Una última partida

By Alex_escritor08

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Eliza Jones y Stella Lambert son el prototipo de: "personas correctas en el momento equivocado", pues sus vid... More

Sinopsis
Prólogo
1. Clase de cultura general
2. Diferencia de horario
3. Pasar página
4. Una orden
5. Un regaño
6. Cambios de humor
7. Estupideces
8. Distracciones
9. Aceptar mi derrota
10. ¿Nuevo integrante?
11. Dilemas
12. La pañoleta
13. Metiches
14. Cita ¿Doble?
15. Suplente
16. El regalo perfecto
18. Comida con los Lambert
19. Paisajes y disgustos
20. Montaña rusa de emociones
21. ¿Lo estoy haciendo bien?
22. El plan
23. Celos
24. Junta lésbica
25. Radar Gay
26. Sobrepensando
27. Raúl
28. Un gran hombre
29. Altas y bajas
30. Galletas
31. Helados
32. Ensayos y cervezas
33. Canciones
34. Una intrusa
35. Un sueño comodo
36. Tenemos puerta
37. Cansancio
38. Preocupaciones
39. Cambio de planes
40. Reporteros
41. El partido
42. Rangos mayores
43. Un baile
44. El periódico
45. Pendientes
46. La final
47. Las pañoletas
48. Inseguridades
49. El regalo sorpresa

17. Pendientes

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By Alex_escritor08

Stella

Necesitaba terminar con la lista de pendientes que he dejado acumulando, y con empezar a terminar necesitaba sacarme un pendiente que no dejaba de darme vueltas en la cabeza y, aunque no quisiera tenía que arreglarlo.

Una vez que mis clases terminaron fui al taller de robótica, para hablar con la jefa del taller, en el taller solo había un par de chicos acomodando unos proyectos y entre todos estaba aquella pelinegra con lentes.

—Wogner —la chica dio la vuelta en cuanto me escuchó

Me tensé cuando mi mirada se cruzó con aquel gris.

Mierda, justo lo que no quería.

—Secretaria ¿Qué la trae por aquí? 

—Sobre la máquina que están pidiendo, necesito que envies un correo con el nombre que es —sentí su mirada sobre mí—, si es que es una marca en específico, la tendrán cuando antes

—Creí que ya estaba en camino —se cruzó de brazos—, la pedimos hace semanas

—Hubieron unos pequeños atrasos, la tendrán cuando antes se los aseguro

—Bri, te esperamos en el pasillo —comentó un chico rubio

Mientras ellos seguían saliendo del salón, seguía sintiendo su mirada sobre mí.

—Sí, voy en seguida

La mirada de aquella chica se quedó en mi espalda, y disimuladamente volteé, Raúl me seguía mirando, pero al parecer la chica creía que la miraba a ella.

—Es guapo ¿cierto? —rodé mis ojos antes de encararla

—Supongo...

—Aparte de que es muy inteligente y bueno para lo que hace —la seguí mientras ella sacaba una hoja de un escritorio—, la novia tiene mucha suerte —suspiro

Sentí un pequeño apretón en el pecho.

—¿Te lo has intentado ligar? —soltó una risa negando

—Claro que no, respeto mucho las relaciones —dejó de escribir para mirarme—, no seré el dolor de ninguna mujer

Aparte mi mirada de sus ojos cafés, ella era guapa, y realmente se ve que no es el tipo de chica que se mete en las relaciones.

—Y él... ¿te ha dado señales de algo? —rio negando

—Raúl no es así, está muy enamorado de Eliza —sonrió—, él es un caballero —asentí tomando la hoja que me dio—. El nombre del modelo de la impresora, seguramente por el correo electrónico no lo verán nunca —ajustó sus gafas—, pero si la presidenta lo quiere en un correo, con gusto se lo hago llegar hoy por la tarde

—Descuida, así está bien

Salí junto con ella del taller, pero me dirigí por otra dirección, deje de sentir la mirada de Raúl cuando estuve lo bastante lejos.

—¿Christine no ha llegado? —tome el pendiente del taller y coloque el nombre de la máquina

—Seguramente Emilia la entretuvo más de lo normal

—Sí, puede ser

—¿No le dijo a Emilia lo de sus calificaciones? —fruncí mi ceño ante la pregunta de Damián

—¿Por eso salieron? —se encogió de hombros— Le preguntare cuando vuelva

Seguí revisando los pendientes, el único ruido que se escuchaba en el salón eran las teclas de la computadora que Damián oprimía.

