Aquel lugar donde las lágrima...

Galing kay elpoemariodeluke

1.2K 288 2K

Sylphie es una joven de dieciséis años que ha vivido en el orfanato desde que era una niña. A pesar de tener... Higit pa

Aquel lugar donde las lágrimas habitan
Dedicatoria.
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capitulo 9
Capitulo 9/2
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
capitulo 18
Capitulo 19 (Continuacion del cap. 15)
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23.
Mensaje a los lectores
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27 (Dedicado a lisa)
Capitulo 28(Continuación del cap. 19)
Capitulo 29
Pequeño escrito antes de continuar.
Capitulo 30
Capitulo 31.
Capitulo especial Jeremy. (Parte 1 de 3)
Capitulo 32
Capitulo 33 (Continuacion del capitulo 28)
Capitulo 34
Capitulo 35
Capitulo 36
Capitulo 37
Capitulo 38
Capitulo 39
Capitulo 40
Pequeño mensaje antes de continuar.
Capitulo 41
El Libro de Jeremias
Capitulo 42
Capitulo 43
Capitulo 44
Capitulo 45
Capitulo 46
Capitulo 47
Capítulo especial Jeremy (Parte 2 de 3)
Capitulo 49
Capitulo 50
Capitulo 51
Capitulo 52
Capitulo 53
Capitulo 54

Capitulo 48

7 1 1
Galing kay elpoemariodeluke

Somos prestamos voluntarios de momentos inolvidables

"Nadie te abandonará por un error, ya que todos cometemos errores en algún momento. Si alguien se aleja de ti, puede ser porque ese error se convirtió en un hábito. Cuando cometes el mismo error en diferentes situaciones, deja de ser un error y se convierte en una decisión."

(Narra Sylphie)

Amaba estar sola, o al menos de eso me convencí, que estaba mejor de esa manera. Dije rompiendo el silencio acumulado en la sala, Dorothea me miro con aprobación para que continuara. —Pero conocí a Milo y todo cambio, me lleno de miedo, de debilidad, convirtiendo las cosas mas insignificantes en monstruos enormes en mi cabeza.

—Quizá habías construido una barrera a tu alrededor, es natural que el amor despierte emociones profundas y a menudo contradictorias en nosotros, Sylphie. —Ella Cruzo sus piernas y me miro fijo a ojos, me encontraba realmente afligida por la situación. —Tal vez Milo logro atravesar aquellas barreras entonces te sientes vulnerable hacia él.

Asentí con cautela mientras las palabras de Dorothea penetraban en mi mente, La miré fijamente, buscando en sus ojos la sabiduría que tanto necesitaba en ese momento de confusión y vulnerabilidad.

—Es como si hubiera derribado todas las defensas que había construido a mi alrededor. —Confesé con voz temblorosa, sintiendo cómo cada palabra resonaba con una sinceridad que apenas me atrevía a reconocer. —Me siento expuesta, como si Milo pudiera ver a través de mí y descubrir todas mis inseguridades y miedos.

—El amor tiene ese poder, Sylphie. —dijo con suavidad, como si estuviera susurrando un secreto compartido entre nosotras. —Nos despoja de nuestras máscaras y nos muestra tal como somos, con todas nuestras imperfecciones y fragilidades. Pero debes recordar que la vulnerabilidad no es una debilidad, sino una muestra de coraje.

Mis pensamientos se agitaron mientras luchaba por asimilar las palabras reconfortantes de Dorothea.

—¿Cómo puedo aprender a aceptar esta vulnerabilidad sin dejar que me consuma? —pregunté con la voz apenas un susurro, sintiendo el peso de la incertidumbre aplastándome el pecho.

Dorothea me miró con una sonrisa tranquilizadora, irradiando calma y confianza.

—Debes aprender a abrazar todas las partes de ti misma, incluso las que consideras defectuosas o indeseables. Solo entonces podrás abrir tu corazón al amor y a la conexión verdadera con los demás.

