¿Quieres ser mía? (JASN Libro...

Bởi ReynaCary

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¿Jugamos a ser novios? Libro #3 ¿Quieres ser mía? ¿El último juego? Con los planes de la boda de su hermana m... Xem Thêm

¿Quieres ser mía? #3 (Sinopsis)
¿No quería conocerte?
¿15 minutos?
¿El modelo?
¿Lentes de contacto?
¿Olor a lluvia?
¿Ardilla?
¿Azul?
¿La fotografía?
¿Gemelas?
¿Eres perfecto?
¿Nena?
¿Hablar de travesuras?
¿Personalidad especial?
¿Pequeña mentirosa?
¿Nuestro personaje?
¿Soltarás mi mano?
¿Piel contra piel?
¿Uno más?
¿Arrepentidos?
¿No estoy enamorada?
¿Lazarillo?
¿Juzgar por apariencias?
¿Gemelos fraternos?
¿Igualar el marcador?
¿Demasiado tarde?
¿Quieres ser mi...?
¿No es la novia de Julián?
¿Padrino de traje?
¿Quieres ser mía?
¿Final?
¿El mito del ramo? (Final)
¿Epílogo?
¿Juegas conmigo? Información + Sinopsis
¿Juegas conmigo? Fecha de publicación.

¿Advertencia?

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Bởi ReynaCary

Capítulo O5

Brenda se frotó los ojos con una de sus mano y regresó su atención al pizarrón, parpadeó un par de veces para ahuyentar el ardor que tenía pero en su lugar los ojos le empezaron a lagrimear, volvió a frotar fuertemente hasta que sintió una mano detener su brazo.

Entreabrió los ojos con lágrimas para ver a Matt con cara de preocupación.

—Tus ojos están rojos —le susurró, pues la profesora aun estaba dando clase.

—Olvidé que hoy debía cambiarme los lentes de contacto —le susurró de regreso—, siento mis ojos muy secos y me arden —apretó la mano que Matt le sostenía.

—¿No traes otros de repuesto?

Ella negó, las lágrimas empezaron a inundarle los ojos y mojarle las mejillas.

—¿Quieres que te lleve a casa para que te los quites? —le preguntó.

—Quedé de verme con Israel porque dijo que teníamos que hacer algo —suspiró y apretó los ojos—. No puedo faltar.

—¿Y prefieres quedarte ciega?

—Jóvenes ¿Tienen algo que quieran compartir con la clase? —dijo la profesora provocando que todas las miradas se dirigieran a ellos. Como si nunca fuesen el centro de atención. Si hacían algo eran el centro de atención, ¡si no hacían nada eran el centro de atención!

Matt soltó la mano de Brenda y se puso de pie.

—Brenda necesita atención médica. La llevaré a la clínica —dijo y Brenda logró escuchar los suspiros de sus compañeras de clases. Estupendo, ser salvada por Matt frente a toda la clase era lo único que le faltaba.

Con los ojos llenos de lágrimas tomó su mochila y su cuaderno y salió del salón del brazo de su cuñado.

—¿Quieres que te lleve a casa o con un oculista? —le preguntó mientras la guiaba por el pasillo.

—Por el momento quiero ir al baño para quitarme estas molestias —señaló su rostro—. Necesitaré que me esperes fuera porque sin los lentes de contacto soy experta estrellándome en paredes.

Matt quiso reír pero se reprimió. Caminaron juntos hasta el baño de mujeres más cercano de la facultad y Brenda entró a trompicones. Para su suerte el baño estaba vació y nadie vio cuando casi se tumbó el diente con el lavamanos.

Inmediatamente se apresuró a retirarse los lentes y lavó su rostro. A tientas tomó un trozo de papel para secar las manos y lo mojó para colocarlo sobre sus parpados, hizo lo mismo un par de veces hasta que el ardor disminuyó. Salió del baño unos minutos más tarde.

Apenas lograba distinguir manchas sin los lentes de contacto. Recordó cuando era niña y jugaba con sus hermanos a jalar los ojos como si fuese asiática, en esa ocasión al jalar las esquinas de los ojos su vista se volvía borrosa, ahora de mayor y con su grave problema visual veía exactamente igual. Lamentablemente no podía regresar su vista a la normalidad.