Lo mire un muy buen rato, Damián y yo teníamos una buena relación, ambos nos pedimos favores de vez en cuando, pero últimamente no he hablado mucho con él, no desde que una rubia regreso a mi vida.

—¿Necesitas algo? —pregunto sin alejar su mirada de la computadora

—¿Te agrada Emilia? —dejó de teclear

—¿Cómo persona o cómo novia de Christine? —preguntó sin mirarme

—Cómo persona

—Es... simpática —volvió a su trabajo—, me cae bien

—¿Y cómo novia de Christine? —vi la curvatura de su labio elevarse

—Me agrada, Christine ha estado más flexible desde que Emilia entró a su vida —dejó de escribir—, pero sobre todo se le ve más feliz —se ajustó sus gafas—, y eso en Christine es muy bueno, me da gusto que por fin haya encontrado ese amor que su vida necesitaba y, conociendo el buen corazón que Emilia tiene, no hay nadie mejor para Christine, que ella —volvió a su trabajo

—Emilia le está ablandando el corazón —negó para luego mirarme

—Emilia le está curando el corazón

Volvió a su trabajo, dejándome ahí con aquellas palabras, tuve la sensación de que quería decirme algo más, pero se contuvo, volví a mi trabajo, minutos después escuchamos la puerta abrirse.

—¿No le dijiste a Emilia que podía volver? —pregunte

—Se me pasó, con el asunto de la cena de cumpleaños, los pendientes de la escuela, y luego Wells —bufo—, un caos el día de hoy —se sirvió un poco de vino

—Bueno, pero ya cumpliste con eso, un asunto menos

—Damián —alejo su mirada de la computadora para mirar a Christine— ¿Cuántos pagos debe Wells?

—Solo el mes de marzo —ajustó sus gafas—, los comunicados de pago se mandan cada dieciséis de cada mes, ella dice que el comunicado fue enviado el fin de semana, que ya era dieciséis de abril —asentí

—¿Es el único que debe?

—Sí, siempre es puntual con los pagos

Seguí con mis pendientes mientras ellos hablaban del pago de Wells.

—De acuerdo, haz el papeleo para que tenga la beca —no pude evitar sonreír

—De acuerdo presidenta

—Emilia está influyendo muy bien en ti —enarco una ceja—, no habrías considerado eso y le hubieras dicho que no, pero has pasado tanto tiempo con Emilia que ya te ablandó el corazón —soltó una pequeña risa

Sabía que no lo aceptaría, Christine jamás acepta las cosas, y después de ponerme excusas con la carrera de Wells, dejamos el tema de lado, mire a Damián que me sonrió en cuanto me miro

Él lo había dicho, Emilia le está curando el corazón.

📷

Los pendientes parecen nunca terminar, y estaba harta de no ver esa carpeta acabarse, parece que cada vez aparece uno nuevo.

—¿Tenemos algo pendiente? —Christine entró al salón

Muchas cosas en realidad, y me vendría bien un poco de ayuda...

—¿De lo que hemos estado aplazando?

—¿Los cargos nunca terminan? —solté una risa negando— ¿Qué tenemos de eso?

Le relate todos los pendientes que teníamos, pero no le importo ninguno solo, al parecer la nota periodística que hablaba sobre Emilia le interesaba más, y como si no fueran suficientes pendientes, me encargó uno más.

Detestaba que las facultades estuvieran un poco lejos, pero más detestaba las escaleras, al llegar al taller de periodismo vi a dos chicas ahí mirando la computadora.

—Buen día —una castaña me miró con una sonrisa

—Vicepresidenta, buenos días —mire el salón— ¿Que la trae por aquí?

Muchos entendían que yo era la secretaría, pero la mayoría decía que era la vicepresidenta porque tenía el mismo carácter de Christine, y porque según ellos realizó más trabajo que ella, a mi me da igual el modo en que me llamen.

—¿Ya colocaron los periódicos en los lugares de siempre?

—Los estamos imprimiendo —contestó la otra chica señalando la impresora

Oh, mierda.

—Detén las impresiones —volteo a verme incrédula

—¿Disculpe?

—Por favor, detén las impresiones —miro a las chicas castaña y ella solo asintió, las impresiones se detuvieron

—Por favor dime que no llevabas muchas

—Más de la mitad

Mierda.