—¿Pero ¿cómo puedo abrir mi corazón sin temer que sea herido? —pregunté, sintiendo cómo la ansiedad se apoderaba de mí, como una tormenta que amenaza con desatar toda su furia.

Dorothea me sostuvo la mirada con ternura, como si estuviera buscando las palabras adecuadas para calmar mi tormento interno. —El amor siempre conlleva cierto riesgo, Sylphie —respondió con suavidad—. Pero recuerda que el mayor riesgo es no abrir tu corazón en absoluto. Solo cuando te permites amar y ser amada, puedes experimentar la plenitud y la alegría que el amor puede traer.

—Pero, ¿cómo puedo confiar en que Milo no me lastimará? —pregunté, sintiendo cómo la duda se arraigaba en lo más profundo de mi ser.

Dorothea asintió con comprensión, reconociendo mis temores con empatía. —La confianza es un proceso gradual, Sylphie —explicó con paciencia—. Comienza por confiar en ti misma y en tus instintos. Escucha tu voz interior y establece límites saludables. Y recuerda que el amor verdadero se basa en el respeto mutuo y la comunicación abierta y honesta.

—Pero, ¿cómo sé si estoy lista para abrir mi corazón de nuevo? —pregunté, sintiendo cómo la incertidumbre me envolvía como una niebla espesa.

Dorothea me miró con una sonrisa tranquilizadora, como si supiera que la respuesta estaba dentro de mí todo el tiempo. —Solo tú puedes saber cuándo estás lista, Sylphie —respondió con calma—. Confía en tu intuición y date tiempo para sanar. Cuando estés lista para dar ese paso, lo sabrás en lo más profundo de tu corazón.

—Pero, ¿y si nunca estoy lista? —pregunté, sintiendo cómo la angustia se apoderaba de mí, como un nudo en mi garganta que me impedía respirar con facilidad.

Dorothea me sostuvo la mirada con compasión, transmitiendo una sensación de calma que comenzaba a infiltrarse en mi agitada mente. —La curación no sigue un cronograma preestablecido, Sylphie —respondió con suavidad—. Es un proceso único para cada persona y puede llevar tiempo. Pero ten fe en ti misma y en tu capacidad para superar los obstáculos que se interponen en tu camino hacia el amor y la felicidad.

—¿Y si vuelvo a sufrir, Dorothea? —pregunté, sintiendo cómo el miedo se aferraba a mí como una sombra oscura que amenazaba con engullirme.

Dorothea tomó mi mano con ternura, transmitiendo una sensación de seguridad que me reconfortó. —El amor siempre implica un cierto grado de riesgo, Sylphie —respondió con calma—. Pero recuerda que tus experiencias pasadas no definen tu futuro. Aprende de tus heridas, pero no permitas que te impidan seguir adelante y buscar la felicidad que mereces.

—Pero, ¿y si no soy lo suficientemente fuerte para enfrentar otro corazón roto? —pregunté, sintiendo cómo la vulnerabilidad me dejaba expuesta ante la incertidumbre del mañana.

Dorothea me miró con una mezcla de admiración y aliento, como si viera la fuerza dentro de mí que yo misma aún no había descubierto. —Eres más fuerte de lo que crees, Sylphie —respondió con convicción—. Y no estás sola en este viaje, puedo presentir que, si lo permites, él siempre te acompañara.

(Narra Dorothea)

La memoria es algo extraña ¿verdad? —Pregunto pensativa. —Estamos tan atados al tiempo, a la forma en la que este lo maneja todo que nos olvidamos muchas veces de ser nosotros.

