FUEGO Y HIELO | Dramione

By Sarihuella

91.8K 2.3K 109

Ella es fuego; valiente, acogedora, de ojos cálidos y mente clara. Él es hielo; frío, gélido, de mirada feroz... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Rana de chocolate
Capítulo 12

Capítulo 7

2.6K 162 13
By Sarihuella

D R A C O

  Empujo al idiota lejos de mí con tal fuerza que le veo impactar contra la pared. Él alega algo, enfadado, pero la única respuesta que atino a dedicarle es mi dedo medio en todo su esplendor, antes de rodar a mi derecha, molesto no, lo siguiente, con una extraña sensación calurosa sobre el rostro.

Pesadillas, he tenido malditas pesadillas por un par de meses casi diario y cuando finalmente mi cabeza se esfuerza lo suficiente por idear algo que no es exactamente... ya saben. Más bien, algo que no, no, lo que quiero decir es ¿a quién engaño?, a mi parecer no fue para nada una pesadilla. El cerebro de Troll decide ser un idiota responsable por primera vez y despertarme.

¿Es tan malditamente complicado que algo me vaya bien, Merlín? vamos, que la vida de Draco sea una mierda, qué mejor que molestarle. Vamos a excitar a Malfoy, el imbécil no tiene a nadie que le ayude con eso.

Revuelvo mi cabello más que frustrado y pateo en todas direcciones hasta hacer un desastre las mantas y sacarle un chillido a Blaise. Realmente no puedo creer que haya sido un sueño, simplemente... se sintió tan verdaderamente real. El fantasma de su peso aún lo siento sobre mis piernas, maldición. Trago grueso al recordar aquella escena y entonces me descubro pensando algo horrible. Terriblemente demente: me gustaría que hubiese sido real. ¡¿Qué es lo que está ocurriendo con Granger?! Yo no quiero nada de esto, lo había superado y, se supone, estaba bien oculto y enterrado con todo lo demás, en lo profundo de mi estupido y viejo yo.

Sólo necesito una ducha.

Me incorporo de la cama de un salto, tomo mi uniforme y la puerta del baño se cierra ruidosamente a mis espaldas. Con algo brusquedad pongo el pestillo y me deslizo por la pared hasta terminar sentado en la fría baldosa de marfil pulido. Ella, ella y solo ella parece haber encontrado resguardo en mi mente, alimentandose únicamente de mis pensamientos, a tal punto, de aparecerse mientras duermo. No tengo tiempo para esto, no tengo la energía y mucho menos la dignidad suficiente. Hago un esfuerzo, cierro mis ojos y trato de recordar completamente el sueño, pues como es costumbre no ha tardado en convertiste en una bruma casi sin sentido. Casi.

¿Por qué lo hago? Vamos, es el sueño. Supongo que tengo derecho ahora que puedo recordar la mayoría.

Fuera de mi sentir, el tiempo vuela pues, al parecer, es muy corto al referirnos a tales pensamientos bochornosos que me obligan a tomar la decisión consciente de ducharme con agua fría, y no sé cuanto he pasado comiéndome la cabeza, cuando Blaise comienza a llamar a la puerta prácticamente pateandola y con un deje claro de molestia.

— Llevas más de media hora ahí, necesito ducharme, idiota.

¡¿Llevo media hora aquí?!

Media hora. Media hora de mi vida malgastada en estúpidos pensamientos adolecentes.

Me levanto de un tirón dejando mis prendas tiradas por ahí y colgando por allá, para adentrarme en la ducha. El agua fría que se desliza desde mi cuello hasta cada rincón de mi cuerpo es tan reconfortante como darle vuelta a la almohada antes de dormir. Besar a Granger (aunque solo haya sido en un sueño) de alguna forma fue... lindo, por más estúpido que sea el adjetivo y por mucho que intente dejar de pensar en ello. Sus labios sabían a aquello que simplemente es imposible describir, tan prohibidos, suaves y tibios, simplemente... distintos, húmedos.

