1. As long as you love me [1r...

By crz_emily

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-Escucha bien, mi hija es todo para mi, ella me necesita tanto como yo a ella. Y eso significa que algún día... More

Prólogo
1.Libertad.
2. ¡Ayúdame!
3. Solos en la obscuridad.
4. Semanas
5. Es confuso.
7. Cumpleaños.
8. ¿Como pudiste?
9. Explicaciones.
10. Incapaz de mentir.
11. Amistad en elevador.
12. Bruja
13. Te amo
14. No quería
15. La casa
16. Amiga
17. Harry
18. Es inevitable
19. Ser feliz.
20. Mercancía
21. Grave
22. Stay.
23. Ya quisieras.
24. Lo mejor
25. Mensaje de voz
26. Maldita
27. Austin
28. Pesadilla
29. Nuevo alumno
30. Hormonas
31. Es muy pronto
32. I missed you
33. Solo es una fiesta
34. Beer Pong
35. Tentador
36. Last night
37. Pequeño secreto
38. Sueños
39. Sorpresa
40. Grandísimo honor
41. Radiohead
42. Chica mala
43. Tatuajes
44. La amo
45. Estación de trenes.
46. El fin
47. Graduación
48. El baile
49. Diviértete
50. Epílogo
Agradecimientos
**Aviso**

6. Accidentes.

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By crz_emily

- Chicos sepárense. Saben que nada de esas cosas está permitido en mi clase.

De inmediato nos separamos y observé que el profesor que estaba enojado y todos haciendo el típico "Uuuh". Parecían vacas.

Sé que es algo ridículo, pero este profesor tiene entre los ochenta y la muerte de edad, su ideología machista no nos permite, como ya lo vieron, un abrazo inocente. Repudia el amor, y dice que la amistad entre el hombre y mujer no existe.

Ja, imagínense cuando hacemos debates.

- Lo siento señor, no volverá a pasar – se disculpó Harry.

- Se van a la dirección los dos, y piden una citación a sus papás.

Esto no me está pasando.

- ¡No por favor! – intervine.

Conozco a este profesor, me va a inventar más cosas y si mi papá lo llega a saber, lo mata a él y primero a mí.

«Por Dios Eveleen, casi te comes al Bieber y te da miedo que te descubran abrazando a un amigo.»

- Conocen las reglas – insistía el profesor. Señaló la salida mirándome con desaprobación -. Afuera los dos.

Harry y yo salimos con nuestras mochilas en el hombro. Me daba mucho coraje que por una cosa tan pequeñita se esté formando una tormenta en un vaso de agua. Pateé un bote de basura de puro coraje.

- ¡Por un abrazo! – exclamé entre dientes.

- Tranquila, si se le ocurre abrir la boca de más yo le explico a tu papá.

Harry era adorable, pero yo conozco a mi papá, él piensa de mí lo que se le mete a la cabeza. Ni siquiera me dejaría defenderme.

He estado mirando a los pasillos creyendo que Justin seguía por aquí. Me gustaría saber cómo es que supo dónde estudio. La idea de que me pudo estar siguiendo me pone inquieta.

- Ay Harry – puse una mano en su hombro -. No lo conoces del todo.

- Vamos Eve, no te preocupes – me tomó de la mano y se la colgó en el brazo -. Vamos por ese citatorio.

Una vez en la dirección pedimos ver al director para poder explicarle lo que realmente había pasado.

-Así que se abrazaron - repitió el director sentado en su silla. Estaba sonriendo. ¡Sonriendo! -. Descuiden chicos, no habrá ningún citatorio.

Harry y yo nos miramos el uno al otro. Eso había sido más fácil de lo que pensaba, creo que tenía la ventaja de que no era la primera en quejarme sobre las reglas conservadoras de este profesor, varios alumnos e incluso padres no estaban de acuerdo con él, eso era algo a mi favor.

- ¿De verdad? – preguntó Harry.

- Fue solo un abrazo, ¿No? Estoy bastante al tanto que el profesor tiene una ideología muy conservadora. Si fue solo un abrazo, no se preocupen, pero eso sí, no toleraré nada más allá de eso. ¿Quedó claro?

-Gracias señor – sonrió Harry y me miró mientras nos levantábamos de las sillas -. ¿Ves? Te lo dije.

-Espera Eveleen, tú quédate, necesito hablar contigo.

¿Ahora qué?