Matt la sostuvo antes de que ella caminara a la dirección contraria.

—Quiero ir a casa —dijo rendida.

Él la llevó sin rechistar.

* * *

Encontró sus lentes sobre el escritorio que tenía en su habitación. Raramente los usaba, sólo en caso de emergencia, a pesar de que no estaban feos y aunque sonara engreída no se veía mal con ellos, prefería evitarlos todo el tiempo que pudiese. Ahora no tenía de otra.

Se los puso y suspiró con alivio, todo era nuevamente definido.

Buscó sus gotas para la irritación de los ojos y las aplicó antes de escuchar a su mamá llamándola desde la planta baja.

Los aplausos estallaron en la cara de Brenda cuando bajó a la sala de su propia casa. Tardó unos segundos en comprender lo que estaba pasando.

Muy bien, pensó. Estaba usando sus lentes y su cabello no estaba muy bien arreglado después de haber pasado toda la mañana en la universidad, sus ojos seguramente seguían rojos por lo que seguro no estaban celebrando su apariencia y menos su cumpleaños pues según bien recordaba cumplía años el mismo día que su mellizo, y hacía meses que había pasado.

Tampoco había reprobado ninguna materia en el tiempo que llevaba en la universidad como para que lo celebraran porque, por tonto y extraño que pareciese, su familia celebraba todo.

Entrecerró los ojos.

—¿De qué se trata esto? —les preguntó y Laini apareció detrás de Matt lanzándole un sobre de papel como si fuese un balón de futbol americano. Brenda apenas pudo atraparlo. Aun se sentía medio torpe por estar usando los lentes.

Como si tuviese el tiempo del mundo sacó el papel y lo desdobló para leerlo. En unos segundos sus ojos se abrieron como nunca y el recuerdo de su mal momento de ceguera se esfumó.

Levantó la vista hacia su familia que estaba reunida frente a ella, todos estaban ahí, incluso Brandon, aunque este no la veía directamente a ella. Sintió que los ojos se le llenaban de lágrimas y se dio un par de golpes con las manos sobre las mejillas para despertarse.

Volvió a leer el contenido de la carta. Las palabras que más sobresalían fueron:

Ha sido aceptada como la única practicante para la campaña otoño invierno para nuestra agencia...

Aceptada.

Única.

Practicante.

—¿Es una broma? —preguntó antes de demostrar lo feliz que estaba. Si era una broma se encargaría de hacer pagar al responsable.

Todos voltearon a ver a Laini.

Ella se encogió de hombros.

—Es real —respondió—. Yo solo me he encargado de traerte los resultados.

—¿Por qué tú? —preguntó extrañada.

—Israel me encontró en tu facultad y me dijo que te lo entregara, al parecer uno de tus profesores le informó que te sentías mal y que te trajeron a casa.

Brenda sintió que su felicidad aumentaba.

—Espera —volteó hacia su amiga—. ¿Revisaste lo que había en el sobre?

La pelirroja lanzó una sonrisa traviesa.

—Creí que era otro tipo de carta —se defendió colocando sus manos frente a ella como escudo—. No fue mi intención husmear.

Brenda rió.

—No puede ser —soltó en un murmuro.

Todos guardaron silencio mientras Brenda se inclinaba hasta quedar sentada en el piso de la sala. Tenía el sobre en una mano y la carta de aceptación en otra, por lo que se cubrió el rostro con uno de sus brazos.

Estaba tan feliz que no pudo ocultar sus lágrimas. Los lentes le estorbaron.

Después de correr a su habitación para preguntarle todo a Israel bajó de nuevo a la sala de estar y siguió el aroma de la comida hasta el patio trasero de su casa. Su familia ya estaba reunida allí.

Se sentó en la única silla disponible de la, ahora mucho más grande, mesa familiar.

—Entonces estarás en tu primera campaña publicitaria de Otoño —comentó Matt mientras comían—. Será intensa, por lo regular esas campañas se hacen bajo mucha presión.

—No sé si estás intentando animarme o no —dijo Brenda.

—Estoy advirtiéndote.