Todo lo contrario a Parkinson.

Besarle era una mezcla de goma de mascar de sandía y brillo labial pegajoso, sus labios son gruesos cosa que tal vez le confiere cierta gracia.

Qué más da, a media ducha y tras ese sueño, comparando bocas, Granger no podría quedar segunda. Ni tercera o cuarta, novena... Merlín, soy de lo peor.

Salgo de la ducha y optó por vestirme en el baño, solo por hacerle toda la espera más amarga al idiota de fuera. Me hace falta distraerme y Blaise es simplemente... un gran letrero colorido a mitad de Azkaban pidiendo mi odio. Al terminar, salgo del pequeño cubículo con fingida tranquilidad y, Blaise, entra tan rápidamente que no me explico cómo no terminamos chocando.

Ya que soy prefecto tengo una habitación solo para mí, y los tontos de mis amigos vienen de vez en cuando a ducharse, así no debe esperar tres turnos.

Y decían que no soy un buen amigo.

Observo mi cama y veo el diario de sueños descansando, medio escondido, justo bajo mi almohada que le cubre perfectamente a excepción de una esquina capaz de robar toda mi atención. Lo tomo y lo abro casi hacia el final y tras tomar vacilante una pluma mojada en tinta del escritorio frente a mi cama, escribo en letra pequeña y apeñuscada, como si intentase no dar mucha importancia al asunto: soñé con ella.

No voy escribir lo que soñé realmente, los detalles puedo guardarmelos sin problema, no es como que les vaya a olvidar... pero tampoco voy a obviarlo, además, tal vez Granger lea las páginas de atrás, no voy a arriesgarme a desparramar los detalles para provocarle un ataque de asco, aunque no aparente ser del tipo entrometida. Cierro el pequeño librito y lo guardo en el fondo de mi baúl ya que Blaise resulta bastante curioso también.

Abandono mi cuarto y camino con parsimonia hacía la sala común, no hay mucha gente y el tablón de anuncios está vacío. Busco a Theo con la mirada, sin embargo no hay rastro de él por allí, así que me dirijo al gran comedor sólo, de todas formas luego me los encontraré.

Entro en el enorme salón, que ya se encuentra bastante lleno, y me siento frente a un Theo de grandes ojeras que bebe de a sorbos pequeños lo que sea que contenga su tasa. Parece que se ha puesto en pie más temprano de lo usual.

— Hey — murmura en mi dirección mientras el aroma a café negro escapa de su boca.

Asiento sin mucho ánimo y me dispongo a descansar mi rostro en mi diestra.

Comenzamos a conversar de cosas sin sentido, o, mas bien, él pregunta o dice algo mientras yo asiento o respondo con monosílabos. No tengo cabeza para nada. Para nada, que no sea Granger, me refiero. ¿Por que soñé con ella y no con alguna chica de Slytherin que pueda besar y luego olvidar? Estúpida, Gryffindor.

Estúpida sangre sucia. Agh. Ahora yo detesto esa palabra.

El alboroto de los leonés cuchicheando y sus expresiones sorprendidas me sacan de mis pensamientos. Busco la causa del escándalo y al posar una mirada fugaz en la entrada me encuentro con algo que es imposible no saque mis ojos de sus cuencas. Granger, porque al parecer este año todo lo que sucede y de alguna forma me involucra tiene que ver con Granger, acompañada de la Weasley chica y Potter, dialogan tranquilos. Hasta ahí, todo normal, claro. El punto está en que esta vez Granger optó por mantener su racha de acoso mental hacia mi persona; su falda la lleva algunos centímetros arriba de la rodilla, casi a medio muslo, su uniforme en si le queda justo para su figura, y vamos, es imposible que la vista no se escape. Resulta gracioso, hay innumerables chicas en la escuela con faldas que a duras penas cubren sus traseros y camisas con varios botones sin abrochar. Sin embargo, ella resulta considerablemente más atractiva con apenas llevarlo de su talla.

