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Ta era el acompañante terapéutico de Barcode, estaba con él cinco días a la semana, unas cuatro horas, el joven era muy amoroso, y le encantaba su trabajo, también le gustaba hablar al respecto y Jeff aprovechó eso para saber más de Barcode y de su condición.
—Barcode... ¿Él será así toda su vida? ¿Todo el tiempo? — le preguntó un día, estaban en el parque, habían salido a una caminata, sólo ellos tres, y estaban descansando un poco, Barcode estaba en su mundo, como de costumbre, y hacía un rato se había metido en medio de un partido de fútbol y tuvieron que apartarlo antes de que lo golpearan con la pelota sin querer, el pequeño joven no se había dado cuenta de nada.
Ta suspiró, pasando su mano por su cabello mientras soltaba un suave suspiro.
—Espero que no, sinceramente, él es muy disperso, y ya tiene dieciséis, esta grande, debería estar al menos un poco mejor, para que las cosas sean más fáciles... Ya casi es un adulto.
—Porque si él sigue así va a necesitar de alguien que lo cuide toda su vida — dijo Jeff — Ni siquiera mira la calle antes de cruzar, moriría sin alguien que lo vigile todo el tiempo.
El chico asintió — Sí, pero él es muy difícil, es difícil de tratar... No se ha conectado con el mundo y creo que es porque nada del exterior le interesa, no tiene ninguna razón para estar fuera de sí mismo.
—¿No es porque le da mucho miedo? Es por eso que no se relaciona
>>Apo siempre dice que él ha confiado demasiado en quienes lo han abandonado y que ya no quiere confiar en nadie más.
Ta negó — No, no, esa es una de las razones, y yo también lo pensé así al principio, pero es que Barcode nunca ha tenido ningún interés, ninguna razón para querer ser parte del mundo.
>> Y una de verdad, no juntar cosas verdes, no ver un programa de TV de estrellas.
>> Ellos encuentran una razón que los impulsa a mejorar, a salir adelante. A veces es que se dan cuenta que los demás crecen, se dan cuenta que sus hermanos mayores ya tienen un trabajo y una casa propia y ellos se quedaron atrás, después de eso ellos quieren intentar todo para hacer lo mismo, o lo que pueden.
>> Es cuando aparecen las crisis, las de verdad, las fuertes, esas que Barcode nunca tuvo.
—¿Cómo es eso? — preguntó Jeff.
—Depende de cada uno. Ellos sienten una gran cantidad de ansiedad, y a veces huyen creyendo que pueden escapar de aquello, otras sólo se quedan en un lugar y se hacen pequeños, a veces se golpean. Pero siempre terminan llorando y gritando, pero mucho, gritan como si los estuvieran rompiendo por dentro.
Jeff se sintió asustado de solo imaginarlo — ¿Y qué hay que hacer si eso pasa?
—Le decimos "contención", sólo para ponerle una palabra bonita, normalmente los abrazamos con fuerza, y si es muy fuerte hay que tirarlos al suelo y apretarlos lo suficiente como para que no se puedan mover, ni golpearse, ni lastimar a otros, se cansan de pelear y es cuando se calman. Eso hacemos con los niños que tienen crisis, Barcode es pequeño pero es muy grande para que yo pueda hacer eso con él.
—¿Y si somos dos?
Ta sonrió, le gustaba que otros se interesaran en temas tan fuertes y delicados como aquellos. Tratar con personas con TEA, o con cualquier otro trastorno igual o más severo, no era para todos y muchas veces le dejaban todo el trabajo a él, porque era especialista.
En realidad, debían de incluir a las personas como Barcode en la vida cotidiana de los demás, como algo que formaba parte de aquello, debían hacer unas excepciones con él, sí, pero no apartarlo y dejarlo con una terapista como si fuera su niñero.
—Si somos dos estaría bien —dijo.
—Aún así... A Barcode no le van a pasar estas cosas, ¿No? — preguntó Jeff, recordando que el menor nunca había tenido una crisis.
—Quizás cuando Barcode tenga una razón para conectarse al mundo, un interés, al principio estaría lleno de crisis, porque él no conoce nada de lo que estaría pasando ni qué hacer.>> Entonces sí, le pasarían muchas de esas cosas.
Jeff estaba algo triste por aquello, y preocupado, no quería que Barcode siendo tan especial sufriera por eso.
—Pero es lo que le ha tocado, Jeff — dijo el pelinegro, sabiendo lo que pensaba por su expresión.
—Es lo que tiene que enfrentar si quiere vivir su vida sin que alguien lo vigile todo el tiempo, es necesario para que pueda salir de ese estado.
Escucharon unos pasos correr hacia ellos y miraron a Barcode, que se acercaba con una sonrisa, se detuvo frente a Ta y alzó sus manitos para mostrar lo que había encontrado: unas flores verdes, un encendedor verde y un arete verde, nuevas pequeñas cositas para su colección.
—Son muy lindas Code — dijo el chico con emoción. —¿Me los das?
Barcode negó con un ligero puchero y se llevó las cositas lejos del alcance de la terapeuta, quien imitó su puchero y se cruzó de brazos.
