No me rendiré || 2Yeon

By MyouiKen

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2Yeon> Nayeon sentía que tenía una vida perfecta en aquel momento, se había ubicado en la cima de un pedestal... More

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By MyouiKen

—Jinsol ¿Quieres que haga palomitas de maíz? —preguntó Jeongyeon entrando a la sala— Mi amor —volvió a llamarla al no recibir respuesta alguna.

Jeongyeon se percató que Jinsol no estaba en el sofá y decidió buscarla en su habitación pero tampoco la encontró ahí, ni en el baño, ni la cocina.   

La rubia se comenzó a desesperar al no ver rastro de su hija y comenzó a gritar desesperada su nombre entrando a una habitación a la otra por último busco en el sótano pero tampoco estaba allí.   

Sus ojos se llenaron de lágrimas y su llanto comenzó cuando notó que la puerta principal no tenía seguro y tampoco estaba Kookue en la casa, sin perder más tiempo tomó su celular y las llaves del auto para dirigirse hacia la policía.   

—Señora, trate de calmarse —le pidió el uniformado.   

—Por favor, no encuentro a mi hija, necesito que me ayuden.   

—¿Cuántos años tiene su hija? —preguntó calmado.   

—Seis —respondió.   

—¿Cuándo fue la última vez que la vio?   

—Estábamos en casa y yo bajé a poner la ropa en la lavadora pero cuando regresé ya no estaba.   

—¿Está segura de que no salió a jugar con algún vecino?   

—Ella jamás sale —casi gritó.   

—Podría estar fuera o a lo mejor algún familiar cercano pudo ir a verla y… —Antes de que pudiera acabar la rubia lo corto.   

—Mi hija tiene seis años ¿Cómo pretende que este fuera sola por su cuenta?   

—Señora, por favor trate de calmarse —pidió el hombre— ¿El padre de la niña no la tomó tal vez para llevarla por un no sé… helado?   

—¡Mi hija no tiene un padre! —gritó.   

—Lo siento, simplemente tenemos que verificar que de verdad no haya posibilidad de que esté en alguna parte, levantaremos el informe de su pérdida, necesito que me diga todos los datos de la pequeña y necesitamos una foto de ella y una descripción —El hombre se levantó de su asiento— Por favor sígame por aquí.   

Una hora después...   

—Hola —contestó suavemente, reconociendo el número.   

Nayeon —sollozó Jeongyeon al otro lado de la línea— No encuentro a Jinsol estábamos en casa y simplemente desapareció.   

—Jeongyeon, necesito que te calmes, no logro entender ¿Qué está sucediendo? ¿Ocurre algo con Jinsol?   

No la encuentro —dijo lo más claro posible.   

—¿Cómo que no la encuentras?   

No —volvió a sollozar— No sé dónde está.                                                                                               
—¿Dónde estás tú? —preguntó— Estoy saliendo ahora mismo.   

Estoy camino a casa, ya puse la denuncia en la policía.   

—Bien, quédate ahí en unos minutos llego.   

Nayeon tomó su chaqueta y se la colocó al tiempo que caminaba hacia la salida de su oficina.   

—Jennie, tengo que salir, Jinsol desapareció —dijo al fin reaccionando ante aquello, su corazón comenzó a palpitar fuertemente— No quiero que me moleste a menos que sea realmente importante, avísale a Momo y dile que voy a casa de Jeongyeon.   

La chica asintió en shock.   

—Espero que la encuentren pronto.   

—Yo también —dijo ya en el ascensor.

—Yo creo que es hacia… mmmm… esa calle —Señaló hacia al frente— Vamos, Kookue —El perrito saltó moviendo la cola.   

Ambos esperaron en la banqueta a que la luz se ponga en roja para poder cruzar, la niña se llevó varias miradas por parte de adultos, pero la seguridad que transmitía los hacía desistir de preguntar hacia dónde iba sola.   

Estuvo caminando alrededor de dos horas tomando calles que recordaba haber visto antes, su estómago comenzó a sonar cuando ya estaba comenzaba a caer el atardecer y con ellos se hacía presente la noche.   

La niña se sentó en la silla de un parque para sacar sus galletas y su jugo de su mochila.   

—Vamos a tener que compartir, Kookue —le habló a su fiel amigo quien olfateaba sin cesar el paquete plástico— Olvide traer comida para ti, que bueno que mi conejito no come.   