—¿Te dijeron con qué modelos trabajarías? —preguntó Lissa emocionada, aparte de Brenda parecía ser ella la más entusiasmada con la idea.

—Sé que trabajaré con Julián, pero no sé qué otro modelos habrá.

En ese momento Brenda escuchó el mentón de su hermana mayor caer en la mesa y a Matt ponerse incomodo por un segundo.

—Quiero una fotografía con Julián —exclamó Lissa eufórica moviéndose en la mesa como una lombriz—. Por favor, hermana, consígueme la oportunidad de tener una fotografía con él.

—Julián no es un buen chico —dijo Jeanne con la mirada en su plato de comida—, no deberías anhelar tomarte una foto con él, Lissa.

—Pero es guapísimo y sus ojos —Lissa saltó de nuevo en su asiento y casi derramó el vaso de su hermana mayor. Mordió su dedo pulgar para reprimir su emoción—. ¿No has visto sus ojos? Son hermosos.

Brenda sonrió.

—Es verdad —dejó su vaso de nuevo sobre la mesa esperando que su hermana menor no volviese a alborotarse—. Sus ojos son especialmente llamativos.

Jeanne frunció el ceño.

—Recuerdo que los tenía cafés —agitó su cabeza—. Seguro fue por la luz de salón o porque estaba ebrio. Como sea, no recuerdo nada memorable de ese chico.

—¿Cómo lo conoces? —preguntó Brenda con interés.

Jeanne suspiró como si le disgustara hablar de ello. De cualquier forma empezó a contarlo.

—En pocas palabras, cuando conocí a los padres de Matt en la fiesta que ellos ofrecieron, durante unos minutos estuve sola y Julián coqueteó conmigo, después al enterarse que era novia de Matt me dijo algunas cosas que me molestaron mucho...

—Y a mí —secundó Matt incluyéndose en la conversación.

—... el chico estaba ebrio y me sujetó del brazo, me dijo "zorra interesada" o algo así —Jeanne hizo una mueca—. Al final terminó retorciéndose de dolor por una patada mortal que le dio Matt —sonrió un poco—. Mi impresión de él no fue muy buena y después de hablar con Ely... digamos que es una de las personas menos favoritas para mí.

—No... no sabía eso —dijo Brenda en voz baja—, nunca me lo dijiste.

—La verdad es que al conocer eso sí ha cambiado mi visión de él, un poco —dijo Lissa bajando la mirada—. Pero eso no le quita lo guapo ni sus hermosos ojos.

Jeanne soltó una carcajada y levantó sus manos en señal de rendición.

—¿Qué tienen sus ojos? —preguntó la castaña.

Brenda llevó su mano derecha hacia su cuello y respondió.

—Tiene heterocromía, uno de sus ojos es color miel con un delineado alrededor del iris de color negro y el ojo derecho es de color verde oliva.

—Eso no es bueno —habló Brandon atrayendo la atención de todos en la mesa—. Brenda tiene una debilidad por los ojos, sobre todo si tienen algo fuera de lo común.

Él fijó la vista en Brenda, iniciando una riña de miradas.

—Sí —le respondió sin perder en contacto visual—, los ojos nunca mienten. Ellos son sinceros, incluso aunque el cerebro quiera mentir, los ojos siempre dirán la verdad. Por eso es bueno siempre ver directamente a los ojos.

Brandon apartó la mirada de su hermana segundos después.

—Pero Julián es muy inseguro sobre sus ojos —habló Matt para llenar el silencio en la mesa—, por lo regular intenta usar lentes de contacto de color para sentirse más cómodo, es muy raro cuando deja ver sus ojos. Así que seguramente Brenda no tendrá distracciones con ello —le guiñó un ojo.

—Necesito más que unos ojos llamativos para tener distracciones de algo que amo demasiado —respondió Brenda con advertencia en su voz. No sólo le decía eso a Matt ni a todos en la mesa, eran palabras para ella misma.

Sabía que necesitaba estar 100% concentrada en la campaña, aunque nada más fuese una prácticamente y sólo le tocase acomodar las luces o sostener el rebotador de luz, cualquier cosa lo haría perfectamente bien.

Esa oportunidad no la desaprovecharía por nada.

