El elegido.

Galing kay Jak0019

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La vida de treinta cinco chicas esta apunto de cambiar cuando les llega la carta para participar en la "Selec... Higit pa

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 6
Capítulo 7

Capítulo 5

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Galing kay Jak0019

Mi cuerpo aún estaba experimentando la emoción de hace unos segundos. Los gritos de la gente al verme en este desfile... debo de admitir que puede llegar a ser muy adictiva esta sensación. La noche transcurre a su paso, ninguna chica habla, yo menos. Nos dedicamos a estar sentados en silencio mientras cada una pone el mejor ángulo de su rostro para las fotografías que nos siguen tomando.

Se que no debo de emocionarme para nada, pero espero que al menos salga bien en una de las tantas fotos que el día de mañana saldrán en los medios. El presentador sigue dando los anuncios especiales de la familia real. No hay más que agregar y justo cuando termina el show. Siento que puedo caer muerto en el piso por el cansancio que estoy experimentando.

Las luces, cámaras y la gente comienzan a irse cuando les dan la señal. En ese instante yo giro mi rostro hacia la familia real, van de salida. Nadie gira siquiera a ver el grupo de seleccionadas.

Siguiéndolos con la mirada me percato en el momento en que van entrando al foro Miss Andrea y Sir Pablo. Ambos lucen presumen la misma sonrisa, puede que nos den buenas noticias o al menos eso espero.

—Señoritas, el programa fue un total éxito. Como siempre, es una emoción muy grande la de iniciar un grupo nuevo de seleccionadas. Las primeras horas siempre son una felicidad para todos en el palacio—Andrea está desbordando una energía positiva—. Ahora, es tarde, y mi parte favorita de mi trabajo en cada temporada de selección—aguarda unos instantes en las que su mirada se pasea en el rostro de las chicas—. La llegada de que conozcan el palacio real.

Todas sueltan una risa por esa noticia, yo me uno a ellas. Pensar que ahora mismo vamos a entrar me provoca tantos sentimientos encontrados. No se necesita ser un genio para saber que seré el primero en irme de este lugar, pero mientras claro que quiero gozar de esta vida, aunque sea por unas horas.

—Siempre es un placer enorme el ver las sonrisas cuando se les dice de esto—Sir Pablo retoma la palabra—. Ahora bien, señoritas, sigan a Miss Andrea. En orden, por favor, cada una tendrá su propia habitación.

Las chicas comienzan a moverse de sus lugares. Ana antes de irme me lanza una mirada y se despide de mí. Es la única que lo hace y le agradezco ese gesto.

Pronto me quedo solo en el lugar, aún sentado mientras observo a las seleccionadas irse. Sir Pablo no ha hecho nada para voltear a verme. Eso me da mala espina.

—Bien, es hora ¿Preparado?

—¿Fue todo? ¿Ya fui eliminado?

—¿De qué estás hablando? Yo te enseñare tu habitación.

Me levanto rápido de mi lugar cuando Sir Pablo comienza a caminar, no le quiero faltar al respeto en ningún momento. Batallo mucho para seguirle el paso con este traje.

—Estuviste increíble, fue un buen cierre de este desfile. Luciste en verdad como un guerrero.

Dentro de mi siento una oleada de orgullo por sus palabras.

—Gracias por eso, aunque en realidad quería verme más como un candidato para el corazón del príncipe que un guerrero que se coló en el desfile.

—Bueno, no todo se puede en esta vida. Conformate y acepta lo que te has ganado con tu trabajo.

A medida que charlamos vamos sorteando entre pasillos y gente que va de un lugar a otro. En cada paso que damos las cosas van cambiando y pronto me doy cuenta que comienzo a ver más guardias del palacio. La señal de que estamos llegando al destino.

Sir Pablo llama a la puerta en lo que parece ser una clave de sonidos. Aguardamos y luego de unos segundos la puerta se abre para dejarnos ver la recepción del castillo. Este lugar es un sueño hecho realidad y siento que con mi presencia estoy manchando este lugar.

Hay jarrones enormes con flores que nunca había visto de colores exóticos. Cuando caminamos cerca de una el aroma que me llego fue tan dulce que no puedo creer que salga de esa simple flor. Hay pinturas de la familia real colgadas en los pasillos, puedo deducir que entre los retratos se cuenta la historia de la familia de alguna manera.

