Una última partida

By Alex_escritor08

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Eliza Jones y Stella Lambert son el prototipo de: "personas correctas en el momento equivocado", pues sus vid... More

Sinopsis
Prólogo
1. Clase de cultura general
2. Diferencia de horario
3. Pasar página
4. Una orden
5. Un regaño
6. Cambios de humor
7. Estupideces
8. Distracciones
9. Aceptar mi derrota
10. ¿Nuevo integrante?
11. Dilemas
12. La pañoleta
13. Metiches
14. Cita ¿Doble?
15. Suplente
17. Pendientes
18. Comida con los Lambert
19. Paisajes y disgustos
20. Montaña rusa de emociones
21. ¿Lo estoy haciendo bien?
22. El plan
23. Celos
24. Junta lésbica
25. Radar Gay
26. Sobrepensando
27. Raúl
28. Un gran hombre
29. Altas y bajas
30. Galletas
31. Helados
32. Ensayos y cervezas
33. Canciones
34. Una intrusa
35. Un sueño comodo
36. Tenemos puerta
37. Cansancio
38. Preocupaciones
39. Cambio de planes
40. Reporteros
41. El partido
42. Rangos mayores
43. Un baile
44. El periódico
45. Pendientes
46. La final
47. Las pañoletas
48. Inseguridades
49. El regalo sorpresa

16. El regalo perfecto

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By Alex_escritor08

Eliza

El día de hoy Emilia había matado mi teléfono con tantos mensajes y llamadas que dejó.

¿Razón?

El día de ayer había hablado con Stella, y en la plática salió que tenía que irse a dormir temprano porque hoy era el cumple de Christine y tenía que ir temprano a su casa, y como buena mejor amiga que soy le envié un mensaje a Emilia diciendo que hoy era el cumpleaños de su novia.

No capté que lo leería muy temprano y me reventara mi teléfono con tantos mensajes, ni mucho menos que viniera a sacarme de mi casa.

—Recuerdame a donde vamos

—Al centro comercial, a comprarle un regalo a Christine —asentí

Me metí a mis mensajes mientras ella seguía conduciendo.

Eliza: Salí con Emilia al centro comercial, regresaré más tarde

Raúl: De acuerdo

Raúl: Con cuidado, diviértete

Minutos después nos encontrábamos en medio del centro comercial mirando todas las tiendas.

—¿Qué le compras a una persona que lo tiene todo? —me encogí de hombros

—Es difícil contestar a eso, ya lo dijiste tú, lo tiene todo —mire algunas tiendas— ¿Y si le compras una bolsa? —me miró con curiosidad yo solo me limité a encogerme de hombros

Seguí a Emilia hacia esa tienda, sabía que sería un largo y muy aburrido día. Tardamos mucho en esa tienda, ya que no se decidía por una bolsa en particular, al final me dijo que no le llamaba la atención ninguna y tuvimos que irnos a otra tienda.

Miré mi teléfono cuando recibió un mensaje.

Stella: ¿Qué tal el tobillo?

Le tomé una foto a mi tenis, enseñando a la vez mi dedo pulgar y la envié, no tardó mucho en contestarme.

Stella: No deberías de salir en esas condiciones

Stella: ¿Dónde estás?

Le tomé una foto a Emilia que tenía entre sus manos, una bolsa de mano, pequeña, blanca, y la envié para que la viera una vez.

Eliza: Acompañando a Emilia a comprarle un regalo a la presidenta

Stella: ¿Le dijiste a Emilia que hoy es el cumpleaños de Christine?

Eliza: Sí ¿Qué tiene de malo?

Stella: Nada, fue mi culpa el no decir que no dijeras nada

Eliza: ¿Qué pasó? ¿Qué hice mal?

Stella: Nada Eliza, olvídalo

—¿Qué tal está? —mire a Emilia que venía con una bolsa en mano— ¿Por qué esa cara?

—¿Has hablado con Christine?