* * *

Brenda entró corriendo a la recepción del edificio de la agencia. Había logrado llegar a tiempo para verse con Jona pues, por lo que Israel le había hablado con anterioridad, él le explicaría sobre su trabajo de practicante durante la campaña. Sabía que Jona era un hombre serio y quería mostrarle la misma seriedad y dedicación.

Se acercó hacia la joven recepcionista y le pidió ver a Jona. Le gustó no tener que esperar ni dos segundos pues parecía que ya la estaban esperando.

—Adelante —le dijo la joven señalándole hacia el pasillo que llevaba a las oficinas de la agencia—. Su reunión es en la sala de...

—Sí, sé donde está —la interrumpió—. Me voy apresurando.

Empezó a caminar deprisa por el pasillo que le indicó la joven pero se detenía en cada puerta para leer las inscripciones y saber en qué oficina debía entrar exactamente. En realidad no conocía el lugar, sólo sabía que tenía que ir a la sala de juntas 51 porque Israel le había dicho, pero si dejaba que alguien la acompañara no le darían la oportunidad de curiosear y a ella le encantaba poder "explorar" nuevos lugares.

Recorrió los pasillos de la planta baja pero no encontró la sala de juntas, tomó las escaleras para ir a la segunda planta. Al llegar al segundo piso escuchó unas voces y se asomó con cautela.

—Hola, preciosa —dijo un joven rubio que inmediatamente identificó como Julián.

Él había acorralado, contra una de las paredes, a una joven que era lo suficientemente alta para alcanzar a ver al modelo a los ojos sin tener que levantar mucho la cabeza. Ella estaba sonriendo.

A Brenda le pareció hermosa aquella chica. Su cabello era negro y le caía por debajo de los hombros, tenía un perfil muy lindo y una sonrisa llamativa. Dedujo por su estatura que era una modelo y también por lo delgada que estaba, aunque al menos no lucía delgada desnutrida, parecía que era su complexión natural.

Julián también le estaba sonriendo.

Instintivamente llevó sus manos a su cámara que colgaba de su cuello y la encendió sin perder de vista a los dos modelos.

—Hola, guapo —respondió ella.

—¿Vienes seguido por aquí? —le preguntó.

Brenda observó a través del visor de su cámara y en cuanto enfocó empezó a tomar fotografías.

La muchacha volvió a sonreír e inclinó ligeramente la cabeza como si tuviese vergüenza.

—Estoy aquí por trabajo, no intento coquetear —dijo tomando un mechón de cabello negro entre sus dedos.

A Brenda le gustaba capturar sentimientos y emociones. Una sonrisa tímida o una coqueta. Una posición en concreto de la cabeza o la forma en que acomodaba los dedos de las manos.

Pero sin duda lo que más quería fotografiar eran miradas. Los ojos reflejaban emociones que las personas ni siquiera deseaban mostrar. Una mirada reflejaba amor, odio, tristeza, aprecio, etc. Ser capaz de capturar eso para ella era todo.

—Te has hecho mejor actriz con el tiempo —le dijo Julián a la muchacha y le besó la frente.

—He aprendido del mejor...

La joven se interrumpió y Brenda capturó su mirada.

Ups, había sido descubierta.

Al bajar la cámara y dejarla colgando en su cuello se dio cuenta que se había acercado a la pareja de modelos demasiado, de haber estado al final de pasillo ahora estaba a tan solo un metro de distancia.

—¿Estabas tomándonos fotografías? —le preguntó la joven.

—Sí, usualmente para eso utilizamos las cámaras —respondió Brenda y sintió la mirada de Julián.

Desvió su vista hacia él y levantó una ceja. Él parpadeó y sacudió ligeramente la cabeza.

La joven se cruzó de brazos y volvió a atraer la atención de Brenda.

—No puedes ir tomándonos fotos. Está prohibido. Deberías ir con tus padres antes de que te metas en problemas —sugirió.

La castaña rodó los ojos.

—Vengo sola, tengo permiso de fotografiar lo que quiera aquí y solo para aclarar, no soy una niña. Tengo 18 años.

—No, no es cierto —dijo la muchacha con una sonrisilla—. Yo tengo 20 y no he cambiado mucho de cuando tenía 18 años.