—¿Nos va a decir que hace aquí, secretaría? —enarque una ceja, la chica volteó la silla para verme mejor

—Radley, la presidenta vio el periodico web —me dirigí a la castaña ya que la otra no me agradaba—, y no le pareció nada la nota que publicaste acerca de la capitana —sus cejas se alzaron ligeramente y miró a la otra chica— A palabras de la presidenta, le pide de favor que no vuelva a publicar una nota tan mediocre como la que subió a la página de la escuela, y si puede evitar que salga en el periódico de la escuela se lo agradecería —comente lo que Christine me relato—, puede hablar de los equipos y del regreso de la capitana, pero no vuelva a mencionar que no está dando un buen potencial, porque no sabe lo mucho que la capitana se esfuerza. Buen día —las mire

Ambas compartían una mirada, la chica de la silla fue la primera en soltar una risa, Radley me miró apenada.

—¿Quiere que reescribamos el periodico? —asentí

—Y darle de baja al que tiene en la web

—O sea que de las fotos de la presidenta mirando el partido de la capitana, ya ni hablamos ¿cierto? —habló la chica con la mirada en la computadora

—Nunca se te ocurra publicar ese tipo de fotos, sin la autorización de la presidenta

—De acuerdo

—¿Quién es? —pregunté, cansada de aquella chica castaña oscuro

—Karina Evans, mi ayudante de diseño en los periódicos —asentí—. Ya mismo reacomodamos la nota del periodico escolar, vicepresidenta

—Y el periodico web igual

—Estoy en eso —contesto la chica en la computadora

—Gracias Radley —me despedí para luego salir del salón

Solo de ver las escaleras me dio dolor de cabeza, seguí mi camino sin mucho interés.

—Secretaría —me detuve, una chica castaña muy alta venía hacía mí—, si le puede comentar a la presidenta que me gustaría hablar con ella en el momento que tenga libre, por favor

—¿Asunto?

—Para hablarle sobre mi reemplazo como capitana —asentí

—De acuerdo Lilith, le diré a la presidenta y te aviso lo que me haya dicho

—Gracias secretaria

Seguí mi camino con la mirada en mi teléfono, tenía un par de mensajes de Madison contándome sobre la nueva línea de ropa de su madre, y un par de Sara hablando me de otro tema, divague entre los estados hasta que me tope con una foto de la carretera, iba contestar algo, pero recuerdo que no he hablado con ella desde el sábado y estamos mejor así, aparte de que seguramente él novio la trae y estaría mal mandarle un mensaje.

—Justo la persona que quería encontrar —rodé mis ojos ante ese tono de voz

—Es muy temprano para escuchar tu molesta voz

—Solo necesito que le entregue este capuchino Stella, por favor —la miré, tenía su mejor sonrisa y un capuchino en la mano—, podría darte otros datos sobre mi mejor amiga —me reí

Emilia, ¿cómo te explico que no conoces a tu mejor amiga?

—Y es aquí donde me pregunto, si el novio estará de acuerdo en que me digas esa cosas

—Si no hay un interés de tu parte no tendría porque estar mal

Deteste la estúpida sonrisa que me dio.

Tome el capuchino de mala gana mientras ella sonreía, enarqué una ceja al ver la nota que me había dado, pero la tome sin protestar.

—¿Algo más?

—Solo eso —rodé mis ojos—. Te debo una Stella

Me dirigí al salón un poco más rápido, no quería seguir encontrándome más gente por el camino. Llegué hasta el escritorio de Christine y sonreí al ver que si me estaba ayudando con los pendientes, deje el capuchino junto con la nota.

Me puse arreglar unos pendientes y ayudar a Damián a guardar sus cosas antes de salir del salón.

—Lilith pidió hablar contigo —recordé

—Informale que antes de que termine el descanso la espero en la oficina —asentí

Las clases transcurrieron normal, deje el tema de los pendientes de lado y me concentré en mis clases, y sentí un gran alivio al ya no tener más el pendiente con los de robótica, podía concentrarme mejor en mis fotografías.

—La paquetería llegó —Damián entró con un par de cajas en la mano, uno de los de limpieza traían otro par de cajas—. Gracias por la ayuda chicos

—¿Y esto? —pregunte al ver todas las cajas

—Insumos —empezó abrir las cajas—, cosas que los talleres necesitaban —lo mire con asombro

—¿De todas las carreras? —negó

—Solo cuatro, creo —sacó un par de pinturas de una caja—, insumos para los talleres de arte —se dirigió abrir otra caja—, para fotografía —no dude en ir hacia esa caja

—Hacían falta estos rollos de fotos —comenté feliz al ver aquello

—Un par de impresoras para los de robótica —fruncí mi ceño mirándolo— ¿Qué?