La pelirroja le empuja ligeramente hacia adelante, su incomodidad es tan obvia que sus pasos resultan casi imposibles de ver. Todos los Gryffindor voltean a verla con un brillo lujurioso destellando estúpidamente en sus aún más estúpidos ojos, para luego hacer una especie de exclamación grupal, bastante estúpida.

Animales.

Ella solo mira a la Weasley chica en busca de ayuda, a lo que ésta simplemente hace que se siente entre Potter y la comadreja, dirigiendo una mirada amenazante a la manada de avisadores. Weasley Weasly no le quita la vista de encima, ni siquiera se molesta en disimular un poco y hasta parece que no tardará en ahogarse en su propia saliva. Río ligeramente al principio pero termino por tensarme aun más de lo que ya estaba.

— Hmm, es extraño, por alguna razón luce sexy — escucho nuevamente de la voz gangosa y adormilada de Theo quien sonríe en mi dirección de forma extraña. Me encojo de hombros, absteniéndome de mandarle a callar para no resultar obvio — creo que son sus rodillas — bromea. No puedo evitar bufar una risita.

— Los Gryffindors son realmente unos fetichistas hechos y derechos.

Tras esto, intento ignorar el elefante en la habitación y tras un rato, lo consigo. Lo consigo a medias...

Termino mi comida, molesto, Theo decide que esperará a Blaise así que me dirijo hacía las grandes puertas. Solo, nuevamente. Antes de salir, vuelvo mi vista para dar un último vistazo a Granger, ella se da vuelta hacía mi, como si ya estuviese planeado. Comienzo a creer que lo está. Compartimos miradas por algunos segundos eternos y llenos de tensión antes de que ella aparte la suya y yo caiga de lleno en su perfil, escudriñandole los labios. Creo que auyn no supero el sueño de ayer. Creo que no podré superar lo de hoy.

Dejo eso de lado y me encamino a mi primera clase.

De todas formas no tardaré en cruzarme con ella, para como van las cosas.

Camino por los pasillos dando pasos pequeños, intentando sacarme a Granger de la cabeza ya que es mi única tarea estos días, cuando siento una delgada mano sobre mi hombro.

— ¿En qué piensas, Draco? — la estridente voz de Pansy hace que vuelva a la realidad, como si alguien hubiese tirado un juego completo de cucharillas de plata.

— En nada que sea de tu incumbencia — respondo seco y un tanto a la defensiva, no tengo tiempo ni paciencia para sus estupideces.

Amor, te ves tenso estos días... que te parece si vamos un rato a la torre de astronomía, sabes que no hay nadie a estás horas — dice ella suspirando en mi oreja y suplico a Merlín que no le pase por la cabeza darle una lamida — ¡como en los viejos tiempos! ¿No suena divertido?

Un escalofrío me recorre ante eso último mientras me la quito bruscamente de encima. Ella bufa y yo solo sigo caminando hacia transformaciones, no es cómo que me importe mucho su integridad física... o su integridad en general.

Ni siquiera ella se preocupa al respecto.

Al llegar, reparo en que tenemos una nueva profesora, tiene mas o menos unos cuarenta y tantos, nada que comentar, es bastante severa. Aún así hace un número excesivo de preguntas lo cual ayuda a ganar puntos fáciles.

Gano 37 puntos para Slytherin y un halago sobre el color de mi cabello.

Al terminar, me marcho bastante satisfecho de allí y así mismo sucede con la mayoría de las otras clases. Hoy no compartimos ninguna de ellas con los Gryffindor lo cual agradezco en demasía.

Hace que mi día avance considerablemente más tranquilo.

.
.
.

Es la hora de cenar y tras varias horas seguidas de ardua tarea, muero de hambre, así que me dirijo al gran comedor junto con Theo y Blaise.

Al entrar nos servimos un poco de casi todo y respiramos profundo para no devorarlo en menos de lo que demoras diciendo "lumos". Comienzo a comer sin apartar la vista de la entrada. Granger no está, ¿si? Y prácticamente es un milagro que no me haya ahogado.

