¿Estás bien?

-Claro. Solo que encontré mi cámara. Luego te llamo. Vale.

-Está bien- contesto. Y colgó.

Deje mi celular en la cama y se senté al lado. Tiempo atrás mi vida era genial. Llena de viajes. Risas y esas cosas que haces cuando eres más chica y tus padres te llevan a todos lados.

La primera foto que estaba guardada era la de un atardecer que capture en el rancho de mis abuelos. El sol se estaba escondiendo, las nubes teñidas de rosado daban la impresión de que era un gran algodón de azúcar, los arboles con la punta verde y su tronco casi oscuro. Y el reflejo del sol se desvanecía en el lago. Seguí pasando las fotos y había otra donde estaba sentada en un caballo negro. Con mi gorro de paja y mis botas de vaquera. Tan solo tenía 8 años y recuerdo que todavía me faltaba salir mi último diente. Cuando de inmediato recordé que mi abuelo solía traerme chocolate en barra y me despertaba con su aroma. Seguí pasándolas y veía el paso del tiempo. De ser una chica buena, pase a ser una chica poco tolerante. No dude en sonreír con cara recuerdo.

Tome un libro que decía Julieta. Que más o menos cuenta la historia de una joven que vivía con sus ladres y cuando iba al río tenía su mundo. Su lugar para pensar y para pasarla bien. La historia no esta tan buena. Pero ese libro me lo trajo mi padre cuando tenía 12 años. Y fue el que más me llamo la atención. La chica tenía un amor. El típico chico malo de la escuela. Y de un día para el otro él se fijo en Julieta. Y como todas historias cursis ya saben el final.
Los meces habían pasado muy lento. Ya se cumplieron 7 meses que Colin se había ido. Pero no voy a mentir. Solamente eh pensado varias veces. Y luego ese recuerdo se terminaba y volvía a mi vida. Ya no estaba más con Brad. Pero nos seguimos mandando mensajes y llamando. Nos vemos cuando nos juntamos y no evitamos abrazarnos. Mis amigos seguían igual que siempre. Pero yo ya no salía mucho. No quiero que me despidan de nuevo del trabajo. Ya que esta vez necesito la plata para seguir arreglando mi auto. Y tampoco quiero que me echen de mi casa - Ja.
Deje todo en el suelo, y corrí las sabanas para dormirme. El sueño paso a mil por hora.

-¡Arriba! -Gritaron las chicas y entraron todas a mi habitación. Corrieron la cortina dejando pasar el sol matutino. Mi cara se veía mal. Y mis ojos se habían achinado. Todas relucientes. Como pasar salir de fiesta.

-Esperen un rato mas -Dije media dormida.

-Ya es tarde- Vamos. Arriba mujer. - Dijo Mery y prendió mi notebook.

-Vale - ¿hace frió afuera? - pregunte con los ojos cerrados.

Esta hermoso el día - Contesto Jenny y abrió la ventana. Una ventisca fresca recorrió mi habitación y me erizo los vellos de mi mano. (No es que tenga mucho, pero todos tenemos al menos algunos). Cara me destapo y en ese momento fue en el que al fin me levante de mi cama. Fui a cambiarme al baño así me lavaba los dientes y la cara. Al cabo de unos veinte minutos ya estábamos todas en el patio de la casa de Chad. Brad estaba con una campera negra y unos jeans,llevaba un gorro con la punta caída.

Brad se me acerco rápidamente y me tomo de la cara. Me miro a los ojos y yo sin decir nada me quede petrificada. Allí fue cuando apoyo sus labios en los míos y ese beso me hizo hacer un clic.