—Pero apenas el lunes di el nombre de qué máquina era —soltó una risa negando

—Primita, cuando tú vas por las compras, yo ya vengo con las cajas —rodé mis ojos—. Los de robótica siempre rompen la misma impresora —ajustó sus gafas tomando unos papeles—, no sé porque nunca las cuidan

—Perdoname por no saber las marcas de las impresoras

—Descuida, no todos somos inteligentes —lo mire ofendida, pero él estaba muy concentrado con las hojas en sus manos y mirando las cajas— ¿Podrías entregar todo eso? —abrí mis ojos como platos

—¿Estás de broma?

—Bueno ayudandome a entregarlo —ajustó sus gafas—, tengo que revisar que cumplieron con lo que pedí, y que todo venga en buen estado, y ajustar el cálculo de la cuenta —me señaló los papeles—, solamente tendremos que entregar esto —señaló las cajas

—Pero yo también tengo más cosas que hacer

—Stella deja de lloriquear y ayuda a Damián a entregar todo —rodé mis ojos, y mire mal a Damián al ver su estúpida sonrisa

—Sí, presidenta

Tuvimos que desayunar rápido si queríamos terminar de entregar todo hoy, lamentablemente no pudimos entregar todo, Damián solo pidió que entregaramos las que él veía que llegaron bien, las otras cosas las entregaríamos en la salida.

Así que a la salida, mientras Christine veía unos papeles, Damián y yo íbamos al taller de robótica, que fue el que quedó pendiente.

—No veo tan necesaria mi presencia aquí —comenté mientras subía las escaleras, lo escuche reír

—¿Qué? ¿Temes encontrarte al socio?

Me detuve en seco.

¿Qué había dicho?

—¿Qué...? ¿Qué fue lo que dijiste? —lo escuche reír

—La verdad —se encogió de hombros—, he visto como miras al pobre de Collins y hasta donde sé él tipo no te ha hecho nada —fruncí el ceño

—¿Qué sabes?

—Aparte de todo —rodé mis ojos—, soy buen observador, no me puedes culpar por eso —se encogió de hombros

—Escupelo Damián —detestaba su juego de palabras

—Siempre que te mandaba a los juegos de las chicas ponías cualquier pretexto para no ir, sí a veces te gustaba, pero la mayoría del tiempo no, o sea en los juegos de la escuela ¿por qué? —ajustó sus gafas—, de un momento a otro ya dejaste de poner excusas y últimamente Collins ha dejado de ir a los juegos de Eliza, raro ¿no?

—No sé de qué hablas

—De acuerdo, sigamos haciéndonos tontos —se detuvo antes de retomar el camino—, y solo por si lo preguntas, soy muy observador, y tú —me miró de reojo— eres muy obvia cuando se trata de ella —sentí mis mejillas arder

Maldito Damián.

—Raúl no atiende los mensajes

—Dijo que tenía un problema familiar obvio no va a contestar los mensajes

—Hacemos nosotros nuestra parte y que él haga la suya después

Aparte mi mirada al ver a Damián mirarme divertido, me descubrió escuchando eso. 

—Buenas tardes, perdón por interrumpir su charla —Damián habló—, la paqueteria llegó

Britani firmó los papeles mientras aquellos chicos sacaban las máquinas de las cajas, nos marchamos de ahí después de que todo quedará en orden.

—No le dirás a Christine —se detuvo antes de terminar de bajar las escaleras— ¿Cierto?

—No soy quién para revelar tus secretos —me miró de reojo—, soy una tumba andante

—Gracias

—Y, si algún día quisieras hablar, siempre estoy a tu izquierda —sonreí

Una vez que terminó con los papeles él tuvo que irse, ya que Christine y yo teníamos un pendiente en la cancha de basquetbol, mamá volvió a decirme que no había chofer disponible, entonces opté por mi segundo método de viaje.

—Iba a salir con Emilia, puedo decirle que te lleve —me miró de reojo—, si no te molesta, claro

—Qué más da

Íbamos a los vestidores de las chicas después de haber visto aquel juego de basquetbol.

Al entrar al vestidor una melodía nos recibió, una canción de Taylor Swift estaba sonando.