Brenda se encogió de hombros.

—Es cierto...

—Creí que tenías 14 —habló Julián—. Me lo dijiste hace unos días... traías un uniforme de secundaría. Aunque cuando tomaste las fotografías no lo llevabas... —guardó silencio y entrecerró los ojos.

Caminó hacia ella dejando un espacio mínimo entre los dos y colocó la palma de su mano a la altura de la cabeza de la castaña.

—Me confundiste con mi hermana, genio —dijo Brenda empujándole la mano. Ahora entendía lo que sentía Laini cada vez que alguien quería calcular su estatura—. Ella tiene 14 años y es la que va en secundaría. Nos parecemos pero no es para tanto.

La joven chasqueó los dedos.

—Cierto, la niña que te acosó en el pasillo —dijo sonriendo como si el recuerdo fuese muy divertido—. Lidia, creo que era su nombre.

—Lissa —respondieron Brenda y Julián al mismo tiempo.

—Sí, Lissa. Es cierto se parecen mucho pero creo que te pareces más a Jeanne, la novia de Matt... —la muchacha volteó a ver a Julián quien ya estaba caminando por el pasillo para alejarse de ellas—. El innombrable —murmuró—. ¿También es tu hermana o sólo se parecen?

Brenda suspiró con cansancio.

—Sí, escucha ¿Sabes dónde puedo encontrar la sala de juntas 51? —preguntó para cambiar de tema.

La joven ladeó la cabeza y con la mirada señaló a Julián.

—Él va para ese lugar también.

Brenda le agradeció en silencio y empezó a caminar en dirección al modelo. Corrió para alcanzarlo pero empezó a caminar normal cuando quedó a un par de pasos detrás de él.

Detectó como el modelo cambió su forma de caminar al sentirla detrás de él, caminaba muy rígido, como si de repente sus piernas de hubiesen hecho de metal y empezara a oxidarse. Julián apretó los puños y apresuró el paso.

Brenda se divertía.

Al ser mucho más bajita de estatura que Julián tuvo que correr para alcanzarlo y a propósito empezó a hacer ruido con su mochila para inquietarlo más. El muchacho siguió caminando con paso apresurado hasta que llegó a una de las esquinas del pasillo y se detuvo. Brenda detuvo su paso inmediatamente.

Julián se volteó para quedar frente a ella.

—¿Ya llegamos? —se apresuró a preguntar la castaña antes de que él le dijese algo molesto.

—¿Llegamos? —le preguntó extrañado.

—Sí, a la sala de juntas 51 —contestó—. La chica de allá dijo que tú ibas hacia ese lugar.

El muchacho suspiró intentando ocultar su enojo.

—Jona me las pagará —murmuró.

—Sí, después arreglas tus deudas con Jona, por el momento quiero que me lleves a la sala 51 —dijo Brenda—. Llegaré tarde por tu culpa.

—No soy ningún maldito guía turístico para llevarte a un lugar...

—No te preocupes, no necesito que seas un maldito guía turístico sólo ocupo alguien que me lleve a la sala de juntas.

Julián soltó un soplido que llegó hasta el rostro de Brenda.

—Estaba tan preocupado por lo que ocupabas que no pude dormir los últimos días —dijo sarcástico.

Brenda juntó las palmas de sus manos y asintió.

—No te preocupes, esta noche al fin podrás dormir. Siempre y cuando me lleves a la sala de juntas. Estoy segura que ni tú puedes ser tan descortés con una chica en apuros —le sonrió y el modelo le regresó una sonrisa cínica.

Julián continuó caminando un par de puertas más y se detuvo frente a una que tenía el número 51. Extendió la mano para girar el pomo de la puerta y cuando la abrió Brenda pasó por debajo de su brazo, acción que no le resultó complicada pues la diferencia de estaturas lo facilitó, y se apresuró a entrar antes que el muchacho.

—Adelante —murmuró entre dientes pero Brenda ya estaba acercándose a las sillas de la mesa circular en donde sería la reunión.

Afortunadamente cuando entró Jona aun no estaba presente, sólo Israel, quien sorprendió a Brenda pues ella no lo esperaba.