Volví a recordar ese pasado oscuro donde mi vida no estaba completa, lagrimas por las noches sin motivo. No me arrepiento de nada, pero ya no quiero volver a tener esa vida.
En ese instante que nuestros labios se volvieron a juntar sentí un nudo en el estomago, y me hizo saber que ya no lo quiero.
Saque mi cara y lo empuje hacia atrás, las chicas se habían quedado con la boca abierta. Y los chicos no se habían enterado de nada. Camine para donde estaban todos y los salude con la mano en el bolsillo y agachando la cabeza. Esa mañana estaba espectacular, solamente corría una leve brisa, el sol estaba brillando como nunca.
Desde el patio solo se veía el torso de la gente que pasaba por el frente. Nos quedamos paradas al lado de un árbol que nos cubría con su gélida sombra. Levante la mirada y vi a un grupo de pájaros que nos observaban y nos regalaba un cantito muy relajante. El silencio no estaba mal. Pero Chad no tuvo mejor idea que poner el equipo de música afuera y abrió unas cuantas cervezas en lata. Me tiro una desde unos cuatro metros y la agarre con los reflejos justos. Mi mano se congelo automáticamente, y con la otra la abrí dejando paso a la espuma que se escapo por el borde.
Divisé una bicicleta que estaba en un galpón verde en el fondo de la casa, asomaba su rueda y una parte del manubrio, corrí hasta ese lugar que estaba lleno de hojas y me subí, pedaleé un poco hasta donde estaban las chicas y les di unas vueltas en círculo, me frene para echarle un trago a esa cerveza helada y seguí dando vueltas por el gran patio llena de flores. Mire el estanque que estaba al lado unas flores de color amarillas y me frene un poco para mirarlo bien. El agua estaba sucia y llena de pétalos, un sapo se posaba tomando sol encima de una piedra que estaba en una orilla, al verme se asusto y se escabullo por un arbusto que hacia un tiempo no lo habían podado. Volví a pedalear y seguí dando vueltas escuchando música.

Cuando estaba llegando a la puerta de madera que daba a la calle pasaba Colin con el cabello corto, llevaba una musculosa blanca con una camisa a cuadros, sus pantalones de jeans largos estaban gastados y sus zapatillas negras golpeaban la vereda sin hacer sonido alguno, llevaba unos lentes oscuros y un bolso que colgaba de su hombro. Una sensación de nervios me recorrió el cuerpo, si que me viera le sonreí y me acomode el cabello. Esa extraña reacción ocurría en mi cuando lo veía. Abrí la pequeña puerta y de unas pedaleadas apresuradas me acerque por detrás sigilosamente.

-Oye tú. - le dije
Se dio vuelta y me por encima de los lentes.

- Hola -Volví a decirle.

-Hola Linda, ¿Cómo has estado? -pregunto con una media sonrisa.

-Bien ¿y tú? ¿A donde te has ido? ¿Porque no contestas el móvil? - lo llene de preguntas.

-Bien, me fui a hacer unas cosas afuera. - Dijo asintiendo.

- ¿Y lo del móvil? - dije sin dejarle pasar esa pregunta.


- Se me ha roto - dijo y lo saco del bolsillo de su jeans- Mirá. - y cuando me lo mostro la pantalla estaba toda rota.

- Que mal - Dije mirándolo y lamentando de alguna forma.

- Lo tendré que cambiar. - dijo y se echo a reír.
Le acompañe con la risa un momento.

- Te he llamado, me dieron un papel con tu numero en la confitería.

- Ah sí, se lo he dejado al chico. Pero bueno, ya cuando lo cambie me puedes llamar de nuevo. - dijo y me guiño el ojo.

- Mmm. No sé. -le conteste rápido.


- Vale, espero tu llamado.
Deje unos segundos en silencio.

- Debo irme, estoy cansado por el viaje, luego hablamos, ¿vale?


-- Vale. Adiós. - asentí y me volví.

Ese leve momento de felicidad quedara en un lugar especial. La cálida conversación que tengo siempre con él es increíble. Aunque no lo conozco mucho, puedo admitir que algo siento. Pero no es amor. La dulzura de sus palabras hace tranquilizar mi alma y me llevan a olvidar los disgustos. Mire como caminaba con pasos rectos y perfectos. Saque la mirada y volví al patio donde el olor de las hamburguesas llegan haciéndome tener hambre. Las chicas estaban mirando de reojo la situación con Colin y no me habían dicho nada.
Brad nos llamo para que nos sirviéramos y sigamos bebiendo unas cervezas más. La tención que había en el ambiente cuando nos poníamos al lado no se compara con la que hay cuando me pongo al lado de Colin.

Decidimos terminar de pasar la tarde ahí reunidos. Ya me estaba aburriendo. La batería de mi móvil se había acabado y ya me había empezado a dar sueño. Doy las gracias que no trabajo por unos dos días, los que me corresponde el franco que hacía tiempo no me tomaba. Así que podía dedicar el tiempo para arreglar unas cosas del auto. Lo único es que ya no me queda mucho dinero para hacer cosas, pero eso era lo de manos.