—Hay días que definen tu historia, aquellos en los que te quedas congelada en el tiempo, en donde no puedes avanzar ni retroceder, solamente existes en un bucle, cuando nos encontramos en esos bucles, realmente nos olvidamos de ser realmente nosotros perdemos el conocimiento de quienes somos, ni siquiera podemos reconocer la imagen de nuestro propio reflejo. —La pregunta de Sylphie sobre la memoria me hizo reflexionar profundamente. —La memoria es algo extraordinario, ¿no te parece? —Me tome una pausa para proseguir. —Estamos constantemente envueltos en un tejido de recuerdos, tanto buenos como malos, que moldean nuestra percepción del mundo y de nosotros mismos. Pero a veces, nos aferramos tanto al pasado que olvidamos el poder del presente para moldear nuestro futuro.

Observé a Sylphie con atención, viendo en sus ojos una mezcla de curiosidad y anhelo de comprensión. Sabía que, para ella, como para muchos de mis pacientes, la memoria era un terreno delicado y a menudo tumultuoso.

Dejaba que mis pensamientos fluyeran con serenidad mientras continuaba la conversación con Sylphie.

—Nos aferramos a los recuerdos como si fueran anclas que nos mantienen conectados al pasado, pero a veces olvidamos que también pueden ser velas que nos impulsen hacia adelante.

—Es interesante cómo nuestra relación con el tiempo y la memoria moldea nuestra identidad. Comenté, sopesando cada palabra con cuidado mientras observaba a Sylphie. —¿Te has preguntado alguna vez cómo tus recuerdos influyen en la forma en que te percibes a ti misma en el presente?

Sylphie frunció el ceño ligeramente, como si estuviera procesando mis palabras con detenimiento.

—Supongo que nunca lo había pensado de esa manera. —Respondió con una mirada cautelosa. —Siempre he sentido que mis recuerdos me arrastran hacia atrás en lugar de impulsarme hacia adelante.

—Es comprensible sentir que tus recuerdos te arrastran hacia atrás. —comencé, permitiendo que mi voz resonara con una serenidad reflexiva. —Los recuerdos, con su complejidad y profundidad, pueden ejercer una influencia poderosa en nuestra psique. Pero, ¿has considerado alguna vez que cada recuerdo, por doloroso que sea, contiene una semilla de autodescubrimiento y crecimiento?"

Sylphie frunció el ceño ligeramente, sus ojos reflejando una mezcla de desconcierto y curiosidad mientras absorbía mis palabras.

—Nunca había contemplado esa posibilidad. —respondió con una cautela propia de quien enfrenta nuevas ideas. —Siempre he sentido que mis recuerdos me retienen en un estado de estancamiento emocional.

—Así que tus recuerdos te atan al pasado, impidiéndote avanzar. —Reflexioné, sintiendo la necesidad de explorar más a fondo las complejidades de su experiencia. —¿Qué emociones predominan cuando te sumerges en esos recuerdos que te mantienen atrapada?"

Sylphie tomó un momento para reflexionar, como si estuviera cavando profundamente en las profundidades de su propia mente en busca de respuestas.

—Siento una mezcla de tristeza, nostalgia y, a veces, incluso arrepentimiento- —Confesó con sinceridad. —Como si cada recuerdo trajera consigo una carga emocional que me impide seguir adelante".

—Entiendo. —Asentí con empatía, tomando nota de las emociones que Sylphie compartía conmigo. —Parece que esos recuerdos están tejiendo una narrativa emocional que influye en tu percepción de ti misma en el presente. ¿Has notado algún patrón recurrente en la forma en que interpretas esos recuerdos?"

Sylphie frunció el ceño, considerando cuidadosamente mi pregunta mientras buscaba una respuesta honesta dentro de sí misma.

—Creo que tiendo a enfocarme en los aspectos negativos de mis recuerdos. —Admitió con cierta resignación. —Me encuentro atrapada en un ciclo de autocrítica y autodesprecio que me impide ver más allá".

—Es interesante que reconozcas esos patrones. —Señalé, compartiendo una mirada de comprensión con Sylphie. "Pero ¿qué pasaría si te permitieras explorar esos recuerdos desde una perspectiva diferente, reconociendo tanto los aspectos negativos como los positivos? Podrías descubrir lecciones ocultas y oportunidades de crecimiento en cada experiencia".