—Hasta donde yo sé —le baje volumen a la música, divertida—, no se permiten músicas en los vestidores —volteó

—¿Según quién? —preguntó cruzándose de brazos

— Las reglas de la escuela

—Las reglas..., claro

—Sí ¿Cierto, Christine?

Christine estaba mirando a ambos lados, alejada de nuestra conversación.

—¿Y Emilia? —Eliza me miró divertida

—Te diré, si le dices a tu mejor amiga que sus estúpidas reglas no valen en este vestidor —enarque una ceja

—Ah, no, a mi no me metan en sus discusiones —miro la entrada de las duchas—, mantense ustedes, pero no manchen nada, los de limpieza ya trabajan mucho —comentó alejándose

—¿No temes lo que le pueda pasar a tu mejor amiga? —le preguntó a Christine— Podría desaparecer —ella soltó una risa irónica

—Jones, no me hagas reír —comentó una vez que entro a las duchas

—¿Desaparecer? —me miró

—Con ese tamaño cualquier lugar es bueno para esconderte

—Me encanta tu sentido del humor

Tomó su teléfono mientras me subía un poco a su música.

—Disculpa por bajarle a tu música

—Descuida, no es la gran cosa —contestó sin alejar la mirada de su teléfono

Seguramente estaba hablando con el novio, ya que por lo que escuché no vino a la escuela.

—¿No era Taylor Swift? —estaba tan concentrada en aquella conversación— ¿Eliza? —se sobresaltó

—Disculpa ¿Qué decías?

—Si no era una canción de Taylor

—Sí, era New Romantics

—¿Entonces porque no te molesto que lo hiciera? —frunció su ceño

—¿Lo hiciste con intención de molestarme?

— Tal vez —me encogí de hombros

—Qué romántica eres Lambert

—Ya me conoces —sonreí, ella soltó una pequeña risa negando

No sé en qué momento nos acercamos tanto, pero era la primera vez que estábamos así de cerca, peligrosamente cerca, sin que ninguna de las dos tuviera una sustancia en el cuerpo, estábamos consciente de la cercanía.

¿Podría pasar?

Su café se alejó de mí, bajó hasta mis labios e inconscientemente lamió su labio inferior, sí ella estaba pensando lo mismo que yo.

Solo unos centímetros más.

Me acerqué un poco más, sentí mi corazón en la garganta cuando vi que ella no se movió del lugar, seguía con la mirada en mis labios.

—¿Ya te dije lo guapa que estás? —murmuró cerca de mí

Sentí su nariz más cerca junto con la mía, yo me iba acercando más, y ella no se inmutaba.

—Creo que jamás me lo has dicho así

Entonces el deseo se hizo más grande al ver esa estúpida sonrisa.

Solo sería un beso, uno fugaz, rápido y sin mucho significado.

—Eliza...

—¿Sí...?

—No lo ...

—Bueno, me hubieras mandado un mensaje para que me diera prisa...

No sé en qué momento nos alejamos, pero le agradezco a mis piernas por haber reaccionado tan rápido. No sé en qué momento mi respiración se puso irregular, saqué mi teléfono para evitar mirar a las chicas.

—¿Por qué no entraste a las duchas?

—Iba hacerlo, pero la reina entró y no quise ser mal tercio —comentó Eliza antes de alejarse

—¿Esperaremos a Jones? —preguntó Christine

—Sí, necesito llevarla a su casa —contestó Emilia—, Raúl no puede venir por ella

—De acuerdo, esperamos

El camino a mi casa fue incómodo, lo único que se escuchaba en el auto era la conversación de Christine y Emilia.

¿Cómo pudo pasar eso?

¿En verdad iba a pasar eso?

Miré de reojo a Eliza, ella tenía su mirada en el teléfono mientras escribía un par de mensajes. Tengo que dejar de pensar en eso, porque seguramente aquel recuerdo no me dejará dormir.

Me despedí de Christine una vez que me dejo en mi casa, salude a mis padres y les informe que me cambiaría de ropa, pero al llegar a mi habitación solo me deje caer en la cama, el corazón me seguía latiendo demasiado rápido de solo recordar lo cerca que estuve de Eliza.

¿Sus labios seguirán teniendo el mismo sabor?

📷

Una vez más pido perdón por ausentarme tanto, los que me siguen en Instagram espero se haya tomado el tiempo de leer el comunicado, y muchas gracias a esos lectores que me entienden y me dejan mensajes lindos🥺.

Los amo 🫶🏻

Insta: Ale_escritor08

Alex📷

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