Los muros del palacio son de yeso amarillo pálido. Se puede oler el detalle de que recientemente se le hecho una capa de pintura al lugar. Estas paredes son tan altas que provocan algo cuando uno las mira detalladamente. En el techo se puede ver figuras de ángeles que sostienen otras figuras en sus hombros, este detalle angelical da la sensación de estar visitando una capilla bastante lujosa.

—Se conoce este lugar como el centro. Aquí la mayoría de pasillos y escaleras se conectan. Es el recibidor por el cual las visitas y gente poderosa pasa. La puerta principal es esa que puedes ver al inicio.

Atento a lo que Sir Pablo me dice busco la puerta. Enorme, como no podía ser de otra manera.

—Las chicas van a entrar por esa puerta dentro de unos... diez minutos tal vez. Andrea siempre prefiere darles un recorrido por el jardín y afueras del palacio. En mi caso, opte por enseñarte un atajo del foro al palacio.

Ahora coloco mi mirada en aquel hombre que me está diciendo todo esto.

—Consideralo como un regalo de mi parte.

—Muchas gracias—murmuro sin saber como sentirme con todo esto que esta sucediendo a mi alrededor.

Continuamos caminando, subimos las escaleras que tienen alfombra encima. Como todo un cuento de hadas clásico de los que mi hermana a veces me leía para dormir.

—En la mañana será el primer desayuno real. Debes de estar preparado y listo en tiempo. No querrás dejar una mala imagen en este lugar. Recuerda, todo suma y todo resta. Tus pertenencias ya están en tu habitación con tus caballeros de honor donde vamos ahora mismo. Cualquier cosa que necesites se las pedirás a ellos. Es tu equipo de trabajo.

Yo sigo admirando el lugar ya que nada es igual. A donde mis ojos observen puedo ver cosas que gritan que estoy pisando el lugar de los unos.

—Una vez que termines el desayuno real es tradición que las seleccionadas pasen tiempo en la sala de mujeres—Sir Pablo guarda silencio un segundo—. Aunque ahora mismo no sé que tan indicado sea el nombre para esta ocasión. En fin, allí conocerás a las otras competidoras. Velo como un momento para leer, dormir un rato, ver la tele incluso. Es la sala común donde todas y tú deben de convivir.

Al momento de pasar por una puerta de color blanco me indica que esta será la sala. No abre la habitación, al fin y al cabo, parece ser que mañana la podre ver. Y pensar que estaré en este lugar un día más mueve mucho en mi ser.

Dejamos esos pasillos detrás. Sir Pablo sigue hablando, yo le menciono que hay en una habitación al fondo. En un tono serio me dice que allí es donde el rey y el príncipe Lionel se juntan para trabajar. Tenemos prohibido entrar, así como siquiera interrumpir la paz alrededor de esa puerta.

—Otro lugar al que no podés acceder: la tercera planta. Allí es donde tiene sus aposentos la familia real, y no se tolerará ningún tipo de intrusión. Las habitaciones están en la segunda planta. Ocuparan una gran parte de las habitaciones de invitados, pero no hay que preocuparse: aún nos queda espacio para cualquier visita que se presente. Estas puertas de ahí dan al jardín trasero. Pueden acceder a este a la hora que deseen, es un lugar que siempre tiene vigilancia.

Las puertas del jardín tienen decorados hechos a base de fierro que fue pintado de color blanco. Observando apenas unos segundos me doy cuenta que es un jardín pequeño, un contraste con las cosas enormes y espaciosas que hay dentro del palacio.

—A diferencia de ese jardín, los que están en la entrada del palacio no pueden ir a la hora que sea. Deben de pedir un permiso para que un guardia este presente en el paseo. Eso sí, el tiempo que quieran ustedes. Si no observan un guardia cerca, se acercan a mí.

No pasa desapercibido el detalle de que Sir Pablo está hablando en plural, aunque solo este yo. Tal vez es un discurso que tiene muy memorizado y no lo puede cambiar tan fácilmente.

El palacio es como estar dentro de un laberinto lujoso. Damos vueltas en pasillos, algunas habitaciones que me muestra y entonces por fin me indica la que parece ser la puerta para que yo vaya a descansar por fin.