Comencé a notar un comportamiento de presión sobre ella así que decidí no abarcar de manera tan agresiva sobre su pasado, mientras ella raspaba sus cutículas con sus uñas, tomé la decisión de frenar aquella pregunta.

—Creo que lo mejor sería darnos un descanso de tantas preguntas y respuestas. —Pude notar el alivio en los ojos de ella, era como si hubiera suspirado por dentro.

(Narra Sylphie)

La sección había terminado y era la primera vez que me sentía nerviosa luego de una de estas era como si la terapeuta se adentrara demasiado en mi pasado, en cosas que realmente no quería recordar, recuerdos que mi cabeza había bloqueado por algún motivo. Mi cuerpo comenzaba a temblar lentamente, quería escapar, me sentía encerrada entre todas las paredes que cada vez se achicaban más y más, la respiración se acortaba así que intentaba respirar más corto y más rápido intentando dejar salir el aire pero este se quedaba estancado, sentía como mis latidos se aceleraban cada vez mas y el miedo era mas intenso, de repente siento algo cálido que toma mis manos y soy arrastrada hacia ello, como si se tratara de una fuerza magnética, mis latido acelerados se comienzan a perder con el ritmo de otros latidos y lentamente comienzan a igualarse, mi respiración comienza a salir y mi pecho se siente menos aprisionado, aquello que me consumía lentamente como si fuera humo sofocándome comienza lentamente a esparcirse dejando escapar por completo el aire que salía de mi boca, abro mis ojos lentamente y aquellas enormes y oceánicas pupilas se encontraban frente a mí, devorándome como el océano arrastra las pequeñas rocas en la orilla de alguna isla.

Interesante reflexión. —Respondí con un tono más frío de lo que pretendía, tratando de mantener una distancia emocional. —Pero creo que me gustaría estar sola un rato, si no te importa.

Mis palabras salieron más cortantes de lo que pretendía, pero en realidad ansiaba que se quedara, que su presencia continuara siendo mi ancla en ese mar de emociones turbulentas. Sin embargo, el miedo a mostrarme vulnerable ante él me impedía expresar lo que realmente deseaba. No quería preocupar nuevamente a Milo, sabia que tenia que superar mis problemas solas por que podía llegar el día en el cual el ya no estuviera para mí.

Milo arqueó una ceja, pareciendo desconcertado por mi respuesta. Sin embargo, no perdió su sentido del humor.

¿Estar sola? ¿Acaso te voy a comer si me quedo? —bromeó, tratando de aligerar el ambiente con una sonrisa traviesa. —Aunque en realidad si podría comerte. —Milo miro mis ojos fijamente, aquella mirada me hacía realmente vulnerable así que fruncí el ceño ante su intento de hacer una broma, manteniendo mi postura firme.

—No, claro que no. Simplemente necesito tiempo a solas. —Respondí con un tono frío, aunque en el fondo sabía que su presencia me reconfortaba más de lo que quería admitir.

—¿Es realmente lo que quieres? —preguntó Milo con una mirada más seria, como si intentara penetrar en mi mente para descifrar mis verdaderos deseos.

Mi respiración se volvió más irregular mientras luchaba por mantener mi fachada de fortaleza.

Sí, es lo que necesito en este momento. —Respondí con voz firme, aunque el temblor en mis manos delataba mi nerviosismo interno.

Me quedé mirándolo mientras se alejaba, sintiendo un vacío repentino en el espacio que ocupaba. Aunque había pedido estar sola, su ausencia repentina me hizo darme cuenta de lo mucho que valoraba su presencia.

¿Por qué había sido tan fría con él? Sabía que Milo solo quería ayudar y que su presencia me reconfortaba en momentos de vulnerabilidad.