—¿Qué haces aquí? —le preguntó sentándose a su lado—. Creí que era algo que tenía que atender únicamente con Jona.

Israel le sonrió.

—Jona vendrá con el modelo para la campaña y me pidió que te apoyara durante la junta con algunos detalles que puede que no conozcas, aún.

—Genial, así me sentiré más relajada...

—Cuando alguien se siente relajado frente a Jona termina repartiendo el periódico durante toda su vida —la interrumpió Julián.

Ambos voltearon a verlo, el muchacho estaba a unos pasos detrás del asiento de Brenda. Y hasta ese momento ella notó algo extraño en su rostro, algo que lo hacía lucir diferente del día de la sesión de práctica, algo que lo hacía lucir más... común.

Entonces buscó sus ojos.

Ambos ojos verdes.

Estaba usando lentes de contacto, qué decepción.

—¿Usas lentes de contacto? —le preguntó Julián.

Brenda sacudió su cabeza un poco sorprendida porque él le hiciese la pregunta que ella se había empezado a formular.

—Sí —le respondió con una sonrisa.

—¿Clínicos?

—Ajá. ¿Cuál es tú excusa para ocultar tú heterocromía? —le preguntó apoyando su brazo en el respaldo de la silla en donde estaba sentada.

—No es de tu incumbencia —le respondió molesto.

—Si vamos a trabajar juntos yo diría que es de mi incumbencia —dijo la castaña sin perder de vista sus ojos. Faltaba muy poco para empezar a ponerlo incómodo—. Es necesario que te conozca aunque sea un 10% para hacer un buen trabajo.

—Ninguno de los otros fotógrafos han necesitado conocerme para trabajar conmigo —le respondió con una sonrisa de lado.

—¿Acaso le permitiste a los otros fotógrafos conocerte?

—Bueno...

—Seguramente no —le interrumpió—. Gracias a tu altanería es posible que te hayan tomado las fotografías necesarias sin saber siquiera tu estatura exacta.

—¿Por qué sería importante saber eso? —Julián desvió la vista por un segundo. Brenda sonrió con triunfo.

—¿Y por qué no?

—Muy bien —dijo una voz diferente. Cuando Brenda pudo ver al nuevo intruso en la habitación se sintió ligeramente nerviosa—, intentar conocer, aunque sea lo básico, de los modelos con los que trabajarás fue uno de los principales puntos que evaluamos en tu examen. El siguiente fue tu capacidad de liderazgo, pero no estamos aquí para hablar de cosas que ya tomamos en cuenta —Jona tomó asiento al lado de ella y dejó en la mesa una carpeta de más de 5 centímetros de grosor—. El día de hoy hablaremos de trabajo.

—Correcto, por eso estoy aquí —habló Brenda seriamente.

—Muy bien. Julián toma asiento rápidamente si no quieres terminar repartiendo periódicos —el muchacho le obedeció a regañadientes y se sentó frente a Brenda sin dirigirle la mirada—. ¿Tienen alguna pregunta antes de iniciar? —dijo seriamente y Brenda levantó la mano.

—¿Por qué hoy vistes ropa hawaiana? —le preguntó.

* * *

Después que Jona hablara sobre su vestimenta, cosa que Brenda no creyó que fuese a decir, abrió la carpeta que había dejado sobre la mesa cuando entró y sacó unas hojas de papel que repartió a cada uno.

—Ahí está el itinerario de la campaña que estaremos haciendo estos días...

—Algo está mal aquí —interrumpió Julián sin despegar la vista de la hoja—. No está el nombre del fotógrafo encargado de la campaña.

—Sí. ¡Taraaan, sorpresa! —dijo Jona sin la mínima gota de ánimo—. Está chica —colocó una mano sobre el hombro de Brenda—, será la encargada de llevar a cabo la fotografía de esta campaña. Es ¿Cómo dicen? ¿Genial? Hurra. Volviendo al itinerario.

—¡Qué! —gritó Brenda poniéndose de pie—. ¿Qué has dicho?

Jona parecía molesto por ser interrumpido varias veces, pero aun así contestó ante la duda de todos pues hasta para Israel aquello había sido una sorpresa.

—Bien, explicaré todo de nuevo.