—Y eso fue el tour expresó del lugar. Tal vez mañana podamos tener otro con mejores modalidades. Pero ahora, a descansar. Duerme bien. Por la mañana será el segundo día de la competencia.

Sir Pablo hace una reverencia, yo tarde unos segundos y lo emito. No sé si sea parte del protocolo real, pero no quiero hacerlo enojar u ofender. Es mi guia y es mejor tenerlo siempre de mi lado.

—Casi lo paso por alto—menciona en el momento en que nos enderezamos—. Si no te gusta la decoración de tu habitación. Puedes pedirles a tus caballeros que lo cambien a tu gusto. Recuerda que tienes a tres chicos a tu mando para cualquier cosa. Estarán siempre contigo en la habitación por si necesitas algo.

Y ahora sí es cuando abandona el lugar.

Lo dudo apenas unos segundos, pero entonces reúno el valor para abrir mi habitación en el palacio real.

Dios que tan solo pensar en esa frase es algo que nunca creí vivir.

Me reciben los gritos emocionados de esos tres chicos que conocí cuando me prepararon para el desfile. Uno estaba sentado en una silla cociendo lo que parecían ser unos pantalones. Los otros dos rápidamente se acercaron a mi para decirme que mi presentación fue la mejor de la noche.

Por un momento me cuesta trabajo reconocerlos. Ellos parecen entenderme con la mirada y se presentan de nuevo: Santiago, Julián y Kevin.

Es Julián quien me dice que el baño esta listo por si deseo asearme, que todo está preparado. Le agradezco por ello.

Santiago y Kevin comienzan a poner sus manos para quitarme las prendas. En el momento en que mi cabeza queda libre del penacho suelto un suspiro por lo bien que se siente no tener esa cosa más en la cabeza.

Les indico que yo puedo quitarme la parte de la cintura, que no necesito más atención.

Los tres chicos me siguen preguntando si necesito algo. Incluso Kevin me trae una jarra de agua y la coloca en la mesa de noche que esta en la cama. Dios, se ve tan suave y caliente con las sabanas que ya me muero por estar dormido.

Gentilmente les pido que puedo hacer lo demás yo solo. Eso parece entristecer a los tres chicos. No quiero ser grosero, se nota que su misión es servir en todo a las seleccionadas. Y además recuerdo, ellos en el momento en que nos conocimos me habían dicho que era su primera vez estando en acción.

—Mañana es el desayuno real. Pueden venir temprano a levantarme para prepararme, si no es mucho pedir.

En el instante en que eso sale de mi boca. Los chicos rápidamente cambian su humor y me prometen que estará a primera hora del día. Santiago parece ser el líder de la triada ya que es el que abre la puerta de mi habitación para que salgan.

Antes de eso. Ya afuera de mi habitación, los tres chicos se acomodan para que los pueda ver. Me hacen una reverencia y al mismo tiempo me desean que pase una buena noche.

Asiento y les deseo lo mismo. Cuando cierro la puerta noto que mi corazón sigue latiendo con fuerza y que estoy muy nervioso. Esto parece un sueño. Una fantasía.

En el lugar encuentro que hay instrumentos musicales, desde un piano hasta una guitarra y una pandereta. Supongo que se debe a que muchas chicas anteriormente desarrollaban en este lugar sus talentos musicales. Una destreza en la materia de bellas artes.

Claramente se nota que no es un lugar para mí.

Mis ojos captan un bulto que esta en el tocador. Lo identifico rápidamente y me apresuro a tomarlo. Es mi mochila de trabajo, no tengo idea de como llego si en cuanto me sacaron de la cárcel me metieron para iniciar el viaje al palacio.

Observo que hay algunas prendas de vestir, de hecho, la vieja camisa blanca con algunos agujeros que es mi preferida para que pueda dormir. Me llega rápidamente el sentimiento de melancolía en cuanto la tomo.

Pero la dejo caer cuando observo que debajo de esta hay una fotografía donde eta toda la familia. Mis padres con mi hermana y yo. Es de las pocas que tenemos en casa, papá siempre dice que le encanto gastar cada moneda en esa foto ya que era un cumpleaños mío digno de recordar.

En cuanto la tomo, siento que hay un mensaje detrás de ella.