Luego de un buen rato, tras charlar y terminar mi comida con pequeños bocados en busca de dar más tiempo a su "gran entrada", no se ha dejado ver... que extraño, Potter y la menor de los Weasley si que están, pero del idiota Weasley y Granger no hay rastro alguno.

¿Estarán juntos?

¿Y qué si es así?, de todas formas no es asunto mío. No necesito esto, no tengo razones para que esa idea me indisponga. Me enoje. Bufo exageradamente y, tras un rato, simplemente decido salir de allí.

Bajo a paso rápido en una carrera contra mis amigos hacia las mazmorras de Slytherin, y ya dentro y jadeante, dispuesto a habitar la sala común para leer un rato, decido ir directo a dormir cuando la encuentro a reventar de personas. Ignoro al mocoso de primero que, al parecer, quería ayuda con su tarea y no paro hasta llegar a la entrada de mi cuarto. Me adentro en este, me enfundo en un pijama y cepillo mis dientes. Cuando mi cabeza toca la almohada, todo mi cuerpo parece relajarse y su peso desparece. Me siento como mantequilla derritiéndose sobre un bagel recién hecho.

Sin embargo pasan casi dos horas y no logro dormir.

Doy vueltas en la cama, intento pensar en una canción y elevó mis pies para cansarme, pero nada funciona. Suspiro, frustrado, y sin más opción, me levanto y calzo con unas zapatillas viejas, dispuesto a caminar un rato.

La brisa nocturna es el mejor somnifero.

Salgo de la habitación y de la sala común sin delatarme, a pesar de golpearme con una de las mesitas de apoyo y arrastrar los pies todo el camino, así que celebro silenciosamente y ya fuera, estiro los brazos bien alto con increíble pereza. Los pasillos están callados y en penumbras, y Merlín, que frío hace.

Bueno ¿ahora... qué?

Doy un par de pasos sin tener muy claro que hacer, hasta que escucho el molesto grillar a la lejania. Al subir y encontrarme de frente con los grandes arcos de mármol y madera, el ruido de algunas aves también se cola por allí, junto con el ir y venir del lago.

El lago.

Hey, con algo de suerte...

Sólo bromeo.

Salgo de Hogwarts y no tardó en sentir el suave césped cediendo bajo mis pies a pesar de traer zapatos, parece una almohadilla que va moldeandose ante mí peso. Tomo asiento cerca en la orilla del lago y lo observo con detenimiento, el agua brilla gracias a la luz de la luna, recordandome el sueño que tuve con Granger, y... de alguna forma aquello logra hincharme de frustración.

Me recuesto para no verlo y a cada minuto que avanza me arrepiento más de no traer algo más abrigado encima.

Entonces reparo en ello.

Un ruidillo extraño y murmullos sin sentido. Suena como si alguien estuviese... más bien, alguien está ¿llorando?, Doy un vistazo a la orilla, completamente desierta, y tras esforzarme por escuchar detenidamente, reparo en que los sollozos vienen del bosque. Mierda, no. Me niego a aceptar que una criatura busca atraer a su cena con sonidos lastimeros, las cosas extrañas que viven allí son bizarras, pero no a tal punto. Así que, de algún lugar, me hago con el coraje suficiente para acercarme, lleno de cuidado, mucho muchísimo de él. Y tras adentrarme sólo un poco, descubro varios, rizados, mechónes de cabello castaño pobremente ocultos tras un árbol no muy lejos de donde estoy.

Por Merlín, ¡es Granger!

Quiero decir, pero claro que es Granger.

Me acerco rápidamente aunque con cautela, confirmando mi hipótesis, pues berrea desconsolada con ambas manos cubriendole el rostro y las piernas extendidas, ¿Qué hace aquí? Peor, ¿qué pudo sucederle? Vacilo un poco pero termino por acortar la distintancia y alargar la curiosidad, guiado por la propensión a su mera existencia de unos días para acá y la pena que siento por todo el pecho, a partes iguales, intentando hacer el menor ruido posible. Le encaro a su misma altura, extiendo las piernas cerca de las suyas y juego con mi cabello gracias a la ansiedad enorme que me provoca el momento, atrofiandose en el momento más oportuno mi "queridísimo" hemisferio derecho...