Me mordí el labio inferior, lamentando mis palabras cortantes y mi actitud distante. ¿Por qué me resultaba tan difícil permitir que alguien se acercara cuando más lo necesitaba? El miedo a ser vulnerable me había llevado a empujar a las personas más cercanas a mí, incluido Milo.

Suspire, sintiéndome atrapada en un torbellino de emociones contradictorias. Quería que Milo se quedara, quería su apoyo y su compañía, pero también temía mostrarle mis debilidades. El conflicto interno me consumía, dejándome con una sensación abrumadora de soledad.

Con pasos vacilantes, me dirigí hacia la puerta, sintiendo el peso de mi propia indecisión. ¿Debería ir tras él y disculparme por mi actitud fría? ¿O debería dejarlo ir y lidiar con mis problemas por mi cuenta? La incertidumbre me paralizaba, dejándome parada en el umbral de una elección que parecía imposible de tomar.

Con un suspiro resignado, decidí seguir mi instinto y no dejar que el orgullo me impidiera hacer lo que sabía que era lo correcto. Mis pasos resonaron en el pasillo mientras me dirigía hacia la puerta que Milo acababa de atravesar. Cada paso era una lucha interna, una batalla entre mi deseo de independencia y mi necesidad de conexión.

Al alcanzar la puerta, dudé por un momento antes de girar el pomo y salir al pasillo. Busqué a Milo con la mirada, sintiendo un nudo en la garganta mientras me enfrentaba a la posibilidad de que ya se hubiera ido. Sin embargo, lo vi de pie más adelante, mirando por la ventana con gesto pensativo.

Me acerqué lentamente, sintiendo el corazón latir con fuerza en mi pecho. ¿Cómo podía explicarle mi cambio de actitud sin revelar demasiado de mi vulnerabilidad? Tragué saliva, reuní coraje y finalmente hablé.

—Milo —llamé suavemente, haciendo que se girara hacia mí con sorpresa en los ojos.

Se quedó en silencio, esperando a que continuara, y aproveché ese momento para dejar que mis barreras se desmoronaran un poco.

—Lo siento por antes —dije con sinceridad, bajando la mirada por un instante antes de volver a encontrarme con la suya—. No quería que te fueras. Me di cuenta de que, aunque a veces me cueste admitirlo, necesito tu apoyo y tu compañía.

La expresión en el rostro de Milo se suavizó, y pude ver la comprensión y el afecto brillando en sus ojos.

—No tienes que disculparte —respondió con gentileza, dando un paso hacia mí—. Estoy aquí para ti, siempre lo estaré.

—Debo hacerlo, tengo que disculparme contigo por que muchas veces puedo ser hiriente, solitaria, egoísta y fría contigo, tu no lo mereces. —Abrí mi corazón hacia él por que tenia demasiado miedo de perderlo.

—Un clavel es hermoso porque no es algo que puedas tomar con demasiada facilidad —respondió con suavidad, acercándose un poco más—. Tienes que atravesar sus espinas para poder llegar a él. Quizás por eso muchas personas, ante el primer pinchazo, tienden a escapar, a rendirse... algo que yo no haré contigo. Sé que en algún momento llegaré a estrecharte entre mis manos, incluso si termino lleno de heridas.

Milo se acercó un poco más, extendiendo una mano para tomar la mía con suavidad. Sus dedos eran cálidos y reconfortantes, como un faro en la oscuridad que me guiaba de regreso a la calma.

Siempre estaré aquí para ti, pase lo que pase —dijo con sinceridad, mirándome a los ojos con una intensidad que me dejó sin aliento—. Y no importa cuántas espinas tenga que atravesar, siempre estaré ahí para ti.

—Se que soy demasiado difícil de amar, que soy impulsiva, enojona y molesta, que no se responder de manera poética a tus formas románticas de tratarme, pero quiero que te quedes y a la vez tengo miedo de hacerte daño. —Aquello a lo que tanto miedo tenia estaba brotando, la realidad es que era alguien realmente vulnerable hacia Milo, el dominaba mis hilos sin siquiera intentar manipularme, lograba hacerlo con su idioma de amor tan diferente al mío.