El sol se estaba escapando y ya se había puesto un poco más fresco que antes. La primera estrella salió justo arriba mío y los grillos cantaban descoordinados. Una chicharra sonaba por detrás de unas plantas anunciando que se acercaba la lluvia. Pero todavía no aparecían las nubes oscuras en el cielo. Estábamos todos sentados en el pasto mirando la nada, se había vuelto aburrido el momento, así que todos estuvimos de acuerdo en irnos cada unos por su lado.

Al llegar a mi habitación ya de noche, puse a cargar el celular y lo deje al lado de la notebook. Me recosté en mi cama y cuando se encendió dio la alerta que había entrado algunos mensajes. No les di importancia alguna ya que no tenía ganas de contestar y seguí observando el techo que no tenía nada de entretenido. Cerré los ojos y me dormí un rato medio largo.
Cuando la alarma me desperté no recordaba el sueño que había tenido. Fruncí el seño con un grado de enojo y me levante para callarlo. Observe la pantalla y había una llamada de Colin. Al parecer ya consiguió uno nuevo o le prestaron.

Deje una hora y le conteste el llamado...


- Hola- dijo con voz de dormido.


- Hola, disculpa,¿ estabas durmiendo? -pregunte


- No, solo estaba descansado un poco. ¿Sabes qué hora es?


-Emm, No.


- las tres de la madrugada. Dime que es algo importante - dijo riéndose.


- No, solo que recién me despierto y vi tu llamada.


- Está bien, me conformo con esa respuesta.
Me eche e reír un rato.


- Necesitabas algo- pregunte.


- Si...
Creo que se durmió.

-Puedes acompañarme mañana al supermercado, necesito comprar algunas cosas y todavía no me ubico bien. -dijo


-Vale, pasa por mi casa. Si te acuerdas donde queda.


- Estaré ahí a la tardecita, ¿vale?


-Vale- y colgué.

Ahora si estaba lista para dormir, así que me desvestí y me acosté sobre mi cama nuevamente, esta vez dispuesta a dormirme en serio. Mañana será otro día nuevo. Y lo espero con ansias.


Mi madre golpeo la puerta a las diez y media de la mañana, la abrió un sigilo impecable y dio trancadas largas hasta llegar a mi cama. Moviéndome de a poco el hombro hizo que mis ojos se abrieran y captaran su gran sonrisa matutina, se acerco a la ventana y corrió la cortina dejando pasar el sol que iluminaba gran parte de mi cuarto. Me quede unos minutos mirándola mientras acomodaba un poco lo que estaba sobre el escritorio. Estaba con las cobijas más lindas y suaves sobre mi cuerpo. No tardo en mirarme de nuevo a los ojos y para preguntarme quien era ese chico que me estaba esperando. En las primeras horas del día mi cabeza no procesaba casi nada de lo que me decían, pero esa noticia hizo que mis neuronas se levanten con adrenalina. Me destape y corrí a cambiarme de inmediato. Colin estaba esperándome abajo con mi padre mientras él le hacia el típico interrogatorio.
Al cabo de unos quise minutos ya estaba lista y perfumada como parar irme lejos y no regresar. Lo mire sentado en el sillón del living con su campera de cuero y sus típicos jeans gastados, sostenía en su mano una taza de café caliente. Mi madre se acerca a mi oído y me pregunta quién era. Y replico que nunca lo había visto. A lo que le dije que Colin se había mudado hace poco y necesitaba que lo acompañe para hacer unas cosas. El muchacho acorralado miro hacia su costado izquierdo para regalarme su sonrisa de buenos días. Se puso de pie en el instante que lo llame para que nos apresuremos.

Caminamos a la par sobre la vereda mientras hablábamos de todo un poco. Los pajaritos nos deleitaban su hermoso canto y los niños atrasaban los pasos de sus madres que los llevaban de la mano. Los hombres se saludaban de un bocinazo y guiñando las luces delanteras de sus coches. Entre chistes y risas nuestro corto viaje a la tienda se hizo familiar despojándose de toda vergüenza en contarnos vivencias. En cada esquina antes de cruzar nuestras manos se cocaban con respeto y ninguno de los dos se asustaba por el acto. Los fastidiosos semáforos esta vez servían para que contemplemos el ambiente pasivo, y nos desenvolvamos aun más.
Sin dar aviso por detrás aparecieron Cara y su hermanita que iban de compras para abastecer de alimentos a su casa. De un beso en la mejilla me saludo y le dijo a Colin << Tienes que buscarla más seguido>> Dando a entender que no es normal que este levantada a esa hora.
Siguieron ellas de viaje mientras que nosotros volvimos a doblar en una esquina donde dos viejos estaban conversando en su jardín
Esa mañana habíamos comprado de todo un poco. Pero no en exceso sabiendo que habíamos ido caminando y no quería hacerme llevar ninguna bolsa. Vi en sus ojos la caballerosidad absoluta. Esa que solamente te imaginas cuando ves una película de amor o lees un libro. Y no dude en dar un paso más allá sin importar lo que diría.