—No, te dije que se fue el internet en mi casa después que te manda tantos mensajes, y solo me dio para mandarle los buenos días a ella —asentí— ¿Por qué?

—Le envie una foto a Stella diciendo que estaba ayudandote a elegir un regalo para Christine

Desbloqueé mi teléfono y se lo dí, ella no tardó mucho en leer esos mensajes, me miró después de que terminó de leerlos.

—¿Le puedes llamar? —fruncí mi ceño

—¿Para qué?

—Necesito saber si es mala idea darle un regalo a Christine —la mire con curiosidad—, por favor Eliza —bufé

Marque el número de Stella, ella tardó varios segundos en atenderme, me sentía un poco nerviosa hablando con ella enfrente de Emilia.

—¿Qué pasó?

—Buenas tardes —traté de que no se notaran mis nervios—, Emilia me pidió que te hablara

—¿Para qué?

—Mejor que te lo diga ella

—No Eliza...

Le di mi teléfono a Emilia y no tardó mucho en tomarlo, pero lo puso en altavoz y se puso a mi lado.

—Hola Stella

—Hola —trate de reprimir mi risa ante el tono de voz de Stella

—¿Por que Eliza hizo mal en decirme que es el cumpleaños de Christine? —escuchamos un suspiro del otro lado de la línea

—Oye Emilia, tengo que irme

—Por favor Stella —me encogí de hombros cuando me miró— ¿Sabes que el sabor de helado favorito de Eliza es el de vainilla?

La mire mal ¿Esa era su forma de sacarle información a Stella? ¿Diciéndole datos de mi? Aunque se que no debo molestarme mucho, porque son datos falsos, pero Stella igual sabe eso ¿Porque le dice lo que quiere saber si esos datos a ella no la ayudan?

—Ah ¿sí?

—Sí...—volvió a mirarme—, su mayor sueño sería ir a un concierto de Taylor Swift —volví a mirarla mal

Eso si era cierto, Taylor casi nunca hacía conciertos aquí en la ciudad o cerca, y cuando los hacía mis padres no me dejaban ir, porque aún no era mayor de edad, he estado esperando que regrese porque esta vez sí iré a uno.

—Christine no le gusta celebrar su cumpleaños —suspiro—, nadie sabe porque, de un año a otro no quería que lo celebraremos más, pero a mi familia no le pareció, ella dijo que podíamos hacer una cena familiar y nada más, desde ese día así lo hemos hecho, no invita a nadie, se fue quedando sin amigos por lo mismo —Emilia me miró—, todos respetamos su decisión, por eso... no sé cómo se pondría si sabe que tú sabes que es su cumpleaños

Bueno, al parecer la presidenta es muy reservada, en todo.

—¿Qué vas hacer? —pregunté

—Si llegas a ir a dejarle el regalo, estaría bien —comentó Stella—, pero por favor, no le digas que yo te dije, no quiero tener problemas con ella

—Sí, gracias Stella. No le diré nada, descuida

—De acuerdo. Nos vemos —colgó

Tome el teléfono en cuanto me lo devolvió.

—¿Qué harás? —volví a preguntar

—Buscar el regalo perfecto —fue a dejar la bolsa a su lugar y nos dirigimos a otra tienda

Estuvimos dando vueltas por más de dos horas, nada parecía convencer a Emilia, como último recurso estábamos en una tienda de joyería, me entretuve en unos collares, mientras Emilia platicaba con la chica del mostrador.

Estaba viendo unos collares, cuando mi vista reparó en una dorada con un dije de una cámara, la tomé con mucho cuidado, el dije era del tamaño perfecto, el collar era precioso.

Me acerqué al mostrador, Emilia tenía su mirada en la vitrina, estaba mirando unos collares de oro que habían ahí, le di el collar a la chica y pague con la mirada en Emilia —no quería que me viera comprando aquello—, le agradecí a la chica cuando me devolvió la compra, me acerque a Emilia, una vez que guarde la pequeña bolsa en mi bolsillo.