En ese momento empecé a recordar las opciones por las que quisiera hablar conmigo. En ellas, estaba el beso con Justin. Que alguien nos haya visto subir o uno de los de mantenimiento hubiera estado arriba y no nos dimos cuenta.

Empecé a sudar frío.

- Está bien, te espero afuera ¿vale? – Harry me sonrió antes de irse y cerrar la puerta.

- ¿Hice algo más? – pregunté volviendo a sentarme. Se me secó la boca.

-Sí - me entregó mi boleta de calificaciones, había puros 7.5, 6.2, y promedios bajos. - ¿Qué pasa Eveleen? Estas fallando este semestre, tú no eras así. Es el último y tu desempeño bajó demasiado.

Por un lado, estaba aliviada que era de esto lo que quería hablarme, pero al ver mis calificaciones tan bajas en la semana de exámenes me sorprendió bastante. Di todo de mí, o al menos lo que podía.

- Pero, he hecho mis tareas y mis trabajos – expliqué. ¿Cómo que seis no sube a diez?

- Pero no correctos. Siempre fuiste de nueves y dieces, un ocho te lo paso – señaló mi boleta del semestre pasado.

Entiendo que no soy una alumna de excelencia, hay casi dos mil alumnos en toda la preparatoria, entiendo que destaco por el dinero que mi papá ha dado a la escuela, de ahí los rumores de que solo tengo buenas calificaciones por que él paga más de lo que debería por la colegiatura. Es totalmente falso.

Quiero pensar que así es, y que no por eso, recibo un trato especial y todos los profesores se saben mi nombre. Incluso los que no me dan clase.

- Lo siento señor, pero creo que fue porque no he podido concentrarme bien este tiempo.

- La semana de exámenes no fue la mejor. ¿Se podría saber el motivo? Estamos en confianza Eveleen, puedes decirlo.

JAJAJAJA. No, que horror.

- Es un asunto personal, y créame, con todo respeto, no me siento muy cómoda hablando de mis problemas personales con usted. Prometo que voy a intentar mejorar – tomé mi mochila del piso dispuesta a irme -. ¿Me puedo ir ya?

El director me miró sin ninguna sonrisa o expresión agradable en su rostro, pero no se negó cuando le pedí irme. Si no, empezaría a entrar en pánico.

Volví al salón de clases con Harry, el profesor no me dirigió la palabra en todo el día, a lo cual estaba muy agradecida porque así me daba el poder de desconcentrarme en ocasiones y pensar en lo que había hecho con Justin hacía un momento. Eso no fue solo un beso, se sintió muy bien, intenso, sus manos sobre mi cuerpo eran como si me necesitara. De no ser porque su misma boca fue la que me hizo reaccionar, quién sabe lo que hubiera pasado ahí.

Me di cuenta que he contraído mis muslos y mi bello corporal se ha erizado. No puedo evitar sonreír al volver a pensar en eso, mis sucios pensamientos me sorprenden, pues esto, sonará extraño, pero jamás había pensado así de alguien.

Sonó la campana dando fin a las clases.

Viva la vida.
Viva la campana.
Viva el amor.
Viva la droga.

Olviden eso.

Tomé mi libro, mi cuaderno y los metí a mi mochila. La colgó en el hombro y fui a mi casillero a dejar los que no tenía por hacer tarea. Ni siquiera me di cuenta que Harry seguía detrás de mí. Lo había ignorado toda la clase.

- ¿Me cuentas que te pasó?

- Eres un chismoso – me burlé -. Creo que mis problemas personales le interesan a todo el mundo, y el director no es la excepción.

- Yo no soy todo el mundo – se quejó.

- Pero sí parte de él – cerré mi casillero -. No sé qué es lo que quieres que te diga.

- Tal vez lo que pasa por esa cabeza hueca – me dio un zape y miró por encima de mi hombro -. Llegaron por ti.

Volteé a ver las puertas abiertas de par en par. John, el chofer y, me divierte pensarlo, su señor de la casa, está afuera esperándome. John es como el todo terreno de casa porque es el que cocina, limpia, cuida de nosotros, cuidó de mí cuando era más pequeña y papá se iba a trabajar. Me agrada mucho, pero si no fuera tan "creepy", lo llamaría mi segundo papá.

- Ya sabía yo que estaría aquí hasta media hora antes de la salida – caminé junto a Harry hasta las puertas.

- Se le va a pasar, no te preocupes – me rodeó el cuello con su brazo. Me giré en su dirección para abrazarlo por su cintura antes de irme.