"Te amo, gracias por esto hermanito. Siempre en deuda contigo. Te veré al salir."

Genial, si no quería llorar ahora mismo no lo puedo evitar. Las primeras lagrimas se desbordan en mi rostro como si fueran cascadas que durante mucho tiempo estuvieron secas y que ahora recuperan la vida gracias a una tormenta.

Decido que será mejor llorar en el baño ya que así puedo hacer dos cosas para que pueda tener tiempo de descansar. Coloco la foto en el espejo del mueble, es n recuerdo que no puedo dejar en el fondo de mi mochila. Ya tendré el día de mañana para que pueda ver que tantas cosas mi hermana me empaco.

Cuando entro al baño me toma un segundo acostumbrarme a lo que veo. De nuevo, muros altos, olores que son agradables para mi nariz y una tina con agua de la que aún sale el vapor que indica que está caliente.

Cuando salga de este lugar le contare a mi familia lo agradable que es bañarse en una cosa de estas. Pienso entonces en mi cubeta donde echábamos el agua para luego colocarle un vidrío encima y sacarla al patio para que con calor del sol se calentara. Es lo común que hacemos nosotros como familia seis para ahorrarnos buen dinero.

Entro con mucho cuidado a la bañera. Por un momento tengo miedo de que me pueda caer y entonces tenga un accidente, pero eso no pasa. Y yo me siento como un niño pequeño que esta teniendo el mejor momento de su vida por estar gozando de un lujo como esto. Es inevitable no mover mis pies como si estuviera nadando. Me encanta esto.

Salgo de la ducha cuando mi piel esta lo suficientemente arrugada, no me arrepiento de nada en realidad.

En la habitación encuentro que en la cama hay ropa de dormir, así como interior. Un calor sube en mi rostro por pensar que mis caballeros de compañía tuvieron su tiempo para elegirme esto. Creo que será mejor hablar con ellos y poner una especie de limite en realidad.

Me visto, pero uso mi vieja camisa de casa. Así los siento más cercanos a mi en estos momentos. Apuesto a que mamá no saldría del baño en un buen par de horas. Ella estaría usando todos los productos que se encuentran allí para sentir su piel más ligera.

De nuevo tomo la fotografía y dejo que los recuerdo inunden todo mi ser el tiempo que quieran. Pero se ve interrumpido cuando unos toques comienzan en la puerta.

—¿Sí? — pregunto en voz baja a medida que me acerco.

—No quería interrumpir tu tiempo de descanso, pero me gustaría hablar con vos.

En automático me quedo perplejo por esa voz. La reconozco porque es el príncipe. El tono que uso conmigo cuando me cuestiono porque hice esto en la cárcel. Corro y abro la puerta. Él y yo nos encontramos de frente. No pensé que estuviera tan cerca.

—Buenas noches, príncipe— y entonces me siento como un torpe porque no lo recibo con una reverencia. Rápido la hago—. Puede hablar de lo que guste, no interrumpe nada.

El príncipe Lionel me observa un momento.

—¿Por qué tienes una camisa vieja? ¿Acaso no te dieron ropa nueva?

Caigo entonces en mi nuevo error.

—No, no es eso— explico—. Esta es una prenda de mi casa, su casa. Es la que siempre uso para dormir por lo cómoda que es. Mis caballeros de compañía me dejaron en la cama toda la ropa nueva, pero no puedo evitar ser sentimental y preferir esto.

Mi explicación suena tan mala que ahora siento que puedo salir de este palacio. Trago mi saliva. Mi corazón me alerta que debo de ser muy cuidadoso.

—Me alegro que tengas algo de casa.

Y su respuesta me relaja más de lo que pensaba.

—¿Quieres pasear por el jardín? Tengo unas cosas que decirte.

Asiento porque es obvio que no me puedo negar a nada.

Salimos de mi habitación, el palacio esta en silencio. Algunos guardias están en lo que parece ser sus rondas de guardia. Cuando caminamos y nos ven, estos hacen una reverencia y sigues con sus tareas. Yo camino detrás de Lionel, él no dice nada hasta que llegamos al jardín que Sir Pablo me dijo que a todas horas podemos visitar.

Hay ahora mismo dos guardias en las puertas del lugar. El príncipe no dice nada y ellos solo abren la puerta para que entremos. De inmediato me arrepiento por usar ahora mismo mi camisa con agujeros. La noche tiene mucho viento.