—No has explicado nada —dijo Julián a punto de un tic nervioso en su ojo izquierdo.

—El jefe vio la sesión de fotos que hizo Brenda contigo el día de la prueba. Quedó asombrado con la calidad de las fotografías, parecían hechas de forma profesional pero apenas se utilizaron dos lámparas y una cámara digital de bajo presupuesto...

—Oye... —se quejó Brenda pero Jona no se interrumpió.

—... por lo que las envió con los dueños de la revista en donde se publicarán las fotografías y quedaron aun más asombrados. Las hemos vendido a un precio muy elevado para ser de una novata —dirigió su vista hacia Brenda—, te haremos llegar un cheque con las ganancias que recibirás por esas fotografías. Y bien, al tener su aprobación decidieron que entre Brenda y el fotógrafo se llevaría a cabo la campaña pero ayer, mientras hablé con el fotógrafo decidió dejarlo pues no estaba de acuerdo en trabajar con una novata, así que ahora ella hará toda la fotografía.

—No estoy de acuerdo —dijo Julián poniéndose de pie.

Brenda hizo lo mismo.

—Creo que yo tampoco estoy de acuerdo. Sí, he tomado muchas fotografías que se han vendido a precios elevados, pero sé que aun necesito estudiar y practicar mucho antes de realizar yo sola una campaña de moda para una importante revista —negó con la cabeza mientras intentaba encontrar las palabras adecuadas—. No puedo hacerlo, no sola.

Jona parecía enfadado, se puso de pie también, dejando a Israel como el único sentado. Brenda se estremeció al escuchar caer la silla en donde el hombre vestido con ropa hawaiana había estado, imaginó que hasta allí había llegado su única oportunidad de ser practicante para la agencia.

—Israel, tú harás la campaña y esta niña te ayudará —dijo finalmente—. ¿Alguna objeción? —terminó elevando la voz.

Julián, Brenda e Israel negaron con la cabeza al mismo tiempo.

—Me han ocasionado una jaqueca —Jona se tocó las sienes—. Terminaremos esto mañana a la misma hora y más les vale no tener inconformidades. A ninguno.

Salió de la sala de juntas dejándolos a los tres solos.

Brenda dejó salir una bocanada de aire y se dejó caer sobre la silla.

—¿Qué fue eso? —preguntó dirigiéndose rápidamente a Israel.

—Re-rechazaste a Jona —dijo el joven profesor con una expresión de terror—. Eso no se hace, Brenda.

—¡Yo no puedo hacerlo sola! —reclamó—. Por más halagada que me sienta no puedo llevar a cabo una campaña de moda cuando ni siquiera sé bien en qué consiste. Es mejor como quedó esto, que tú seas el encargado y yo tu ayudante, ese fue el fin de las pruebas que hice hace unos días.

—Dejar que una niña me fotografíe —murmuró Julián y Brenda logró escucharlo aunque no le dijo nada—. Como si fuera posible. Maldito, Jona.

Lo último molestó a Brenda y volteó a verlo. Se cruzó de brazos y le lanzó una fuerte mirada.

—¿No escuchaste? —le preguntó y Julián se sobresaltó—. Las fotos que te tomé en los exámenes fueron vendidas a un precio muy alto. Puedo hacer que luzcas mejor de lo que otros han logrado en la última temporada.

—Eso fue solo suerte, suerte que no volverás a tener.

—¿En una advertencia? —preguntó Brenda entrecerrando los ojos.

El modelo desvió la vista un segundo para poder verla de nuevo a los ojos.

—También podrías llamarlo "amenaza" —le respondió.

—Amenázame viéndome a los ojos —lo retó Brenda.

Israel intentó intervenir pero ambos lo ignoraron.

Julián se inclinó hasta quedar a la altura de Brenda y fijó su vista en sus ojos.

—No tendrás...

Brenda retrocedió un paso, levantó la cámara que había tenido colgando en el cuello y le tomó una rápida fotografía al modelo. Observó la miniatura desde la pantalla de su cámara y asintió. Julián lució aturdido y parpadeó varias veces antes de darse cuenta que Brenda le estaba enseñando la previsualización de la fotografía, la vio entrecerrando los ojos y se levantó nuevamente.