La pequeña abrió sus galletas y comenzó a comerlas una a una dándole la mitad a su perro, luego bebió la mitad de su jugo y puso el sorbete en la boca de Kookue para apretar la cajita y que saliera el chorro disparado para que esté también pudiera beber.

—Comienzo a tener frío, ojalá encuentre pronto el banco de mamá porque no me gusta estar sola en la noche.   

La pequeña emprendió nuevamente su camino, tal vez sus pasos no eran largos pero ya estaba bastante alejada de su hogar aunque ella no lo supiera.

Jeongyeon corrió hacia la puerta, los fuertes e incesantes golpes hacían eco por toda la casa, detrás de ella estaba la chica quien tenía el rostro descompuesto.   

—Es mi culpa —Fue lo primero que dijo Jeongyeon agachando la mirada sin dejar de llorar— Siento ser tan egoísta —Nayeon dio un paso hacia delante.   

—No es tu culpa, vamos… vamos a encontrarla ¿Está bien? —Trató de tranquilizarla.   

—Claro que es mi culpa, ella solo quería ir a verte y yo le dije que no.

Su llanto se volvió más fuerte, pese a que lo dudó unos segundos Nayeon se armó de valor y la tomó entre sus brazos, la rubia se tensó, sin embargo, no se opusó y recostó su cabeza en el hombro de la chica sollozando.   

No sabe cuánto tiempo estuvieron de aquella manera pero el sonido del teléfono de Nayeon las hizo separar.   

—Hola —contestó— Sí, Momo, estoy en casa de Jeongyeon —Jeongyeon escucho el nombre y prefirió ir hasta la cocina por agua pero sin perder la conversación— Sí, claro, no creo que le importe puedes venir —Nayeon asintió con la cabeza— Está bien, pero trata de no alarmar mucho a mi madre, no le vendría bien, aquí te espero.   

La chica entró a la cocina y se encontró a Jeongyeon bebiendo un vaso de agua.   

—¿No te importa si alguien viene hacia aquí?   

—Creo… creo que no, comprendo si quieres que tu novia venga —Nayeon frunció el ceño.   

—¿Novia?   

—¿Esa chica que siempre está contigo no es tu novia? —preguntó bajito.   

—Claro que no, Momo es mi mejor amiga, es como una hermana, además yo no he tenido una relación después de ti —La rubia la miró por unos segundos antes de salir del lugar— Jeongyeon… —la llamó siguiendo sus pasos.   

—Ahora lo importante es Jinsol —la cortó.

—Tienes razón, lo siento.   

Ambas se sentaron en el salón en silencio sin saber qué decir, Jeongyeon había calmado un poco su llanto, sin embargo, la angustia y la desesperación seguía presente.   

—Necesitamos hacer algo, no puedo estar aquí sin hacer nada cuando mi hija está deambulando por la calle expuesta a tanto peligro.

—Tienes razón —La siguió Nayeon quien se mostraba más serena y fuerte ante aquello pero estaba igual o peor que Jeongyeon por dentro— Vamos a salir a buscarla, voy a ponerme en contacto con el periódico y la televisión para que muestren su foto, cuando llegue Momo ella se encargará de eso, tú y yo podemos ir a buscarla en el auto.

—Está bien —asintió— Jihyo está por llegar también, así podrá ayudarnos.

Luego de varios minutos la castaña apareció en casa casi lanzándose sobre Jeongyeon.

—Jihyo, vas a ahogarme —habló la rubia.

—Lo siento —La soltó— Necesitamos encontrar a mi pequeña, ¿ya fuiste a la policía?

—Sí —respondió— Dijeron que si había noticias avisarían, pero no puedo estar aquí como si nada, así que necesito que me ayudes a buscarla.

—Claro que lo haré, solo dime en qué puedo ayudar.

—Mi amiga Momo está por llegar, podrías ir con ella a dejar la foto de Jinsol a las televisoras y los periódicos —interrumpió la chica haciendo sobresaltar a Jihyo quien no había notado su presencia, la menor la miró fijamente cruzando sus brazos.

—Tú no me dices que hacer.

—No te estoy diciendo que hacer —se defendió— Solo creí que podrías ayudar con eso                                                                                            

—Pues tú a mí...

—Jihyo, pará —intervino Jeongyeon— Solo acompaña a su amiga a hacer lo que te dijo y ayudarías mucho.

—No puedo creer que estés de su lado y la defiendas.