No esperaba toparme con esta clase de situación, incluso menos, si se trata de Granger.

Tras pasar algunos segundos de ligeros sonidos ahogados, tan malditamente deprimentes que logran bajarme el animo por mucho que intente convencerme de lo tonto que esto resulta, ella se aclara las lágrimas con fuerza y repara en mi presencia.

Su apariencia frágil y a reventar de tristeza me confirma que no es nada patético sentir este peculiar destemple. No soy muy bueno en eso de denominar, mucho menos identificar, emociones, así que me resumiré diciendo lo siguiente: luce devastada.

Abre los ojos como platos y no tarda en clavar su atención en la punta de sus pies, y desliza las manos en lo alto de sus mejillas, debajo de su nariz, y por el mentón, en busca de limpiar cada vestigio de agua salada. Sus berridos parecen haber sido cortados de raíz. Más bien silenciados y sustituidos por violentos temblores que me agravan muchísimo la desazón. Porque me traen recuerdos de la mansión, de como sus gritos lastimados se aferraban de todo al rededor hasta quedar inconsciente...

Debo dejar de pensar.

— Tu... ¿te encuentras bien?, ¿estás herida? — es lo único que atino a cuestionar. Bravo, Draco, date unas palmadas en la espalda.

Ella levanta la vista lentamente, me mira por un eterno segundo, abultando los labios en busca de no hipar. En vista de que hace un segundo decidí dejar de pensar, mis brazos se extendien a mis costados, recojo las piernas también, en una suerte de invitación sin sentido guiada por algo ajeno a mi razón, algo que en consecuencia logra robarme el aliento, literalmente.

Ella respira profundo, para luego ponerse de rodillas y apoyar la cabeza en mi pecho.

Las manos aún las tengo a medio alzar, mientras lo que parecía un ligero sollozo se convierte en una lluvia torrencial de lágrimas y gimoteos. ¿Qué se supone que está sucediendo? ¿qué se supone que debo hacer? Me quedo en blanco, lo suficiente para que mi camisa logré empaparse de su tristeza y, entenderán que ella... sobre mí, ¿cómo funciona esto de consolar? Merlín, detesto lidiar con sentimientos, más aún si son ajenos y sé que no es momento de actuar como el idiota que comunmente soy, pero vamos, comenzar a pensar no parece representar mucha ayuda.

Entonces, luego de pasar olímpicamente de mí mismo y comerme la cabeza repetidas veces en contados segundos, relajo los brazos hasta dejarle la mano izquierda en la espalda y tras meditarlo unos segundos, la dejo allí pues es lo único que se me ocurre.

Ella comienza a relajarse de poco en poco, arrugandose la falda entre las manos con una fuerza controlada y yo, naturalmente, dejando de lado mi sentimiento de extrañeza anterior y lleno de curiosidad sobre su tacto, le acaricio el cabello. En sólo algunos minutos su llanto cada vez se resume más a un montón de suspiros y gimoteos dónde entre uno y otro logra murmurar frases de disculpa ahogadas.

Quien lo hubiese dicho, ¡puedo consolar!

Sin embargo, Granger continua en éste estado por un tiempo, lagrimeando en silencio y temblando quedamente. Por otro lado, en vista de que aún trae puesto el uniforme, el sereno no parece ser un problema...

Aunque ahora le arrope menos la ropa.

Le escucho suspirar con pesadez, dando punto final a su llanto. Se separa, cubriéndose el rostro con ambas manos, y se acomoda a mi lado, dejando la cabeza gacha, trae la respiración ronca.