Considero que la forma en la que estoy vestido no es nada apropiado. Una camisa rota, con un pantalón para dormir de la familia real y mis zapatos que usé en el desfile ya que era lo primero que pude tomar cuando salimos de la habitación.

—Mi padre me ha dicho mucho del porqué te deje entrar a la selección. Me dijo que nuestros enemigos pueden ver este acto como que no me tomo enserio nuestro país, tradición y protocolos. Que soy un príncipe rebelde.

Yo me quedo sin habla y siento que ahora mismo el príncipe sacara un hacha para cortarme la cabeza como dije en la cárcel. Prefiero morir a que mi hermana pase por estas cosas cuando se lo infeliz que será a una vida que no quiere.

—Lo siento mucho, mis acciones le han traído problemas. Si quiere castigarme, le juro que no me opondré.

El príncipe gira para verme en cuanto digo esto. El viento sopla con mucha más fuerza.

—¿Podes dejar de pensar que soy un tipo de torturador? ¿Estas bien? ¿Es normal ese tipo de pensamientos en casa?

No se escucha molesto, de hecho, su tono es de preocupación.

Espera una respuesta.

—Lo siento, fue lo único que se me ocurrió.

Aguarda unos segundos.

—Debemos de trabajar mucho en ese tipo de pensamientos.

Y no sé el motivo, pero de repente no puedo evitar sonreír y el príncipe me sigue. Comienza con algo tímido, pero luego nos dejamos llevar por lo cómico de esto.

—Mi madre dice que todos están hablando de lo bien que lucias en el desfile. Esa especie de hombre y águila, era amenazante. Muy original, también se que ahora tienes a Pablo como tu mentor privado. Él fue mi cuidador y maestro toda mi vida, pero ahora mi padre me está educando y enseñando todo con respecto del reino. Ten cuidado con Pablo, llega ser muy exigente.

Asiento a todo.

—¿No hablas mucho?

—Perdone usted, príncipe. Es que mi cabeza esta hecha un lío con todo esto. En todo el día he pensando que en cualquier momento me dirán que regrese a casa. Soy consciente de ello, pero es solo que es mucho lo que debo de procesar.

—Lo sé, mi padre me dice que a más tardar te debería de eliminar.

Bueno, no puedo decir que no me siento triste por escuchar esto.

—Pero esta es mi selección y le guste o no. Yo tomo las decisiones.

El príncipe me señala una banca que hay en en lugar. Ambos tomamos asiento.

—Hay treinta y cuatro chicas a las que se supone que debo de conocer, con una enamorarme para después casarme. Esto resulta muy estresante para mí. Tengo muchas que hacer, no puedo equivocarme en esta decisión.

Ahora que lo dice me doy cuenta de que esto debe de ser todo un gran proceso para el príncipe. Se supone que la selección dura el tiempo que quiera el príncipe para que pueda encontrar el amor de su vida. Ya que no esta permitido y nunca ha sucedido que un rey deje a su esposa. Eso va en contra de todos los principios de las reglas de la familia.

Y no creo que él quiera ser el primero en esto.

—Yo quisiera ayudarle en todo lo que pueda, príncipe. Usted me saco de la cárcel, no me ha cortado la cabeza— cuando digo esto, él hace un gesto de disgusto de nueva cuenta—. Perdone otra vez por el comentario.

—¿Me quieres ayudar?, ¿cómo?

—Yo no cuento para nada en la selección, lose. Entonces yo seré como su catador. Le contare aspectos de las chicas, usted me puede contar que es lo que busca, que es lo que quiere. Y ya que yo pasare tiempo con ellas según entiendo le puedo decir quien se acerca más a su gusto. Cuando sienta que no puede seguir el paso, me manda a llamar y le contare todo.

Esa idea se me ocurrió en unos segundos. No sé si sea muy atrevida, pero tal vez...

El príncipe Lionel me dedica una sonrisa.

—No suena tan malo, ambos somos hombres y nos podremos entender bien. Es como tener ojos en lugares donde se me prohíbe mirar y así la carga del trabajo será menor. Me gusta como piensas, Guillermo.