—¡No estoy del lado de ella, ni la estoy defendiendo! —gritó— Mi hija está perdida y tú no encuentras mejor momento para pelear.

—Okay, lo siento —Se sentó en el sofá resoplando.

La pequeña niña comenzó a sentir frío y sentir arrepentimiento por la decisión que había tomado, la calle comenzaba a oscurecer y ya casi nadie transitaba por ellas y a los pocos adultos que quedaban al parecer no les importaba una niña pequeña que deambulaba sola y pasaban junto a ella ignorándola.

Jinsol se sentó pegando su espalda en la pared de un local que estaba ya cerrado y se abrazó a Kookue.

—Creo que nos perdimos, Kookue —dijo bajito asustada— Y ya se está haciendo de noche y mami Jeongyeon debe estar preocupada, pero tampoco recuerdo cómo volver a casa.

Como si pudiera entender el canino ladró y movió la cola.

—Tengo miedo, no quiero dormir aquí.

La pequeña estuvo alrededor de unos 40 minutos en el mismo lugar, asustada por lo que podría pasar en aquella oscura avenida, un hombre de la tercera edad y con una barba blanca que hacía juego con su cabello y con la ropa sucia y andrajosa la miro desde el otro lado de la calle preguntándose qué habría pasado con ella.

Jinsol al ver cómo la miraba el hombre se levantó para seguir caminando, sin embargo, el tipo fue más rápido y cruzó la calle hasta llegar a ella.

—¿Estás bien? —preguntó serio.

—S- Sí —La niña respondió con la voz temblorosa.

—¿Por qué estás sola aquí? ¿Dónde están tus padres?

—Yo… yo iba a ver a mamá Nayeon. pero… pero no encuentro su edificio —El hombre negó con la cabeza.

—¿Saliste sola de tu casa? —Jinsol asintió asustada— Niña tonta, no sabes lo peligroso que es andar por aquí sola.

—Yo solo quería ver a mamá —El hombre suspiró.

—Está bien, dame la dirección y te ayudaré a llegar o su número de teléfono y encontraremos la forma de llamarla.

—Yo no tengo su dirección, ni su número.

—¿Cómo pensabas llegar?

—Su edificio tiene dos letras enormes en la punta de arriba.

—¿Letras?

—Si letras, es de su banco, mi mamá tiene un banco y yo iba a verla ahí —El hombre giró los ojos y pensó que la pequeña estaba alucinando.

—¿Sabes la irresponsabilidad que acabas de hacer?

—¿Qué es irresponsabilili...bili… —La pequeña frunció el ceño tratando de repetir la palabra.

—Irresponsabilidad es cuando haces algo sin medir las consecuencias ¿Cómo es el supuesto banco donde trabaja tu mamá?

—Se llama como ella: Im, yo algún día también me voy a llamar Im

—Sí, claro —Kookue comenzó a saltar emocionado entre las piernas del hombre mientras ladraba.

—Le caes bien a Kookue —dijo feliz la niña— Entonces me caes bien a mí también.

Ambos se quedaron en silencio durante unos segundos, el hombre se debatía en ayudar a la pequeña o dejarla ahí a su suerte, pero no tenía el corazón para aquello, por más que odiaba a los niños y sus interminables preguntas, al final de varios minutos suspiro derrotado, claro que no podía dejarla ahí.

—Vamos, te ayudaré a buscar el dichoso edificio de tu madre, pero donde no sea cierto que tú madre trabaja ahí te llevaré con la policía.

—Pero yo no quiero ir presa —dijo alarmada.

—No, niña tonta, ellos te tendrán hasta que encuentren a tus padres —explicó.

—Bien —dijo meneando la cabeza de arriba a abajo— Pero primero busquemos a mamá Nayeon, ella estará feliz de verme y le diré que te de ropa nueva por haberme ayudado.

—Sí, sí, camina, ya está muy oscuro para que estemos en la calle, además ni un abrigo traes.

—Pensé que encontraría el edificio de mamá antes de que se ponga la noche.

—Pues pensaste mal —suspiró comenzando a caminar— Ahora, vamos a mi casa que en la mañana saldremos a buscar a tu madre.

—Gracias, señor, por cierto me llamo Jinsol y puede decirme Jinsol porque no me dicen de ninguna otra manera —La pequeña comenzó a caminar rápidamente junto al hombre que daba enormes pasos.