—Encontré el regalo perfecto —comentó con la mirada en la vitrina

—Por fin —ignoro lo que dije

Hablo a la chica y escogió el collar, mire mi teléfono mientras Emilia pagaba su compra.

Eliza: ¿Estás molesta porque le dije?

Stella: No, descuida no pasa nada

Eliza: ¿Segura?

Stella: Sí. Mejor dime ¿Tu sabor de helado favorito es de vainilla?

Eliza: Tal vez

—¿Quieres ir a comer?

—Muero de hambre —ella rio y no tardamos mucho en salir de la tienda

Nos dirigimos a los puestos de comida, la plaza estaba un poco llena, cuando por fin ordenamos, ella eligió alitas y yo me pedí una hamburguesa.

—Creí que nos tendríamos que ir a otro centro comercial —ella rió negando

—Nada me convivencia —tomo un poco de refresco—, hasta que vi el collar supe que ese era el regalo perfecto —asentí dándole una mordida a mi hamburguesa— ¿Compraste aquél collar?

Deje de masticar al escuchar aquello, ella tomó otro poco de refresco antes de mirarme, sus ojos verdes me escanearon con una sonrisa divertida.

Mierda.

—Vamos Eliza ¿qué tiene de malo? —tome un poco de refresco

—Sí, si lo compre

—A Stella le va gusta

—¿Por qué piensas que es para ella?

—Se que no es de mi incumbencia, pero en verdad se me hizo extraño cómo sabías todo eso de Christine —miró su comida— ¿Desde cuando Stella y tú hablan?

Tengo entendido que jamás existe el momento perfecto, jamás puedes planear algo porque las cosas nunca salen como realmente las planeas, ese día no pude contarle nada porque ella cambió toda mi jugada, así que supongo que este es el momento exacto, ella había lanzado el pase y tenía que entrar en la jugada.

—Si no quieres hablar entenderé —sonrió—. Soy tu mejor amiga, cuando quieras hablar aqui estoy para ti —asentí

La comida pasó en ella hablándome de un tema al azar, trataba de participar, pero lo que me dijo había estado sonando en mi cabeza, solo me limité a escucharla, ella pagó la cuenta y le agradecí, le dije que se me había antojado un helado, me compro uno a mi y se compró uno ella, íbamos en su auto disfrutando de los helados.

—Recuerdas... ¿Cómo nos hicimos amigas? —su risa se escuchó

—Sí, fue gracias al equipo de fútbol de la preparatoria —asentí—, cuando obligaron a los alumnos hacer deportes por puntos extras, y la entrenadora quiso hacer un equipo de fútbol, tú y yo nos conocimos en aquellos entrenamientos

—Me dijiste que jugaba pésimo —reí recordando

—Y no creí que lo tomarías tan apecho —soltamos una carcajada

—Soy muy competitiva

—Lo sé —se detuvo en el semáforo a disfrutar de su helado—, lo sigues siendo —reí asintiendo

—¿Recuerdas el segundo año?

—Recuerdo muchas cosas —dio marcha—¿Qué quieres preguntar de todo?

—Cuando no estaba tan concentrada en los juegos, que incluso pensé en abandonar el equipo

—Lo recuerdo muy bien —me miró de reojo—, me dijiste que tenías problemas, pero jamás quisiste contarme, lo entendía solo eramos compañeras de equipo

—Pero estuviste ahí, levantandome el animo para que no me fuera del equipo

—Conectamos muy bien, te consideraba una gran amiga y veía lo feliz que te hacía jugar —negó—, no podía permitir que te autosabotearas y dejaras tirado algo que amabas

—Gracias, por no haberme dejado sola

—Soy tu mejor amiga, no te dejare sola

Disfruté mi helado antes de hablar, un poco de sabor dulce siempre ayudaba.