Definitivamente mi madre puede le dará un ataque al corazón cuando se le diga que el príncipe dijo mi nombre. Ira y se lo presumirá a toda la gente que conozca.

—Es un trato, yo no te sacare hasta que este seguro de mi decisión. Y tú me ayudas a decirme todo lo que puedas de las chicas, así será fácil para ambos.

De pensar que mi familia tendrá un pago cada mes por estar aquí hace que yo quiera salir y gritar. Por un tiempo tendrán buena comida. No habrá temporadas donde nos preocupemos por el trabajo. Incluso mi papá se podrá atender por fin en el doctor ese malestar en las piernas del que siempre se queja.

Incluso... mi hermana, puede que tenga una boda como siempre la soñó. Puede que no tenga miedo de hacerle frente a nuestros padres de la relación que tiene. Es decir, ahora nosotros podremos ascender en la escalera de esta sociedad.

—No sabe cuanto esta cambiando mi vida, príncipe— menciono mientras trato de retener el sentimiento de lágrimas en mi cuerpo.

—Es un ganar para los dos. Me insististe mucho en la cárcel y no pude dejar de pensar en tus palabras. Digo, dejando de lado el problema que tienes con pensar que en cualquier momento te voy a mandar a matar. Se me hizo el acto más noble ¿Sabes cuentas chicas y ahora, chicos, quisieran estar en tu lugar? Mejor dicho, en el lugar que tu hermana rechazo.

No necesita pensar mucho, he estado en este lugar tan solo unas horas y he vivido y experimentado tanto lujo que hasta yo mismo comienzo a cuestionar quien podría no querer esta vida. Estos tratos, pero entonces, mi hermana aparece. Ella es la única que desde un inicio rechazo todo esto. Para ella no habría lujo que la satisfaga porque lo que desea no se encuentra en estos muros. En esta vida.

—Puede parecer de locos, pero mi hermana es una de ellas.

El príncipe Lionel parece que quiere agregar algo, pero de momento no lo suelta.

—Me contaste que ella no quería participar porque ya tiene alguien que la haga feliz.

—Su novio, príncipe.

—¿Crees que el amor es lo que más vale?

—Honestamente, tengo mis dudas. Pero pienso que a mi hermana le hubiera dolido muchísimo el estar lejos de su enamorado. Además de que estaría entre la espada y la pared; por un lado, lo que su corazón quiere y anhela; por el otro la familia. La necesidad, es decir, el pago por estar en la selección es algo que más que nada necesitamos en casa. Y apuesto a que ella hubiera hecho todo lo posible por avanzar y al mismo tiempo eso la mataría. Porque en un escenario hipotético, si ella estuviera aquí y se gana su corazón para ser la nueva reina. Ella...— me detengo, mis palabras están al borde, pero pienso mejor las cosas. Eso sería una ofensa directa ¿No?

—Ella se casaría conmigo, pero siempre tendría en su mente a ese amor.

Aunque no lo quiero hacer, mi mirada se centra en el rostro del príncipe por el comentario que acaba de hacer. En su semblante hay una especie de tristeza.

—La selección es la oportunidad para que el pueblo sepa que siempre serán escuchadas sus necesidades. Es por eso por lo que el sorteo se hace, para que desde una dos hasta una ocho tengan esta oportunidad de cambiar su suerte y la de Illéa.

Pienso en la reina, ella antes era una cuatro. No una casta baja como la mía, pero tuvo que pelear y hacerse de sus cosas cuando era joven. Hasta que le llego su oportunidad en la selección y ahora mismo es otra historia.

—Si te soy sincero, me aterra tener que elegir entre treinta y cuatro chicas. Es absurdo. Le dije a mi padre que no quería realizarlo, pero no es algo a lo que me pueda negar. Al final, muchas chicas en el reino estaban esperando a que yo tuviera la edad para que se hiciera el sorteo.

—Dispone del tiempo necesario si de algo sirve que lo comente.

—No tanto como uno lo puede pensar.

El aire ha comenzado a ceder un poco. En un inicio estaba temblando, pero ahora mismo ya estoy acostumbrado a esto.

—Es un jardín bonito el que hay aquí.

—Era mi proyecto de ciencias naturales cuando tenía doce años. Pablo me dio una buena lección que las personas encargadas de recolectar las frutas y verduras que yo disponía a todas horas tenían un trabajo muy pesado. Era un área muerta, pero metí la mano para que tuviera vida. Es mi jardín privado y vaya que me costó mucho mantenerlo así.

