—¡Jinsol mi amor, el desayuno está listo! —gritó Jeongyeon sirviendo en los platos los huevos revueltos que había preparado para la niña— ¡Jinsol! —Volvió a llamarla hasta que por fin la pequeña apareció en la cocina abrazando a su rosado peluche.
—Buenos días, mami —saludó sentándose en la mesa que estaba frente a la cocina, Jinsol suspiró sonoramente llamando la atención de Jeongyeon.
—¿Estás bien, mi amor? —preguntó— Desde ayer estas apagada ¿No estás feliz de que desperté? —preguntó.
—Claro que sí, mamá —se apresuró a contestar, la rubia colocó el desayuno en la mesa y tomó asiento frente a su hija— Es solo que… mamá Nayeon estaba llorando ayer —dijo agachando la mirada— Yo no quiero que ella esté triste.
—¿Estaba llorando? —preguntó tratando de ganar tiempo sin saber qué responder.
—Mami —se quejó, no había manera de mentirle a Jinsol— Yo creo que está triste porque vine contigo.
—Mi amor, ya desperté, tenías que volver conmigo a casa con mamá —Trato de explicarle suavemente.
—Ella también es mi mamá —Jeongyeon tuvo que apretar los dientes para no soltar ningún comentario que dañara a su hija, al parecer Jinsol ya estaba lo suficientemente encariñada con la chica— ¿Por qué no dejas que ella venga aquí? Así no está sola.
—Porque ella tiene su apartamento y debe cuidarlo.
—Entonces vamos a vivir con ella —Le pidió— Tú puedes dormir con ella y yo en mi habitación, ya sé que ustedes eran novias y se besaban en sus boca, ella me lo contó —La rubia no sabía si reír ante la inocencia de su hija o ir a matar a Nayeon por soltar su lengua.
—Yo debo cuidar de esta casa —Trató una vez más— Además, ya estoy aquí, no necesitas otra mamá, yo voy a cuidarte siempre —Jinsol suspiró sonoramente y asintió con la cabeza— Ahora desayuna que luego iremos a ver a tía Jihyo y tía Sana que se pondrán muy contentas al saber que regresaste.
—Está bien —dijo sin estar muy convencida— pero ¿puedo ir a ver a mamá Nayeon mañana?
—Ya lo veremos —respondió levantándose de la mesa— Ahora desayuna.
Nayeon entró a su oficina sorprendiéndose al notar quien la esperaba, aquel día había llegado un poco más tarde porque tuvo que pasar por su departamento a alistarse y luego salir al banco, aunque había dormido sin interrupciones y por al menos nueve horas su cuerpo de sentía agitado, al parecer su cansancio emocional estaba afectándola.
—¿Qué haces aquí, mamá? —preguntó sacándose la chaqueta y colgándola en su perchero para luego tomar asiento.
—Dime, por favor que Jinsol está en clases y que tardaste porque pasaste a dejarla —dijo con algunas lágrimas en los ojos.
—Lamentablemente no —dijo suspirando— Siento no haberte llamado ayer, no estaba en condiciones.
—¿Entonces Jeongyeon fue a tu casa? —preguntó.
—Sí, y se llevó a Jinsol —Trató de mantener su compostura— Además, tengo un juicio dentro de un par de días y me pidió que renuncie a cualquier derecho que pudiera tener sobre Jinsol.
—No pensarás en acceder a semejante locura —Nayeon no respondió y simplemente miro hacia afuera y la maravillosa vista que tenía— No puedes hacer eso, es tu hija es mucho más hija tuya que de ella ¡Nayeon! —gritó llamando su atención.
—No lo sé, mamá —dijo rompiendo en llanto y Seah se levantó a abrazarla— Yo no quiero separarme de Jinsol pero tampoco quiero que me odie.
—Jinsol te ama —dijo mirándola a los ojos— No hay manera de que deje de hacerlo.
—Si Jeongyeon le cuenta lo que le hice va a terminar odiándome y no quiero mamá.
—Shhhh —dijo comenzando a sobar su espalda— Vamos a ir a ver al abogado y vamos a ver las opciones que tienes ¿Está bien? —Nayeon asintió con la cabeza— Pero no te preocupes yo no dejaré que separen a Jinsol de nosotras, ella es una Im y debe estar donde pertenece.