—A Stella la conocí en uno de los grupos de las actividades físicas —sentí su mirada en mí—, un mes antes de que la entrenadora se le ocurriera formar un equipo de fútbol —tome otro poco de helado—. Convivimos todo el semestre, tanto que conocí a su familia y ella a la mía

—¿Por ella era que no querías almorzar en mi casa cuando te invitaba? —reí asintiendo— Ahora todo tiene sentido

—Eramos inseparables, hacíamos todo juntas, inclusive tarea de asignaturas que no llevábamos juntas —sonreí al recordar todo eso—, pasaba mucho tiempo en su casa, en su mundo

—¿Por qué en las vacaciones si pude verte?

—Me dijo que tenía que ir a Francia con su familia, irían a visitar a la familia de su padre y también irían por un trabajo del mismo —comenté recordando las palabras exactas—, por eso siempre aceptaba la invitación de ir a tu casa —la mire sonriendo—, porque tenía tiempo para ti —rió negando

—Que halagada me siento —reí tomando mi helado

—Pero... las vacaciones terminaron y..., Stella no regresó —sentí un nudo en la garganta—, se fue sin ni siquiera despedirse

Aquel sentimiento volvió a invadirme, el recuerdo del último día que estuvimos juntas pasó muy rápido, tuve que apartarlos antes que me deprimiera más.

—Me sentí decaída por que ella no regreso —suspire—, todo ese tiempo que no estaba jugando bien era por eso, me deje caer mucho solo por eso

Un silencio nos abrazó, ella no mencionó nada. Terminé de comer mi helado, deje el vaso en uno de los portavasos, su helado se estaba derritiendo, ella seguía conduciendo pensativa.

—¿Pasaba algo más con Stella? —preguntó delicadamente

No creí que la pregunta llegará sin avisar, pero viniendo de la curiosa de Emilia debí haberme imaginado.

—Me enamore de ella, Emilia —sentí su mirada sobre mí—, Stella fue la primer y única chica que me gusto, Stella fue mi primer amor real

Como si los años no hubieran pasado, mi corazón empezó a latir muy rápido, sentí una inmensa felicidad abrazarme, se sintió tan bien decirlo en voz alta, como si hubiera esperado mucho para decirlo, una gran felicidad me invadió.

—¿Sigues sintiendo algo por ella?

Reprimí mi sonrisa, no creí que llegara a preguntar eso directamente, la mire de reojo, su mirada estaba en la carretera.

¿Lo seguía? Esa era la misma pregunta que me hacía cada noche, desde que ella entró más a mi vida.

—No lo sé —murmuré—, todo es tan... complicado

—¿Qué pasa con Raúl?

Raúl, ahí estaba el asunto en concreto.

—¿Qué pasa con él, Eliza? —empezó a preguntar— ¿Lo estás engañando?

—No, no, nada de eso Emilia —me apresure a decir— ¿Que me crees? —la mire, no supe descifrar su cara, pero no era tan buena— No soy capaz de hacerle eso Emilia y no lo he hecho, deja de preocuparte

—¿Entonces?

—No lo sé

—¿Por qué nunca me dijiste nada de eso?

—Porque no éramos tan cercanas en ese entonces, no te tenía la confianza que te tengo ahora —me encogí de hombros—, no le di importancia porque creí que no volvería a verla

—¿Qué pasó cuando la viste?

—Fue en la semana que me ausente de todo —suspire—, cuando la asignaron a ver los equipos deportivos, me congele y no pude verla

—¿Fue cuando te fuiste del entrenamiento? —asentí— Y fingiste estar enferma toda la semana —volví asentir

—Verla me tomó con la guardía baja, no creí que la volvería a ver, todo fue...extraño —suspire—, ahora que tuvo el valor de hablarme, lo complicó todo

—¿Y porque no me dijiste nada? ¿Dónde quedo yo en todo esto? —fruncí mi ceño— Soy tu mejor amiga Eliza, por dios

—¿Crees que me gusta andar hablando de mis problemas? —la encare, ella me miraba detenidamente— No me gusta ir a molestar a las personas con mis problemas Emilia, no quiero ser una carga para nadie

—No eres una carga Eliza, todos los seres humanos siempre necesitamos a alguien que esté ahí para escucharnos —negó—, se supone que soy tu mejor amiga, si no estaba yo entonces ¿quien sabia de esto?