—No soy un gran conocedor de plantas. Pero sin temor a equivocarme puedo decir que todas las que veo en este lugar son hermosas y bien cuidadas. Hizo usted un buen trabajo, alteza.

—Tsss, eso ya lo sé.

No quiero abrir mi boca porque no se que tan bien sea recibido ahora mismo.

—Antes de entrar aquí ¿Tenías una novia?

—No.

—¿Por qué?

—Me concentraba únicamente en sacar el trabajo para tener ayudar a mi padre en casa.

—Ya veo, eres ese tipo de chico que se evita un poco de diversión para ayudar en casa.

—No estoy seguro de que usaría esas palabras, pero sí. Me gusta ayudar ahorrar en todo lo que pueda. Y tener una relación no era lo mejor para mí. Solo soy un chico de dieciséis años.

—Y yo un príncipe que apenas lleva unos días de tener dieciocho años. Déjame decirte que, si esperas una especie de consejo o guía, estamos perdidos.

No lo había notado, pero ahora mismo mi cuerpo ha perdido esa rigidez que al inicio tenía. Me he ido relajando, estando cerca de él.

—Estamos perdidos.

—Estamos perdidos— afirma—. Pero supongo que si de alguna manera logramos hacer que nuestro plan funcione. Podremos atravesar estas aguas que se ven negras y peligrosas.

—Creo que puede funcionar.

El príncipe se levanta de su lugar, yo lo sigo.

—Mañana es el desayuno. No tengas miedo si notas que mi padre te mira demasiado. Quiere analizar si no eres una especie de rebelde o un traidor. Es así porque pensó que solo habría mujeres en el palacio, pero no es así. Con mi madre no hay ningún problema, no es que le guste la idea. Pero sabe que esto es tradición y que se debe de respetar. Entonces, la tenemos un tanto de nuestro lado.

—Gracias— me siento de nuevo torpe sin saber qué hacer con esta información—. No seré un problema y tampoco un rebelde.

—En realidad eres lo segundo por el hecho de estar aquí, pero es un tema que dejaremos para después. Necesito que llegues temprano, tienes que ser el primero, observaras a las chicas. Me dirás si nota que una de ellas tiene cara de no estar aquí. De que se esta obligando. Lo primero que quiero hacer es eliminar a chicas que no me quieran.

—Pero todas lo quieren.

—No todas, tu mismo lo dijiste. Esta tu hermana, que por más que pudo ser esta una vida de ensueño. Tuvo el valor de rechazarlo. Creo que puedes ayudarme con eso.

—De acuerdo— no estoy muy seguro, mi voz me delata.

—Confió en ti, Guillermo.

Por un momento olvido la imagen que tengo delante mí. La de autoridad, ahora mismo me esta hablando un chico que es mayor que yo por dos años. Se nota su preocupación. Es como si me pidiera ayuda para un trabajo en donde no sabe por dónde comenzar.

—Tiene mi palabra de que lo ayudare.

—Gracias.

Me sonríe para entonces indicarme que es la hora de regresar. Lo sigo detrás. Los guardias nos observan al salir, pero no noto nada en sus rostros como para que yo pueda decir que escucharon algo. De hecho, creo que lo más sentado es hacerse de oídos sordos por estos lugares.

El príncipe me regresa en frente de mi puerta. Le agradezco porqué tenia miedo de que se fuera a su habitación y creyera que yo se me el camino sin ningún problema.

—Mañana cuente conmigo para lo que me pidió— digo ahora con mucha convicción y seguridad.

—Es bueno saber que tengo a alguien que me ayudara. Empezaba a sobre pensar mucho. Eres el primero con quien platico del grupo de selección. Se supone que es después del desayuno de mañana que ahora si puedo comenzar a ver a las chicas. Pero creo que contigo la regla no aplica.

Compartimos una broma sin sentido, es tan raro hacer esto.

—Dulce sueños, alteza.

—Dulces sueños, caballero.

Yo hago una reverencia y observo como se va alejando de mi puerta. En cuanto la cierro, siento que tengo muchas cosas para contar en casa el día que me vaya de aquí.

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