— Lo siento, Malfoy — musita con voz acuosa y, al ver que no respondo, pues realmente no tengo nada que decir, añade — gracias, sería lo correcto.

Eso es todo, justo en este momento mi corazón da un vuelco y adquiere un ritmo acelerado. El rostro me arde y con mi diestra, me cubro la boca.  Para ser sinceros, ahora temo decir algo, ella se ve tan indefensa y tan... Miserable. No quiero quebrar nuevamente algo que ya está roto.

Puedo decir que también era un maestro en eso y no busco averiguar si aún lo soy...

— No hay de qué — sale de mi boca, sofocado y en voz baja.

— Yo, bueno, estoy verdaderamente sorprendida de que no hayas, no lo sé... abandonado el lugar al verme, tal vez, ¿mandarme al caño? — murmura riendo sin ganas — no actúas como un imbécil, ya sabes, tan túsus palabras poca gracia me hacen pero antes de que alguna sandez salga de mis labios, acota — . Últimamente me descubro pensando que... pareces sentir, Malfoy. Que eres una persona.

Una lágrima silenciosa rueda por su mejilla y sus ojos rojos he hinchados se cierran con brevedad.

Ella se limpia el rostro.

Sus palabras me toman por sorpresa. Sin embargo, no me cuesta ni un poco fingir lo contrario.

— Lo mismo digo — ¿pueden creer mi respuesta? Entonces, quiero abofetearme, una y otra vez, pues esa sí que son las palabras de un imbécil. Permanecemos un momento en silencio, repasando una y otra vez mi insulsa respuesta. Casi estoy seguro de ello, antes de que decida agregar — creo que... simplemente ahora no encuentro una verdadera razón, una para odiarte.

Ella mira en mi dirección y un apice de sonrisa parece resbalar de las comisuras de sus labios, sus ojos continúan abatidos.

Rápidamente, la primera desaparece.

— Bueno, ya sabes. Todos esos prejuicios quedaron atrás y no veo una razón por la cual no podríamos dejar todo lo sucedido a un lado — ¿Qué? — . No lo sé, no tienes que hacer esa expresión ¿si?, no está bien que después de todo aún continuemos con esto de odiarnos por motivos anticuados y dolorosos, nunca podremos superar nada de seguir así. Casi somos adultos y hemos tenido que aprender cosas a las malas, Malfoy. Preferiría odiarte por otras razones ¿sabes? no por estúpidas ideologías sin sentido que alguien más metió en tu influenciable cabeza infantil. Y... Por todas las consecuencias sujetas a eso. Has actuado como una terrible persona pero... ¿en realidad eres una? Yo... no lo sé, estoy harta de odiar.

El aire se atora en mis pulmones y mi pulso acelera aún más su ritmo. Sus palabras resultan refrescantes, como una brisa que anuncia nuevos tiempos y por primera vez en mucho, me siento un tanto escuchado a pesar de mi silencio. Así que, supongo, comprenderán mi fuerte emoción y como con estridentes latidos mi corazón parece querer delatarme sin piedad.

Merlín, no permitas que ella los escuche.

Tu me golpeaste en la cara, eres parte de todo el tema "Malfoy es escoria" — replico.

Ambos reímos levemente y nos sorprendemos al instante.

Reír junto a Granger. Nunca fue exactamente una posibilidad, me deja casi perplejo. Sus palabras aún rondan en mi cabeza y pinchan mi corazón. Pero su risa y la mía... simplemente se sienten bien ¿desconocidos?

Su expresión de duda no tarda en desparecer, dando paso a una elevación de sus labios en una sonrisa sin dientes.

Vaya.

— Hermione Granger — anuncia en tanto estrecha mi mano.

— Draco Malfoy — respondo en tono solemne.

Entonces ninguno de los dos se molesta en ocultar una sonrisa algo burlesca.

Ella me observaba como si buscara algo en mis ojos, algo indescifrable y que quema, de alguna extraña manera. Los suyos permanecen irritados por el llanto pero han dejado a un lado su tristeza, ella continua sonriendo. Se muestra extraña, pero feliz.