- ¿Qué te parece si andamos en bicicleta? – Le pregunte sin miedo.

- Me gusta la idea – afirmo

- Vale, si no tienes una yo te presto la de mi padre.

- Creo que hay una en la casa de mi tía. – Contesto con duda.

Me devolvió en mi casa y el siguió de largo para ir a buscar la bicicleta. Con los pasos más firmes y seguros que había visto en un hombre él se alejaba de a poco con bolsas de cartón en sus manos.
Mis padres estaban en la cocina como de costumbre. Pero en el momento que entre para avisar que había llegado y que en un rato me estaba por ir de nuevo. Mi madre me llamo y comenzó con su interrogatorio bochornoso, su respuesta rápida de que le había gustado me alivio el alma dándome una caricia donde más me tranquilizaba. Porque a pesar de que tengamos diferencias esta vez me había dejado tranquila por su buena respuesta.
Colin paso por el frente de mi casa haciendo monerías en dos ruedas. A lo que no tardo en sacarme una carcajada.
Anduvimos hasta llegar a un a la entrada de un bosquecito y nos bajamos par entrar caminando. En su espalda llevaba una mochila negra pero no me atreví a preguntar que era. Llegamos hasta un rio caudaloso que pasaba por ahí. Y nos sentamos en una piedra que nos daba el mejor paisaje. Los altos arboles de fondo y sus arbustos silvestres que se escondían detrás de las rocas.
No pare de sorprenderme de todo lo que hablamos y aun más en lo que rápido nos habíamos hecho amigos. Mientras recordábamos las veces que me había salvado el comenzó a contar puntos y a decir que no quería ser un súper héroe porque no le gustaban los trajes apretados.
En un momento me pregunto si tenía hambre, a lo que le afirme sin dudar, ya que mi panza estaba empezando a protestar adentro mío. De su mochila saco unos sándwiches y unos jugos de naranja que el mismo había exprimido un momento antes de salir. Deleitamos el sabroso manjar que daba justo en el blanco con el momento. Nuestro primer picnic improvisado había sido el que mejor recuerdo tendría guardada. << Ves, el jugo sabe mejor que la cerveza>> dijo sin más preámbulos y sin doble sentido. Pero en ese momento solamente me reí un poco sin expresar sentimientos o nada que le hiciera dar la razón. Ya que un poco de jugo de vez en cuando no viene nada mal. Nos recostamos en un pastizal que había en frente de donde estábamos y nos pasamos mirando nubes con formas. Cuando era niña solíamos ir con mi abuelo a andar en caballo y cuando llegábamos a al final del recorrido nos echábamos para encontrar las diversas formas que se paseaban por el cielo.
Era como si mi abuelo se hubiese vuelto joven y estuviese aquí conmigo.
Colin me miro y me dijo con su intensidad.

- Me gustó haberte conocido.

En ese momento no sabía si pegarle o abrazarlo. Pero solo deje que mis cachetes hablen por su cuenta.

- Opino igual – replique – Tendíamos que repetir esto algún día.

Mi boca hablaba por su cuenta sin esperar que mi cabeza piense antes. Pero no podía echarle toda la culpa ya que por parte pensaban igual.
Ya era hora de regresar para olvidarse de todo este mundo fantástico.
Ahí estaba mi casa, con las puertas cerradas y sin mis padres que espiaran por la ventana. Un silencio abrumador me dejaba inquieta en ese momento. Pero solo lo mire y le agradecí esto que hizo por mí. Y por su sándwich. Pedalee hasta llegar al patio de mi casa para dejar la bici y el daba unas vueltas en la calle esperando que me desaparezca por la puerta.

Un corto día sin igual, una mañana increíble. Momentos inolvidables que se quedaran grabados juntos a mis más perfectos recuerdos de mi infancia. Donde todo era perfecto y todos eran compañeros.
Sin más preámbulos mis padres me recibieron como si me hubiese ido por días. Pero lo que más recalco de ese día fue que mi padre estaba feliz de que ese muchacho hubiese aparecido sin previo aviso. .

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