—Una fotografía perfecta para una novata con mucha suerte —Brenda se dio media vuelta y salió de la sala cerrando la puerta fuertemente.

Pegó su espalda en la puerta y se deslizó hasta llegar al piso.

Todo lo que había pasado adentro con Jona había alterado su estado de ánimo, estaba emocionada pero muy nerviosa. Por un momento había llegado a creer que tendría que realizar una campaña de moda ella sola, era una locura incluso para Jona.

Pero por otro lado, se había molestado con Julián y quería tomarle las mejores fotografías que nadie más hubiese hecho. Ella buscaría la forma de hacerlo durante la campaña.

Por el momento tenía una llamada importante que hacer. Tomó su teléfono celular y marcó rápidamente un número.

—¿Lissa? —preguntó cuando su hermana respondió el celular—. Necesito que me ayudes. Ocupo que subas a internet una fotografía que logré tomar de los ojos de Julián —tuvo que alejar el celular de su oído por el grito que pegó su hermana—. Te la paso más tarde —le dijo y se apresuró a terminar la llamada.

Ojalá hubiese podido tomar esa fotografía de sus ojos sin lentes de contacto.

* * *

Brenda llegó hasta tarde a su casa y se sorprendió al ver que nadie había llegado aún. Se quedó en el sillón de la sala viendo televisión en lugar de hacer tarea y hasta la hora de haber llegado a su casa uno de sus hermanos entró.

Levantó la mirada para darle la bienvenida pero al ver a su hermanito Mark se puso rápidamente de pie y corrió hacia él.

—¿Quién te hizo eso? —le preguntó mientras revisaba por moretones de su cara.

Mark le apartó la mano y caminó con una cojera hasta el sillón. Brenda frunció el ceño al verlo en ese estado y fue a la cocina por una bolsa con hielos.

—¿Te lo hicieron en la preparatoria? —le preguntó pero Mark no contestó, ya estaba recostado en el sillón. Tomó la bolsa de hielos y se la dejó caer en la cara.

—No importa quienes hayan sido —respondió con la voz amortiguada por la bolsa de hielos—, ya me golpearon.

—¡Sí importa!

—No, no importa, ya pasó.

—No es justo que te golpeen solo por...

—No salgas que soy especial —le dijo cortante y Brenda le quitó la bolsa de hielo del rostro.

—No eres especial, eres igual a nosotros —le dijo seriamente—, tener diferentes gustos no hacen a alguien especial...

—No me ayudas, hermana. Antes eras mejor consejera. Además —lanzó un suspiro—, no estoy de humor, mi mejor amigo se molesto por contarle sobre ello. Ya no tengo a nadie y prefiero no hablar en este momento. Más tarde hablamos —se levantó soltando un gruñido—, lo prometo.

Brenda asintió y dejó que su hermano menor subiese a su habitación.

Aun tenían una plática seria que tratar.

* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *

Hola a todos :D

Espero que lean esto. Sé que tardé mucho en publicar este capítulo y probablemente también tarde en publicar el siguiente, la razón; estoy trabajando durante estas vacaciones y tengo un horario muy ¡feo! Entro muy temprano y salgo muy tarde (lo peor es que me pagan poco T-T), así que se me dificulta llegar y publicar. La otra razón es porque sigo sin internet y como tengo una computadora de escritorio es necesario que esté conectado directamente a la línea de internet.

Para poder publicarles necesito transcribir todo desde Word hasta el único celular con internet en mi casa y luego ya ponerlo aquí, lo que me lleva mucho tiempo sobre todo porque no me llevo bien con la tecnología táctil.

Sé que prometí que publicaría cada domingo pero no podré cumplir con eso, intentaré publicar cada que pueda y estaré informando por mis redes sociales, así que por favor si quieren saber más de estos avisos síganme por ahí. Desde el principio avisé por mi página de FB e incluso por aquí pero al parecer ignoran esos mensajes porque en sus comentarios continuamente están preguntando por días de publicación y Wattpad no me deja contestarles a todos con la misma respuesta :O

Gracias por leer este capítulo y espero que les haya gustado.


PD: Se equivocaron de hermano xD 


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