- Adiós Harry – levanté mi cabeza para besarle la mejilla, pero Harry bajó si mirada y directamente besó mis labios.

Me reiría de haber sido un accidente, pero no, él lo ha hecho a propósito, sabe que siempre le beso la mejilla derecha, y lo que me ha convencido de no ser un accidente, es que me ha tomado de la cara para hacerlo.

«Los accidentes no existen.»

No supe bien cómo reaccionar ante ese beso. Me tomó de sorpresa por completo. Harry jamás me había intentado besar, nunca. Lo conozco de hace años.

Dejé de abrazarlo, evité su mirada de a toda costa. No había tenido la necesidad de explicarle a Harry que los rumores sobre nosotros eran solo eso, rumores. ¿De verdad Harry tendría otros pensamientos sobre nosotros? Ni siquiera le dije nada más. Estaba ahora lo doble de confundida.

- Señorita Williams, su padre la espera - el guardaespaldas/ chofer/ cocinero/ niñero/ lame botas/ espía/ ciborg de Michael posó su mano en mi espalda y me ayudó a subir en la bella Range Rover negra.

- Eres muy observador John – le sonreí, pero cuando entré a la camioneta dejé de hacerlo.

Agradecí que la camioneta estuviera blindada, pues cuando John cerró mi puerta, todavía me quedé mirando a Harry y él miraba en mi dirección. Me sonrió como si pudiera verme y me dijo adiós con la mano. Yo lo hice también, pero sin sonreír.

Imagínense estar en mi lugar. Este chico ha sido como mi hermano durante años, compartimos muchas experiencias juntos, peleábamos por el pedazo más grande de pastel en los cumpleaños que pasamos juntos, le conocí como cinco novias, lo he visto coger (por accidente, quiero aclarar), conozco a su familia y él conoce a mi papá, es decir, esto no es normal.

En lo que pienso en eso, veo que nos paramos en un semáforo, John está hablando por el celular, pero no hago caso y me quedé viendo por la ventanilla una parte de Central Park, teníamos que pasar por su calle todos los días, a veces puede ser eterno el viaje, y a veces puede ser un infierno como ahora. Lo que veo son personas normales, comunes, con vidas simples, en central park había de todo, había niños jugando con sus madres y padres, novios besándose, incluso parejas de viejitos.

¿Por qué no puedo ser una vida normal? ¿Qué habré hecho en mi otra vida para pagarla en esta?

Entiendo que mi papá me protege, después de lo que viví la otra noche no quiero ni pensar en lo que pudo haber pasado, pero esto es un extremo. Ni siquiera quiere escucharme, después de gritarnos de todo no me habla casi nada. Las cenas son silenciosas, de no ser porque sus clientes e inversionistas lo llaman todo el tiempo, no escucharía su voz.

Extraño a mi mamá. Ella sí me entendía. Cuando mi papá se ponía como loco, ella iba a defenderme, aunque eso siempre le costaba que le dijera sus cosas a ella también. Eso sí, al siguiente día siempre se arrepentía y nos terminaba recompensando con regalos. Ella intentaba convencerme que ese era el lado bueno de aguantar sus cambios de humor.

Pero el lado bueno duraba poco.

Ahora estoy llorando en silencio. Intenté respirar profundo para que John no me viera y pensé en otra cosa hasta que llegamos a casa. Abrí la inmensa puerta de mi humilde casita de tres millones de dólares y vi a mi papá en la mesa del comedor. No pensé que estuviera esperándome, hasta que me llamó.

- Eveleen.

Cerré los ojos cuando escuché su voz llamándome, me detuve en el primer escalón y lo volteé a ver.

- Ven tantito.

Su tono era calmado. Vaya, no me está gritando. Fui hasta el comedor, no creo que sea necesario que me siente, así que no lo hice.

- ¿Algo que quieras decirme?

No hay ningún vaso de cerveza, vino o ningún otro licor en la mesa, ni en la cocina que he visto de rápido. Está sobrio, tal vez pueda razonar con él.

- ¿Sobre qué? – jugué con el borde de la silla.

- ¿Algo que haya pasado en la escuela? ¿No?

Por un momento pienso en el beso con Justin. Otra vez vuelvo a pensar en todas las cosas que me pasaron hoy y mi boca se me pone seca.

- Me mandaron a dirección por abrazar a Harry – confesé esperando que fuera eso. Pero al ver su reacción, creo que no era eso.