—Qué malo que eres —dijo, en un tono infantil de berrinche, a lo que Barcode río, divertido de ser "malo".
Sus ojitos miraron un momento los de Jeff, y como de costumbre, el mayor alzó su mano y lo saludó suavemente, sin responder a aquello, Barcode se dio media vuelta y volvió a correr lejos.
—Te está mirando, Jeff, está conectando contigo.
—¿Tú crees?
Ta asintió con una sonrisa — Es muy lindo cuando comienzan a conectar con alguien más.
Mientras aquellos dos hablaban de lo especiales y selectivos que son aquellos como Barcode para algo tan simple como mirar a alguien a los ojos significaba un nivel de confianza y seguridad bastante alto... El pequeño Barcode seguía mirando el parque, caminando lento y buscando, ya lo conocía, por eso estaba cómodo caminando por allí, de ser un lugar nuevo se asustaría.
Notó unas flores verdes bastante grandes, pero estaban en un carro junto con más flores más grandes y de distintos colores, de lejos le gustaban, pero eran muy grandes para su colección, así que solo las admiró un rato sabiendo que no podía llevarlas.
De la nada un chico tomó una de las flores verdes, junto con un par más, un señor las envolvió con un papel, y luego de darle algo se llevó sus flores en papel. Siguió la figura de esa persona, quien fue hasta donde una chica con un vestido rosa claro que también le gustó, parecía estar esperando, entregándole las flores y luego haciendo un gesto que Barcode había visto un par de veces con otras personas, pero le parecía bastante íntimo y había que acercarse demasiado como para realizarlo.
La chica besó los labios de aquel extraño mientras apretaba el papel con las flores contra su pecho. Se veía bonito. Y quería hacerlo. De nuevo, fue en búsqueda de más flores, no buscó las más pequeñas esta vez, busco un poco más grandes, total, no serían para su colección.
—¡Barcode! ¡Es hora de ir a casa! —gritó Ta a lo que el nombrado negó, aún tenía que encontrar un papel para envolver sus flores — Barcode, se hace tarde, hay que ir a casa, ya va a ser de noche y no te gusta que esté oscuro.
Con eso sus ojitos miraron al cielo, que estaba teñido en naranjas, rojos y rosas, sus manitos aletearon con nervios.
—Sí, ya sé, tranquilo que estás conmigo — Ta se acercó a él para tomar su mano — Aquí tengo tu cuaderno de dibujo y tus lápices.
Su rostro se iluminó al ver el cuaderno y se preguntó por qué no lo había pensado antes, lo tomó entre sus manitos y buscó una hoja libre, arrancándola sin mucho cuidado y luego envolviendo el pequeño ramo de flores verdes, río al verlo, le había quedado muy bonito.
—¿Qué es eso, Code?
—Flores — dijo, mostrando su pequeña obra — Regalo.
—¿Es un regalo? — Barcode asintió, mirando su ramo. —¿Para quién?
El pequeño Barcode extendió el ramo hacia quién quería regalar, sus ojitos lo miraron sin dudar ni un segundo y Jeff estaba seriamente sorprendido de que tan de golpe, y tan de la nada, Barcode tenga ese gesto con él. Ta estaba boquiabierto, y no pudo evitar sonreír al ver el rubor crecer en las pálidas mejillas del pelinegro.
—Gracias, Code, son muy bonitas — musitó Jeff, en un tono calmado, más de lo que él se encontraba en realidad, se sentía nervioso y halagado.
Tomó el ramo con una mano, tocando la manito de Barcode y muriendo de ternura por lo bonita que era.
De nuevo, al verlo sonreír, al verlo con su regalo cerca de su rostro para oler las flores, con aquel rubor en sus mejillas, Barcode volvió a sentir esa abrumadora emoción que lo recorría completamente, lo hacía temblar y hacía que sintiera mucho calor, especialmente en su rostro, y sus manos comenzaron a golpear sus mejillas para apagar esa emoción.
—No, Barcode — Ta habló fuerte y lo tomó por las muñecas, el menor se detuvo y la miró sin comprender por un segundo — No, nada de golpearse. A casa. Vamos.
Barcode no respondió con ningún gesto, sólo comenzó a caminar en dirección a su casa como si nada, Ta tomó su mano para controlarlo mientras el pequeño se perdía en su mundo.
—No es la primera vez que Barcode se golpea así, al menos no conmigo, suele hacer eso cuando me mira por más de dos segundos —dijo Jeff, recordando otras veces.
Ta río un poco — Está confundido, por eso lo hace, no sabe por qué siente calor en sus mejillas y se golpea.
—¿Dices que lo hace porque se ruboriza?
—Diría que sí — dijo asintiendo — Ellos no reaccionan de la misma forma que haría otra persona, muchas veces solo tienes que pensar lo más absurdo que se te ocurra y quizás tengas más posibilidades de acertar.
Jeff asintió levemente, sus ojitos miraban el ramo que Barcode le había regalado.
—¿Qué harás con tus flores?—Las guardaré en un libro, y cuando se sequen las pintaré de azul.
—Sin duda muy lindo —dijo la terapeuta, asintiendo.
Y Jeff solo puedopensar que Barcode era lindo.