La mire, sus ojos verdes me escanearon con curiosidad, no me moví, me sentía vigilada, vi sus cejas alzarse ligeramente, y su mirada de asombro no tardó en aparecer.

—No, no serías capaz

Era como si lo hubiera comprendido, pero no estaba segura si ambas estábamos en la misma jugada.

—Dime que él no lo sabe

Sí, estábamos en la misma jugada. Asentí lentamente y la escuché maldecir por debajo.

—¡¿Cómo mierda le haces eso a tu novio Eliza?! —pasó sus manos por su cara, frustrada— ¿Porque no viniste a mí?

—Te lo iba a decir

—¿Cuándo? ¿Cuando dejaras a Raúl y empezarás una relación con ella?

—¡Puedes dejar de gritar! —me aclaré la garganta— ¡No tienes derecho a reclamarme nada, porque nunca estás!

—¿Disculpa?

—¡Así como lo escuchaste Emilia, tú nunca estás! —Aparte mi mirada de ella—, no desde que la presidenta entró en tu vida —rodé mis ojos— ¡Todo es sobre ella, todo tiene que girar alrededor de ella! —sentí mi garganta cerrarse—, por una vez...,por una vez te iba hablar de cómo me sentía, por una vez iba a contarte todo lo que pasaba..., pero tenías que meterla a la charla

—Jamás la he metido en nuestras charlas

—Ah, ¿no? —ella negó en cuanto la mire— ¡El miércoles te dije que quería hablar contigo!, ¡Mierda!, ¡Quería charlar con mi mejor amiga, porque no puedo más con esto! —el pecho me dolía—, ¡No puedo seguir cargando con toda esta mierda! —pase mis manos por mis párpados al sentirlos mojados— Por fin iba a contarte que mierda estaba pasando por mi vida, pero se te ocurrio la brillante idea de poner a mi puto problema y a mi, en un mismo lugar

—¡¿Cómo iba a saber eso?! ¡¿Por qué mierda me reclamas eso si yo no sabía nada?!

—No, no sabías —la mire mal mientras me acercaba un poco—, pero minimo hubieras tenido el descaro de decirme que al bar, ellas irían

Tenía razón, no podía reclamarle nada de eso, pero a la mierda eso, ya lo dije y no puedo borrar algo que ya está dicho, la culpa era suya, por no haberme dicho que ellas irían al bar.

—Lo siento —su voz estaba calmada—, tienes razón, el error fue mio por no haberte dicho que ellas irían al bar —bufo—, reconozco que hice mal en eso, disculpame Eliza

Aparte la lágrima rebelde que había resbalado de mi mejilla, y me tense al sentir sus brazos rodearme

—No sabía que la estabas pasando tan mal —murmuró contra mi cuello—, lo siento mucho

Y solo ese beso en mi cabeza, bastó para que mis lágrimas descendieran sin avisar, ya no había necesidad de retenerme, me había aguantado por días, me lo había guardado tanto, que ya estaba comenzando a pesar.

Y, como siempre, Emilia estuvo ahí, demostrando que no solo es una buena jugadora y capitana, demostrando que es una buena mejor amiga.

—¿Mejor? —asentí lentamente

Había dejado de llorar hace pocos minutos, y ella había respetado mi silencio, escuche un largo suspiro de su parte.

—Vamos a mi habitación —asentí

Por todo el ajetreo no me di cuenta en cuanto había estacionado frente a su casa, tampoco me importaba mucho. Al entrar a su casa un olor hogareño nos recibió, su padre me saludo sin apartar la mirada del televisor, su madre dijo algo desde la cocina y su hermano estaba en la otra punta del sillón con una tablet en la mano, Emila le dijo a su madre que había llegado y que estariamos en su habitación, me sentí un poco mal al no haber respondido ante el saludo de la señora Matthews, pero las palabras no me salian despues de aquel llanto.