-No es eso Eveleen, pero gracias por hacerme enterar eso – ha alzado sus cejas asombrado -. Y que rompes mis reglas, no me obedeces, y no fue solo un abrazo si bien tengo entendido.

No puedo creer que John anduvo de chismoso.

- Papá...

-También el día que te castigué, cuando me fui saliste a ver a un muchacho.

«Chismosos de mierda ¿Por qué se tiene que saber todo hoy?»

- ¿Me vas a decir su nombre?

- Es un amigo, no lo conoces – me limité a decir sin mirarlo.

- Dime su nombre – insistía.

Algo me decía que no le dijera su nombre. Me ponía nerviosa, mi papá siempre me intimidaba, pero esta vez solo negué con la cabeza.

- Vale, no te preocupes – se levantó de la silla y me dio un beso en la cabeza. Eso me ha extrañado -. Veremos si otras tres semanas de castigo te hacen razonar.

- ¡Pero papá!

- Eveleen, no te voy a premiar si sigues comportándote así ¿quedó claro, niña?

- ¡No soy una niña! ¡Tengo dieciséis años!

- Eveleen, ¿tú crees que tener tu edad significa que está bien hacer todo lo que has estado haciendo? Me mientes, te quedaste en casa de quién sabe quién, te pudo haber hecho algo. ¿No entiendes que esto no tiene nada de sentido?

Ya no podía seguir hablando. Tenía un nudo enorme en la garganta y no quería llorar.

Yo estaba enojada, antes de subir hacia mi cuarto, le grité.

- ¡Se llama Justin! – total, ya estaba castigada. La cara de mi papá me hizo darme cuenta que estaba en shock, pero mi coraje me hizo ignorarlo y subir a mi cuarto azotando la puerta.

Día 39.

15 de mayo del 2012.

Las semanas se me hicieron eternas. De nuevo Justin era solo un fantasma en mi vida que no había vuelto a aparecerse. Era como si solo se hubiera aparecido para besarme, alborotarme las hormonas e irse. Los últimos días no había ido a la escuela, pues mi salud no era la mejor y Michael me dio permiso de faltar. Mi cumpleaños sería pasado mañana y no quería estar mal.

No hemos hablado sobre Justin y prefiero que sea así. Siento que solo fue imaginación mía cuando pensé que estaba en shock por saber que era él la persona con la que estaba la otra noche.

Me había vuelto a quedar dormida después de desayunar, cuando abrí los ojos otra vez eran las dos de la tarde. Sin ninguna culpa, me giré al otro lado de mi cama para seguir durmiendo, pero alguien estaba tocando mi puerta.

- ¿Qué? – respondí de mala gana.

- Vinieron a verte – escuché la voz de Michael sin abrir la puerta. Escuché sus pasos de que se alejaba.

Por un momento pensé que sería Justin, sabía donde vivía, en mi imaginación, él habría ido a buscarme a la escuela, pero al ver que no estaba me vino a buscar.

«JAJAJA, ahora di el chiste de la ardilla y el bombillo.»

Me levanté de mi cama y me lavé la cara. Peiné mi cabello para no parecer tan fodonga y bajé a la sala donde vi a Harry sentado en el sillón con unas flores. Al escuchar mis pisadas, volteó a ver en mi dirección. Me decepcioné un poco al verlo, pero después me golpeé internamente.

«Él jamás vendría hasta mi casa a verme.»

- Hola – le sonreí antes de abrazarlo.

Quería que nuestra relación no fuera tensa después del beso que me dio. Ni siquiera habíamos hablado de eso en la escuela, como si nada hubiera pasado. Eso sí, ahora estar con él me ponía incómoda. Ya no podía verlo con los mismos ojos. Menos si me trae flores.

- ¿Sigues malita? – dijo en medio del abrazo -. Me haces falta en la escuela.

- Gracias, y lo siento – tomé las flores y me dejé caer en el sillón. Harry me imitó -. Mi papá me dio permiso de faltar y recuperarme antes de mi cumpleaños.

- ¿Qué te duele?

- He tenido muchas náuseas. Siento muchos escalofríos y a veces me sube la fiebre. Ni siquiera puedo dormir bien.

- Con razón tienes tu pijama ahora – me miró.

Traigo puesto un conjunto de Victoria's Secret azul que me regaló Danielle en un viaje que hizo al Victoria's Secret Fashion Show el año pasado, es un short de pijama y una camisa de botones. Mi favorito.