— ¿Aquí es donde las medias se me llenan de tinta y me miras como si fuese contagiosa?

Pongo los ojos en blanco.

— No puedo creer que recuerdes eso — exclamo incrédulo aguantado una carcajada.

Ella se levanta echando la cabeza hacia atrás sin ocultar su risa — nuestro desastroso primer encuentro me mortifica hasta el día de hoy — y me tiende la mano, y yo dudo un segundo pero termino por aceptarla.

Es pequeña y delgada, su tacto resulta cálido.

— Lo mismo digo.

— Tu repertorio de respuestas no es muy amplio ¿verdad?

Caminamos juntos hacia el castillo con un cómodo silencio sobre nuestros hombros, entorpecido por los animales y alimañas del bosque, tal vez, algo del lago. Dejo de sentir el césped, el frío deja de ser un problema y, sin más, bajo el gran arco de entrada, le tiendo un par de palabras ante su mirada atenta.

— Entonces, debo advertirte que soy algo molesto — digo sin rastro de duda en mi voz. Sinceramente, también quiero tener un año tranquilo y sin remordimientos. Tal vez solo sea mi imaginación, pero creo que ya tengo los suficientes para una vida. Además, no puedo negar lo interesante que ella ha resultado estos días, el curioseo insaciable que me despierta.

Mejor, qué siempre me ha despertado.

— Nunca lo hubiese imaginado — responde rodando los ojos exageradamente.

— Eh, soy un buen sujeto ahora... la mayoría del tiempo — ella enarca una ceja y yo me encojo de hombros — . Granger, tu... Lo siento, ¿te molestaría decirme por qué llorabas hace un segundo? Entiendo que no es mi asunto, pero, ya sabes...

¿Tengo permitido preguntarle o se supone que debo engullirme la curiosidad?

Ella no responde al instante. Simplemente suspira y se recuesta contra la pared, como si lo que me fuera a decir le pesara una barbaridad.

— Bueno — murmura desviando la mirada y cruzándose de brazos — tuve una situación hace un rato... y yo enserio, enserio no quiero hablar sobre lo de Ron pero-. ¡Merlín!, olvídalo, no, no, no dije su nombre. No es Ronald. No fue Ronald. No dije Ron, hablaba de otra cosa, ni siquiera hablaba de una persona.

Frunzo el ceño ante sus palabras, pues lo que rescato de ellas suena poco probable en mi mente. Siento que me equivoco y dentro de mí, deseo hacerlo.

Pero una lágrima surca el camino de otras ya pérdidas.

Y muchas más detrás de ésta.

.

.

.

"¿Acaso destruimos a nuestros enemigos al convertirlos en nuestros amigos? o, tal vez ¿Les hacemos más fuertes?"

(Editado: este capítulo es eterno, ¡espero que te guste!)

Continue Reading

You'll Also Like

827K 87.6K 136
1era y 2da temporada ♥️ Sinopsis: En donde Jimin es un Omega mimado y Jungkook un Alfa amargado, los dos se casan por sus propias conveniencias. ⚠️...
78.9K 12.8K 53
nacido en una familia llena de talentos aparece un miembro sin mucho que destacar siendo olvidado sin saber que ese niño puede elegir entre salvar o...
349K 39K 81
✮ « 🏁✺ °🏆 « . *🏎 ⊹ ⋆🚥 * ⭑ ° 🏎 𝙛1 𝙭 𝙘𝙖𝙥𝙧𝙞𝙥𝙚𝙧𝙨𝙨𝙤𝙣 ✨ 𝙚𝙣𝙚𝙢𝙞𝙚𝙨 𝙩𝙤 𝙡𝙤𝙫𝙚𝙧𝙨 ¿Y si el mejor piloto de l...
418K 42.4K 108
La verdad esta idea es pervertida al comienzo, pero si le ves más a fondo en vastante tierno más que perverso. nop, no hay Lemon, ecchi obviamente, p...