—Yo me llamo Changjoon, pero dime Señor Changjoon, porque eres una mocosa y me debes respeto.

—¡Usted se llama como el papá de mi mami Jeongyeon! —gritó emocionada.

—Pensé que tu mamá se llamaba Nayeon —El hombre frunció el ceño confundido.

—Yo tengo dos mamás y ahora usted puede ser mi abuelito porque no tengo ninguno.

—No, no, yo solo te llevaré con tu madre y luego nunca más nos veremos.

—Pero ya somos amigos —refutó la pequeña— Además, ahora va a ser mi abuelo porque se llama igual que el que ya murió.

—No es así como funcionan las cosas, ahora camina antes de que me arrepienta de ayudarte.

—Bien —dijo derrotada— Pero antes ¿puedo pedirle algo? —habló bajito al final.

—¿Qué quieres ahora?

—Tengo hambre y no traje más comida ¿podría darme algo de comer? Prometo que mamá se lo pagará.

Changjoon revisó su bolsillo y solo tenía un par de monedas que alcanza a duras penas para él, su día no había sido muy bueno con las limosnas, ni con la venta de botellas recicladas, el sonido del estómago de Jinsol lo sacó de sus pensamientos.

—Pasaremos a comprar algo de pan y leche —le dijo recibiendo una sonrisa de la pequeña.

—Gracias, abuelo.

—Que no soy tu abuelo —dijo girando los ojos.

—Ya, ya, abuelo, no te enojes, mejor vamos rápido porque tengo frío.

—Está bien, Momo —respondió suspirando— Sí, avisa que mañana no voy a la oficina y no quiero que me molesten a menos que realmente sea importante —Hubo otra pausa antes de que respondiera— Quiero que mandes por correo la foto de Jinsol a cada uno de nuestros trabajadores en esta ciudad, y a las personas de mi edificio, quiero que todos reconozcan su rostro por si la ven en la calle, bien mañana hablamos, gracias por todo.

Nayeon cerró la llamada y se volteó hacia Jeongyeon quien seguía llorando en el sofá, con delicadeza se acercó hasta ella sentándose a su lado y envolviéndola con sus brazos.

—Necesitas estar fuerte,  Jeongyeon —le pidió.

—No puedo, estuvimos horas buscándola afuera y no aparece, ya es de noche no sabemos dónde está, no sabemos qué le puede estar pasando o si alguien le hará daño y… y —Los ojos de Nayeon se llenaron de lágrimas, trataba de estar fuerte por ambas pero la preocupación seguía rompiendo sus paredes.

—¿Puedes quedarte aquí? —pidió, la rubia levantando la mirada— No quiero estar sola.

—Claro que me quedaré esta noche, lo hubiera hecho sin que me lo pidas —Jeongyeon volvió a recostar su cabeza en el hombro de Nayeon.

—¿Crees que Jinsol esté bien? —preguntó con miedo.

—Claro que sí, ella es inteligente y sabe cuidarse.

—Adentro debo tener alguna manta para que te arropes —dijo señalando el interior de su tienda de campaña— Envuélvete en ella y come con cuidado.

—¿Usted vive en una tienda de campaña?

—Si.

—Wow, que divertido ¿Pero no es malo? Se puede enfermar si hace mucho frío o se moja cuando llueve.

—Sí, pero no tengo otro lugar más donde vivir, así que deja de hacer preguntas y arrópate antes de que tú te enfermes.

—Bien, ahí voy —obedeció y esperó a que Changjoon entrará pero este nunca lo hizo— Abuelito ¿no vas a dormir?

—¡Que no soy tu abuelo, niña latosa! —gritó desde afuera— Y si, voy a dormir aquí afuera.

—Pero te vas a enfermar.

—Tú no te preocupes, solo recuéstate.

Jinsol sin hacer caso se salió de la tienda de campaña encontrándose a Changjoon sobre algunos cartones.

—Tome —Le tendió una de las mantas y la mitad de su pan— Somos un equipo, así que es lo justo, tenemos que compartir.

—Bien —El hombre sonrió de lado— Ahora ve a dormir que mañana a primera hora iremos a buscar a tu mamá, su banco debe estar en el centro de la ciudad junto a los demás.

—¡Bien! —gritó entrando a la tienda de campaña— Hasta mañana, abuelo.

—Que no soy tu abuelo.

Ya que vuelvan mis mamás, esto de ver como andan separadas amandose no me gusta:(

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