Aunque hubiera preferido cambiarme ahora que sé que es Harry quien está aquí.

-Si por mi fuera, andaría en pijamas todo el día – comenté. Harry no deja de verme -. ¿Y qué tal los chicos? – me puse uno de los cojines sobre mis piernas.

¿Es alucinación mía o después de ese beso siento que me observa todo el tiempo? Ahora todo lo que hace lo malinterpreto. No sé si sea egocéntrica o de verdad lo hace.

-Bien, todos nos preocupamos por ti – jugó con sus dedos -. Solo venía a dejarte esto, mi prima acaba de llegar de Chicago y tengo que estar con mi familia.

¡Aleluya! De pronto amo a Chicago y a su prima.

- Que mal, pudimos haber visto una película – me encogí de hombros. Me miró por unos segundos con una ceja levantada. Por un momento creo que va a cambiar de opinión y querrá quedarse.

Ay no.

- Suena bien – sonrió.

Tengo que callarme la boca.

- Pero será en otra ocasión, ¿vale?

Sentí un gran alivio.

- Vale, me parece bien – le sonreí. Harry me abrazó, yo no lo podía rechazar. Pero mientras me abrazaba, sentía que lo hacía más fuerte de lo normal. Era mi deber arruinar este momento con un comentario sarcástico o algo que haga que me suelte.

- ¡Me vas a sacar la cagada! – exclamé palmeando su espalda.

Harry se empezó a reír, pero al menos me soltó.

- Adiós, loca – se dirigió a la puerta.

- Adiós – cerré la puerta detrás de él.

Mientras subía a mi cuarto, ahora me encontraba confundida. Si Harry sentía algo por mí, no debería de callarme. Tengo que hacer algo para que esto se detenga sin poner en riesgo nuestra amistad. No podía arriesgarme a que intentara otro movimiento. ¿Qué tal si un día estoy comiendo y de la nada llega con una cartulina tamaño jumbo y mariachis?

De pensarlo, me han regresado los escalofríos. Me acerqué a mi tocador para buscar mi medicamento y me doy cuenta por la ventana que Harry y mi papá están hablando. Mi papá parece que solo está escuchando mientras Harry habla, está nervioso, se balanceaba en su lugar y Michael asentía.

Al final, Michael parecía contestarle o decirle algo más, si abro la ventana para escuchar se darían cuenta, así que solo me limito a leer sus expresiones faciales y su lenguaje corporal. Se despidieron con la mano y Harry se marchó en su coche.

¿Qué fue eso?

[***]

Día 41.

17 de mayo del 2012.

Mi tratamiento resultó siendo un éxito. Los escalofríos se detuvieron, ya estoy durmiendo mejor, la fiebre desapareció y puedo comer sin sentir que voy a vomitar. Justo a tiempo para mi cumpleños.

Me despertó Girls Just Wanna Have Fun de Madonna. Mi tono de alarma. Hasta eso, para ser las seis y media de la mañana, me desperté de buen humor. Me bañé cantando, salí cantando, me vestí cantando y me arreglé cantando.

Era un día especial, siempre mi papá se encargaba de hacer de mi cumpleaños algo especial, así que tenía que vestirme destacable.

Saqué mi falda de piel roja ajustada, me puse mis medias negras para no pasar tanto frío, la falda, una playera de manga larga y cuello de tortuga negro y mis botas de tacón cuadrado. Seguí cantando mientras terminaba de alizar mi cabello castaño, pero me detuve en cuanto vi a mi papá parado en el umbral de mi puerta.

-Te pareces tanto a tu mamá – comentó.

- La falda era de ella – repliqué. Veo que no deja de verla -. ¿Me cambio?

- No – me sorprende su respuesta -. Se te ve muy bonita.

-Gracias papá – le sonreí mientras terminaba con el ultimo mechón.

Me gusta cómo me veo, y la actitud de mi papá es de diez.

Nada puede arruinar este día. Más cuando veo su regalo.

- Toma – me extendió una cajita pequeña. Cabía en la palma de su mano.

- Gracias pa – lo abracé. Suponía que eran algunos aretes o un collar, pero cuando sostuve la cajita, pesaba más que un collar.

- Ábrelo – me indicó.

Accedí a deshacer el moño que tenía la caja, la abrí y oh my fucking god.

Son unas llaves, con el logo de BMW en ellas.

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