Le tomó varios minutos recomponerse a la chica para poder salir de la oficina sin que nadie notara lo destrozada que estaba, lo que menos quería era chismes de oficina y mucho menos si eran con ella como protagonista.
El abogado quedaba a escasas cuadras de ahí así que llegar fue sencillo el problema surgió ya dentro, una vez explicado cada detalle del caso, Nayeon no tuvo más remedio que contar lo que había ocurrido años atrás entre ambas, aquello era importante si Jeongyeon tenía planeado usarlo en su contra.
—Eso me tomó con la guardia baja —dijo el hombre secándose la frente con un pañuelo— Sabes que si Jeongyeon usa aquello en tu contra afectará mucho tu postura en el caso ¿Cierto? Y el juez también podría encontrarlo como un delito, necesito estudiar bien cada detalle de esto y saber por dónde podemos irnos, prometo que haré todo lo que esté en mis manos.
Seah se mantenía al margen después de haber escuchado todo lo que su hija dijo, una mezcla de sentimientos le llenó y ya no sabía ni qué pensar.
—Tal vez podamos negarlo —Volvió a hablar el abogado— Jeongyeon no tiene prueba alguna —dijo— Sería lo mejor, no puedes hacer ninguna acusación sin pruebas de por medio o será desestimada —Tal vez esa era su vía de escape, sin embargo, la chica estaba más que segura de que Jeongyeon sabía aquella verdad y de alguna manera se había enterado pero no tenía ni idea como— Respecto a lo de la chica de aquella mañana cuando Jeongyeon huyó simplemente debes contactarla y la llevaras de testigo para que declare a tu favor, ya me has dicho que fue un mal entendido y que tú no tuviste nada que ver que, fue ella quien te busco y quería algo más ¿Está bien?
—Sí —dijo por lo bajito.
—Bien —dijo el hombre juntando sus manos casi aplaudiendo— Eso es todo, estudiaré tu caso, Nayeon.
—Muchas gracias —dijo levantándose de su asiento y estirando su mano para despedirse— Cualquier cosa que necesite no dude en llamarme— Seah repitió el gesto y educadamente se despidió.
Ambas entraron al auto en silencio, era cuestión de tiempo para que comience el interrogatorio de Seah hacia Nayeon pero esta se mantenía sería y callada.
—Escucha, mamá… —Trató de ser la primera en hablar pero su madre la corto.
—¿De verdad hiciste eso? viste cuánto sufrió Jeongyeon durante meses —dijo enojada, pese a toda la situación ella adoraba a Jeongyeon como una hija.
—Lo siento, yo… —Esta vez Seah la cortó pero con una sonora y dolorosa bofetada en la mejilla izquierda.
—No fue así como yo te eduqué —dijo dolida— Te desconozco tanto y me avergüenzo de lo que hiciste, todo esto que está sucediendo es tu culpa —dijo con furia.
Nayeon agachó la mirada y sus ojos se llenaron de lágrimas.
—Enana ¿no te gustaron mis galletas? —preguntó Sana al ver que la pequeña tenía ambas en su plato.
—Sí, tía —respondió bajito— Pero ya estoy llena.
—Está bien —dijo no muy convencida— Ve adentro y toma un jugo de la refrigeradora de mi oficina.
—Está bien —Y sin más se bajó de la mesa y caminó hacia la puerta que daba hacia el lado de atrás de la pastelería.
—¿Lo está llevando muy mal? —preguntó Sana a Jeongyeon cuando la niña ya no estaba cerca.
—Sí —suspiró— No imagine que esto podría pasar, cuando supe que estaba con Nayeon solo pensaba en que debía recuperarla.
—Ella la quiere mucho —Sana le dio un sorbo a su café— Siento tener que admitirlo pero Nayeon y Jinsol se aman la una a la otra casi o igual como tú con ella, el día de su cumpleaños pude ver la conexión que compartían, Nayeon para Jinsol es su madre, me sorprende que aún no se eche a llorar o armar rabietas por ir a verla.
—En realidad lleva dos días insistiendo que la lleve donde Nayeon y ya no sé qué otra excusa usar, le dije que estaba trabajando, que no sabía si número que la llevaría el fin de semana… —Jeongyeon tomó su cabeza entre sus manos— Esto jamás debió ocurrir, maldito auto que tuvo que chocarme.