—No se quien te ha dicho eso, tu no eres difícil de amar, eso es lo mas alejado de la realidad, eres fácil de amar, cuando alguien logra adentrarse en ti y conocerte puede con facilidad sentir el amor. —Milo tomo mis manos, poco a poco se había acercado a mi y sin que me diera cuenta en un instante sus manos estaban tomando las mías. —Esto funciona por que ambos estamos rotos y a veces el dolor une mas que el amor, quizá por eso somos las piezas que encajan de manera perfecta.

El silencio entre nosotros se volvió reconfortante, como si nuestras palabras ya no fueran necesarias para entendernos. Solo nuestros gestos y miradas bastaban para comunicar lo que sentíamos el uno por el otro.

—¿Sabes una cosa? —susurró Milo, rompiendo el silencio con su voz suave y calmada—. A veces, las piezas rotas encajan de la manera más perfecta.

Sus palabras resonaron en mi interior, como si hubiera encontrado la clave para desbloquear algo en mi corazón. ¿Podría ser posible que nuestras imperfecciones fueran lo que nos unía de manera tan profunda?

—Tal vez tengas razón —respondí, sintiendo un nudo en la garganta al contemplar la verdad en sus ojos—. Tal vez seamos como dos mitades de un mismo todo, buscando completarnos el uno al otro.

Milo sonrió con ternura, y su mano acarició suavemente la mía, como si tratara de transmitirme todo su amor y apoyo en ese simple gesto.

—Estaré aquí para ti, siempre —prometió, su voz llena de sinceridad y cariño.

El eco de sus palabras resonaba en la habitación, creando un ambiente cargado de emociones intensas y ocultas. Podía sentir la electricidad en el aire, como si estuviéramos al borde de un abismo, listos para sumergirnos en las profundidades desconocidas de nuestros propios deseos y temores.

—Pero, ¿qué pasa si nuestras piezas rotas no encajan, sino que se astillan aún más en el proceso? —pregunté con voz temblorosa, dejando al descubierto mis miedos más oscuros.

Milo me miró con comprensión, sus ojos brillando con una mezcla de determinación y ternura.

—Entonces, juntaremos cada pedazo roto con cuidado y paciencia, reconstruyendo nuestros corazones heridos con el amor y la confianza que compartimos —respondió con voz firme, como si estuviera dispuesto a enfrentar cualquier tormenta a mi lado.

Su promesa resonó en mi alma, llenándome de una sensación de calma y seguridad que nunca había experimentado antes. En ese momento, supe que no importaba cuán oscuro fuera el camino que teníamos por delante, siempre tendríamos el uno al otro para iluminar el camino con el fuego ardiente de nuestro amor.

Extendí mi mano hacia él, sintiendo la conexión entre nosotros crecer con cada contacto. Éramos dos almas perdidas en la oscuridad, buscando desesperadamente la luz en los brazos del otro.

Ipagpatuloy ang Pagbabasa

Magugustuhan mo rin

5.6K 877 32
La vida de Anastasia Rose Steele May, se verá envuelta en muchas altas y bajas, es una joven muy práctica, aunque sufre por la muerte de sus abuelos...
638 90 32
Cuando crecemos empezamos a cambiar, nos enamoramos, nos ilusionamos y nos rompen el corazón. Pero algo que nunca esperé fue que un chico me robé un...
1.2K 66 31
Alíen's ¿Realmente existen? es una recopilación de información sobre los alienígenas, tanto teorías como sucesos, testigos, casos etc...
175K 19.3K 57
Olvidar los lentes a propósito, ese era el plan de James. Espectacular portada hecha por el amor de mi vida; marianela2santos. Amores de liceo...