Me senté en su cama mientras dejaba lo que compro en el escritorio. Mire mis manos tratando de analizar todo lo que le había dicho a Emilia.

—Creo que aquí podrás...

—Lo siento —la corte depronto—, por todo lo que te dije hace un momento —negué—, se que no lo puedo revertir, pero al menos sabrás que en verdad estoy muy arrepentida por haberte dicho eso —ella sonrió

—Necesitabas desahogar todo el coraje con alguien —se encogió de hombros—, descuida, dejemoslo en el pasado

Una de las muchas cosas que admiro de Emilia, es el gran corazón que tiene, para que esta mujer se moleste en serio contigo, debes cometer una cagada muy grande.

La vi tomar el control de su televisor, y en menos de cinco minutos Fluorescent Adolescent de Arctic Monkeys empezó a sonar.

Escuché la letra y no pude evitar sonreír al escuchar la siguiente parte.

Oh, that boy's a slag
(Oh, ese chico es una basura)
The best you ever had
(Lo mejor que has tenido)
The best you ever had
(Lo mejor que has tenido)

Tal vez la letra no se especifica claramente en ello, pero sin duda entendí la letra.

—Raúl es el novio que toda persona sueña con tener algún día —Emilia le bajó un poco a la música—, es caballeroso, respetuoso, carismático, comprensivo, simpático, empático, cariñoso, y muy, muy amoroso

—¿De cuánto nos toca? —frunció su ceño

—De ninguna manera, yo te invite así que yo pago

—Puedo ayudarte a pagarlo

—Eso no está en discusión, lo pagaré yo

Estuvimos discutiendo un buen rato, hasta que él terminó pagando y no me dejo poner ningún solo centavo.

—Te traje esto —vi el ramo de rosas rojas—, pensé en ti en cuanto las vi —sonreí—, espero te gusten

—Están hermosas —deje un beso en su mejilla—, gracias

—Stella desordenó todo cuando volvió, estuve muy mal por varias semanas..., hasta que un día tuve la brillante idea de emborracharme demasiado en una fiesta, mi mente me jugó una mala partida y la recordé —negué—, no recuerdo nada de lo que sea que haya dicho —suspire—, pero la mirada que Raúl me dio jamás la olvidaré, me dijo que le contara que pasaba y así lo hice —pase mis manos por mi cara—, le conté todo respecto a ella, y nos distanciamos por días, luego él hizo como que nada pasaba y estábamos bien —suspire—, hasta hace unas semanas

—¿Está celoso?

—Inseguro es la palabra

—Sabes que debes hacer ¿no?

La mire, estaba segura con lo que decía, y yo no tanto.

—No soy capaz de hacerlo

—¿Por qué? —negué— ¿Vas a jugar dos partidos a la vez? ¿Piensas jugar con dos personas?

—Nada de eso Emilia, no soy así

—¿Entonces porque no tomas la decisión de una vez? —la escuché regañarme— ¡¿Porqué no tienes el valor de dejarlo de una vez?!

—¡Porque Stella siempre jugó conmigo! —me levanté para encararla— ¡Porque con Stella no tengo nada! ¡¿Por qué mierda me correspondía si se iría?! ¡¿Por qué mierda nunca me dijo nada?! ¡Porque para ella siempre fui un puto juego! Y no volveré a jugar una partida con ella —aparte mis lágrimas antes de tomar aire—, Stella solo llegó a desordenar mi relación, estoy bien en ella, Raúl es el hombre perfecto, tengo un futuro con él

—Pero no le correspondes de la misma manera —la mire, ella no me miraba— no nos hagamos tontas Eliza, tú solo estás con él para ocultar que una mujer te hizo mucho daño ¿qué tiene eso de malo?

—Estás equivocada

—Entonces ¿por qué estás con Raúl?

—Ya te lo dije —la escuche reír por debajo

—De acuerdo, no discutiremos por ninguna tontería

Mire mi teléfono cuando sonó.