—¿Qué hay acerca de la escuela? Tal vez eso la distraiga un poco.
—Es demasiado tarde para inscribirla y por lo que escuche su escuela anterior debe costarme un ojo de la cara —resopló.
—Nayeon podría pagarla.
—Claro que puede, pero no quiero nada que venga de ella, no estoy preparada para que entre en mi vida y mucho menos en la de Jinsol.
—Siento decirlo, pero es muy tarde, así que es mejor que dejes de lado tus diferencias con ella y lo hagas por tu hija —Jeongyeon soltó una carcajada fingida.
—¿Te recuerdo lo que hizo? —preguntó con sarcasmo, Sana simplemente negó— No creo que aquello sea fácil de olvidar, por lo menos no para mí.
—Está bien —se rindió— Pero piensa en Jinsol, ella no tiene la culpa de nada.
Después de charlar por una hora más Jeongyeon salió del lugar acompañada de su hija, el accidente había acarreado un montón de asuntos que resolver, debía hablar con la empresa de la luz, con la del agua, el cable, reactivar su teléfono y sobre todo con el dueño de la casa que alquilaba, sus deudas ahora debían estar al tope y sus ahorros se irían en un abrir y cerrar de ojos.
Gracias al cielo las cuentas de sus servicios básicos eran casi nulas ya que nadie había estado en casa usando absolutamente nada, así que solo pagó una pena por atraso y unos cuantos dólares del mantenimiento de la cuenta, luego llegó a casa y sacó su celular para hacer una llamada que después del accidente seguía intacto, al parecer la única del problema fue ella y su camioneta.
—¿Jeongyeon? —preguntó el hombre confundido— ¿De verdad eres tú?
—Hola señor, Bernard —dijo educada— Sí, soy yo.
—¡Gracias al cielo! —gritó emocionado— ¿Cuándo despertaste?
—Hace un par de días —respondió— En realidad lo llamaba porque sé que tengo todos estos meses pendientes y de verdad lo siento mucho y prometo que le pagaré absolutamente todo solo necesito algo de tiempo.
—Para, pequeña —dijo el hombre riendo— No me debes absolutamente nada —La rubia frunció el ceño confundida— El primer mes lo cubrí con el depósito que me diste cuando te mudaste e iba a hacer lo mismo con el segundo, sin embargo, comenzaron a llegarme los pagos de la casa cada mes.
—Pero ¿Cómo es posible?
—No me lo preguntes a mi, Jeongyeon, yo estaba igual de sorprendido, al final llegué a pensar que fue algún familiar o alguna de tus amigas —Jeongyeon anotó como nota pendiente interrogar a Jihyo y Sana.
—¿Entonces mi cuenta está en cero?
—Absolutamente y puedes estar tranquila este mes que está corriendo también lo está así puedes dar un respiro.
—¿Puedo preguntarle algo?
—Adelante —le dijo.
—¿De quién provienen los pagos? —preguntó.
—No vienen con remitente, simplemente hacen transferencia a mi cuenta cada mes, el banco que usan son los de Im Bank's y la verdad jamás me puse a averiguar quién es.
—Gracias, señor Bernard.
—De nada, ay, estoy feliz de que estés de vuelta, cuídate mucho y la pequeña Jinsol también —Después de eso cerró la llamada.
Todo aquello debía ser una broma, era como si el mundo entero se estaba poniendo de acuerdo para demostrarle lo buena que era Nayeon pero había algo dentro de ella que no lo permitía, por más que quería no podía ceder.
—Mamá —apareció Jinsol en la sala— ¿El lunes voy a ir a clases?
—Aún no lo sé, mi amor —Fue sincera— No sé si te dejen volver a tu anterior escuela.
—Pero yo no quiero regresar, me gusta la escuela en la que estoy.
—Pero esa queda muy lejos y no podría llevarte.
—Pero ahí está Jiwoo y yo quiero verla —Hizo un puchero— A ella y a mamá.
—Ya después hablamos de eso ¿Bien?
—No —dijo cruzando los brazos y corriendo a su habitación dejando a Jeongyeon con el corazón destrozado, no podía ver a su hija sufrir, pero al parecer su rencor le estaba ganando.
olis, revivi, perdonenme la vida, pls:(
Tuve dias muy cansados, ya renucie a mi trabajo, pero aun me siento mucho sin energias