Raúl: Necesito hablar contigo ¿podemos vernos?

Eliza: Estoy en casa de Emilia

Raúl: Voy a buscarte

—Raúl vendrá por mí, quiere hablar —negué— no sé de qué

—No entiendo como sigue contigo si sabe lo que pasa con Stella —negó—, lo siento mucho por él

—¿Podemos dejar de hablar de eso? —levantó la manos en señal de paz— ¿Solo le entregaras el collar? —cambié de tema

—Compraré un ramo de rosas para la ocasión —asentí

Estuvimos un rato más charlando de temas al azar hasta que recibí el mensaje de que Raúl ya estaba en la puerta.

—Me voy —la abracé

—Trate de no moverte mucho por ese pie

—Ya te dije que estoy bien, no es tan grave

—Sea grave o no, te necesito en los partidos —rodé mis ojos—, hablo en serio Eliza

—Sí capitana —coloque mi mano en la frente en forma de saludo, ella rio negando

—Idiota —reí—, respecto a lo otro, supongo que no puedo involucrarme mucho —reí negando

—No, porque no es tu historia, es mía —asintió riendo

—De acuerdo, nada de involucrarme —asentí

—Y por favor, si puedes decirle a la presidenta que ya dejen el tema de lado, lo agradecería mucho —asintió

—Ya no nos involucraremos en eso —sonreí— ¿Puedo decir algo?

—Raro sería que no —reí

—No juegues con ninguno, nadie se merece que jueguen con sus sentimientos —asentí—, tómate el tiempo de averiguar que quieres, pero por favor se clara con ambos

—Lo sé Emilia, mi intención no es lastimar a nadie —bufé—, solo es difícil tomar una buena decisión —pase mis manos por mi cara—, no quiero que nadie salga herido

—No podemos evitarlo, aunque no quieras hacer eso, uno de los dos va terminar mal —era cierto—, pero si lo dejas pasar más tiempo, va hacer más difícil

—Lo entiendo —sonreí—. Gracias por esto, en verdad lo necesitaba

—Me tienes aquí, para cualquier cosa —la abrace—. Te quiero

—Yo a ti, idiota —me rei junto con ella—, ya nos dijimos muchas curcilerias

—Tú y tus hermosas palabras

—Asi me quieres —asintió riendo

—Nos vemos luego Eliza

—Nos vemos Emi

Saludó a Raúl de lejos, y le di un último abrazo antes de acercarme al carro de mi novio. Lo saludé para que después diera marcha.

—¿Qué sucede?

—Sabes que nunca te pido nada —asentí escuchándolo—, esto no es parte mía, en verdad si no quieres no estás obligada a... —tomé su mano

—Raúl —reí negando—, habla de una vez —suspiró antes de hacerlo

—Mi madre dice que la familia quiere una prueba de embarazo

Lo miré incrédula, estaciono antes de mirarme, pasó su mano por su cabello.

—Desde que fuimos a la comida ellos no han dejado de molestar a mi madre con ese tema y ella ya les ha dicho más de una vez que no será abuela, conoces a mi mamá confía en ti —asentí—, pero dicen que mi abuela hasta no ver no creer

—No dejarán de molestar hasta que no haya un papel que lo aclare ¿cierto? —asintió

—Si no quieres hacerlo yo entenderé, no tienes porque sentirte obligada

—Hagámoslo —sus cejas se alzaron ligeramente—, vayamos a la prueba ahora, entre más rápido mejor

—¿Estás segura? —reí asintiendo

—Claro que estoy segura mi amor, nosotros no hemos hecho nada, así que no hay de qué asustarnos ¿o si? —rio negando

—Bueno, tienes razón

—Vamos —asintió

Fuimos a la farmacia por una prueba, pero no conforme con eso igual me fui hacer una prueba de sangre, cuyos resultados nos dijeron que nos avisarían cuando estuvieran, sabía que la abuela de Raúl no se quedaría contenta con una prueba casera. Ahora solo esperábamos a que las líneas se reflejarán.

—¿Te dijo algo más tu mamá?

—Si no querías hacerlo que no te presionara —rio negando—, que confía en que las charlas educativas funcionaron conmigo —no pude evitar reír igual que él

—¿Qué tal el proyecto de ayer?

—Nada de qué preocuparse, logré arreglarlo

—No deberían encargarte tanto trabajo —tallé su mejilla—, deberías dejar que ellos arreglen el problema

—Somos un equipo

—Sí, pero parece que toda la responsabilidad te la dejan a ti

—No es nada grave amor, en verdad —lo miré dudosa—, mejor dime ¿qué tal el juego de ayer?

—Bien, jugué bien y de suplente, porque Emilia tiene prohibido jugar

—¿Y eso porque?

—Estupideces del sub director —me encogí de hombros—, un problema con su calificaciones dice

—Pero ¿regresará a jugar?

—Claro, sabes que Emilia no puede estar sin jugar un partido —asintió riendo

Aquella chica de lentes vino a mi mente.

—¿Qué tal las cosas con Britani? —enarcó una ceja para luego soltar una carcajada— ¿Qué?

—¿Por qué preguntas sobre ella? —me encogí de hombros

—Nada más

—Eliza porque tú seas amiga de la mujer que te movió el corazón, no quiere decir que me tengas que emparejar con alguien —río—, Britani es solo mi amiga, y para que dejes de pensar esas cosas, la dejaré de hablar

Debo admitir que no me gustó lo que dijo, y también admitir que él puede callarme de maneras sorprendentes.

—No es necesario que hagas eso, olvídalo yo y mis estupideces —bufé— ¿Puedo preguntar algo?

Cambiar de tema con algo que no me ha dejado dormir serviría.

—Claro

—¿Le contaste a Ángel algo?

—Lo hice ¿por qué?

—Entonces ¿Aida igual lo sabe?

—No —fruncí mi ceño—. Le conté a Ángel, si eso es cierto, porque confío en él y todo esto que está pasando —suspiró negando— me sobrepasa, necesitaba sacarlo de alguna manera, entre nosotros no revelamos secretos, confío en Ángel y no dirá nada —asentí— en cuanto a Aida, ella preguntó si de que hablábamos, Ángel le dijo que eran cosas de chicos, pero eso no la convenció luego él me pidió hablar con ellos y hablamos con ella, no nos creyó nada, tiene la teoría de que algo pasa contigo

Entonces por eso aquellas miradas, ella no sabía nada, pero tiene el presentimiento de que su primo y yo no andamos tan en serio.

—¿Por qué? ¿Te ha dicho algo?

—No, lo digo por el comentario que dijo ese día

—Sí, creo que algo sospecha —asentí— ¿Has jugado contra ella? —negué

—No, ellas están detrás de nosotras en la tabla, si no pasamos en los cuartos de final con ellas, posiblemente juguemos en la final

—¿Estás molesta porque le dije a Ángel?

—No, no es eso —pase mi mano por su mejilla— entiendo que necesitas desahogarte con alguien, descuida —dejó un beso en mi mano

—¿Vemos una película? —asentí

Pasamos la tarde viendo películas, debo admitir que me sentía bien, esa charla con Emilia sí que me sirvió de mucho, sentía que me había quitado un peso de encima.

⚽️

Perdonen la demora, la autora tenía bajones emocionales😓👍🏻.

Sí, Emilia ya sabía... 🤡

Y si vuelven a leer la historia, se darán cuenta de porque le decía a Eliza que necesitaban hablar y porque le decía a Christine que ellas mismas les contarían. 🙈

También ¿porque creen que Emilia le tira ese comentario cuando tiene el yeso? Porque ella ya sabe qué onda con ella y Stella.🙈

Sí, Alex tiene más planeada estas historias que su futuro propio😃👍🏻.

Insta: Alex_escritor08

Alex ⚽️

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